Javier Milei ganó en la mayoría de los barrios de Rosario, allí donde las organizaciones sociales y comunitarias redoblan los esfuerzos para contener a una sociedad que se resquebraja día a día. En esos lugares la falta de obras, el nulo acceso a los servicios, la escasez de trabajo y la inseguridad, aparecen como las grandes deudas de una democracia que parece tener cada vez más dificultades para alimentar, curar y educar. Pese al panorama políticamente adverso, los movimientos entienden que la única alternativa es reorganizarse para seguir dando la pelea. ¿Cómo analizan las organizaciones territoriales la masiva victoria de Javier Milei en Rosario?
Ludueña, Cristalería, Empalme Graneros, Las Flores, Santa Lucía, Villa Banana. La enumeración podría hacer mención a los barrios donde los problemas estructurales de los vecinos siguen sin resolverse hace décadas, o a los barrios más jaqueados por la ola de violencia que azota a la ciudad hace tiempo y que de a períodos recrudece. Pero además de todo eso es, también, algunas de las zonas donde se impuso Javier Milei en las elecciones primarias del 13 de agosto. Un fenómeno político, social y ahora también electoral, que tiño a la ciudad de violeta, a excepción de algunas seccionales del centro, donde Juntos por el Cambio pudo mantenerse como la “resistencia” de la oposición nacional.
Milei fue el candidato más votado en todo el país, en un escenario de tercios que lo deja bien posicionado para llegar a un balotaje en noviembre. Quizás esa sea uno de los impactos que deja esa elección: la transformación del personaje despeinado, que vociferaba políticas incumplibles en el prime time televisivo, a un posible presidente de la Nación. En las charlas de café, en los chats entre amigos, en los análisis periodísticos, todos especulaban con una buena elección de Milei, pero pocos con que se convierta en el candidato más votado.
En la provincia de Santa Fe, donde un mes atrás Maximiliano Pullaro venía de colapsar las urnas de votos para Juntos por el Cambio, en las nacionales su espacio no solo que no pudo ganar la interna, sino que todo el frente quedó opacado por la irrupción del espacio libertario. Así, la rosarina Romina Diez, de casi nula aparición en la actividad política y mediática de la ciudad, llegará a la Cámara baja del Congreso catapultada por los votos de Milei.
Rosario no escapó al fenómeno. La Libertad Avanza ganó en la ciudad impulsado por los votos que llegaron desde las periferias y de a montones. El mapa electoral de Rosario quedó pintado de un violeta que va se va tiñendo de amarillo a medida que nos acercamos al Monumento a la Bandera. En Nuevo Alberdi, la piedra basal desde la que se sustenta el proyecto político que busca proyectar Ciudad Futura en Rosario, ganó Javier Milei. En Empalme Graneros, bastión histórico del peronismo, el único barrio que resistió a la ola amarilla de 2017, ganó Javier Milei. En Fisherton, la seccional del noroeste rosarino donde suele ganar Juntos por el Cambio, esta vez ganó Javier Milei.
La situación económica, el poder de los medios y las redes sociales, candidatos que no lograron seducir al electorado, gobiernos que no resolvieron los problemas de la gente. Todos entran en la categoría de análisis que proliferaron para intentar entender un fenómeno que aparece como sorpresivo, pero que evidentemente sobrevolaba, quizás de una manera más silenciosa de la que caracteriza a Milei, en gran parte de la ciudadanía.
En las organizaciones políticas con presencia en los barrios, algo se presentía. Por lo menos así lo describe Victoria Clerici, referente del Movimiento de los Trabajadores Excluidos (MTE) de Rosario. “Nosotros veníamos viendo algunos indicios, con compañeros militantes que nos advertían con preocupación lo de Milei”, comenta. Para la dirigente social, la elección del libertario se explica desde razones materiales y existenciales concretas: la gente sigue teniendo los mismos problemas de siempre.
“Tenemos barrios que han sido abandonados históricamente, y que si bien durante esta gestión nacional han llegado algunas políticas, no terminan de masificar o de cambiar estructuralmente la vida de las personas del lugar. Yo creo que en la figura de Milei se personifica un enojo a raíz de que ni el gobierno anterior, ni este, pudieron transformarle la vida a la gente”, evalúa.
En la actualidad el MTE sostiene comedores, merenderos, y distintos espacios de contención en todo el cordón de Avellaneda oeste, desde La Cariñosa hasta Segui, abarcando barrios como Vía Honda, Alvear, La Cariñosa y La Vincha, entre otros. Allí, como en casi toda la ciudad, Javier Milei fue el candidato más votado. Para los militantes del espacio, en muchos de los barrios hubo un “voto castigo” a las estructuras más tradicionales, pero sin descartar que ese voto contemple una cuota de esperanza ante un espacio que irrumpe de forma novedosa en la política argentina.
