Propaganda política, anuncios de espectáculos o publicidades decoran las vallas que bloquean la planta baja del edificio de Corrientes 425. Al levantar la vista pueden apreciarse los restos de un cine que supo ser un centro de entretenimiento y encuentro para lxs rosarinxs. Para rescatar al inmueble de la ruina se presentó un proyecto de expropiación en la Legislatura de Santa Fe, que propone alzar allí un espacio cultural público.
Abril de 1931. La cinta empieza a girar y el proyector estampa una imagen en la pantalla gigante. “La voluntad del muerto” se estrenó un año antes y es toda una novedad en estas tierras, donde se tradujo como “La heredera de Mr. West”. La película cuenta la historia de un grupo de personas que debe pasar la noche en una vieja mansión para poder reclamar una herencia, sin saber que entre ellos se esconde un asesino. La sala está repleta: esa noche el Cine Imperial inaugura su nuevo edificio en Corrientes al 400, en pleno centro de la ciudad de Rosario.
Noventa y dos años después, la realidad es la opuesta. No hay proyector, no hay películas, no hay gente. El deterioro no es nuevo: hace más de 35 años que la construcción está totalmente abandonada. Pese al paso del tiempo, sus paredes aún conservan rasgos que permiten imaginar la imponencia que este edificio supo tener décadas atrás. Para salvarlo de la ruina o la desaparición, se presentó en la Legislatura de Santa Fe un proyecto que busca expropiar el inmueble donde funcionó el cine y convertirlo en un espacio cultural público, abierto a todxs lxs rosarinxs.
A mediados del siglo XX Rosario llegó a tener casi 50 cines en funcionamiento: veinte en los barrios y cerca de treinta en el centro de la ciudad. Sin embargo, con la aparición de nuevas tecnologías y formas de entretenimiento, estos espacios fueron cerrando sus puertas y dejaron, en algunos casos, imponentes edificios vacíos y abandonados.
Un ejemplo de esta situación es el ex Cine Imperial, ubicado en Corrientes 425, que supo ser uno de los más destacados espacios culturales de la ciudad. Con casi ochenta años de actividad, dejó de funcionar el 2 de diciembre de 1987 y desde entonces el inmueble –con un marcado estilo art decó, construido por la empresa Candia– permanece vallado y en notable estado de abandono.
Para recuperar este edificio, la diputada provincial Mónica Peralta presentó a fines de febrero, en la Legislatura de Santa Fe, un proyecto de expropiación del inmueble donde funcionó el ex Cine Imperial, con el objetivo de convertirlo en un espacio cultural de acceso público.
“Queremos que cada barrio de nuestra ciudad pueda tener disponibles espacios donde se desarrollen distintos eventos culturales, donde soltar la creatividad, reflexionar y compartir capacitaciones. Vemos por ejemplo cómo Colombia revirtió en parte su gravísima situación con respecto a la narcocriminalidad con mucha urbanización, espacio público y, sobre todo, a través de grandes bibliotecas y espacios culturales. Cuando hablamos de los problemas más notorios que tenemos en la sociedad argentina con respecto a la desigualdad social, siempre se terminan buscando las mismas recetas, ligadas a lo punitivo, más policías, más estrategias de persecución del delito, pero cuando uno habla de urbanizar también tiene que garantizar que los espacios culturales y de encuentro para la comunidad estén disponibles”, dijo la legisladora.
“Queremos que cada barrio de nuestra ciudad pueda tener disponibles espacios donde se desarrollen distintos eventos culturales, donde soltar la creatividad, reflexionar y compartir capacitaciones. Vemos por ejemplo cómo Colombia revirtió en parte su gravísima situación con respecto a la narcocriminalidad con mucha urbanización, espacio público y, sobre todo, a través de grandes bibliotecas y espacios culturales»
El objetivo de la expropiación, según consta en el documento presentado en la Legislatura, es “preservar el patrimonio arquitectónico e histórico de la provincia, así como la realización de actividades culturales y artísticas con eje en la experiencia cinematográfica y/o audiovisual”.
