Con el eje puesto en la búsqueda de la #justiciaclimática y un abanico de propuestas que buscan potenciar una conciencia socio ambiental que nos vincule con la tierra y los territorios, arrancó la 7ma edición del Festival Internacional de Cine Ambiental, (FINCA), en distintas sedes en Buenos Aires, que puede seguirse online a través de la plataforma Lumiton. La edición más “resistente y resiliente” proyectará El Agrónomo, ficción local que relata la historia de un pueblo fumigado y recibió ataques de los defensores del modelo de agro negocio que enferma, contamina y mata. “A través de la película, buscamos visibilizar las problemáticas ambientales, en una coyuntura de profundización del modelo extractivista”-, señala su director Martín Turnes.
Para Florencia Santucho, directora del Festival, ésta es la edición más resistente y resiliente, un evento cinematográfico y competitivo que empezó a realizarse en nuestro país en 2010. El FINCA plantó raíces en Buenos Aires y ofrece más de 50 películas provenientes de 27 países que se proyectan de modo presencial y virtual. El foco del festival apunta a la #justiciaclimática en un contexto que, según Renata Camarotti, una de sus programadoras “será muy particular ya que considerando el contexto argentino el ambiental se vuelve especialmente un tema de atención”. Y más cuando “la amenaza ambiental está muy vinculada con la desigualdad entre las economías de los países y cómo eso impacta en lo ambiental”.
A partir de una amalgama de propuestas de contenido cinematográfico social, el FINCA plantea documentales y ficciones, -cortos y largometrajes-, enfocados en el actual contexto de crisis climática a escala global, con una marcada impronta en los territorios devastados por las políticas extractivistas, con un claro denominador común: las luchas de las comunidades afectadas y el grito de la tierra contaminada a partir del fracking, la megaminería a cielo abierto o las pulverizaciones con agrotóxicos. Un encuentro gratuito que invita a repensar e interpelar tópicos de urgente discusión como los ecofeminismos, la ecoconciencia, la soberanía alimentaria y la sostenibilidad.
“Esta séptima edición del festival internacional de cine ambiental es seguramente la edición más resistente y resiliente de los últimos años por eso le quisimos poner el foco en la justicia climática como la necesidad urgente de reunir las luchas sociales con las luchas ambientales. Creemos que no hay una sociedad justa si vivimos en un ambiente enfermo, o que nos enferma, ni posibilidad de vivir en armonía con los otros seres que habitan el planeta. Esta edición se propone reunir a los mayores conflictos o las problemáticas que nos permitan empatizar con esas historias y encontrar en nuestro lugar esas formas de generar el cambio social tan necesario, encontrar aliades, caminos posibles desde las raíces firmes que nos trae la memoria de nuestra historia, de nuestros pueblos originarios, en nuestra historia reciente para conseguir este futuro que anhelamos – y éste presente, también-, de justicia social, ambiental, de inclusión, del respeto de las diversidades. Buscamos representar por medio del cine el pensamiento crítico, que promueva a la reflexión, desde diferentes géneros y formatos, ya sean documentales, ficciones, cortos o largometrajes”, señala Flor Santucho.
“Redoblamos nuestra apuesta al encuentro, al intercambio y a la generación de redes» agrega Santucho, hermana de Daniel, último nieto recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo. «Creemos que podemos reconstruir una sociedad más justa mirándonos al espejo, dándonos las manos y reconociendo, también críticamente nuestros caminos, para poder replantearnos cómo seguir. Es un momento de grandes crisis de valores a nivel internacional con un negacionismo de los derechos adquiridos, tenemos que poder ser muy firmes y luchar por nuestra soberanía, y entender que todo lo que suceda a lo ancho y a lo largo del planea nos terminará afectando por eso los cambios que podamos dar van a generar impactos positivos. Hay una relación abierta entre los extractivismos, la ocupación de los territorios y la ocupación de los cuerpos. Espero que el FINCA pueda ser esa semilla de reflexión y de cambio para que de a poquito podamos ir reencontrándonos en nuevos caminos de liberación de los cuerpos de tanto sometimiento”-.
Un sueño hecho realidad
Nacido en Buenos Aires en 1980, y egresado de Diseño de Imagen y Sonido de la universidad de Buenos Aires, (UBA), Martín Turnes se define como “aquello que hago, lo que me rodea y me conmueve”. En diálogo con enREDando, el director de El Agrónomo, -que se exhibirá este martes 18 a las 19,30 en la sede del cine Gaumont-, explica que la idea del guión –coescrito junto a Marcelo Pitrola-, surgió hace varios años al pensar qué estábamos comiendo, al encontrar alimentos modificados genéticamente tanto en las verdulerías como en el supermercado. El film pone en evidencia la incompatibilidad entre el modelo agroindustrial –basado en el monocultivo-, el uso de pesticidas en los campos y los efectos nocivos en las poblaciones aledañas a los cultivos transgénicos. Las tensiones se manifiestan entre un ingeniero agrónomo que se muda a la mayor zona agropecuaria del país mientras su hija y su novio rapero, luchan contra el uso de agrotóxicos.
