Un recorrido por algunos de los kioskos de diarios de la ciudad que subsisten pese al avance voraz de las plataformas digitales y la constante pregunta acerca de la vigencia sobre la lectura en papel. Breves historias detrás del puesto.
Texto y fotos: Rosario Avalis
Desde hace dos décadas que ya se habla del desafío que enfrenta la industria periodística ante la avanzada de tecnologías digitales y más aún de las nuevas plataformas. Hay bastante escrito sobre nuevos medios, la transformación del periodismo, los modelos de negocios; sin embargo un eslabón que parece haber sido olvidado en medio de la revolución digital: los canillitas. Las vidas de quienes por segunda o tercera generación se dedican al rubro y hoy deben reinventarse para subsistir.
Los puestos de diarios que todavía quedan son parte de la histórica fisonomía de nuestra ciudad, de los barrios, de las esquinas de los hospitales, de las plazas. Los domingos siguen siendo el mejor día para vender diarios, aunque cada vez son menos los que compran. Pero el canillita sigue ahí, se la rebusca, se moderniza, se reinventa o simplemente espera que se agote el tiempo porque sabe que es el último a cargo del puesto.
Según Wikipedia (vamos a tomarlo con pinzas) un canillita es un vendedor callejero de periódicos y revistas, aunque también se puede atribuir la palabra a los puestos callejeros fijos. Dicen que el nombre viene de las canillas flacas de los pibes que vendían los diarios en la calle. Hoy en día prácticamente no se ven. Pero todavía es posible encontrar, sobre todo en la peatonal Córdoba, algunos puestos adornados de chucherías que, además, venden diarios.
En el Boletín Oficial del 24 de noviembre de 2023 salió publicada la resolución 1481/2023 que autorizaba a los titulares de las paradas de diarios a comercializar otros productos como artículos de higiene y librerías, bebidas sin alcohol y pasajes de transporte público.
Entre los muchos considerandos que tiene la resolución hay dos que dan cuenta de la importancia del registro de los kioscos de diarios y revistas casi a modo de documento social y etnográfico.
“Que, en la actualidad, los titulares de paradas (…) de diarios, revistas y afines se encuentran atravesando una crítica situación producto de los avances de las tecnologías de la información y comunicación que repercute de modo importante en el sector”
“Que esta situación progresiva ha provocado una importante disminución de las ventas de diarios y revistas en kioscos, lo cual viene significando un deterioro severo cada vez mayor de los ingresos de los titulares de paradas (…) de diarios, revistas y afines, y un continuo cierre de numerosos puntos de venta en todo el país”
Estas fotografías pretenden ser un registro vivo de aquellos que todavía quedan. Sus historias, preocupaciones, sus clientes habituales.
– Estoy haciendo un documental sobre los kioscos de diarios.
– Sobre la desaparición de los kioscos de diarios querés decir.
Omar trabaja hace más de 40 años en el puesto de diarios que está en la esquina de Oroño y 27 de Febrero. Al lado del kiosco tradicional hay otro, más moderno, era suyo también pero nunca pudo abrirlo por problemas con la Municipalidad. Está jubilado pero sigue trabajando, hace repartos todos los días. Ahora dice que se queda cinco años más y ya está.
Hace 20 años que Liliana trabaja en el puesto de Pellegrini y Presidente Roca, lo que más vende es el diario La Capital. A veces un Clarín, a veces no vende ninguno. Tiene una cajita de saldos con algún que otro suplemento especial de diario, un recetario de sopas, entre otras revistas perdidas en el tiempo.
Rubén trabaja hace 3 años, mínimo, para el dueño. En realidad el dueño del kiosco que está en la esquina de 9 de Julio y Presidente Roca falleció en el 2023, así que ahora Rubén trabaja para la dueña, la viuda. El puesto va a seguir abierto mientras ella quiera. La zona (centro) le ayuda mucho a sobrevivir, se la rebusca con los repartos y, por ahora, le alcanza. Los autitos y las colecciones es lo que más vende.
Desde que terminó el 5to año de la secundaria que David labura en el rubro. Desde ese momento (y sin vacaciones) reparte diarios todos los días del año. Ahora está en un puesto que queda 9 de Julio entre Mitre y Sarmiento. Desde que se escuchó que el Covid 19 podía llegar a transmitirse través del papel -lo que nunca se comprobó- la venta de diarios disminuyó. Él llevaba ejemplares a veinte bares de la zona, hoy si tiene cuatro que le compren es mucho.