Pero además del apoyo por parte de la política, la expropiación del inmueble también tiene su respaldo en los sectores sociales y en referentes culturales: ciudadanos autoconvocados se agruparon para proteger el emblemático edificio; mientras que Julián Kuri, un joven cinéfilo que conforma este grupo, trabaja desde hace años en la recolección de firmas para que figuras públicas se sumen a la causa. Hasta el momento, consiguió adhesiones de personalidades como Fito Páez, Litto Nebbia, Rubén Goldín, Adrián Abonizio, Coki Debernardi y Leonel Capitano.
Imperial: el cine que supo tener mil butacas y aire acondicionado
El Cine Imperial abrió sus puertas en el año 1910, pero en ese entonces se llamaba “Imperial Café Cinematográfico”, funcionaba en calle Corrientes al 126 y, además de emitir material audiovisual, también funcionaba como bar y tenía salones de billar. Era propiedad de Salmerón Hermanos y Compañía.
En 1912 el cine se mudó a un edificio de Corrientes al 451, bajo el nombre de “Imperial Biográfico”. Allí funcionó durante cinco años, exhibiendo estrenos destacados de la época y siendo una referencia para las familias de la ciudad.
Para 1917, se adquirió el terreno de Corrientes al 425. Sin embargo, a finales de la década de 1920, con la aparición del cine sonoro, este espacio se vio desbordado de asistentes, por lo que fue necesario ampliarlo: la empresa Candia –que construyó edificios icónicos de la ciudad, como la Bolsa de Comercio, La Favorita o el Palacio Minetti, entre otros– fue la encargada de remodelar el inmueble, y la tarea recayó en el arquitecto Armando Delannoy, quien, bajo el estilo del art decó, impulsó unas de las fachadas más emblemáticas de Rosario.
El nuevo edificio del Cine Imperial se inauguró el 10 de abril de 1931. En su libro “Los cines de Rosario ayer y hoy”, Sidney Paralieu recuerda: “La nueva construcción presentaba un lujoso hall con dos escaleras laterales que conducían a la platea alta, y un sobrio interior que ofrecía una capacidad para 949 espectadores”.
Y agregó: “La empresa United Cinema que dirigió al Imperial en sus últimos años, lo clausuró en forma temporal el 25 de noviembre de 1986, a los efectos de realizar reformas. Un mes después, el 23 de diciembre, reabrió sus puertas, brindando una función nocturna para invitados especiales. La sala se habilitó para el público general el 25 de ese mes”.
El Cine Imperial funcionó en el edificio diseñado por Delannoy hasta el 2 de diciembre de 1987, cuando emitió su última proyección. Supo ser uno de los cines más importantes de Rosario: a mediados de enero de 1947, fue la primera sala de la ciudad en instalar equipo de aire acondicionado, lo que atrajo a cientos de ciudadanos. De esta grandeza, actualmente sólo puede verse una fachada que, pese a su descuido, aún refleja su imponencia, plasmada en tres ventanas de forma octogonal –con sus vidrios hechos añicos– y detalladas guardas en los costados superiores. Más abajo, vallas, escombro y basura.
En materia cinematográfica, Kuri especificó: “El Imperial fue uno de los primeros lugares donde funcionó el Cine Club y Arteón. Se pasaban películas soviéticas y cubanas”. Estas propuestas lo diferenciaban de los otros espacios culturales rosarinos.
Si bien trascendió que los actuales dueños del terreno, González Johansen Inmobiliaria S.A., estarían pensando en demoler lo que queda del ex Cine Imperial para construir torres de viviendas, lo cierto es que no hay proyectos de esta índole presentados ante la Municipalidad de Rosario. Cabe destacar que, pese a su estado de abandono, el edificio cuenta con una protección patrimonial de categoría “2B”, la cual establece la conservación de las fachadas, pero permite reestructurar el interior de los inmuebles.
