Cada 25 de julio se celebra en América Latina y el Caribe el Día Internacional de las mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans, no binaries, intersex y otras identidades género afrodescendientes, afrolatinas, afrocaribeñas y de la diáspora; una fecha para visibilizar la lucha afrodescendiente y promover políticas públicas contra el racismo, el sexismo y la discriminación. “Necesitamos celebrar nuestras existencias, nuestras resistencias. Abrazar esta parte de la identidad que muchas veces es negada”, sostiene Natacha Giusto integrante del Bloque Antirracista Rosario. La Argentina afrodescendiente y la sistemática invisibilización del legado negro.
“En Argentina, el proceso de negritud es diferente a lo que sucede en otros países y otros contextos. Tiene sus características y a partir de saber eso es importante entender de qué forma hacer abordajes. Es necesario aceptar y reconocer que acá los matices son diferentes, la formas de expresar, y eso hace que tal vez sea más difícil identificar que Argentina también es afro”, relata Natacha Giusto en la previa del primer Festival de Identidades Negras que tendrá como sede la ciudad de Rosario.
La afrodescendencia fue y es constantemente invisibilizada incluso desconociendo hitos históricos que marcaron el rumbo de las distintas sociedades actuales. “Necesitamos celebrar nuestras existencias, nuestras resistencias. Abrazar esta parte de la identidad que muchas veces es negada” sostiene Natacha en esta charla a fondo con enREDando. “No se nos cuenta que venimos de sociedades muy avanzadas en ciencia, en medicina, en matemática, en organización social. Contamos con mucha abundancia, riqueza y sabiduría, pero, generalmente, siempre que se hace alusión a la afrodescendencia se hace una asociación directa con la esclavitud. Por dar algunos ejemplos, el Teorema de Pitágoras nació en África, Aristóteles fue formado en el Continente africano, cuestiones que no se popularizaron en pos de generar una valoración positiva del continente europeo y desvalorizar lo que sucedió en África”.
Para Giusto recién en los últimos años “se pudo conocer que Cabral, el gran soldado heroico, era afroindígena. O quién era la capitana del ejército, madre de la Patria, María Remedios del Valle, u otras figuras como la abanderada del ejército Josefa Tenorio o Monteagudo”.
Natacha es trabajadora social y psicóloga social, dos carreras que le permitieron conocer cuestiones que ella misma ignoraba como consecuencia de la naturalización de ideas que poco tenían que ver con la Argentina afro. La extranjerización vivida constantemente era común de ver y escuchar, con comentarios de extrañeza sobre “cómo podía ser que haya nacido en tierra argentina”. Por ello, Natacha refuerza: “Nuestra meta es también que las nuevas generaciones no pasen lo mismo que nosotrxs, que nos enteramos de todas estas cuestiones en nuestras adulteces. Necesitamos que la sociedad se involucre, que haya una escucha activa, un cuestionamiento de los relatos que nos llegaron desde siempre”.
“Al final yo no era la única negra en la escuela”
En 2003, a sus 16 años, Natacha se mudó a Brasil. Allí cambió la forma de ver la vida: “Haber vivido y naturalizado estos discursos en Argentina, en donde era extranjerizada todo el tiempo y yo ya me había acostumbrado a explicar y reafirmar que sí había nacido en mi país, hizo que algunas cosas me impacten. En Brasil, una nación que no era la propia, la gente me decía ‘¿cómo vas a ser argentina?, vos te pareces a nosotros’, y esa frase me marcó mucho porque nunca había tenido la experiencia de haber sido vista como semejante en algún lugar”. En un país que no era el suyo, Natacha no tenía que estar explicando todo el tiempo que no había nacido allí. “Pero en mi país, en la tierra en que nací, nunca se me había dado el crédito de haber podido nacer en esta tierra”, recuerda.
Aquellos pequeños despertares en lo cotidiano la llevaron a estudiar Trabajo Social y la tesis para graduarse la inspiró a abordar el racismo en Brasil. Y con esa impronta regresó a Argentina: “Cuando vuelvo en 2011 vine con esa curiosidad de indagar”. Ya siendo estudiante en la Escuela de Psicología Social, en 2016 asistió al Encuentro Plurinacional que se hizo en Rosario y coordinó el taller “Mujeres en la ruralidad”, debido a que la institución fue convocada a participar.
