La Biblioteca Popular Cachilo, está cumpliendo 10 años y continúa impartiendo particularidad. Todos los sábados sus integrantes realizan una parada en las veredas del barrio, convocando a los vecinos a leer. El famoso “bolsillero”, con muchos libros dentro, adorna la casa y la cuadra con colores, compañerismo y voz. Preparáte, que enREDando te invita a recorrer este circuito de poesía, narrativa e historia.
Por Estefanía Gimenez
Es un lugar muy particular de Rosario. Mixtura de barrios y de culturas, la zona oeste abre paso a la famosa esquina de Virasoro al 5600. Empalmada con la radio comunitaria “Aire Libre”, la Biblioteca Popular Cachilo te invita a pasar, con sus dibujos, sus murales y con el árbol lleno de muñecos y esculturas, que adorna la vereda. Primero, carrito mediante, luego, ampliando la propuesta para generar otras cosas, la Cachilo recorre el barrio tratando de impartir la cultura de la lectura. Utilizando el libro como herramienta para transformar, para repartir amor.
“Al principio formamos un mapa con la ubicación de cada uno de los socios, entonces adornamos el carrito que nos regaló un vecino, con muchos colores y una flor que atraía a los lectores y comenzamos a hacer talleres de lectura”, nos cuenta Claudia Martinez, una de las mediadoras de las jornadas de palabras. Cada sábado, los vecinos y los chicos, se preparan para un taller temático. Tomando las avenidas (Godoy y 27 de febrero) como fronteras culturales, los narradores de cuentos intentan traspasarlas, dejando los “bolsilleros” (prestadores de libros) a cada lado de la ancha calle. A su vez, impulsan la cultura del reconocimiento del ser humano, del diálogo, del compartir un momento tan tierno y significante como es el de contar una historia. Poco a poco el juego también empezó a formar parte de este gran panorama de expresión, vinculándolo con el tema programado en cada encuentro.
A la visita puerta a puerta, llena de banderines, colores, bolsillero y muchos libros, la Cachilo suma una actividad en su lugar físico, para así poder lograr el vínculo de los participantes con la Biblioteca, acción que termina dando frutos mucho más grandes de los esperados. Esta recorrida de palabras que nunca se cansan de ser usadas, a su vez fue el puntapié para muchos otros proyectos que surgieron de los mismos participantes. Desde micros radiales, pasando por actividades en escuelas de promoción de lectura y radio, talleres especializados en la Biblio, hasta la publicación de un libro de cuentos hecho por los propios chicos que asistían a los talleres.
A pesar del “enojo” de algunos vecinos del barrio que se encariñan con el carrito, éste no para de moverse, para que todos puedan ser parte de esta gran familia de hojas dibujadas y letras. “Se debe plantar la idea de que en cualquier barrio se puede reproducir esta experiencia, que la lectura tiene que estar en la calle, que se deben recuperar los espacios de encuentro en la propia vereda, con tu vecino”, explica Claudia.
Creer en el proyecto
Además de todos los valores antes mencionados, la biblioteca también se encarga de rescatar el tema de la autogestión. Trabajando día y noche, todo a pulmón, los creadores de este espacio de saber comparten un trabajo profundo con cada uno de los chicos, desde las escuelas hasta las veredas, donde regalan una poesía al finalizar cada encuentro alrededor del bolsillero. Creen verdaderamente en el proyecto y en que otra realidad es posible.
“Muchos vinieron a un taller y se quedaron para siempre, porque creyeron en el proyecto, porque apostaron a que se podía”, cuenta Claudia con orgullo. Si bien el bolsillero tiene una estética infantil, por sus colores, los dibujos y banderines, la realizadora explica que está destinado para todo el que quiera apropiarse de un libro. Desde padres hasta adolescentes, todos pueden ser actores principales durante estas mañanas de actividades en las veredas. Las jornadas unen además lo lúdico con lo intelectual y el aprendizaje que genera la lectura.
Para cada sábado la Cachilo prepara juegos de acuerdo a los distintos temas y talleres que se desarrollarán y unos obsequios para el final, en reconocimiento a la participación. Mediante la comunicación gráfica, radial, pasando por las aulas de las escuelas y el famoso “boca en boca”, la biblioteca difunde sus actividades y le da prensa propia a sus próximas paradas, a realizarse en la casa de algún vecino que ofrezca su vereda para un rato de palabras dulces y entretenidas.
El principal objetivo es plantar bandera en la importancia del encuentro en la calle, del instalar el hábito de la lectura en los niños, adolescentes y adultos. Como así también la gran importancia de recuperar la oralidad, además de hacer posible que cada uno pueda ejercer su derecho a la lectura, al acceso a un libro, a la educación que imparten los mismos.
“Después cada uno puede hacer lo que quiere, pero cuando uno descubre esto, descubre que tiene un camino abierto”, relata Claudia. Moviéndose además de todo etiquetamiento de caridad, la Cachilo logró un reconocimiento de cada una de las casas y familias del barrio. Frente a la amplia respuesta que reciben de los participantes y de quienes amablemente prestan su lugar para realizar los bolsilleros cada fin de semana, se hace muy difícil pensar en futuras actividades, ya que las que realizan funcionan como propios disparadores para las que continúan.
“Hay que afianzar todavía la idea de seguridad interna, de que todos podemos, porque aún hoy vemos que los propios vecinos necesitan de la ayuda externa. Cuando logremos superar esto, podremos tener un bolsillero en cada casa que se interese con el proyecto”. Como pleno espacio de reconocimiento, los lectores y participantes de la Biblioteca, se apropiaron de las palabras y las voces, sintiendo cada pequeño recoveco como suyo, cada pintura, cada letra, cada tapa, cada teclado. Volviendo a sentirse vivos a través de la palabra.
Con la hipótesis de que en cada casa, algún día, haya una biblioteca para poder intercambiar con los vecinos, además de poder armar una red con otras instituciones, el carrito y el bolsillero de la Cachilo sigue andando por los barrios de la zona oeste de Rosario. Incansablemente va en busca de nuevos lectores que se dejen llevar y puedan entrar, aunque sea por un instante, a este mundo lleno de magia, dulzura, personajes y lectura.
Para contactos e información:
FM Aire Libre y Biblioteca Popular Cachilo
TE: 0341 – 4325261
Virasoro 5606 – Rosario