“El Imperial fue uno de los primeros lugares donde funcionó el Cine Club y Arteón. Se pasaban películas soviéticas y cubanas”
En este sentido, Kuri amplió: “En septiembre del 2022 salió un pedido de informe para ver si se podía elevar la catalogación a 1A, y dijeron que no porque a esa categoría solo la tienen el Monumento y la Catedral. Al mismo tiempo, no hay pedido de demolición u obras, lo que es un alivio”.
El proyecto de un cine público que revitalice la noche rosarina
El 23 de febrero último, la diputada del bloque GEN, Mónica Peralta, presentó una iniciativa para expropiar el edificio donde funcionó el Cine Imperial. Al respecto, detalló: “El proyecto consiste en poner sujeto a expropiación el inmueble. Quien pasa por ahí, todavía puede ver las viejas iniciales que nombraban al cine, la estructura arquitectónica art decó, la imponencia que aún se ve en este inmueble que está vallado. Calle Corrientes es emblemática, en ese sentido podemos aportar un nuevo espacio, con un predio que brinde servicios culturales y aporte a la nocturnidad de la ciudad. La idea es recuperar este valor cultural que también es patrimonio de la Municipalidad”.
En relación al financiamiento de la expropiación, la diputada aclaró que hay “diferentes maneras” de realizarlo, como una co-gestión, que puede ser pública-privada. “Estamos esperado reunirnos con quienes hoy son los propietarios de este inmueble, para saber si tienen intereses de hacer algún tipo de construcción inmobiliaria. A partir de ahí y de las posibilidades que se abran, será menester del Ejecutivo provincial buscar estrategias para lograr el financiamiento”, completó.
Peralta explicó que si bien la Municipalidad puede pedir la expropiación de un inmueble, debe contar con una autorización de la provincia. Además, apuntó que el gobierno santafesino tiene “muchos más recursos que un municipio” para pensar en la adquisición de un edificio de esas características.
Con el período de sesiones extraordinarias de la Legislatura de Santa Fe inaugurado el pasado 1 de mayo, ahora los funcionarios deberán comenzar a discutir esta iniciativa en comisiones. Al respecto, Peralta aseguró que el proyecto cuenta con el apoyo de varios diputados, pero advirtió que desde el gobierno provincial aún no expresaron su postura.
Por último, la diputada destacó: “Es un inmueble que desde lo urbanístico y arquitectónico presenta las características del art decó. Fue la sala donde se proyectaron las primeras producciones hechas por cineastas de nuestra ciudad, fue un lugar de estreno de muchas películas que no se transmitían en otros lugares del país, y reunió a muchas figuras del arte y de la cultura, no solo de Rosario sino también de nuestro país”.
Un espacio cultural y ¿un museo de cine, radio y televisión?
Julián Kuri es un joven de 33 años, apasionado por el cine, que desde hace diez años comenzó a interesarse en la recuperación de cines rosarinos. En este sentido, empezó a juntar firmas –en papel y de puño y letra– de figuras públicas para exigir la expropiación del edificio donde funcionó el Cine Imperial.
“A mediados del 2013 empecé a ver en qué andaba el Cine Gran Rex y quería empezar con su reapertura, pero me hicieron notar lo abandonado que estaba el Cine Imperial, así que comencé por ahí”, recordó Kuri.
Y agregó: “La juntada de firmas es solamente para personalidades públicas. Tengo más de 330, pero como base para presentar a un escribano se necesitan mil. Por una cuestión legal, las estoy juntando en papel. Hasta que no esté abierto el cine voy a juntar firmas”.
Por otro lado, adelantó que en caso de que el edificio se expropie, en el mismo podría funcionar –además de un espacio cultural público– un museo del cine, radio y televisión, aunque de momento esto es solo una propuesta que está atada a que el proyecto avance en la Legislatura y a que se defina la forma que adquirirá este trámite.
Por último, Kuri destacó que expropiar el inmueble y alzar en el lugar un espacio cultural público revitalizaría el centro rosarino, generaría trabajo digno, pondría en valor a los cines y, además, sería una forma de ofrecer a la ciudadanía otras alternativas que la alejen del narcotráfico.