En sintonía con la propuesta de desguace del Estado a partir de la fusión o eliminación de ministerios, el líder de La Libertad Avanza y presidente electo Javier Milei, ratificó su idea de privatizar los medios de comunicación públicos y encendió las alarmas. En la búsqueda de voces que ayuden a desandar un contexto en el que está en disputa la presencia o inacción del estado en áreas clave para la sociedad igualitaria que soñamos, enREDando dialogó con Ana Cacopardo y Sergio Wischñevsky, comunicadores de vasta trayectoria en medios. La necesidad de distinguir entre libertad de prensa y derecho a la información, los riesgos de un disciplinamiento social y las consecuencias que acarrean las políticas privatistas, en una charla a fondo con dos de los referentes máximos de la historia y la comunicación.
Pensar la comunicación, aquello que transmitimos y comunicamos en clave privatizada implica pensar en producciones de contenidos ligadas intrínsecamente a las lógicas del mercado. En el caso argentino, con la aparición de una fuerza de extrema derecha que propone una comunicación reaccionaria y conservadora, implica pensar contenidos que propugnan el individualismo, el “sálvese quien pueda”, signados en subjetividades que reivindican el totalitarismo y el terrorismo de estado, en contrapartida de las agendas de información pluralistas y transformadoras, vehículos de resistencia frente al neoliberalismo. Nuestro país cuenta con una red de medios públicos que garantiza el acceso a la información en todo el territorio nacional, del que dependen treinta y cinco (35) canales y señales de televisión; ciento veinticinco (125) radios; una agencia de noticias con veintiocho (28) corresponsalías y ciento dos (102) estaciones de trasmisión de la Televisión Digital Abierta (TDA). Esta amalgama de oferta de información, está, claramente en las antípodas de la idea del presidente electo basada en la existencia de un “ministerio de propagando encubierto”, que resulta imperioso privatizar.
Buscando (re) pensar qué lugar ocupa la comunicación pública hoy y cuáles son los retos y desafíos en este complejo escenario post electoral, EnREDando dialogó con Ana Cacopardo y Sergio Wischñevsky, faros de la comunicación en clave popular.
El debate que falta
–Creo que hay que restaurar un debate fundamental si pensamos los 40 años de la democracia que es en torno a la esfera pública democrática. Hago foco en un ágora central de la esfera pública democrática que es ese gran ecosistema de medios de comunicación, redes y plataformas y en verdad lo que tenemos allí es un escenario de una gran concentración, mucho mayor que la que nos preocupaba y denunciábamos en el año 2009 cuando se sancionaba la Ley de Servicios Audiovisuales-, explica Ana Cacopardo, periodista, guionista y documentalista. -Con la convergencia digital y con los decretos de necesidad y urgencia firmados por el presidente Macri que desguaza parte de esa ley y le permite por ejemplo al grupo Clarín fusionar Cablevisión y Telecom, convirtiéndose en una de las empresas más poderosas de América Latina, se acelera un proceso donde la lógica imperante de los medios de comunicación, la lógica informativa, es una lógica corporativa de intereses facciosos, donde no hay interés público. Cuando pensamos medios públicos más medios comunitarios tenemos allí la oportunidad de abrir una brecha donde no solamente producimos contenido en clave federal sino donde rompemos la lógica de mercado- sostiene Cacopardo.
-Al margen de la repercusión inmediata en cuanto a la pérdida de puestos de trabajo, las medidas privatistas traen un correlato en cuanto a la llegada o no de los medios públicos (el cierre de corresponsalías, por ejemplo) ¿Piensan la propuesta de privatización como un intento disciplinador, de la mano del desguace del Estado a partir del cierre o fusión de ministerios?
Ana Cacopardo: -El anuncio de cierre de medios públicos, lo veo como parte del mismo impulso que anima el proyecto político de Milei: el mercado regulando todo. Y de paso una cuota de revanchismo: ya se sabe que Milei no tolera críticas y solo habla con periodistas amigos. Veo un escenario muy complejo. Con retos enormes para el periodismo que trabaja con honestidad intelectual. Y especialmente para quienes trabajamos las agendas de derechos humanos y géneros. Pensemos en las dos operaciones básicas de los medios de comunicación: visibilizar o no ciertos hechos. Y atribuirles un sentido, una interpretación. Como sucedió por con el crimen de Rafael Nahuel. Traigo este ejemplo porque acaba de concluir el juicio. Pero recordarán que los medios dominantes repitieron el discurso del “enfrentamiento” de Bullrich. En este contexto de concentración mediática, donde la única brújula son los intereses del poder económico, se agravará el escenario de discurso único. El proyecto enunciado por Milei no puede implementarse sin represión.
