Relatoría 11
La relación de las organizaciones sociales con el Estado siempre ha sido a construir, en este sentido en distintos momentos históricos, de acuerdo a los Gobiernos de turno, esa relación se ha ido reconfigurando con menor o mayor tensión. En esta relatoría compartiremos esta reflexión desde la experiencia de las compañeras de Campo de la Rivera en sus postulaciones a financiamientos para desplegar su propia red comunitaria y en la vivencia del Semillero.
La relación de las organizaciones sociales con el estado siempre ha sido a construir, en este sentido en distintos momentos históricos, de acuerdo a los gobiernos de turno, esa relación se ha ido reconfigurando con menor o mayor tensión.
Para analizar y reflexionar sobre este vínculo conversamos con integrantes de la Asamblea barrial Campo de La Ribera de la ciudad de Córdoba con más de 10 años de experiencia en organización territorial. Esta Asamblea forma parte de la Organización Social “Encuentro de Organizaciones” en UTEP. La Asamblea cuenta con diferentes espacios de trabajo, entre ellos la escuelita popular de tecnologías, con varias lineas de acción, entre ellas la construcción de las redes comunitarias de internet. Silvia, una de las integrantes, nos cuenta que, en su devenir como organización social, “la relación con los gobiernos fueron negociaciones que se fueron procesando a largo del tiempo”, en cuyo marco no siempre fue recíproca la escucha de las realidades y necesidades de la organización. “Muchas veces sentimos que no nos prestan atención, que no atienden nuestros planteamientos sobre las situaciones reales en las comunidades, por ahí en un tiempo largo, tras largas negociaciones y planteos recién se puede lograr alguito pero no en un completo”. Paula, otra de las integrantes de la organización, también afirma que “el estado no escucha lo suficiente y no da las posibilidades porque, desde nuestra perspectiva al menos, vemos una limitación concreta hacia la potenciación de lo comunitario”. Tal vez sea necesario pensar los alcances y limitaciones de las políticas públicas que lleva adelante el estado, y que se conciben desde sus inicios como universales. Quizás allí reside la dificultad de las mismas para atender la diversidad de los territorios, su cultura, sus características, sus habitantes.
En relación con el proyecto que por este tiempo las ocupa y entusiasma, de construcción de una red comunitaria propia, Silvia reconoce la importancia de las mismas para el barrio. “Ya en tiempo de pandemia nos urgió más la necesidad de la conectividad de las redes en los barrios por el tema del covid, los chicos en el colegio que no tenían acceso a internet, los datos. No podían tener sus tareas y hacer la verdad es que fue un tiempo bastante complejo”. Como en muchas otras regiones de nuestro país la pandemia visibilizó lo que permanecía invisible o se naturalizaba: los altos índices de desigualdad, en los que,como Silvia nos cuenta, “hubiera favorecido si el estado intervenía directamente ahí en situaciones reales porque se vio en todos lados, todos sabían las necesidades que había de educación, desde la casa, a través de las redes comunitarias y no las había. Es una necesidad que sigue estando, que necesitamos”, haciendo referencia a la importancia de la conectividad para todas las familias. Se vuelve urgente una acción favorable a estas situaciones que acontecen en los barrios periféricos para facilitar la conectividad y que sin la presencia del estado resulta muy dificultoso pensar soluciones que se sostengan en el tiempo.
Desde la Asamblea Campo de la Ribera fueron recorriendo el camino del Semillero, realizando los pasos para postular al Programa Roberto Arias. En relación a lo que venimos planteando, Paula historiza tomando la experiencia de otra convocatoria que el estado había realizado anteriormente y a la que habían postulado. Nos cuenta: “hemos vivido con mucho entusiasmo el logro de incluir a las redes comunitarias como posibles licenciatarias dentro de los pliegos de RENABAP del ENACOM. Nos pareció un logro muy importante sobre todo de las compañeras que históricamente venían trabajando en esto, las compañeras de Altermundi. Cuando salió fue una alegría para todas”.
