A un año de la implementación del DNI No Binarie en Argentina el propio Estado aún no adecuó su sistema y se registran problemas para hacer trámites en AFIP y ANSES. El reclamo de la comunidad, la cuestión previsional y la necesidad de una sintonía fina para resolver los problemas urgentes.
Fuente ilustración: Ate diversa
Un rosario de buenas intenciones a veces no alcanza para solucionar los problemas, sobre todo si es el propio Estado el que toma decisiones que interfieren con el acceso pleno a los derechos de una porción de la ciudadanía. En este caso, hablamos del decreto 476 firmado por el presidente Alberto Fernández el 21 de julio del 2021 en un intento por reconocer a las identidades no binarias en Argentina.
La medida buscó poner fin a un problema administrativo que se suscitaba en el ámbito del Registro Nacional de las Personas (ReNaPer) tras el pedido de un grupo de personas no binarias que demandaban la modificación de sus datos registrales por fuera del binomio varón/mujer. Luego de visibilizar el reclamo, el Ejecutivo resolvió que se debían emitir documentos con la letra X para este tipo de solicitudes.
El impacto que generó la noticia tuvo sus matices: mientras algunes festejaron esta decisión del gobierno como un avance en materia de derechos humanos, otro sector cuestionó la medida por entender que la letra X no era representativa de sus identidades.
Sin embargo, al cumplirse un año de aquella resolución, organismos estatales como AFIP y ANSES aún no adecuaron sus sistemas, obstruyendo el acceso a derechos como gestionar el monotributo, acceder a un programa de ayuda social, y hasta para completar el formulario en la segmentación de tarifas.
Esta situación está en falta con el artículo 12 del decreto en el que se establece un plazo de 120 días desde su entrada en vigencia para las “las adecuaciones normativas, tecnológicas y de sistemas que resulten necesarias para su efectiva implementación” en los organismos que integran la Administración Pública Nacional.
Además, quienes completaron la rectificación en sus documentos aseguran que no todo el personal de los registros civiles y del propio ReNaPer está capacitado e informado para resolver estas solicitudes, tal cual lo prevé el artículo 10 de la normativa.
La jubilación, esa es la cuestión
Noah Pellegrini explica que el problema radica en la cuestión jubilatoria: el gobierno aún no resolvió si las personas no binarias quedan comprendidas en el régimen previsional estipulado para mujeres, que establece el retiro a los 60 años, o en la de los varones cuya edad se estira hasta los 65. De ahí que transcurridos 5 meses desde la fecha límite que se autoimpuso el Ejecutivo para la adecuación de los sistemas administrativos, el asunto esté pendiente de resolución.
En su caso personal, esta indefinición le afectó directamente en cuanto a la posibilidad de gestionar la clave fiscal para obtener el monotributo social, y por consiguiente, se encuentra imposibilitade de emitir facturas por sus trabajos en el área de comunicación.
“Es como un agujero negro donde no tenemos muchas opciones”, confiesa en un evidente tono de cansancio. Además, comenta que la solución que le dieron algunos funcionarios de rango medio es que se quedara en el género del cual estaba saliendo, o pasarse directamente al otro género binario como opción.
“Para mí la solución sería que no hubiese diferencias en la edad jubilatoria. Pero estamos un poco lejos de eso todavía, me parece”, dice Noah, quien desde el comienzo de esta historia mantuvo una posición crítica en relación a la utilización de la X como paraguas de las identidades que existen por fuera de la nomenclatura binaria y cis heterosexual. A pesar de ello, a fines del año pasado decidió gestionar el documento no binario con la esperanza de acercarse un poco más al reconocimiento anhelado.
Por otra parte, también ratifica una queja que hace meses sostienen las personas no binarias: el personal del registro civil y del ReNaPer a menudo no cuenta con la formación adecuada para abordar este tipo de situaciones. “Para hacer el cambio del DNI tenemos que firmar una declaración jurada donde queda constancia de que hay países donde quizás tengamos problemas para ingresar. Hay trabajadores que no lo saben, entonces no se emiten los DNI porque no tenían esta información”.
En otros casos, los documentos vuelven con el nombre cambiado pero sin la modificación del género, o el cambio se produce dentro de las opciones binarias. “No hubo una capacitación previa, la Ley Micaela es anterior al decreto, así que la situación es esta: tenés que tener suerte a ver quién te toca básicamente”, sostiene Pellegrini.
“Nos vuelven a encasillar en los binarios de género”
Etieén nació en la provincia de Buenos Aires pero hace algún tiempo vive en Rosario y también puede dar cuenta de la falta de formación en algunos agentes estatales para llevar adelante el trámite: “Me atendieron tres personas distintas: una chica que recién había arrancado, creo que era el primer mes que estaba trabajando, me pasó con su jefe y él tuvo que llamar a un registro civil porque no sabía hacer el trámite. Durante todo el tiempo me nombraron en femenino”, apuntó el joven.
Una vez que se destrabó esa situación, pudo tramitar el nuevo DNI sin mayores inconvenientes pero ahora se enfrenta al problema de no poder cargar sus datos personales en ANSES porque no existe en el sistema la posibilidad de seleccionar un género que no sea varón o mujer. “Básicamente la solución que nos están dando es que modifiquemos los nombres pero que elijamos si femenino o masculino. Nos vuelven a encasillar en los binarios de género”, sentenció.
Esta situación impactó de lleno en su situación personal porque no pudo acceder al programa de becas PROGRESAR (Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina) porque el propio Estado es incapaz de acreditar sus datos personales ni los de su familia. Además, en su situación particular su número de CUIL todavía está asociado a un género que no corresponde con su identidad a pesar de la resolución 286/2021 del Ministerio de Trabajo de la Nación que dispone que ese dato no debe estar asociado a ningún género de manera específica.
En relación al decreto presidencial, Etieén considera que la resolución que adoptó el Ejecutivo nacional “no estuvo mal”, pero remarca la necesidad de anticiparse a este tipo de escenarios. “Cuando me hice el DNI se sintió lindo, es lindo tener un documento que diga mi nombre, pero lidiar con todas estas cosas es tedioso y angustiante.” En este sentido subrayó:
“El decreto está bien, siempre y cuando el Estado se haga responsable de adecuar todos los mecanismos para que no veamos vulnerados nuestros derechos”.
Sintonía fina
Según datos oficiales suministrados por el Registro Nacional de las Personas, en el primer trimestre del 2022 al menos 136 personas realizaron el cambio de DNI en la opción no binaria, lo que suma un total de 354 modificaciones desde la firma del decreto.
Con la sanción de la Ley de Identidad de Género en 2012, Argentina plantó un mojón en el reconocimiento identitario de la comunidad travesti trans. En aquel entonces, la opción posible fue seguir hablando de forma binaria, pero el reconocimiento de la autopercepción abrió una ventana para pensar a las categorías de varón y mujer por fuera de la genitalidad y la biología.
Casi una década después, es también un gobierno popular el que toma la iniciativa para resolver un tema que excede ampliamente las cuestiones burocráticas, a partir del reclamo de la propia comunidad.
Según confiaron a Enredando fuentes del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, actualmente se está trabajando en la implementación de la capacitación a los organismos nacionales que tienen competencia directa en la implementación del decreto, y paralelamente sostienen una línea de asistencia técnica para resolver los problemas que genera su aplicación.
En este sentido, será tiempo de ensayar una sintonía fina que resuelva los problemas urgentes y permita trazar una estrategia que ponga al resguardo los derechos y garantías de todes, todas y todos.