Ataque contra dirigentes del Club Federal
El domingo 26 de octubre, el domicilio de Daniela Gimenez y Nicolás Rigatuso, dirigentes del recuperado Club Federal de la zona oeste de Rosario, fue atacado con armas de fuego. Desde el club, sostienen que este hecho no es aislado y que apunta directamente a «amedrentar, sembrar miedo y terror», contra un proyecto deportivo, cultural y político construido desde el corazón del barrio la República. Numerosas organizaciones sociales se acercaron a dar su apoyo.
Por María Cruz Ciarniello
Lo decíamos en nuestra Buena Práctica («La Universidad del Barrio») de hace apenas un mes; la sentencia parecía definitiva. El Club Federal, fundado en 1943 y luego de haber estado durante 10 años ocupado por redes vinculadas al negocio de la droga y con complicidad policial, sería demolido para construir en su lugar, un edificio.
Una vez más, el mercado y el negocio inmobiliario marcarían su fatídico gol de media cancha.
Al conocer ese noticia, en el año 2008, un grupo de pibes que en ese entonces apenas superaban los 14 y 15 años, empezaron a movilizarse. El proceso de recuperación fue largo e intenso, pero tuvo su fruto. El Federal fue el primer club recuperado de Rosario, y en la actualidad es gestionado por esos mismos jóvenes quienes nacieron y se criaron en el barrio la República; los mismos pibes que tiempo antes decidieron emprender una tarea similar en otro club del barrio: El Luchador.
Decimos con certeza, entonces, que a ciertos intereses económicos, ese gol se les volvió en contra.
El Luchador y el Federal construyen juntos una verdadera República barrial; generan lazos comunitarios entre vecinos y dirimen viejas disputas de clubes; fortalecen la solidaridad como única bandera; potencian el deporte popular para los más pibes y apuestan a una Universidad de las artes parida desde abajo, pateando los barrios como dicen por allí.
El proyecto es esencialmente político; y esto también lo conocíamos en la última charla con los dirigentes de ambos clubes. No hay manera de gestionar de forma autónoma estos espacios sino es con la convicción hecha carne. De lo que se trata, es de defender un sentido de pertenencia barrial, con otros códigos: la economía colectiva, el deporte entendido no ya como un mero negocio y a los pibes como meras mercancías, y un arte inclusivo donde aquel que quiera tocar en una orquesta, pueda hacerlo. “Queremos revalorizar el saber del campo popular”, nos decía Daniela Gimenez.
Pero es ese, justamente, el saber que tantas veces molesta. El que nace de las entrañas de quienes viven y respiran la subsistencia de un barrio, de quienes empujados por la bronca y el sentimiento, salen a defender aquellos lugares que posibilitan soñar con otra patria y con otra infancia. “Muchos compañeros y compañeros, muchos vecinos y vecinas, han puesto el cuerpo y la cabeza y el corazón en este espacio, lo han hecho crecer”, apuntaba Nicolás Rigatuso.
El día domingo 26 de octubre, su casa y la de Daniela–integrantes de la Comisión Directiva del Federal- recibió un golpe certero y doloroso. Fue atacada a tiros, con la ausencia de ellos. No se trató de un intento de robo sino de un atentado. Con seguridad, la dirigencia de ambos clubes salió a denunciar el hecho; hilando además, una sucesiva secuencia de amenazas: “Sufrimos este último año una consecutividad de robos que nos llamaron la atención por lo sistemático y sincronizados unos con otros y por el grado de inteligencia para llevarse a cabo. Nos llevaron material de estudio, instrumentos musicales, material deportivo, banderas e información interna, en ambas sedes y en domicilios particulares de dos dirigentes. Cayeron sobre nosotros amenazas de distinto tipo que hicieron prender luces de alerta, pero que eran entendidas por nosotros como voces aisladas y respuestas reaccionarias a nuestro modo de ver las cosas y de emplearlas”, sostienen en el último comunicado emitido.
El ataca a balazos en el domicilio de Daniela y Nicolás fue la concreción de esas amenazas. La frase fue contundente: “Ese tiro nos los dieron para sembrar miedo, ese tiro es el mismo que viene ejecutándose contra las organizaciones populares”. No existen hechos aislados. El mensaje que llegó con este último ataque parece ser claro para la dirigencia del Luchador y Federal: “son balas contra las pelotas y las guitarras. A medida que las pelotas aumentan en cantidad y que las guitarras, los violines suenan mejor, nuestro “proyectito” gana terreno y crece en virtudes”. Y así, dicen allí en la República, “crece la insistencia en meternos adentro. El “no te metas” que rompimos hace algunos años”.