Sin dudas, se valora muy positivamente cuando se logra una alianza estratégica entre el estado y las organizaciones sociales. Paula continúa: “para nosotras esta forma de producción de internet es de alguna forma revolucionaria porque es pensarla con una perspectiva comunitaria y es lo que nosotras venimos trabajando hace muchos años en los diferentes espacios de trabajo, no sólo nuestra organización sino muchas organizaciones a lo largo y a lo ancho del país. Inclusive los compañeros y compañeras del territorio sin estar organizadas tienen la estrategia comunitaria para resolver los problemas cotidianos locales, ahí donde ni el mercado ni el estado están presentes, o están presente, en realidad, de otras formas”. Y surge el entusiasmo de encontrar canales donde los proyectos comunitarios sean encausados por políticas públicas concretas. Y sigue la compañera: “Nos alegramos un montón por el pliego RENABAP y eso fue lo que nos impulsó a embarcarnos con esta aventura de presentarnos. Teníamos mucha ilusión, hicimos mucho esfuerzo porque no es común que organizaciones pequeñas como la nuestra lo hagan” haciendo referencia a otras organizaciones sociales de alcance nacional, que con otros recursos y posibilidades lo hacen con más frecuencia.
Para la organización, nos cuenta Paula, fue un gran desafío poder presentarse al RENABAP y haberlo logrado, un gran aprendizaje celebrado: “eso nos llenó de orgullo en algún punto porque sin tener conocimientos técnicos que se estudian en las facultades, en las universidades pero sí relacionándonos con personas que sí tienen esas posibilidades, fuimos capaces de armar el proyecto que era muy complejo en el sentido de entender qué necesitábamos para poder hacerlo, qué implicaba una red troncal, qué implicaba hacer una red de acceso, fue muy interesante, muy estimulante desde lo pedagógico y desde la posibilidad de entender sobre estos conocimientos, achicar la brecha de conocimiento sobre estas temáticas”.
Pero también, junto con los aprendizajes que implicó al interior de la Asamblea Campo de la Ribera, esa experiencia abrió la posibilidad de reflexionar sobre el rol de las organizaciones sociales en los barrios. Así nos lo transmite Paula cuando nos dice que “la posibilidad de pensar que teníamos chances de poder brindar conectividad nosotras mismas como lo hacemos con cualquier otro tipo de dimensión de los derechos humanos básicos como la alimentación, como la salud, que en los territorios, en los barrios populares se sostiene gracias al trabajo comunitario de las compañeras. Entonces pensar la tecnología y el internet puntualmente desde esa lógica comunitaria es muy esperanzador”, hay allí una gran apuesta en el territorio.
Pero como venimos planteando, la relación estado – organizaciones sociales tiene sus tensiones, sus dificultades, sus limitaciones en algunos casos… Y la Asamblea Campo de la Ribera también encontró algunas trabas. “Con RENABAP lo que nos pasó fue que como ese pliego está pensado principalmente para barrios populares y no es específico para redes comunitarias sino que está abierto para que cualquier tipo de licenciatarios pueda ser proveedor de internet, eso resulta en una competencia bastante injusta de las redes comunitarias, de las organizaciones que quieran erigirse de alguna forma como licenciatarias o como proveedoras de internet de sus propias comunidades, es decir con la posibilidad de que las comunidades soberanamente puedan acceder a ser proveedoras de internet en el mismo territorio que habitan y construyen todos los días con su trabajo, respecto de empresas o pymes”. Aquí la mayor tensión es cómo la lógica del mercado se cruza con una política pública en la que, como explica Paula, “hay una variedad de posibles licenciatarios. Entonces los requisitos que nos piden están muy ligados a pensar la internet desde una perspectiva comercial y las organizaciones sociales pequeñas no tenemos esa lógica. Entonces eso es un problema”. Un problema concreto que las compañeras señalan es la dificultad que tuvieron para sacar un seguro de caución porque no había ninguna herramienta proporcionada por el estado para garantizar la posibilidad de sacarlo.
