Se está llevando a cabo el juicio oral por las muertes de Emiliano Cáceres y Facundo Aguirre en un accidente de tránsito ocurrido el 22 de febrero de 2014. Sus familias y amigos instalaron una carpa para realizar una vigilia hasta el día de la sentencia. Crearon un espacio en el que la solidaridad, las emociones y los abrazos están presentes las 24 horas del día.
Por Carina Toso para Boletin enREDando
Las fotos de Emiliano y Facundo empapelan parte de las paredes del frente de los Tribunales Provinciales de Rosario. Al lado de las escalinatas del ingreso a este edificio, por calle Balcarce entre Montevideo y Pellegrini, se levantó una carpa blanca. Grullas, carteles y mensajes rodean este espacio. Las fotos y los recuerdos fueron decorando un acampe que familiares y amigos decidieron realizar a modo de vigilia durante la realización del primer juicio oral que se realiza en la provincia -bajo el nuevo Sistema Penal- por una causa por doble homicidio culposo agravado. Las audiencias comenzaron el 6 de abril y la sentencia se daría a conocer la próxima semana.
Este acampe es un paso más en el camino que sus padres comenzaron a transitar en pedido de justicia y luchando contra las irregularidades de la causa. Este camino comenzó inesperadamente el 22 de febrero de 2014, cuando Emiliano Cáceres y Facundo Aguirre, ambos de 18 años, se subieron al auto de Federico Gómez junto con otros amigos. Salían de una fiesta en Funes. Federico había tomado demasiado como para conducir. Todos se ofrecieron a manejar pero él no quiso darles el volante. En el trayecto de vuelta la velocidad fue en aumento. El pedido de sus acompañantes no alcanzó para que levantara el pie del acelerador y pasó lo peor. El auto se estrelló contra un camión estacionado en Provincias Unidas y Pellegrini. Facundo y Emiliano murieron en el acto. Faltaba poco para las seis de la mañana. Cuando las familias de los chicos llegaron al lugar, se encontraron con la peor noticia.
Transformar el dolor en lucha
“El reclamo de justicia nació desde que sucedió el accidente. Primero tuvimos que esforzarnos por sacar a la luz la muerte de nuestros hijos porque se intentó ocultar. Fue la primera irregularidad con las que nos encontramos entre tantas. Después armamos un grupo de Facebook para que todos sepan que pasó. Y con el tiempo nos fuimos sorprendiendo diariamente porque nos dimos cuenta de que con el correr de los meses esto se seguía sosteniendo y seguía creciendo el reclamo de Justicia”, cuenta Valeria Stortoz, mamá de Facundo.
Hoy el grupo de Facebook tiene más de 17 mil miembros. Muchos de ellos se salieron de la nube para sumarse al acampe y van llegando durante todo el día con gaseosas, facturas, sándwiches y palabras de afecto. Por las fotos de los perfiles ya conocen sus caras pero el abrazo y la contención de ese momento deja de lado la frialdad de las pantallas de computadoras. Todos ofrecen su ayuda, preguntan que hace falta, se toman unos mates y firman el petitorio que se abrió en la carpa y que ya recolectó más de dos mil firmas en menos de dos semanas.
Fabiana Ferreyra, es la mamá de Emiliano, y junto a Valeria llegan temprano a la carpa y se van caído al atardecer. Son amigas desde hace mucho tiempo y entre ambas refuerzan su propia fortaleza y la de los que las rodean. “Lo que vivimos fue un momento de terror, no hay nada peor que eso. Uno no sabe cuál es el sentimiento de tener un hijo hasta que no lo tiene, es nuevo. Esto es a la inversa, nunca te lo imaginaste y tampoco se puede expresar. Es un dolor extremo”, cuenta Fabiana. “Pero es un dolor que nos ayuda a seguir luchando y que te da la pauta de que no te queda otra que continuar”, completa Valeria.
Ambas pasan todo el día en la carpa, a pesar de que durante la noche familiares y amigos se turnan para sostener el acampe, para que la luz siempre esté encendida. “Es muy fuerte estar acá. Llegamos las dos a las ocho de la mañana, pero durante las 24 horas hay gente. A las nueve de la mañana comienzan las audiencias hasta las tres de la tarde. A la noche ya nos vamos. Tenemos otros hijos, yo tengo una bebé chiquita y Fabi tiene un nene chiquito, también necesitamos estar con ellos”, continúa la mamá de Facundo.
Muchas de las personas que se acercan pasaron o están pasando por una situación similar. Pero también se acercan muchas familias, mamás con sus hijos que llevan una torta casera y se sientan a compartirla charla de por medio. “Un día vino una familia, la mamá, el papá con tres nenas. Era tarde, como las diez de la noche y nos pidieron disculpas por haber llegado tan tarde. Habían querido venir con toda familia completa. Y para nosotros es increíble. Porque todos se acercan diciendo lo mismo: nosotros podemos ser ustedes”, recuerda Valeria.
Una sentencia ejemplificadora
Entre los tantos carteles que hay en la carpa, muchos de ellos piden que la sentencia final del juicio fije un precedente ejemplificador en este tipo de causas. Desde el accidente hasta la actualidad, las familias de las víctimas denunciaron irregularidades en la causa: ocultamiento y desaparición de pruebas, como por ejemplo gran parte de la muestra de sangre de Federico Gómez por lo que no se pudo comprobar científicamente que grado de alcohol en sangre tenía al momento del accidente. De todas formas, el estado del conductor quedó explayado durante las audiencias tras los testimonios de los testigos.
La sentencia llegará en unos días. “Tenemos mucha fe, esperamos que el juez entienda que en algún momento las cosas tienen que cambiar. Acá no fue un accidente, fue un choque evitable. Los chicos le pidieron que redujera la velocidad, que se querían bajar” afirma Fabiana y Valeria agrega: “Nosotros elegimos este camino que es largo, que a pesar de que termine el juicio y ojalá consigamos lo que nosotros buscamos, la vida ya te cambió. Y vamos a seguir concientizando, es lo que te llena día a día, uno necesita algo que te llene todos los días, ayudar al otro, a otras familias que les toque vivir lo que hoy nos toca, está bueno estar ahí para que no se encuentren tan desprotegidos”.
El sostén de las organizaciones
Durante todo este tiempo Fabiana y Valeria recibieron el apoyo y la ayuda de distintas organizaciones. Una de ellas fue Madres del Dolor que desde el primer momento las acompañaron. Silvia Irigaray, presidenta de la organización en Buenos Aires, se acercó a estas mamás para compatir su experiencia y ponerse a disposición.
También la ONG Compromiso Vial está presente desde el momento del accidente y en el acampe. “Estamos apoyando la lucha como familiares, este es el momento de estar juntos, de reflexionar”, afirma Mónica Gangemi, miembro de esta organización y de Úrsula Notz, víctima de un accidente de tránsito ocurrido en 2005.
“Todos sabemos lo que el alcohol al volante produce muerte. Quien conduce tiene que tener en claro que no tiene que beber y el que lo hace tiene que atenerse a las consecuencias de una condena”, concluyó.
1 comentario
MUY BUENA NOTA, CLARA Y CONCISA.
Comentarios no permitidos.