Saltando las lógicas impuestas por los monopolios informativos, el medio digital (enmarcado en una red mundial) trabaja cotidianamente desde una propuesta abierta de publicación de noticias. Esta herramienta horizontal de comunicación realza las voces de los trabajadores, las organizaciones y los movimientos sociales.
Una de las primeras imágenes que por lo general surgen al hablar de un “medio de comunicación” se vincula a una representación tradicional de éste, se piensa en una planta transmisora con grandes antenas y estructuras, en paralelo a la sensación distante de lo inalcanzable. Dicho imaginario, aprehendido culturalmente, es sostenido día a día por el poder dominante según sus intereses.
Pero esa imagen (a la vista inmutable) reviste otros sentidos cuando un “medio” se despliega en función de las necesidades de la mayoría de la población, cuando los esfuerzos se disponen en torno a la cobertura de las luchas obreras, de los movimientos sociales y de la realidad de la gente común. Cuando la comunicación verdaderamente se aborda como un derecho fundamental de todas las personas, aquel concepto uniforme empieza a sumar colores, sale de la escala de grises para considerar posibilidades, voces y nuevas perspectivas contestatarias a los monopolios mediáticos.
En este sentido, saltando el cerco informativo impuesto por los multimedios, trabaja Indymedia, una red mundial de medios alternativos que cuenta con seis Centros de Producción en nuestro país, uno de ellos en Rosario. En estos días charlamos con Ernesto Torres, periodista e integrante del colectivo de comunicación. “Indymedia nace como una experiencia de concentración de esfuerzos de medios alternativos frente a las grandes protestas contra la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Seattle (EEUU) en el año 1999. Allí se juntó gente que hacía fanzines, radio, videos, y que venía participando en movidas fuertes de este tipo. Gente que laburaba en medios de prensa vinculados al movimiento de resistencia global de los pueblos. Ellos analizaban que las grandes corporaciones de noticias de EEUU estaban mintiendo alevosamente sobre lo que en verdad pasaba, que transformaban lo que era una movilización gigantesca de cientos de miles de personas en un incidente policial”, evoca Ernesto las primeras acciones conjuntas contra los imperios comunicacionales.
En ese entonces las coberturas independientes confluyeron en un sitio web de publicación abierta, en el cual cualquier persona podía escribir, publicar crónicas con fácil acceso y sin filtros editoriales. “Además planteaban, y sigue siendo un criterio hoy, la publicación abierta y anónima lo que permitía hacer denuncias de manera rápida e inmediata y con seguridad para el denunciante. Esto se vio claramente en Génova cuando la policía reprimió como loca. De esta manera las fuerzas represivas saben que en algún lado están siendo escrachadas, quizás tienen la seguridad de que los grandes medios están comprados, pero aunque más no sea, en un sitio de internet están siendo denunciados y algún tipo de repercusión van a tener”, continua el periodista.
Las múltiples posibilidades que las nuevas tecnologías ofrecen para la construcción social de estrategias de contrapoder son innegables, también es una realidad que internet aún no es un medio accesible a todos los sectores de la población. Así y todo, paulatinamente crece la apropiación social de internet como una herramienta política que permite distribuir y compartir el poder, los conocimientos y la información. “Internet es un medio elitista. Su uso requiere de un equipamiento que no es barato, y requiere de habilidades que no posee el conjunto del pueblo. Para aquellos que están dentro del grupo de usuarios, las posibilidades son positivas y amplias. Gracias a Internet pudimos montar una red de sitios de publicación abierta como Indymedia, que alienta una gran participación de los usuarios, que permite la publicación y difusión de noticias de manera casi inmediata, que permite la convivencia y la suma de múltiples formatos. Pero hay que trabajar para explorar todas las formas posibles de sacar a la información de Internet y que circule en otros medios y otras personas”, opina Torres y agrega que Indymedia se sostiene de forma autogestionada, que el trabajo es voluntario, no rentado, no obligatorio y que los acuerdos se definen en espacios asamblearios.
Más allá de lo esperado
Desde aquella experiencia impresionante vivida en Seattle, que recibió un millón y medio de visitas en dos días, el sitio web no se apagó más, siguió andando y el trabajo se multiplicó. El primer Indymedia se conformó en Boston, luego en Nueva York, San Francisco, Canadá, y uno de los primeros en Latinoamérica fue el de Chiapas (México), hoy funcionan más de cincuenta en todo el mundo. “Indymedia no es orgánico a nada, en su origen tiene vinculación con los movimientos sociales, justamente con el Movimiento de Resistencia de los Pueblos. No hubo una propuesta de fundar y proyectar, simplemente ocurrió”, explica el colega.
Una de las consideraciones fundamentales del colectivo que trabaja en nuestro país es que el espacio funciona como tal, cuando realmente tiene vínculo con las organizaciones sociales, cuando se conoce en profundidad la realidad de cada zona. De Indymedia Argentina participan seis centros de producción, el de Buenos Aires, Mar del Plata, La Plata, Santiago del Estero, Córdoba y Rosario, integrados a las redes nacional y global.
“Hoy en día, cuando se trata de armar un nuevo Indymedia trabajamos muy despacio, hablamos con la gente del lugar, tratamos de ir a esa ciudad, queremos que la inquietud venga de la gente y de sus organizaciones”, dice Torres subrayando que necesariamente tiene que establecerse un diálogo con la realidad social de cada región para que el medio sea parte de ellas. “Este es un espacio abierto a los debates de los movimientos sociales y de la gente, es independiente de cualquier dirección política. No queremos que sea el medio de ninguna organización en particular. Tenemos colectivos temáticos y secciones por temas: género, derechos humanos, pueblos originarios”.
Un espacio de publicación abierta
Dos columnas principales ordenan la información visible en el sitio, a la izquierda la producida por el colectivo de periodistas de la organización, y a la derecha la columna de publicación abierta, alimentada permanentemente por importante cantidad de aportes realizados de manera espontánea. “El sistema de publicación abierta es maravilloso y a la vez terrible, es lo más importante del proyecto y lo que más dolores de cabeza nos da. Nos genera dinámicas distintas a las de otros medios, es complejo tener que controlar permanentemente el espacio de publicación abierta para que no haya verdura. Nos pasó que han subido amenazas a militantes con la dirección y el tel. eso se elimina instantáneamente. La revisión hay que hacerla con mucho cuidado y no irse para el lado de la censura, porque hay elementos de debate que no tienen una orientación popular pero que están ahí y existen. Hay gente conservadora que no necesariamente lo expresa de forma agresiva”, referencia Ernesto, reforzando el principio de respeto de la diversidad que caracteriza al medio.