Sergio Wischñevsky: -Veo un disciplinamiento distinto del de la época de Macri, aunque ahora volvió Macri. Mi experiencia en los años de gobierno macrista en los que yo trabajaba en canal 7, era que no les interesaba esto, porque para ellos la cosa pasaba por otro lado. La información que les interesaba pasaba por los medios privados, ni sabían bien qué hacer. Lo gestionaron, hicieron la plancha, le bajaron el presupuesto obviamente, le bajaron el perfil, que en los gobiernos kirchneristas había sido alto perfil. Pensemos que la agencia de noticias Télam, fue creada por el gobierno peronista; la idea de una agencia que generara información propia era casi casi un acto de soberanía nacional que lo tenía cualquier país del mundo. Desguazar todo eso, va más allá de si les interesa o que no saben qué hacer con todo eso. Muchos de ellos están convencidos de que estos medios nada tienen que hacer bajo órbita pública y que deben pasar al sector privado. Creo que va más allá de disciplinar, les interesa que desaparezcan directamente. A diferencia de Macri, no especulan, no hay especulación. La Libertad Avanza, en su núcleo central de ideas plantea que no tiene que haber medios públicos sustentados desde el estado. Por otro lado, tenemos que ser sinceros con nosotros mismos; durante el gobierno de Alberto Fernández no se le subió el perfil ni a radio Nacional, ni a canal 7 ni a Télam. También se los abandonó.
Yo atravesé todo el gobierno de Macri en radio Nacional y me tuve que ir recién con este gobierno; durante el primer año, con una inflación del cincuenta por ciento a nosotros nos aumentaron el veinticinco, y el segundo año con una inflación del doble, de casi el cien por ciento, nos aumentaron treinta por ciento. Era insostenible, la inflación te comía el sueldo por completo. Otra cosa que no entiendo fue porqué demoraron tanto en pasar a los trabajadores a planta permanente. Estábamos de nuevo, como en 2015, en una situación muy precaria, en la que ni siquiera te tienen que despedir; es muy fácil, llega el 31 de diciembre, no se te renueva contrato y chau. Estando en radio Nacional, cuando hacía el programa con Mario Wainfield, (se refiere a Gente de a pie) más de diez años hablé con todo el mundo ahí y me di cuenta que no lo querían hacer. Entonces, pienso que le va a ser muy fácil a Milei, le va a hacer muy sencillo. Hoy en día no va a ser tan difícil destruir todo eso porque los niveles de audiencia que tienen esos canales son muy bajos. Mucha gente no va a sentir que está perdiendo algo salvo nosotros que tenemos todo ideologizado. Se hace muy difícil defender porque todo lo que digas será en abstracto, en lo concreto tenemos poco porque incluso la gestión anterior tenías un canal Encuentro, Tecnópolis, lo que había sido Paka Paka que tampoco tenía una gran masividad pero llegaba a mucha gente. Aquí, prácticamente no se ha movido nada, fue todo tan tibio que pocos van a llorar la pérdida de todo esto y en algún punto lo que verdaderamente está faltando es que se generen medios alternativos de comunicación pensados desde otra cosa, opuestos a lo que prevalece y que tengan pretensión de masividad. Nosotros hablamos mucho y nos gusta la palabra derechos pero nos manejamos poco con el deseo, con la seducción, seducir multitudes es la única forma de llegar. Porque por más que hagas un programa excelente sobre los mapuches si no lo ve nadie, de nada sirve; esa debe ser la perspectiva porque si no, no es verdaderamente popular, lo es en la expresión pero no en la llegada. Tiene que tener cumbia, tiene que ser algo que te guste, que te haga cagar de risa, que de repente te haga pensar o te deje llorando. Nosotros también tenemos que tener una oferta interesante, sino los canales masivos siempre van a ser los otros. Sino no estamos cumpliendo con el ser concretos, efectivos, llegar-.
Cuando pensamos medios públicos más medios comunitarios tenemos allí la oportunidad de abrir una brecha donde no solamente producimos contenido en clave federal sino donde rompemos la lógica de mercado
Ana Cacopardo
-Yo creo que hay una especie de confusión o contradicción entre lo que es la libertad de prensa y lo que es el derecho a la información-, señala Wischñevsky, licenciado en Historia por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y columnista de distintos programas de radio y tv.
