La Biblioteca Popular Étnica “Qomlaaqtaq” está dando sus primeros pasos y creciendo con el esfuerzo de un grupo de personas en busca de la diversidad cultural y la revalorización de la memoria. El proyecto de extensión universitaria es uno de los primeros en su tipo. Fue reconocido por el ministerio de Educación como una experiencia única y acaba de integrarse a una línea de bibliotecas étnicas latinoamericana.
Transcurre el mediodía de un cálido viernes de diciembre en Rosario, es feriado y los colectivos se hacen esperar más que de costumbre. El 110 negro nos lleva hacia el barrio Toba ubicado al suroeste de la ciudad. “Bajar en Rouillón y Maradona” dice en el papelito arrugado que nos guía hasta la cooperativa donde nos esperan integrantes de la comunidad, estudiantes y profesionales universitarios. Ellos están trabajando en un proyecto cultural que nació hace poco más de un año y desde el pie está creciendo. Nos contarán como está formándose la Biblioteca Popular Étnica. La comunidad toba hará oír su propia voz, contando la historia, tradiciones, las luchas y el desarraigo de una cultura poco escuchada hasta el momento.
Una mujer de mirada profunda, comprometida con la lucha por el verdadero reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, abre la charla. Una mujer con todas las letras, Ruperta Pérez, es artesana y referente de la comunidad toba a nivel local, nacional y en el exterior. Llegó a Rosario en 1985. Afirma que su trabajo no tiene áreas específicas y que va de lo social a lo económico, siempre en torno a las políticas para con los indígenas. “Vengo de un linaje de caciques de la provincia de Chaco, me ayudó quedarme sola, sin mis padres o hermanos directos. Con los vecinos nos fuimos acercando, relacionándonos con el tema de la lengua, el vínculo es muy cercano por ser tobas. Vivía en Empalme Graneros, en el año 90 me trasladé a este lugar, participé en distintas organizaciones, instituciones, vecinales, cooperadoras, Centros Crecer, con asuntos de las comunidades indígenas. Acá soy como un referente, la misma comunidad fue dándome esa jerarquía, por el hecho de la facilidad de hablar el idioma castellano”.
La biblioteca será virtual y parlante. Se editará en formato digital (CD), basada en la lengua toba con posibilidad de traducir al castellano y, de esta forma, la comunidad podrá seguir sosteniendo la tradición oral. “La idea es que ellos no tengan que movilizarse para contar cómo es su vida sino al contrario, que quien esté interesado en aprenderla pueda hacerlo con ellos”, explica Marcela Valdata, antropóloga y coordinadora del proyecto.
Se estima que en la actualidad viven en Rosario 25 mil tobas. Son muy escasas las posibilidades que el Chaco natal les ofrece, una provincia hostigada por la deforestación, la invasión de monocultivo y la destrucción de la biodiversidad del bosque. A través de los años, las comunidades fueron quedando desplazadas y totalmente a la intemperie. Despojados, los tobas llegan a Rosario en busca de trabajo y en miras de alguna posibilidad de subsistencia.
En esta ciudad, tantas veces llamada “la Barcelona argentina”, los tobas cada día le hacen frente a la discriminación. «Ser toba no es delito, ojalá entendieran nuestro idioma, nuestras vivencias, nuestra cultura para que dejen de discriminarnos y nos den un espacio. Nuestra prioridad no es el alimento porque nosotros sabemos trabajar para ello, nosotros queremos vivir dignamente», dicen integrantes de la comunidad.
En el barrio donde estamos compartiendo la reunión viven alrededor de 14 mil personas. Ruperta expresa que fue a partir de la reflexión de fechas claves para los pueblos originarios que surgió la necesidad de tener una biblioteca para la comunidad y nos cuenta detalles de este interesante proyecto: “en fechas importantes para nosotros notábamos una pobreza en lo histórico y cultural, entonces fue surgiendo la idea de una biblioteca, los chicos muchas veces me piden material indígena para poder trabajar, sabemos que en Chaco hay pero acá en Santa Fe no”. Ver las posibilidades, las formas propias como biblioteca indígena es una propuesta original, de reivindicación histórica, dar a conocer su cosmovisión, conocimiento, pensamiento. Es un objetivo y desafío grupal. Julio, integrante de la comunidad y presidente de la Comisión, relata que el trabajo está dividido en dos, por un lado la parte operativa y por otro la jurídica.
Palabras mayores
El trabajo llevado adelante para la conformación de la biblioteca “Qomlaaqtaq”, que significa «lengua toba», tiene entre sus tareas la recopilación de materiales de su cultura y, como finalidad, que toda la sociedad conozca la cultura indígena, a la vez que los mismos jóvenes de la comunidad tengan la posibilidad de revalorizar los saberes ancestrales. El rescate de las voces de los ancianos tiene destacada importancia. En general no hay demasiadas instancias en las cuales los mayores de la comunidad compartan con otras generaciones sus vivencias, conocimientos y experiencias de vida. “Veíamos que nuestros ancianos se van y no vuelven más, que queda como un vacío y no hay una continuidad de su historia. También lo palpamos que en la educación formal, no hay una historia real, siempre la cuentan las mismas voces y existe otra historia real que la tenemos nosotros, los pueblos originarios y los ancianos”, expresa Ruperta.