En el ejemplo mencionado queda claro la diferencia entre la realidad financiera de las organizaciones sociales y el sector privado. En ese sentido Paula enuncia que “la estrategia política de organización comunitaria, sin fines de lucro que tenemos muchas organizaciones sociales es muy distinta a las lógicas comerciales, privadas, con fines de lucro. Y muchas veces las políticas estatales contemplan solamente la lógica privada, individual y mercantil y no genera herramientas que acompañen y potencien los espacios con estrategias de gestión comunitario de lo público, o las herramientas quedan cortas para pensar en clave de la organización comunitaria”. Desde la Asamblea encuentran que allí hay algo a revisar. “Nosotras creemos que eso, entre otras cosas, es lo que no ha posibilitado que nos aprueben el financiamiento. Ha sido muy frustrante porque no tuvimos una respuesta concreta” y destacan que “ha sido realmente muy duro para nosotras recuperarnos de esa desilusión tan grande después de haber creído que estas políticas públicas iban a transformar nuestra realidad. Mucha contradicción sentíamos porque por un lado se abre el pliego RENABAP, como consecuencia de mucha lucha, y eso es una alegria. Pero por otro los requisitos que se plantean para acceder a los recursos no contemplan la realidad material de las compañeras organizadas, que son las que hacen política, la micropolítica local, muy importante para sostener la vida en los barrios” definen Paula la visión que sostiene la Asamblea Campo de la Ribera.
El sabor amargo que pudo haber dejado esa experiencia con RENABAP desean pueda revertirse con la nueva oportunidad que abre el programa Roberto Arias para el cual se están preparando. Aunque registran que también tiene algunas características particulares que pueden jugarles en contra, como nos comenta la integrante de la organización: “El Roberto Arias es un pliego específico para redes comunitarias, un reconocimiento puntual y específico para ellas. El problema es que está muy focalizado, aunque no explícitamente, para zonas rurales. Y esa no es nuestra situación. Nuestra situación es que vivimos en un barrio popular, que está en la periferia de la ciudad de Córdoba, inserto dentro de la ciudad a esta altura, pero en algún momento si estuvo bastante más alejado. La ciudad creció un montón entonces hoy estamos dentro de la ciudad de Córdoba y por lo tanto, en algún punto, tampoco encajamos en ese pliego porque está pensado más para zonas rurales”. Continúa Paula “el estado encuentra en nosotras insuficiencia a pesar del trabajo enorme de planificación y concreto, de hecho tenemos 4 nodos funcionando comunitariamente en el barrio, tenemos la experiencia del trabajo concreto no solamente en la conectividad sino también en la generación de proyectos con los requisitos que pide el estado que es un montón, burocráticamente es un montón. Tenemos esa experiencia y, sin embargo, así mismo considera que eso es insuficiente entonces eso mismo es un problema. Realmente desarrollar un proyecto para presentar al estado demanda una gran energía”. Una energía que vienen poniendo desde hace mucho tiempo en el barrio para hacer frente a diferentes problemáticas y hacerlas visibles ante el estado que no da respuesta, como nos explica la compañera: “nuestra experiencia histórica, es que las presentaciones burocráticas ante el estado, desde experiencias muy contradictorias cómo presentar una nota a la Municipalidad para que pase el camión de la basura y que no se nos escuche y que nos hagan ir y venir, nos manden con un trabajador, con otra trabajadora de la Muni y no nos den bolilla y estar años así viviendo en un basural sin que nos den una respuesta y tener que recurrir a cortar una calle para que nos escuchen y recién ahí nos escuchan”. La burocracia estatal queda muy lejos de las urgencias cotidianas de muches vecines y aún así, en esos contratiempos, se valoran las nuevas posibilidades que puedan dar respuestas concretas como por ejemplo en relación al armado de redes comunitarias, “a pesar de esa historia apostar a escribir un proyecto ha sido mucho esfuerzo de parte nuestra. Estamos terminando este proceso del Roberto Arias. Ojalá que nos consideren esta vez de una forma distinta. Vamos a agotar las posibilidades. Nosotras lo intentamos, lo hicimos, lo produjimos, lo estamos haciendo en el territorio”.