Tenemos barrios que han sido abandonados históricamente, y que si bien durante esta gestión nacional han llegado algunas políticas, no terminan de masificar o de cambiar estructuralmente la vida de las personas del lugar.
Para Clerici, además del enojo o la decepción que pueda calar en la gente, también entra un juego cierta “distancia” entre la dirigencia política y las bases, que pudo redundar una campaña menos intensa en algunos lugares. “Nunca hay que creer que ya tenés ganados los votos”, expresa y agrega: “Lo que notamos en muchos barrios en los que militamos es que la gente no sabía a quién votar y los que tenían su voto definido, decían que iban a votar a Milei”.
Y a ese combo, ya de por sí complejo, no se puede dejar de lado la inseguridad que en Rosario impacta con mayor fuerza en los barrios: “Los sectores populares son los más golpeados por este tema. Los pibes que se pierden por las balas son de los barrios, la posibilidad de no salir a jugar a la pelota la sufren los sectores populares. SI bien todos sufrimos inseguridad, no impacta de la misma manera en el centro que en las afueras”.
En una sintonía similar, Claudia Fleitas, militante de la agrupación “Somos”, con presencia en distintos sectores de la ciudad, sostiene que el fenómeno Milei se explica desde una situación de enojo y de “lejanía de la política transformadora” con los problemas que tiene la gente en su vida cotidiana. “El día a día cuesta. Y ese enojo se visibiliza a través del voto como lo vimos en las elecciones. La política tradicional perdió la capacidad de enamorar al electorado y eso tiene efectos como este, que muchos lamentamos”, evalúa.
La dirigente, que además es Directora de Economía Popular de Rosario y candidata a concejala por el oficialismo rosarino, sostiene que los análisis deben hacerse tratando de entender y saber interpretar el voto de la gente, pero nunca juzgándolo. “En los sectores populares, donde todo está tan resquebrajado, no hay proyectos ni ilusión. Los que estamos en política y militamos en los barrios tenemos que seguir trabajando para tratar de recuperar la esperanza, la organización y la solidaridad, como lo hicimos en las peores crisis”, analiza. “La gente está muy enojada, siente que su vida la dirigen otros que no los entienden y no ven lo que pasa al ciudadano común”, agrega.
El día a día cuesta. Y ese enojo se visibiliza a través del voto como lo vimos en las elecciones. La política tradicional perdió la capacidad de enamorar al electorado y eso tiene efectos como este, que muchos lamentamos”
“Somos” también cuenta con distintos comedores y copas de leche, donde además brindan clases de apoyo para los chicos que lo necesitan. Trabajan en alrededor de 50 centros comunitarios en 15 barrios, con mayor presencia en zona norte, oeste y sur. Para Fleitas, el trabajo que realizan muchas las organizaciones sociales es enorme y muchas veces sin recursos, o en completa soledad.
“Nosotros hacemos lo que se puede y más, tratando de reflotar la solidaridad, el amor y la organización popular en los barrios. Pero a veces sentimos que es combatimos con un escarbadientes. Muchos gobiernos progresistas, que se suponen deberían acompañarnos, en general nos ven como cucos o como demandantes. Pero nosotros seguimos con las mismas utopías, y tenemos que ser cada vez más creativos en lo organizativo para tratar de enamorar a esos vecinos que no ven mejoras. Es difícil hacer política en el territorio, pero estamos convencidos de que no hay otra alternativa”, sostiene.
En algunas organizaciones, la victoria de Milei sirvió como un sacudón para motorizar a la acción. La primera semana pos elección, los militantes de Causa, una organización popular surgida en las barriadas de Villa Banana, al oeste de la ciudad, se reunieron dos veces para analizar el contexto electoral con intención de reorganizarse. La intención es poner en marcha un plan de movilizaciones en todo el país con el objetivo de que el gobierno atienda las necesidades de los sectores populares. Sin eso, entienden, el futuro tiene poco de prometedor.
“El problema que tenemos es que los que compiten con Milei representan intereses similares. No creo que sean tan fascista como él, pero representan intereses similares”, señaló Facundo Peralta, militante y fundador de la organización. “Lamentablemente no tenemos mucho para mostrarle a la gente. Necesitamos que esto mejore, que la gente tenga para comer y esto lo necesitamos ahora, porque si no seguramente va a ganar Milei”, lamenta.
Para el dirigente, la sensación que sobrevuela está entre la sorpresa y la desesperanza. O por lo menos algo de eso aparecía en la mesa que le tocó fiscalizar, cuando la mayoría de los sobres que estaban en la urna salían las boletas violetas de La Libertad Avanza. En esa seccional, la número 13, Milei sacó 5.833 votos, un 25% que Juntos por el Cambio y un 30% más que Unión por la Patria. En esa zona, recuerda Peralta, la mayoría de las familias se las rebuscan entre las changas y el cartoneo para poner un plato de comida en la mesa. Y ni este gobierno, ni el anterior, lograron transmitir una esperanza de que esa situación cambie.