“Cuando estoy en ese grupo de trabajo empiezo a percibir similitudes con la vida de las mujeres afro, porque empiezo a ver que las mujeres que trabajaban la tierra desde el área rural eran negras o afroindígenas. Ahí nació un despertar muy grande y me acerqué más a la realidad de lo que sucedía en Argentina de una forma mucho más tangible, más cercana”, profundiza.
“Empecé a reconocer que al final no era yo la única negra cuando era chica, en la escuela. Empecé a revisar las fotos de la escuela primaria y veía que al final no eran todas las personas blancas como se nos había hecho creer, pero en mi cabeza había quedado ese registro”.
Al año siguiente, en el Encuentro de Chaco, Natacha participó en el taller “Mujeres Afrodescendientes”, que si bien se había inaugurado en Rosario, no había podido asistir por estar a cargo de la coordinación de otro taller: “Ese encuentro me permitió conocer a activistas históricas que estaban encabezando organizaciones, estaban en luchas mucho más activas, y para mí fue un encuentro con hermanas que nos separamos en la infancia, fue muy movilizante encontrar gente que vivía lo mismo que yo, además de que fui con mi hija y fue hermoso. Desde allí sigo en contacto con la gran mayoría de estas personas que me abrieron la puerta a la realidad concreta de mi país”.
Natacha remarca algo fundamental: “Cuando empezás a conocer, a estudiar, se empieza a caer ese velo de naturalización que hay” dice y continúa: “Empecé a reconocer que al final no era yo la única negra cuando era chica, en la escuela. Empecé a revisar las fotos de la escuela primaria y veía que al final no eran todas las personas blancas como se nos había hecho creer, pero en mi cabeza había quedado ese registro”.
“Fue muy movilizante encontrar gente que vivía lo mismo que yo, además de que fui con mi hija y fue hermoso. Desde allí sigo en contacto con la gran mayoría de estas personas que me abrieron la puerta a la realidad concreta de mi país”.
Las luchas que siguen
“En el contexto actual de Argentina tenemos una preocupación muy grande por la recesión de derechos que estamos viviendo. Son derechos que se habían conquistado desde hace años, como por ejemplo la creación del ahora ex Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad que había establecido una línea de trabajo que contemplaba a mujeres afordescendientes y se quitó desde la asunción de Javier Milei en la presidencia”, expresa con preocupación.
Otras medidas como el Programa Nacional Afrodescendencias y Derechos Humanos está completamente desfinanciado, al igual que la concepción de la población afrodescendiente como grupo prioritario para el Programa Progresar. A su vez, el desmantelamiento del INADI genera un impacto directo en la población afrodescendiente ya que se trataba del único organismo que ofrecía un lugar de escucha y denuncia para situaciones de violencia y racismo.
“Es importante destacar que el racismo tiene múltiples facetas y se expresa de diferentes formas. No es sólo lo que se ve en las noticias de Estados Unidos o Brasil, porque hay una especie de velo respecto de lo que sucede en Argentina”, explica la profesional. Y profundiza: “En el lenguaje, por ejemplo, mucho de lo que se negativiza se vincula a lo negro, como el trabajo en negro, o hablar de ‘negros de mierda’. Hay un fuerte discurso que tiene que ver con el racismo que tenemos naturalizado; en los discursos que niegan la existencia de la población afrodescendiente en el territorio, en los censos se quita la pregunta sobre la autopercepción étnica de las personas. Esto se traslada al resto del mundo, porque vayas donde vayas la gente se sorprende de que Argentina tenga una fuerte población negra y afrodescendiente. Nos extranjerizan todo el tiempo”.
“En el lenguaje, por ejemplo, mucho de lo que se negativiza se vincula a lo negro, como el trabajo en negro, o hablar de ‘negros de mierda’. Hay un fuerte discurso que tiene que ver con el racismo que tenemos naturalizado”.
“Estamos acá, no fuimos exterminados con la Guerra de la Independencia ni fuimos aniquilados por la fiebre amarilla”
Natacha trabaja con grupalidades y también se dedica a la prevención y erradicación de las violencias basadas en género y a la promoción de derechos sexuales y reproductivos. A partir de su trabajo percibió aún más que otras profesiones vinculadas a la salud no suelen tomar en cuenta aspectos vinculados a la afrodescendencia, ni tampoco se aborda el racismo en, por ejemplo, problemáticas que se manifiestan en un consultorio de salud mental: “Es fundamental que en todos los ámbitos se pueda incluir la perspectiva étnico-racial”.