-La libertad de prensa es una especie de consigna liberal del siglo XIX, que era muy importante en ese momento para que cualquier pudiera decir lo que opinara, lo que quisiera. Fue bueno cuidarlo en su momento, pero esta libertad de prensa incluye en la actualidad que el dueño de un medio que puede ser una persona sencilla o una multinacional, escriba lo que quiera, incluso mienta o puede deformar la realidad, ocultar o no informe una cantidad de cosas y lo puede hacer en nombre de la libertad de prensa. Eso que en el siglo XIX fue un gran avance, que hubo que cuidar, hoy en día se transforma en una especie de derecho a hacer con los medios de comunicación lo que quieras y en casi todos los casos tiene que ver con hacer negocios, con impulsar políticas para hacer más negocios con incentivar la suba del dólar y también con deformar la realidad silenciando hechos que ocurren. Hoy en día, mucho más importante que la libertad de prensa es el derecho a la información que tiene la población en general y si todos los medios son privados, todos los medios informan sobre lo que se les antoja, la gente tiene derecho a saber muchas cosas y no hay quien se los informe; no hay ninguna ley que imponga que si está por venir un maremoto y el medio que no lo comunica y está atentando contra la sociedad, no hay nada que se puede imponer, pero quedan los medios públicos. Eso está amenazadísimo; ya sabemos cómo operan los medios privados. Si, tanto canal 7, Télam, Radio Nacional y muchas radios provinciales que todavía quedan son privatizados, entonces queda arrasado el derecho a la información. Está el tema del negocio; lo que es rentable y lo que no lo es, y hay algunas producciones artísticas, comunitarias que no les interesa, pero encuentran un espacio en los medios públicos, porque es algo a lo que se puede apostar. La cultura no necesariamente es rentable económicamente y eso también va a desaparecer. Al margen de lo que se va a discutir ahora, y es lo más dramático, que es la cantidad de gente que se va a quedar sin trabajo, el problema es que, si nos enfocamos solamente en eso va a quedar como algo que concierne solo a quienes trabajan en los medios públicos, rápidamente aislado; de hecho ya estuvieron subiendo recibos de sueldo falsos en las redes, de por ejemplo, lo que se cobra en radio Nacional, y en realidad esto está afectando a todo el mundo, justamente porque se está afectando el derecho a la información-.
Muchos de ellos están convencidos de que estos medios nada tienen que hacer bajo órbita pública y que deben pasar al sector privado. Creo que va más allá de disciplinar, les interesa que desaparezcan directamente.
Sergio Wischñevsky
«Está en juego la pluralidad de voces»
Maestra en el arte de la entrevista, la conductora de Historias Debidas, (la producción de tinte documentalista que reconfiguró la llegada del formato entrevista/documental a escala popular) Ana Cacopardo señala que los contenidos de derechos humanos y géneros trabajados desde los medios públicos son parte de la memoria de nuestro país, empleados por las organizaciones y en las aulas, como herramientas pedagógicas que siguen aportando a la discusión.
“Cuando digo que encontraremos la forma es porque hay una red poderosa de medios comunitarios y populares. Y un público con una «ciudadanía comunicacional» gigante. Ese público busca y sostiene los medios que lo representan. En esta red haremos pie. Y si tenemos pocas herramientas, inventaremos nuevas”
Ana Cacopardo
-Orgullosamente puedo decir que desde hace veinte años he podido desplegar una mirada en torno a las agendas de derechos humanos y género de Argentina y el continente, en la televisión pública primero y en canal Encuentro después, contenidos con una mirada distinta, que no es la mirada imperante, contenidos accesibles que son hoy una herramienta en el aula, para las organizaciones sociales, y esto fue posible por una lógica de interés público. Si tenemos que dar un debate, el debate es cómo ensanchar esa lógica de interés público, un debate que se clausura en el cierre con la privatización. En una lógica como la que trae Milei, como regulador de la vida, regulador del deseo, nada de esto es extraño, pero me parece que sí es importante que tomemos conciencia que lo que está en juego no es sólo la fuente de trabajo de una cantidad de profesionales de una jerarquía gigante, no solo está en juego una producción de contenidos federal y alternativas a las lógicas del mercado sino que está en juego la pluralidad de voces. Vamos camino a un escenario que se cierra cada vez más, y creo que esto un grave riesgo para nuestras democracias. Si pensamos en radio Nacional pensamos en la radio que llega hasta el confín de la patria. La tv pública es la memoria vital, la memoria histórica de la Argentina, el archivo audiovisual, la producción audiovisual de la tv pública es parte de nuestra identidad y si vamos al sistema de canales más nuevo, con canal Encuentro, Deportv y Paka, Paka yo creo que la sociedad argentina está orgullosa de la calidad de los contenidos producidos; algo que ha sido reconocido en el mundo y en América Latina. Basta ver los premios que han logrado las producciones de esos tres canales, que además han ensanchado el espacio de lo público porque son canales que producen y coproducen con universidades y le han dado trabajo a las pequeñas y medianas productoras de todo el país que trabajan otras agendas, otros contenidos. Para nosotros, para mi en particular, canal Encuentro fue el medio que me permitió presentar una agenda novedosa de derechos humanos y género. Me permitió ofrecerle al espectador una mirada sobre América Latina, que conozco nuestros intelectuales, contarle quien era Silvia Rivera de Bolivia; viajar a Bolivia en el momento del golpe, de las masacres. Nos permitió mucho antes, cuando ni siquiera se había sancionado la Ley de Identidad de género, ofrecer otra mirada de las personas trans y travestis, hipersexualizadas y estigmatizadas en los medios comerciales-.
Y, anidada en la esperanza y la resistencia, la presencia de lo colectivo, del otrx como par, del recorrido común de lucha y dignidad en los confines de nuestro pueblo, la comunicación en RED: “Cuando digo que encontraremos la forma es porque hay una red poderosa de medios comunitarios y populares. Y un público con una «ciudadanía comunicacional» gigante. Ese público busca y sostiene los medios que lo representan. En esta red haremos pie. Y si tenemos pocas herramientas, inventaremos nuevas”, cierra Cacopardo.