Tiene 50 años, no vende diarios (casi). Erik ya hace 14 años que está en el puesto de Buenos Aires esquina 9 de julio. Ahora toda su atención se la lleva un hombre mayor que llegó al kiosco en bicicleta preguntando por una cupé de colección que había salido en el mes de octubre. Después de un rato el señor se va contento con su autito y promete volver por el próximo el mes que viene.
Marcelo es tercera generación de vendedores de diarios. Trabaja en un kiosco que está en calle Viamonte casi esquina Alem hace 90 años, él está ahí hace 29. Vende muy pocos diarios, pero los domingos sigue siendo el día de más ventas. Antes le llegaban a comprar 300 ejemplares de La Capital, ahora alrededor de 60.
Andrea trabaja con su hijo en el kiosco de diarios de Mendoza y Presidente Roca. Dice que lo que salva al puesto son las colecciones y los libros. Después de la pandemia cambio todo, ella empezó a publicar en sus estados de WhatsApp para vender un poco más. Ahora está pensando en crear una cuenta de Instagram del negocio.
Alem entre Gaboto y Amenábar está el puesto donde trabaja Jeremías. En realidad el kiosco es de su tío, pero como él es un hombre mayor su sobrino lo ayuda con el negocio. Vive gracias a los repartos y el día que más vende es el domingo. El diario La Capital es el favorito de la gente.
Lorena es tercera generación de diarieros, y parece que la última. Sus abuelos y sus papás antes sostenían a la familia con el kiosco de San Martín y Ayolas. Ella vive con un sueldo básico. Tiene dos personas que le ayudan pero uno está a punto de jubilarse.
– Los que estamos en la avenida vamos a sobrevivir un tiempo más.
Osvaldo Bunetta es Secretario General del Sindicato de Canillitas. Heredó el kiosco y el oficio de su papá, que una vez retirado de su carrera como reconocido boxeador empezó a trabajar en el puesto de San Martín y Pje Ivanowski, allá por el año 68.
Carina trabaja con su marido en San Martín y Regimiento 11. Antes vendía 500 Capitales por domingo, hoy no llegan a vender 100. Están hace 20 años ahí, trabajan todos los días y todavía venden diarios al paso. En uno de los vidrios del antiguo kiosco de diarios, tapando algunas revistas descoloridas, un cartel pegado dice: “Fiesta Retro. Para bailar lo mejor de los ‘70 ‘80 ‘90 ‘2000. Sábado 11 de noviembre 2023 CAOVA”
Gabriel está en el puesto de diarios desde que estaba en la panza de su mamá, “la Negra”. Pero cuenta sorprendido que muchos clientes que lo conocen de toda la vida no saben ni siquiera su nombre.
– La gente del centro es rara…
Habla cortado porque lo interrumpen las personas que quieren pasar por la angosta vereda, sobre calle Urquiza entre Presidente Roca y España. El kiosco ocupa la mitad de ella y está en la misma cuadra que uno de los supermercados Coto. Hay mucha circulación de gente, pero la mayoría pasa junto al puesto casi sin mirarlo.
El único de todos los anteriores que no hace repartos, sobrevive solo con la venta al paso y los vecinos que habitualmente le compran. Osvaldo, del puesto que queda en Uriburu y San Martín, tiene clientes de siempre. Pero uno a uno, esos viejos clientes se van muriendo. Y no hay nuevos que quieran comprar el diario. Con la crisis económica lo primero que recorta la gente es aquello que no es indispensable: la colección que viene con un dinosaurio de regalo, el libro sobre astrología que sale con el diario de los domingos, o la revista de recetas saludables que trae un tupper distinto cada mes.
La mayoría de los puestos de diarios trabaja de lunes a lunes y cierra al mediodía. Eran las 13:06 y el kiosco que está en la puerta del Hospital Provincial por calle Alem entre 9 de Julio y Zeballos ya estaba con las persianas bajas. Así, cerrados, forman parte del paisaje urbano en la tarde de la ciudad.
2 comentario
Excelente reseña Rosario, Felicitaciones por el trabajo!!!! cerca de casa hay uno por San Nicolás y Gálvez, frente al Mercado de Productores, chiquito, en la ochaba, que la rema desde hace un montón, quien sabe cuanto más podrá aguantar.
Que buen informe rosario!!!!recorriste la
cuidad entera!!!! Ojalá..se.vuelva a adquirir el hábito de leer , un momento único donde el lector se transporta con el relato del periodista, del escritor.
Muy lindo informe!!!!
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