En este aspecto, amplía dicha perspectiva hacia otras áreas de la salud que deberían contemplar la herencia genética: “Por ejemplo, la anemia falciforme es una patología a la que las personas afrodescendientes están más predispuestas, y eso no se tiene en cuenta. Lo mismo sucede con características propias del tipo de piel, porque en las formaciones académicas no se suelen contemplar los cuerpos negros”.
En el ámbito educativo también se repiten situaciones similares: “Las infancias crecen sin referencia de personas afrodescendientes, y en todos los ámbitos vamos a encontrar que falta perspectiva étnico-racial desde las bases. Así se logran reforzar estereotipos negativos y la población afrodescendiente queda en un margen que no se condice con la situación real”.
No hay herramientas sólidas en los lugares que habitualmente conocemos, pero, según resalta Natacha, es importante conocer que hay personas afrodescendientes que están organizadas y que producen conocimiento científico. Lo que falta es que desde los lugares de poder y toma de decisión exista voluntad para generar políticas públicas dedicadas a revertir siglos de invisibilización y opresión: “Y en eso estamos. Tratando de llegar a lugares que históricamente nos fueron negados y que nuestras voces sean escuchadas, porque en general hay una visibilización para determinadas fechas, pero el resto del año nos olvidamos”.
“Las infancias crecen sin referencia de personas afrodescendientes, y en todos los ámbitos que queramos pensar, vamos a encontrar que falta perspectiva étnico-racial desde las bases. Así se logran reforzar estereotipos negativos y la población afrodescendiente quede en un margen que no se condice con la situación real”.
El Bloque Antirracista Rosario
La agrupación surgió de forma más organizada en el año 2019, con objetivos más claros y nociones más firmes en torno al quehacer de sus luchas: “Por supuesto que tiempo atrás algunes compañeres ya habían comenzado a reunirse para ver algunas cuestiones, sobre todo en torno al racismo en la ciudad. A partir de ese año, en el Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias, nos encontramos algunas personas de Rosario y ya quedamos en contacto para convocar luego a otras afrodescendientes conocidas”.
Se trata de un grupo heterogéneo que se dedica a distintas áreas, “y cada integrante va haciendo sus luchas contra el racismo desde su actividad, su profesión. Hay compañeres que activan desde el área de educación, otres desde el arte y la cultura, yo estoy en salud mental y salud sexual y reproductiva; también en el ámbito del emprededurismo, entre otres. Es un grupo heterogéneo y el objetivo común es visibilizar las opresiones de las personas afrodescendientes”.
Por otra parte, Natacha reconoce que hay una red sólida en el territorio nacional con la que tratan de estar en contacto: “Se van generando articulaciones que tienen que ver también con una lucha política”.
Primer Festival de Identidades Negras de Rosario
El próximo sábado 27 de julio desde las 16, el Galpón de las Juventudes será el espacio que reúna a quienes se acerquen a celebrar el Día Internacional de las mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans, no binaries, intersex y otras identidades y expresiones de género afrodescendientes, afrolatinas, afrocaribeñas y de la diáspora.
“Contará con una feria de emprendimientos de personas afrodescendientes e indígenas, DJ durante toda la jornada, intervenciones artísticas de Jaba Celeste, AfroHoops, Gala, personas destacadas del BallRoom y actividades lúdicas para todas las edades”, destacaron desde su gacetilla de prensa.
Además, desde la organización invitan a llevar una foto o un elemento “que te recuerde a sus ancestres afrodescendientes, para honrarles en el altar colectivo que se hará en la apertura y a colaborar con el Centro Comunitario por el Buen Vivir: Alimentos no perecederos para aportar al comedor y peluches/ropa/juguetes/libros/lápices de colores en buen estado que serán repartidos a las infancias para el día de las niñeces”.
“La racialización es una construcción social, todos somos sujetos racializados, y algunas razas tienen valoración positiva y otras, negativa. En Argentina, en 2021, organizaciones de todo el país y activistas independientes decidimos ir un paso más allá de la mano de las leyes para reconocer las diversidades sexogenéricas con un marco legal que es ejemplar para muchos países del mundo. Decidimos ir por el Día Internacional de las mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans, no binaries, intersex y otras identidades y expresiones de género afrodescendientes, afrolatinas, afrocaribeñas y de la diáspora para dar visibilidad a otras identidades que viven violencias y opresiones no sólo por ser afrodescendientes sino por ser parte de una disidencia. En esto se está encabezando esta lucha a nivel nacional y se celebra de diversas maneras”, concluye Natacha. Porque Argentina, también, es afrodescendiente.