-¿Cómo llegás al abordaje de la problemática de los pueblos fumigados, qué te llevó hasta ahí?
-El Agrónomo” surge hace muchos años, al pensar lo que estábamos comiendo. Al hacer una primera investigación, tomé conciencia que era algo que no se hablaba mucho en los medios de comunicación, y en el cine era una temática casi inexistente en ficción. En 2014 estrené “Pichuco”, un documental musical y porteño sobre Aníbal Troilo, y cuando empecé a pensar en un nuevo proyecto como director, tenía ganas de que transcurriera en un pueblo, en el campo. Pronto, empecé una profunda investigación acerca del sistema de producción agroindustrial en nuestro país, a conocer la problemática de los pueblos y escuelas fumigadas, y a esbozar las primeras líneas.
Estamos convencidos de que la experiencia de compartir una película en el cine es una invitación a reflexionar y debatir no solo sobre la película en particular que estamos mirando, sino sobre lo que nos atraviesa como individuos en la actualidad, dentro del contexto que estamos viviendo.
-¿Qué implicó la elección de la figura de un ingeniero agrónomo para contar desde la ficción una historia común a cada territorio pulverizado?
-La intención era retratar una temática que podría abordarse desde un documental, pero hacerlo desde un formato de ficción. La elección de un ingeniero agrónomo como protagonista de la película surge a partir de la investigación y de diversas charlas, siempre con el interés de narrar la historia desde un único punto de vista. Considero que la persona que ocupa este rol no sólo está en el terreno sino que es quien decide la cantidad de químicos a aplicar en cada hectárea, pero además es quien se relaciona a diario, sobre todo cuando cae el sol, con la gente del pueblo que rodea los campos donde trabaja, y fumiga. Me parecía muy interesante la posibilidad que nos brindaba este personaje para mostrar su trabajo en el campo, pero también su mundo familiar, y a partir de eso poder presentar el cuestionamiento de la nueva generación, en este caso, su hija acompañada por su grupo de amigxs.
– El Agrónomo recibió críticas y ataques de sectores vinculados al agro negocio; ¿esperabas una reacción hostil?
– La película plantea una disyuntiva, no emite juicio de valor, es una película de ficción, que tiene como objetivo generar una reflexión en el espectador. En este contexto tan particular que estamos viviendo ahora, lleno de discursos de odio y agresiones hacia la cultura y, en particular, al cine, el ataque que recibió la película en las redes sociales no fue sorpresivo, pero sí fue impactante la intensidad que tuvo, fueron varios días en los que recibimos una cantidad abrumadora de comentarios negativos y agresivos, que hablaban de cifras incorrectas, con muchas mentiras e infamias. Hicimos la película para poner en vidriera una temática que creemos necesita ser discutida, hablada, repensada, así que bienvenido sea.
El cine nos interpela con sus historias, con sus formas, nos hace pensar acerca de nuestro presente y también en nuestro futuro.
La película integra la selección de la competencia oficial del Festival Internacional de Cine Ambiental en un contexto político signado por el reforzamiento de las políticas extractivistas, particularmente, a partir de la aprobación del proyecto de Ley Bases. “Hacer la película fue un proceso que llevó muchos años de trabajo y estamos muy contentxs que finalmente llegue al público del FINCA, que sabemos que es un festival con una programación muy importante, y que hayan seleccionado la película para la Competencia Internacional nos llena de orgullo. Compartimos la importancia de visibilizar y discutir las problemáticas ambientales y sociales que enfrenta nuestro país, estamos atravesando un momento clave, en el cual se está discutiendo la Ley Bases, que plantea reformas laborales, privatizaciones y, entre muchas otras cosas, una profundización del modelo extractivista, temas que seguramente se puedan ver representados en diferentes películas del festival. En este sentido, estamos convencidos de que la experiencia de compartir una película en el cine es una invitación a reflexionar y debatir no solo sobre la película en particular que estamos mirando, sino sobre lo que nos atraviesa como individuos en la actualidad, dentro del contexto que estamos viviendo. El cine nos interpela con sus historias, con sus formas, nos hace pensar acerca de nuestro presente y también en nuestro futuro. Esperamos que «El Agrónomo» logre un poco de todo esto, que además de ser vista, inspire y motive conversaciones y acciones hacia un cambio positivo, en la búsqueda de alternativas sustentables para vivir en una sociedad más justa”, concluye Turnes.
Para más información; https://finca.imd.org.ar/