Conformado en 1994, el grupo de experimentación e investigación teatral apuesta a la búsqueda de lenguajes propios que posibiliten nuevas formas de expresión. Cuentan con una escuela de Teatro Experimental, una biblioteca y una pequeña editorial. Además, desde hace meses, ladrillo en mano construyen el nuevo “Teatro del Rayo”.
Por momentos sus integrantes no lo pueden creer, luego de casi quince años y al calor de la autogestión, lograron tener un lugar propio. Desde hace uno, entre polvillo y escombros comparten los espacios de formación pedagógica con jornadas de refacción de esta casa antigua, cuyas reformas planificaron ellos mismos.
Allá por el 94, cuando el Grupo Laboratorio de Teatro “El Rayo Misterioso” daba sus primeros pasos, le alquilaba un lugar al teatro Vivencias, luego armó una sala en San Luis y Buenos Aires y posteriormente en San Martín al 400.
El trabajo artístico tuvo un impass en el 2006, cuando los frenó la irracionalidad del mercado inmobiliario. Pero esta vez los ecos del cachetazo tuvieron un giro esperanzador, el equipo recibió innumerable cantidad de adhesiones de todo el país y del exterior en su lucha por la defensa del teatro independiente. Poco después recibieron apoyo económico del Instituto Nacional de Teatro y del gobierno provincial, y se animaron a sacar un crédito para comprar esta inmensa casa de calle Salta 2991.
“No dividimos las cosas, para nosotros el entrenamiento actoral es todo, desde la producción de la revista, organizar encuentros, autogestionarnos; es también levantar una pared”, relata María de los Ángeles Oliver la dinámica grupal. El proyecto del Rayo Misterioso está organizado en diferentes espacios de trabajo integrados entre sí. Cuentan con el área laboratorio e investigación, espectáculos, pedagogía, editorial y la sala. Las actividades pedagógicas se desarrollan durante todo el año y en distintos niveles a través de seminarios locales e internacionales.
“El sentido del grupo a nivel de estética o lenguaje es precisamente experimentar, transitar un camino de búsqueda para encontrar nuevas formas de expresión. Se apunta a devolver al teatro su carácter de arte, creemos que el actor se tiene que preparar mucho, tomarlo con la debida seriedad. Se busca profundizar para lograr un resultado que realmente provoque un cambio en el espectador”, expresa María de los Ángeles Oliver, integrante del Rayo desde los inicios.
Hace catorce años partieron desde la iniciativa de Aldo El-Jatib, actual Director artístico y general, la idea contemplaba la confluencia de varias actividades que tenían a la investigación como eje principal. “Para encontrar verdaderamente nuevos lenguajes, tenés que trabajar durante mucho tiempo, con un grupo que tenga un compromiso de continuidad, esa es la diferencia que tenemos con un elenco”, suma Ada Cottu.
En esta intención de encontrar lenguajes propios, se basan artísticamente en el trabajo del actor. En la metodología, a diferencia de la “puesta en escena” buscan la “extracción de escena”, siguiendo las líneas de Jerzy Grotowski, uno de sus referentes principales. “Esto sería no poner de afuera sino, por el contrario, extraer. Decimos que el teatro no es actuar, sino que actuamos en la vida. El teatro es el único espacio que tenemos para ser verdaderos, desde ahí trabajamos”, explican. “En nuestros espectáculos no existe un personaje principal, sino que funciona todo como una gran maquinaria en la que cada uno es una pequeña parte de la totalidad”, dice Ada.
Por el teatro independiente
El intercambio con grupos colegas se da a partir del uso común de las salas, como también en distintos festivales. Por la sala del Rayo han pasado la mayoría de los grupos independientes de la ciudad, que a su vez ceden su espacio.
La defensa del trabajo común los llevó a refundar junto a otros grupos la Asociación de Teatros Independientes de Rosario (ATIR). “De a poco se van logrando algunas cosas. Se hizo un festival a modo de afianzar la Asociación, pero nos llevó diez años concretarlo. Desde el Estado deben apoyar las movidas culturales independientes pero cuesta. Fue importante la Ley Nacional de Teatro, ya que posibilitó la creación del Instituto Nacional de Teatro, que funciona desde 1997”, analiza Ada.
Asimismo, nos comentan que a nivel municipal en estos catore años no lograron un mínimo apoyo. Por estos días, obtuvieron un subsidio del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y bolsas de cemento de la Fundación Minetti, apoyos más que importantes para seguir avanzando en la construcción del teatro.
Herramientas de comunicación
Dar a conocer al público general las opciones de teatro independiente es otro de los obstáculos con que se enfrentan. “Estamos muy en desventaja con las actividades oficiales, es una lucha con los medios masivos, es todo un tema que te publiquen una gacetilla, y que la pongan correctamente. Ni hablar de sacar un anuncio por TV, queremos que la gente se entere de estas opciones”, sostienen.
En el marco de la difusión (y autofinanciamiento) el proyecto del Rayo cuenta con una pequeña editorial desde la cual publican materiales de estudio y la revista de investigación “Teatro, Truenos y Misterio”, única en su tipo en todo el país.
“La hacemos desde que arrancamos, entre los contenidos está la programación de las actividades del teatro independiente, una nota principal a un maestro o experiencias de otros grupos. Hace tres números empezamos con una sección sobre la historia del Teatro Independiente de Rosario”, describe Ma. de los Ángeles. La producción gráfica circula en ámbitos académicos, bibliotecas, organismos relacionados al teatro y en bares de la ciudad.
Contactos:
TE: 0341 – 4360454
E-mail: laboratorio@elrayomisterioso.org.ar
www.elrayomisterioso.org.ar