Un relevamiento coordinado por universidades nacionales y el CONICET reveló que empeoraron las condiciones de vida la comunidad LGTBIQ+, aunque hubo mejoras en el nivel educativo. También se registran altos niveles de discriminación en el ámbito laboral y educativo para travestis, trans y no binaries.
Los resultados preliminares del Primer Relevamiento Nacional de Condiciones de Vida de la Diversidad Sexual y Genérica en Argentina revelaron que, más allá de los avances en materia de derechos civiles de las últimas décadas, aún persiste una matriz de inequidad sobre la población LGBTNb+ en nuestro país que se expresa con mayor profundidad entre las personas travestis, trans y no binaries. El llamado Censo Diversidad alcanzó a unas 15.211 personas de todo el país, fue organizado por regiones geográficas y en dos etapas: respuestas de un cuestionario on line, y entrevistas presenciales con poblaciones específicas entre mayo y julio de 2023.
“No deja de sorprendernos como en 2023, en un país que tiene un montón de avances en materia de derechos, sigue habiendo mucha discriminación por orientación sexual o identidad de género”.
“El proyecto buscó generar información de calidad sobre la población LGTBIQ+ de Argentina, y el objetivo es formular políticas públicas basadas en evidencia científica”, explicó a enREDando Maximiliano Marentes, sociólogo y responsable del proyecto para nuestra región. El investigador destacó que “la magnitud del trabajo estuvo dada por la incorporación de todas las identidades sexogenéricas”. Con respecto a los resultados aseguró: “No deja de sorprendernos como en 2023, en un país que tiene un montón de avances en materia de derechos, sigue habiendo mucha discriminación por orientación sexual o identidad de género”.
Desocupación, trabajo sexual y discriminación
En el primer informe, se destaca que las personas trans “tienen el doble de tasas de desocupación que las personas cis”, siendo los varones y masculinidades trans quienes encabezan la nómina con un 14.3%, seguido por mujeres y feminidades travestis – trans con un 12.3%, y no binaries con un 10.1%. “Salvo para gays y lesbianas, la desocupación es mayor que la reportada para la población en general (6.2% en el segundo trimestre del 2023, según el INDEC”), señalan en el reporte. Además, el 3.2% dijo “haber tenido sexo a cambio de dinero u otro pago, o vender contenidos sexuales”, durante la semana previa al cuestionario.
En esta línea, casi el 15% de les participantes realizó alguna de estas actividades alguna vez a lo largo de su vida, siendo las travestis y trans las que se llevan la mayor proporción con algo más del 50%. En cuanto a situaciones de discriminación en el ámbito laboral, 4 de cada 10 mujeres trans respondieron haber sido “desestimadas o despedidas de un trabajo por su identidad de género”. Entre los varones trans, el porcentaje asciende al 30%. En el acumulado general, el 14.2% reportaron trato desigual en el mundo del trabajo, y un 17.8% asegura haber sufrido episodios de violencia y malos tratos.
Salud pública, violencia y salud mental
En el módulo salud, indican que “casi la mitad de las travestis y trans dependen exclusivamente de la cobertura pública”, llegando al 46.1% en mujeres y feminidades trans, al 33.7% para masculinidades o varones trans, y 32.6% para les no binaries. En cuanto al trato de los profesionales de la salud, un 20% aseguró haber sufrido episodios de violencia por su orientación sexual o identidad de género, siendo los varones trans y les no binaries quienes acumulan “porcentajes que representan el doble de estas situaciones”.
“casi la mitad de las travestis y trans dependen exclusivamente de la cobertura pública”
En cuanto a la salud mental, se registraron altos niveles de estrés, depresión, angustia y ansiedad. “La mitad de quienes respondieron la encuesta afirmaron que tuvieron depresión en el último año alcanzando a uno de cada siete varones y masculinidades trans. Ellos son quienes también mayormente reportan angustia, miedo o ansiedad, con 88,6%, siendo los gays quienes presentan el menor valor, que de todas formas es muy alto (80,5%)”.
En tanto, un 12.7% de les participantes indicaron tener al menos una discapacidad, siendo las más prevalentes las vinculadas a cuestiones cognitivas de concentración y memoria, seguido por un 5% de problemas visuales.
Educación y discriminación
En cuanto al acceso a la educación, el 55% de las personas gays obtuvieron un título universitario o terciario completo, siendo las feminidades y mujeres trans quienes se encuentran por debajo del promedio general. “En términos relativos la población de la muestra tienen niveles educativos algo superiores a la población general sobre la base de los últimos datos censales”, aclaran les investigadores. En relación a la discriminación por motivos de género en establecimientos educativos un 16.7% reportó agresiones por parte de profesores y directivos, y un 20% de sus propios compañeros de cursado.
Todas las identidades, todos los colores
Sobre las identidades sexo – genéricas que participaron del estudio, el 73.1% respondió que se considera cis género, es decir, personas cuya identidad de género asignada al nacer coincide con el sexo. En tanto, las personas trans, travestis y de género fluido ascienden al 22.5% y es “superior a la registrada por otros estudios similares en la región”. Con respecto a la orientación sexual, un 37.5% se identificó como gay o con categorías emergentes que difieren en términos políticos como marica, puto o trolo, un 22.5% como bisexual y un 15% como lesbiana.
En este sentido, Maximiliano Marentes explicó que este apartado generó “alguna dificultad epistemológica porque la encuesta es un dispositivo muy positivista que tiende a fijar cosas a partir de algunas categorías preestablecidas, y lo que sabemos de las categorías sexogenericas es que son variables, dinámicas”. Además, aclaró que “en rigor estadístico no se trata de un censo y tampoco es una encuesta probabilística”, por lo que los resultados no son generalizables a la totalidad de la comunidad LGTBIQ+, aunque en algunas casos es posible realizar algún tipo de comparación con la población en general.
El relevamiento fue financiado por la Agencia I+D+i del Ministerio de Ciencia y Tecnología a través de la convocatoria PICTO-Género, en un convenio con el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, en el que trabajaron más de 50 profesionales de universidades públicas de todo el país. “Es un equipo heterogéneo y hermoso. Es plural por la procedencia disciplinaria, hay gente del campo de la sociología, de la antropología, de ciencias políticas, psicología, filosofía, estadística, comunicación social. En general somos personas que en nuestras trayectorias académicas trabajamos sobre diversidad sexual y género, y entendemos que hay que poner la ciencia al servicio del bien común”, expresó Marentes.