Lino, otro de los dirigentes de la comunidad agrega: “con respecto a la escucha que se está haciendo hacia los ancianos, me parece que hay que fortalecer eso. El tema indígena es bastante complicado porque cada anciano tiene una historia muy distinta a la otra. No hay una narración concreta, nosotros mismos desconocemos un montón de cosas porque no hemos tenido una relación tan fluida con nuestros mayores”.
A la hora de escuchar y grabar los relatos son muy respetuosos, de manera que los entrevistados se sientan a gusto realizando los valiosos aportes culturales. Las entrevistas están vinculadas a las leyendas, al modo de vida en el monte, los juegos, las danzas, los cantos, los alimentos, la medicina tradicional y las fueron organizando por temática. Ruperta Pérez y Damián Fernández son los maestros de la lengua, enseñan sobre el idioma. Es una condición que todos estén escolarizados, más allá del nivel y que vayan a la escuela.
Cintia, una de las adolescentes que participa del proyecto cuenta: “con Natalia estamos desgrabando las entrevistas que les hicimos a los ancianos”. Los mayores les cuentan historias, chistes, anécdotas de cómo llegaron a Rosario o cómo era la vida en el Chaco y luego los chicos en grupo las escuchan, desgraban y los coordinadores les ayudan a traducirlas. “A mi me interesa la fotografía y los cuentos, nos reuníamos con los chicos que venían del campo y nos contaban historias, nos re enganchábamos, nosotros que estamos en la ciudad y eso no lo conocíamos”, agrega Maxi.
“De los ancianos se trabajó mucho con Catalina que vino del monte a Rosario y estuvo casi un año. Durante el 2005 se aprovechó para preguntarle sobre la medicina, a Don Sixto Flores sobre cuestiones más generales. En la capacitación los chicos fueron aprendiendo a entrevistar, qué límites hay, las posibles repreguntas”, detalla Marcela. “La dicha es que tenemos a estos ancianos, que son abuelos de todos, ellos valoran que las cosas queden, es gratificante. Don Flores decía que quería dejar algún relato para la comunidad y ese es el espíritu de la biblioteca”, afirma Ruperta.
Por ahora se reúnen en el local de la Cooperativa Na’añaGac, a la espera de la personería jurídica. “Todavía tenemos el sueño de un lugar físico para la biblioteca, no queremos la biblioteca de los blancos sino de acuerdo a nuestra cultura, estamos en ese camino”, dice la referente indígena y se sirve un vaso de gaseosa tratando de hacer más soportable la temperatura del mediodía. Miriam José será la bibliotecóloga y fue becada en el Instituto Superior Nº 18 donde está cursando la tecnicatura en bibliotecología.
Alcances del proyecto
Colaboran con esta iniciativa el Museo de la Memoria y la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). A través de la universidad el proyecto fue seleccionado en un concurso del Ministerio de Educación de la Nación, por el cual obtuvieron un subsidio que les permitió pagar la capacitación de los chicos, comprar la computadora, impresora, grabador y materiales para trabajar. Con las producciones realizadas se va conformando un libro digital que se podrá leer, escuchar, interpretar y servirá para aprender la lengua. “El proyecto fue reconocido por el ministerio como una experiencia única, al menos presentada por medio de la universidad, este sería el primer trabajo de extensión real de la universidad a la comunidad”, sostiene Valdata.
Este año obtuvieron un subsidio de Bibliotecas Populares, decidido en el presupuesto participativo municipal. Pudieron comprar la filmadora y dentro de la segunda etapa del proyecto tienen pensado poder filmar sus propias películas: “no que sea el blanco el que haga películas sobre los tobas sino que ellos mismos decidan qué hacer”.
Investigación y despliegue creativo
Este año se sumaron los espacios de fotografía y dibujo y en este momento se están gestando dos nuevas áreas: la cuestión religiosa y la de género. Maxi es profesor de dibujo y antropólogo, devuelve el mate y dice: “se dieron sólo algunos encuentros de dibujo, fueron interesantes para pensar el año que viene, siempre he leído sobre las tradiciones. Me interesa desde el dibujo poder aprender algunas cuestiones, hacer dibujos en conjunto, jugar con cuestiones como leer historietas de distinto tipo. Queremos hacer algunas historias o leyendas en forma de historietas, tenemos que ponernos de acuerdo para ver qué relatos elegimos y la forma que le damos”.
La fotografía es otro recurso importante. Recientemente Virginia tomó la posta en este rubro: “empezamos en el mismo barrio, el grupo todavía no es estable. Hay varios proyectos como el de hacer un catálogo de registro de especies traídas del Chaco”.
Sofia está cursando el último año de antropología y se incorporó para trabajar en torno a la cuestión religiosa relacionada a la identidad.
Por su parte Marcela, trabajará con mujeres desde la perspectiva de género: “hay problemáticas específicas, particulares en cuanto mujeres indígenas que no están siendo contempladas porque se desconoce su especificidad étnica, la problemática es delicada. Tiene que ver con el conocimiento que traen, su sabiduría, sus prácticas, que fueron transmitidas por sus abuelas, me parece una tremenda injusticia que todo esto no sea valorado, comprendido, legitimado y autorizado como conocimiento”, opina Marcela y asegura que la búsqueda del reconocimiento y revalorización culturales son sus líneas de trabajo. Durante la reunión las palabras en tono sereno y la escucha tuvieron un lugar privilegiado, a modo de prólogo de lo que será esta biblioteca étnica y popular.
Contactos: Marcela Valdata (Coordinadora) – Tel: 0341-156959060