Y ya entrando en el trabajo concreto de la presentación del proyecto, les preguntamos: ¿cómo van con la presentación de la carpeta? Carla que es una de las compañeras de la organización Asamblea Campo de la Ribera que ha participado activamente en la tarea de escribir el proyecto, nos comenta “venimos ya bastante avanzadas, ya en la recta final. De la carpeta administrativa nos falta poquito para completar, para cerrar todo el proceso contando la importancia social del proyecto. Con la carpeta técnica ya hicimos el diagrama de cómo iban a ser los pasos, el tiempo del proyecto que vamos a llevar adelante, el plan y ya tenemos una primera versión por lo menos de la planilla de compras y adquisiciones que es bastante complejo de hacer. Faltaría pedir los presupuestos y ya con los presupuestos en mano ver de darle una mirada final, reajustar las cosas que haya que ajustar del presupuesto y ya cruzando muchos los dedos, mandarla”.
Con respecto al representante técnico que figura como requisito para la presentación, la compañera nos comenta que van a recurrir al recurso que puso a disposición Altermundi que es que “el presidente del COPITEC se ofreció a revisar las carpetas y hacer de representante técnico para las presentaciones al Roberto Arias ya que dentro de la organización no hay una persona que tenga las características como para ser representante técnico para la presentación a ENACOM”.
El trabajo está encaminado y surge también con Carla la comparación con la experiencia anterior. “La experiencia esta vez es muy distinta a la anterior, esa vez cuando nos embarcamos no había ningún conocimiento sobre internet o redes de internet así que partíamos muy de cero y sí como que individualmente nos habíamos acercado a la experiencia de Altermundi pero ese era nuestro contacto con ese universo así que esa vez fue muy cuesta arriba”. Y se valora positivamente el proceso colectivo que se fue dando durante todo el 2022. “Esto fue muy distinto, realmente fue muy distinto todo este Semillero fue allanando todo el camino. En ese sentido fue muy diferente la contención, diferente el acompañamiento, la sensación, esta vez también teníamos la experiencia que habíamos generado con la presentación anterior que también yo creo que contribuyó a que esta vez fuera mucho mejor el proceso”.
Como con otras organizaciones que venimos conversando, el acompañamiento es un factor fundamental a la hora de trabajar con el estado ya que hay una serie de requisitos que se presentan en forma general pero que distan mucho de la propia dinámica de las organizaciones sociales y sus posibilidades de resolución, como Carla nos cuenta: “la vez anterior además nos pasaba que tuvimos que pedir los presupuestos varias veces porque no entendíamos si teníamos que poner el IVA, si no teníamos que poner el IVA, digamos muchas cosas que fue ida y vuelta, ida y vuelta, el proceso de cometer el error y volver a hacer”.
Sin dudas, una instancia del proceso del Semillero que dió otra dimensión al proyecto de armado de redes comunitarias fue el encuentro práctico del mes de Agosto en Córdoba. Así lo expresa Carla: “otra cosa que hizo, para mí, toda la diferencia fue compartir esta experiencia práctica con el resto de las comunidades de ir, de armar una red, de ir y tener contacto, ver cómo se hace, dónde se pone, cómo no se pone, dónde van las cosas. Esa experiencia práctica compartida con el resto de las comunidades, para mí eso ayudó un montón a hacer la carpeta a presentar, porque bueno ya tenés una dimensión realista en la cabeza de cómo son las cosas, así que eso para mí fue fundamental”. La experiencia vivida con el resto de las organizaciones sociales construyó saberes y potenció, luego, el armado en cada territorio.
Como venimos planteando la relación con el estado y la posibilidad de incidir y participar en políticas públicas cobra diferentes matices con mayor o menor tensión, pero sin dudas reconocemos la potencia transformadora de las organizaciones sociales en la construcción de “otros mundos posibles” más igualitarios, más fraternos, más en diálogo con las realidades concretas de los territorios y para ello se necesita el protagonismo de todes. Como nos decía Paula, “nosotras tenemos una forma de entender la construcción del poder popular que está muy ligada a la participación de base en asambleas, eso a nosotras nos parece muy importante porque posibilita la circulación de la palabra y de las reflexiones y de los proyectos y los procesos, los conflictos, de la gestión de los conflictos, entonces para nosotras es una herramienta muy importante para sostener los lazos comunitarios la participación en la asamblea”. Esa asamblea que construye con la fuerza irrefrenable de lo colectivo.