El periódico autogestionado lleva nueve años de trabajo coherente y comprometido con los derechos humanos, las causas sociales y las luchas de los trabajadores. A cada paso el equipo periodístico reafirma la necesidad del derecho a la información y de contar con una política de medios que diversifique las voces y agendas informativas.
“Es imposible pensar al Eslabón sin vincularlo a la idea de la militancia, y también es triste que el periodismo se aleje de eso. No me refiero a que no sean militantes, sino a que no les interese la política. Para mí es una contradicción que a un periodista no le interese la política”, expresa el periodista Juan Emilio Basso, “Juane”, analizando la función política de los medios de comunicación. “La noticia se convirtió en una cosa que pasa entre medio de las publicidades y listo. La gente quiere ser presentadora de algo, de un partido de fútbol, de un programa de chismes. Los medios son un actor y reflejo de lo social, son partícipes involucrados que tienen responsabilidad de lo que sucede y son una muestra de lo que pasa en la sociedad”, opina Juane, uno de los iniciadores del periódico El Eslabón; medio alternativo que está festejando sus primeros nueve años de vida, y de lucha sostenida por el efectivo derecho a la información.
Esta semana enREDando se zambulle en la vida cotidiana y desafíos de este equipo editor, que en cada producción trabaja por imprimir las tonalidades de la diversidad de voces. Que en cada edición renueva el compromiso de abrir sus páginas a realidades que necesitan ser contadas. Juane fue uno de los cinco estudiantes universitarios de Comunicación Social que en 1999 lanzaron El Eslabón. Por entonces, las rotativas plasmaban la intención grupal de crear un medio “ligado a los procesos sociales, a la construcción de la búsqueda de alternativas más igualitarias, a la búsqueda de la soberanía”.
Con el paso de los años el grupo inicial fue variando de acuerdo a los cambios en la vida de cada uno, a las necesidades laborales, familiares, y en el marco de lo complejo que resulta el sostenimiento de un medio independiente en estos tiempos de multimedios devoradores de posibilidades. “De aquellos cinco, ninguno era de Rosario, dos seguimos en el grupo acá y un compañero, Julián Lafuente, colabora desde Posadas”, comenta Juane, y define como un desgarramiento su partida. “Es un amigo que pechó en los momentos más duros, fue quien sostuvo más el peso del proyecto, forjó más los lazos de amistad. Pero no lo dejamos ir del todo”, sostiene con nostalgia y deja percibir que los afectos fueron creciendo a la par del profesionalismo.
Entre quienes forman parte del proyecto desde el vamos, están los periodistas Carlos Del Frade y Alfredo Montenegro, a quienes los jóvenes fueron a consultar a poco de lanzar el primer número. Actualmente, participan del proyecto unas 13 personas.
El sentido de las prácticas
La decisión editorial de acompañar las luchas de los trabajadores, y en especial la cobertura que realizaron en torno a la fusión del diario El Ciudadano con el grupo UNO, fue definiendo aún más los intereses políticos del periódico. “Cuando se produce ese conflicto laboral tan fuerte medio que ahí entendimos que nuestro laburo era ser trabajadores de prensa, y no periodistas, a partir de la idea liberal de la profesión prestigiosa, independiente o estrella. Esto nos situó en otro lugar, somos trabajadores, igual o quizás más precarizados que quienes están en relación de dependencia, pero que tienen menor libertad en relación a la definición de los contenidos y la decisión de qué contar”, define Basso.
“Nosotros teníamos algunas concepciones ideológicas con respecto al tipo de periodismo que queríamos hacer que podría definirse como alternativo. Teníamos referentes como Rodolfo Walsh, el periódico de Las Madres, una admiración en la estética del Página12. Teníamos en claro que lo que hacíamos tenía que ver con los procesos de lucha. De alguna manera nos acercamos a la realidad de los trabajadores de prensa que están en relación de dependencia y al gremio, que pasa a ser un actor más presente en nuestras concepciones”, comenta el referente. Y la firme intención grupal de amplificar voces abarca también el medio radial, todos los sábados a las 15.00 por Radio Universidad (FM 103.3) realizan el programa Noticias Piratas, recomendable por cierto, así como la versión digital del periódico.
Por una nueva Ley
Charlando en torno a la necesidad de contar con una nueva Ley de radiodifusión que regule democráticamente el espectro radiofónico nacional, Basso destaca el trabajo que viene realizando el conjunto de sectores nucleados en la Coalición de los 21 Puntos. “En Rosario la gente de FM Aire Libre ha sido como la vanguardia en estos planteos, en esto somos compañeros de lucha. Es un trabajo de muchos años de explicar de qué se trata. Se ha logrado que organismos de Derechos Humanos y organizaciones sociales empiecen a entender que este es un planteo que no solamente tiene que ver con la necesidad de los medios y de los periodistas que hacen periodismo no comercial, sino que tiene que ver con cosas que se ven cuando se juegan cosas importantes en un país”, analiza.
El periodista hace alusión al obsceno rol jugado por los grandes medios en relación al conflicto del campo, y a la necesidad de democratizarlos, recuerda también la connivencia de éstos en relación al golpe de Estado al presidente Hugo Chávez en 2002, y lo que está sucediendo actualmente en Bolivia. “Ahí te das cuenta cómo juegan los medios y cómo es necesaria otra política pública en relación a los medios de comunicación”.
Asimismo, además de una política democrática en la gestión de medios, la pluralidad informativa necesita nutrirse de agendas con contenido popular, barrial y laboral que den cuenta de la heterogeneidad social. “Tenemos que lograr que los estudiantes, que los trabajadores de prensa vean otras agendas, que no armen los programas de radio solamente leyendo la Capital o el Clarín, que usen el Rosario12 y El Ciudadano. Ojalá incorporen todas las mañanas la costumbre de revisar el portal enREDando, y las distintas experiencias de construir una agenda diferente. Hoy las alternativas están ahí para que el trabajador de prensa incorpore una nueva cultura de construir la noticia, que en el ámbito de la formación universitaria y terciaria hay que empezar a machacar”, dice Juane y agrega que El Eslabón habitualmente es convocado para participar en espacios académicos.
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