“Estamos en una realidad muy compleja, muy difícil para los sectores populares. Y al mismo tiempo ganó las elecciones un tipo que directamente propone dejarnos a todos a merced del mercado. Entonces no le podemos vender espejitos de colores a la gente, lo que está viviendo hoy no está bueno. Eso no quiere decir que nosotros nos demos por vencidos o tiremos la toalla, sino todo lo contrario. Pero vamos a tener que agudizar mucho la inteligencia”, analiza.
En su lectura, los números que dejó la elección demuestran que se “canalizó una bronca” por parte de un gran sector de la población que no la pasa nada bien. “Hay inflación, el sueldo no te alcanza, si tenés la suerte de tener sueldo, y los que viven día a día, menos todavía”, sostiene Peralta. “Me parece que la gente lo ve como alguien por fuera de la política que viene a romper con todo esto, a terminar con la casta. Y ese es un mensaje que salió en todos los medios de comunicación y que llegó a todo el mundo a través de las redes sociales”, agrega.
Estamos en una realidad muy compleja, muy difícil para los sectores populares. Y al mismo tiempo ganó las elecciones un tipo que directamente propone dejarnos a todos a merced del mercado. Entonces no le podemos vender espejitos de colores a la gente, lo que está viviendo hoy no está bueno. Eso no quiere decir que nosotros nos demos por vencidos o tiremos la toalla, sino todo lo contrario. Pero vamos a tener que agudizar mucho la inteligencia
Entre distintas organizaciones y movimientos sociales, ya emitieron un comunicado conjunto donde piden tres medidas urgentes y tres medidas de fondo de cara a octubre. Entre las urgentes aparece el pago de un Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), aumentos para los trabajadores y jubilados, y el abastecimiento de alimentos. Mientras que, como soluciones de fondos, reclaman la suspensión del pago e investigación de la deuda tomada con el Fondo Monetario Internacional, la intervención en el mercado de alimentos por medio de una empresa nacional, y la intervención en el mercado inmobiliario a través de un impuesto a la vivienda ociosa.
“Estamos comprometidxs a realizar todos nuestros esfuerzos para que el 10 de diciembre no llegue a la Casa Rosada un modelo de gobierno neoliberal, si no uno que escuche y aliente a las grandes mayorías a recuperar su soberanía nacional frente a los grandes especuladores. Por todo esto, exigimos al gobierno que tome las medidas necesarias para frenar esta crisis. Es urgente, diseñar políticas que impacten rápidamente en el bienestar de las mayorías, perjudicadas hasta aquí por medidas que solo conforman a las elites locales y foráneas”, expresaron en el documento. “Lxs trabajadorxs no somos parte del problema somos, siempre, parte de la solución”, agregaron.
En tanto, desde el Movimiento Evita, José “Pepe” Berra, el primer análisis que hace es algo que vienen advirtiendo hace tiempo: que la dirigencia política “termina mirándose el ombligo” en lugar de abordar las necesidades que se vive en los barrios más postergados del país. “Me parece que eso terminó canalizando ese descontento en un personaje como Milei que de alguna manera expresaba la antipolítica, aunque en realidad no lo fuera”, evalúa.
En ese marco, el dirigente identifica el voto a Milei no como un “voto ideológico”, sino como un voto bronca que se sustenta en “40 años de democracia que no resolvieron en definitiva los problemas principales de nuestro pueblo y de nuestro país”. Dentro de ese universo aparecen tanto los jóvenes de los barrios populares que no pueden acceder al trabajo, como las familias de clase media que se ven cada vez más empobrecidas. “Me parece que desde ahí tenés el resultado en los barrios de Rosario, que además queda muy marcado por victorias en lugares que históricamente acompañaban al peronismo”, agrega.
El Movimiento Evita es uno de las agrupaciones con mayor presencia barrial, desde donde realizan una multiplicidad de tareas que se extienden por todas las zonas de la ciudad. El espacio cuenta, además de distintos espacios de contención, con una serie de “unidades productivas” que apuntan a la formación y la apertura laboral en el rubro textil, de herrería, carpintería y serigrafía, entre otros. Pero más allá del trabajo y la militancia, desde el espacio entienden que hay una acumulación de problemas tan grande que ya no basta solo con una recomposición salarial, sino que a esa parte de la población se debe mejorarle la vida de forma concreta e integral.
“Inseguridad, vivienda, trabajo. Son un conjunto de temas que hacen que hoy estemos hablando en la Argentina de una pobreza estructural, que no tiene que ver solo con el ingreso sino con un montón de variables que hacen que esta pobreza no se resuelva solamente con una cuestión de ingresos, sino que es necesario aplicar un montón de políticas activas que tengan que impactar directamente sobre las condiciones de vida de estos sectores más humildes o más empobrecidos. Me parece que es la gran deuda que ha tenido la democracia: que estos sectores, lejos de mejorar la situación, se han ido hundiendo un poquito más”, evaluó.