Cooperativa Cultural Engranajes
Tienen entre 20 y 24 años y ya conformaron una cooperativa cultural. El objetivo: que los músicos y las bandas no tengan que pagar por tocar sino al revés. La cooperativa cultural engranajes surgió hace 1 año, a partir de la necesidad de jóvenes músicos de Rosario que intentan vivir de lo que aman hacer. Producen el ciclo «Hacete fan de un rosarino», proyectan crear una radio-online y forman parte de la Multisectorial de Artistas que dan la discusión sobre qué tipo de cultura y arte queremos para Rosario.
Por María Cruz Ciarniello
En el subsuelo del Centro Cultural La Toma suena la música intimista de Tomás Martinez. Las velas alumbran un ambiente especialmente preparado para conjurar una velada artística: la sexta edición del ciclo Hacete Fan de un Rosarino que produce la Cooperativa Cultural Engranajes.
Unos días antes, enREDando se acercó al pequeño búnker que sus integrantes armaron en la Toma, ese multiespacio donde conviven decenas de organizaciones sociales, un comedor universitario, locales de la Economía Social y próximamente un mercado popular. Allí lo que se respira, además de trabajo, es autogestión pura.
Tomás, Juan Manuel Robles y Mauricio Pratto son tres de los seis músicos –entre 22 y 24 años- que conforman la cooperativa, parida hace un año atrás a partir de una necesidad primordial: poder vivir de lo que aman hacer.
La premisa parece ambiciosa pero ellos intentan que el sueño que los desvela y une, más allá de la amistad, no quede a mitad de camino. Por eso decidieron juntarse y armar una cooperativa cultural. Es decir, apostar a la autogestión como medio o modo de vida.
Y no solo esto. Al ver que la situación laboral para un artista en la ciudad se volvía cada vez más hostil, los jóvenes músicos de Rosario decidieron hacer política. “Nos dimos cuenta que en la mayoría de los lugares se les pide a las bandas que paguen para tocar, es una especie de acuerdo que subyace. Y nos dimos cuenta que la forma de enfrentar eso, era haciendo política. Conquistar más derechos y herramientas legales para protegernos de esa situación, y desde entonces, hace un año, estamos intentando avanzar en eso”, dice Juan Manuel, el presidente de la cooperativa y uno de los músicos de las bandas que la integra, Los Commoners.
Mauricio, su compañero, asienta, comparte y agrega: ‘La metodología que encontramos para avanzar en esta estrategia fue la de organizarnos y realizar recitales con bandas de Rosario, en el marco del ciclo Hacete fan de un rosarino, en el que el total de la recaudación de entradas se reparte entre los músicos. El que hace el trabajo de producción no participa del ingreso de las entradas”, dice, a modo de explicar un funcionamiento a priori justo para quienes van a tocar. El ciclo ya va por su sexta edición y entre sus principales características está la impronta local que los chicos intentan transmitir. De ahí deriva su nombre. Fede Leites, Coki De Bernardis, Toba, Los Commoners, Sayamuri, entre otras bandas, hicieron sonar su música en lugares como La Toma, Nuevo Encuentro, la Sala Lavardén y la Florida.
Para el grupo, es fundamental apostar a la difusión de la música rosarina, de los talentos de bandas poco promocionadas y, sobretodo, contrarrestar la popularidad o sobrevaloración que se hace de los espectáculos porteños. Mauricio tira un dato para tener en cuenta: en el primer Pre-Primavera que organiza la Municipalidad, se inscribieron 192 bandas de rock. “Imaginate la cantidad que son, y muchas otras que deben haber, y solo del palo del rock”.
Hacete fan de un Rosarino ha logrado instalarse como un espacio que promueve otro tipo de lógica entre la producción y el laburo de un músico. Pero el principal obstáculo es la difusión, remarcan desde la Cooperativa. “El único canal de difusión es Internet. No tenemos acceso a una revista, a una radio. Además, toda la cartelería pública de Rosario pertenecen a dos empresas, si no tenes esa plata no podes hacer publicidad. Los pocos lugares que tiene un arreglo coherente para tocar que son los centros culturales están siendo acosados por una normativa que viene de hace 30 años en la cual no se ven contemplados bares culturales, lo tenés que habilitar como boliche bailable o como un bar con amenización musical”.
Lo que señala Juan Manuel es una de las grandes batallas que desde hace 1 año vienen dando los centros culturales autogestivos, muchos de ellos nucleados en el ECUR. A raíz de la clausura de algunos de estos espacios independientes, decidieron convocarse para dar la pelea en el Concejo Municipal con el objetivo de aprobar una nueva ordenanza que contemple las demandas y las realidades de espacios culturales que entienden otra formas de cultura y de hacer arte. Sin embargo y hasta el momento, el proyecto no se ha tratado y desde el Estado municipal solo han encontrado obstáculos y poca predisposición para avanzar en una nueva regulación.
La clausura de muchos de estos espacios, el hostigamiento que ha provocado incluso, el cierre definitivo de algunos de ellos, y además, la colocación de intimidantes fajas rojas de Publicidad No Autorizada sobre carteles que difundían recitales independientes, son algunas de esas políticas poco afines al diálogo que ha impulsado la Municipalidad de Rosario.
Multisectorial de artistas
Frente a un panorama desalentador para promover la música autogestiva en la ciudad, los integrantes de la cooperativa emprendieron la militante tarea de contagiar esa vital necesidad de empezar a organizarse. De a poco, se transformaron en el vínculo entre diversas organizaciones o grupos artísticos que de forma aislada venían compartiendo las mismas dificultades. Así fue como se conformó la Multisectorial de Artistas.