4 días después del atentado, se realizó una conferencia de prensa en las instalaciones del Federal. La sede estaba colmada, no solo por los socios del club, sino por la masiva presencia de organizaciones sociales y populares que se acercaron a dar su apoyo. El proyecto se banca y ese respaldo fue efectivo. Agrupaciones como Hijos Rosario, gremios como la CTA y Amsafé, el Movimiento Evita, El Frente Ciudad Futura, la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud, El Bodegón Cultural Casa de Pocho, el Movimiento Libres del Sur y tantos otros dijeron presente. La única llamada ausente hasta el momento, fue la de los funcionarios del gobierno provincial.
La denuncia fue radicada en el Ministerio Público de Acusación y la investigación que recién comienza, seguirá su curso. Paralelamente, el repudio social sigue otro carril.
“Estas amenazas tienden a paralizar las actividades, la organización, el crecimiento del barrio. Entendemos que tiende a paralizar el proyecto, quieren amedrentar la construcción política y social que se viene desarrollando en el barrio. No somos felices sino entendemos que la felicidad de los otros es también la nuestra, ese es nuestro objetivo”, decía Nicolás frente a las cámaras de los medios masivos de comunicación. Con cautela, no arriesgan demasiadas hipótesis hasta tanto la justicia no se expida: “Por ahora estamos recolectando información, entonces nos manejamos con cuidado, sí entendemos que estos intereses ajenos a la felicidad están operando tanto en el barrio nuestro como en otros barrios contra la gente organizada y en contra de esos sueños que nos llevan a organizando”, afirmaba Matías Depaoli, otro joven dirigente del club.
La respuesta que se espera del Estado no apunta a aquella que brinda una supuesta “mayor seguridad”, traducida en mayor presencia policial. “Creemos que el estado tiene que intervenir no reforzando criterios de seguridad en cuanto a lo tradicional, sino acompañar procesos organizativos, desarrollando recursos para estos espacio. Tiene que acompañar lo que se viene gestando. Lo que nosotros pretendemos es garantizar la paz social con justicia social y eso lo hacemos desde este espacio. Tenemos que estar atentos, por eso convocamos a todos los barrios en general y al Estado mismo, porque tiene que estar presente y porque tiene que tener políticas públicas que apoyen a las personas que se organizan en los barrios”, explicaba Nicolás.
Los barrios esta vez, marcaron la cancha. Allí estaban en su gran mayoría, sabiendo que la realidad de la República tampoco es ajena a otras que se suceden en las periferias, en las orillas, en los lugares donde la organización popular evidentemente genera enojo. Que 800 pibes hoy participen de las actividades de dos clubes autogestivos, molesta. Que la economía siga criterios cooperativos y colectivos, también. Que el individualismo y las antiguas lógicas neoliberales no encuentren eco en espacios consolidados como el Luchador y el Federal sin duda, afecta intereses, y de los peores.
A la par que crecía la fuerza comunitaria, “estos grupos minoritarios se iban desarrollando en el barrio. Hasta que finalizando el año 2013 surge el primer robo a la casa de un compañero del Luchador”, reseñaba hoy Nicolás, convencido que aquel tiro en el frente de su casa apunta directamente a disolver la organización popular. «Quieren disputar el barrio, estos espacios. Creemos que de un lado está la vida y del otro lado está la posición del miedo, la dominación y el terror. Ante eso, tenemos que ser más responsables porque no podemos dejar que eso pase».
Lo que está en disputa es “la dignidad y la alegría” en el territorio y un proyecto de construcción que apuesta a fortalecer y agrandar el pecho, con orgullo, para que el Federal siga siendo un espacio cada vez más poderoso. Actualmente no cuentan ni con gas natural ni con agua caliente. Los esfuerzos, entonces, están dirigidos a generar actividades para obtener los recursos suficientes que posibiliten la realización de dicha infraestructura. “Queremos tener vestuarios y baños más dignos para esta segunda casa que es para nosotros el club”.
En ese sentido, desde ambos clubes invitan para el próximo 21 de noviembre a un recital para recaudar fondos, con bandas en vivo. Lejos de refugiarse en el miedo, el Federal convoca a diversas actividades ya programadas; a continuar defendiendo desde la trinchera, la alegría de haber recuperado un espacio para el barrio.
“¿Cómo defenderemos nuestro proyectos desde el corchazo en adelante? Será con trabajo, transformando el miedo en participación, reafirmando las convicciones y los ideales de nuestro barrio, junto a otros y otras”, afirman desde la Comisión Directiva.
Las voces de la República vibran, con la fuerza del rock farolero que tanto las identifica. “Sepan los cobardes poderosos que en nuestro barrio se camina con el pecho erguido”, andan diciendo.
Sepan también, que los sueños andan endiablados por el barrio. Desde el Luchador y el Federal, con pasión y convicción, aseguran que por acá, “por acá no se rinde nadie”.
Para conocer el proyecto del Club Luchador y Federal:
La universidad del barrio