Pasá que está abierto
A dos años de estar en funcionamiento, este dispositivo enmarcado en un programa provincial de Sustitución de Lógicas Manicomiales, abre las puertas y disponibilidad profesional a personas con padecimientos subjetivos. A diario ofrecen un conjunto de talleres creativos, significativas herramientas para la integración laboral y social.
(Publicada el 7/11/2008)
“De cerca nadie es normal”, se lee en una de las remeras colgadas en el perchero. Y la afirmación dispara preguntas al aire, invitándonos a despejar imaginarios dados en relación a la locura. Nos propone relativizarlos, repensarlos por fuera de la carga cultural que gira a su alrededor. Estamos en el Centro de Producción e Intercambio Pomelo en el patio, donde también hay carteras, bolsitos, agendas, postales, móviles, zuecos. Cada producto ofrece la generosidad de lo elaborado artesanalmente, en el marco de un proyecto terapéutico de integración.
“Uno de nuestros objetivos es poder incidir y laburar en torno a la significación imaginaria de la locura en la sociedad. Las representaciones culturales nos constituyen a todos, lo importante es empezar a trabajarlas, para nosotros es fundamental también ir con el puesto de venta a distintos lugares y ferias. Lo que implica garantizar y potenciar la venta de lo que acá se produce, y dar a conocer esta propuesta”, expresa Mariana Chidichimo, una de las coordinadoras de este Centro de Producción e Intercambio, un dispositivo de trabajo del Programa de Sustitución de Lógicas Manicomiales, de la Dirección Provincial de Salud Mental.
Por esta casa amplia, que está ubicada en San Juan 3215 (Rosario), cotidianamente transitan personas que presentan situaciones de padecimiento subjetivo y que están realizando un tratamiento, en este momento son alrededor de 80 usuarios/as. Pomelo en el patio abrió sus puertas en septiembre de 2006, de lunes a viernes en ambos turnos brinda diferentes espacios de taller: cueros, cerámica, producción de imágenes, producción de objetos, historietas, construcción de instrumentos musicales, y el espacio de venta y comercialización. “Los talleristas son personas idóneas en el oficio, no vienen del campo de la salud mental. Tienen el deseo y su saber puesto en la producción de ese tipo de objeto. Siempre nos pareció vital que no fuera un psicólogo o un trabajador social que hiciera como profesor de, sino que lo haga un profesor, como tarea para su vida, ahí está su deseo y son talleres de verdad”, explica Mariana. A su vez, estos espacios cuentan con el apoyo profesional de psicólogas que están a disposición para acompañar en situaciones concretas que lo requieran.
Dentro del programa de Sustitución de Lógicas Manicomiales, al cual pertenece Pomelo en el Patio, se enmarcan otros dos dispositivos; el de Fortalecimiento en Atención Primaria, y Casas de Convivencia, que en Rosario hay dos. “Son casas para personas externadas, en las que trabaja un equipo de referencia que apuntala cuestiones de la convivencia, que genera condiciones para el alojamiento de personas que han estado internadas en los hospitales psiquiátricos de la provincia. Se articula con la colonia de Oliveros, el Agudo Ávila y el hospital Mira y López, de la ciudad de Santa Fe”, referencia Mariana.
Alcance de la propuesta
“Cuando se creó este dispositivo, se lo pensaba en relación a la sustitución de los manicomios, muy de la mano de las necesidades de los hospitales monovalentes. La idea era que este espacio pudiera acompañar el tránsito por las ciudades de las personas externadas, tanto de Oliveros o del Suipacha. Por suerte rápidamente la práctica nos llevó a articular con hospitales generales y con centros de salud”, comenta Chidichimo. Actualmente, además de la articulación con Salud, el proyecto extendió sus vínculos al circuito de la Economía Solidaria, a espacios productivos barriales y culturales.
“Tenemos un espacio un domingo por mes en la cooperativa Mercado Solidario, donde se traslada todo el equipo de ventas. A su vez, hemos participado de los talleres y productores y vendedores de Mink’a, y estamos charlando con la gente de Poriajhú para articular con ellos. Se diversificó y abrió aquel punto de partida”, sostiene Alejandra Benvenutto, que forma parte de la coordinación con Mariana.
Semanalmente el equipo interdisciplinario a cargo del proyecto se reúne para abordar las distintas situaciones de las personas que asisten al lugar, los lineamientos clínicos y políticos, y las tareas de gestión institucional. La deliberación en asambleas, abiertas a los/as usuarios/as del dispositivo, es otro espacio vital de Pomelo en el Patio.
Acerca de la participación y recepción
Con respecto a la participación y grado de apropiación del espacio por parte de los asistentes, las coordinadoras comentan que varía constantemente, que a diario realizan admisiones y bajas, que la dinámica se ajusta a las particularidades de cada persona y a sus necesidades. “Hay personas que vienen a un solo taller, otras a varios. Hay gente que necesitó este lugar por muy poco tiempo, gente que por suerte no lo eligió. El único lugar que sirve para todos es el manicomio, porque borra las diferencias, las singularidades. Para nosotros es muy grato que alguien venga y nos diga que no es lo que quiere. Y eso permite que pensemos en otras propuestas o posibilidades”, opinan. “Siempre es importante pensarnos como un lugar de tránsito, no podemos perder esta dirección, más allá de que haya gente que necesite del espacio por mucho tiempo”, agrega Alejandra.
Haciendo referencia al plano social, analizan que la problemática sigue teniendo sus reparos y resistencias, pero que a paso lento pero constante, se avanza. Entre las propuestas abiertas a la comunidad, invitan a participar el próximo 12 de diciembre de la muestra de talleres de fin de año. Será a las 15.00, en esta misma casa, que tiene las puertas abiertas y una bellísima planta de pomelo en el patio.
Contactos:
Dirección: San Juan 3215 (Rosario)
Blog: www.pomeloenelpatio.blogspot.com