“Hemos logrado funcionar como nexo para establecer el diálogo entre todas esas organizaciones, y a los dos meses, armamos un acta de compromiso con la Cultura de 7 puntos que son demandas esenciales, y que se presentó ante quienes fueron candidatos a concejales”, explica Juan Manuel.
Entre esos puntos, se remarca por un lado, la necesidad de contar con la aprobación del proyecto de ordenanza que fue presentado por el Ecur y que propone una normativa específica para el sector. Por otra parte, se busca propiciar que un porcentaje de la pauta publicitaria del municipio se destine a la promoción de producciones de artistas locales. Además, se exige una licitación pública para la contratación de artistas para espectáculos municipales o provinciales y declarar de interés municipal la Ley Federal de Culturas.
“La respuesta que hemos encontrado fue tirarnos puchitos de minishows en alguna plaza para 10 personas. Esa es la metodología. Al acta de compromiso que convocamos al candidato del socialismo, Horacio Ghirardi, que no fue y expreso que no estaba de acuerdo con el acta. El proyecto de ordenanza está cajoneado”, señalan desde la cooperativa.
La articulación, para ellos, es un punto nodal. “Lo principal es ir transformando algunas cuestiones que tienen que ver con el encasillamiento de lo que se hace y se crea en una sociedad de consumo. La cooperativa intenta hacer una articulación con otros sectores para revolucionar la forma de pensar la cultura como objeto de consumo. Es el tema que atraviesa toda la problemática. El tema de que se pueda vivir de lo que uno hace es fundamental. Y esa es la problemática por la cual surje la cooperativa. Porque no nos reconocen como trabajadores”. Si debiéramos señalar uno de sus principales objetivos, éste es el más importante: que el músico sea reconocido como un trabajador de la cultura. En la gran mayoría de los casos, las bandas pagan por hacer lo que saben y para lo cual dedican muchísimas horas, y dinero, en estudio, ensayo y grabación. Así lo sintetiza Tomás: “La cooperativa cultural hoy está destinada a la cuestión de ver como se reglamenta y se hace visible, y se legitima el trabajo del músico. Ese es el objetivo, y todo lo que hacemos es para llegar a este objetivo.”
“Rock villero” y el sueño de la radio on-line
Desde la Cooperativa Cultural Engranajes, además de ser un nexo importante entre muchas otras expresiones artísticas, de promover el debate por la cultura qué queremos para la ciudad y de accionar y exigirle al Estado lo que está en condiciones de poder generar, también se propusieron crear lo que ellos llaman “rock villero”; un sello discográfico que reúne a músicos y bandas amigas que se juntan a tocar y producir lo que les gusta, de manera colectiva. “Filmamos videos en lugares con calidad y sonido profesional. Armamos una cuenta de youtube con compilados de temas de cada uno de nosotros. La autogestión es constante”, explica Tomás. Y Juan Manuel amplía: . “Somos 12 amigos, y cada uno de nosotros hace música por cuenta propia, electrónica, solista, entonces, decimos confluir todo eso que salía por separado en Rock Villero, y que eso tenga un impacto místico. ¿Qué fue sino mística todo lo de la trova rosarina? Una identificación común, una estética común”.
Pero no es éste el único proyecto de los pibes de Engranajes. La radio on-line fue el primer sueño con el que nació la cooperativa. Todavía no han logrado instalarla pero van por eso. Actualmente, tienen un programa en la radio online Planeta Cabezón que sale los días sábados de 18 a 20 hs. Llegar a tener su propia radio no solo les permitiría generar un nuevo canal de difusión propio sino también, ser el vínculo para que otras bandas puedan dar a conocer lo que hacen. “La idea es poder hacernos eco de todas las problemáticas que se van encontrando con estas mismas dificultades, y queremos que se escuchen las voces de los pibes, no solo los chicos del centro, sino también, lo que pasa en los barrios. Hay muchas manifestaciones que se vienen dando en los barrios y ahí la mejor herramienta que se tiene es la cultura, lo que se va creando. Por eso, queremos tener un espacio para difundir todas las voces.”
Superando apenas las dos décadas de vida, los pibes ya se lanzan a generar una cooperativa de trabajo cultural. Quizá, motivados o entusiasmados al ver el reflejo de otras experiencias de autogestión que a pesar de las adversidades han sabido construir una lógica diferente de lo que significa generar recursos propios con un modelo sin patrón. “Es la posibilidad de vivir de esto”, dice convencidísimo Mauricio Pratto. “No queremos hacer otra cosa, estamos empecinados en legitimar algo que siempre fue para aquellos que pudieron vender su obra a grandes discográficas. Queremos legitimar el trabajo del músico que sea visto como cualquier otro, que pueda ser rentable y que se visibilice la demanda, porque esa demanda existe.”
Actualmente la mayor difusión la realizan a través de internet, con la plataforma Bandcamp.”Hay bases de datos con los recitales que están subidos para ser difundidos”, dicen. Pero además de tocar y hacer música, los pibes construyen otras herramientas para discutir nuevas políticas culturales. “De lo que es momento ahora es de activar una especie de esqueleto legal para identificar aquello que desde el Estado nos perjudica. Tenemos que exigirle cosas que el Estado esté en potestad de cumplir, no podemos, por ejemplo, pedirle un convenio colectivo de trabajo porque eso es gremial. Entonces, estamos haciendo un trabajo de identificar lo que necesitamos, a quién pedirlo y cómo. Y también estamos intentando aunarnos”.
Aquí podés encontrar los videos de Hacete Fan de un Rosario
Contacto: Centro Cultural La Toma Tucumán 1349