Hace décadas que cientos de mujeres y disidencias sexuales- de todas las edades y rincones de Iberoamérica- dicen presente en las tribunas cada vez que juega su equipo. Sin embargo, la “industria de la imagen” y los estereotipos que pesan sobre estas identidades las invisibilizaron por años. Para dar vuelta este partido, un grupo de fotógrafas lanzó la iniciativa “Cuerpas reales. Hinchas Reales”. El objetivo es hacer foco en el rol que ocupan dentro del fútbol.
Foto principal: Julia Oubiña
El poder de una cámara de fotos, para quien sabe usarla, reside en tener la posibilidad de mostrar lo que siempre fue invisible. Esto lo sabe un grupo de fotógrafas de Argentina y países de Iberoamérica que alborotaron ciertas construcciones sociales en torno a “lo femenino” y se dedicaron a visibilizar la pasión de las mujeres y disidencias por el fútbol, y a celebrar la diversidad de cuerpos que dicen presente en las tribunas de los clubes.
“Cuerpas reales. Hinchas reales” es un proyecto que se inició en 2020 de la mano de la fotógrafa platense Erica Voget, quien –como buena tripera- realizó una serie de fotos a simpatizantes de Gimnasia con el objetivo de contar las historias de pasión y fanatismo detrás de cada mujer. Con el correr de los meses, la iniciativa se extendió por el país y la cámara hizo foco en las hinchas de Colón, Unión y Rosario Central, entre otras instituciones.
Hasta el momento el proyecto constó de dos ediciones, una en 2020 y otra en 2021, donde fueron convocadas fotógrafas de Iberoamérica para que realicen una serie de fotos con las hinchas de su club. El colectivo está integrado por 77 artistas de diez países y, si bien la admisión está temporalmente cerrada, muchos trabajos aún están en proceso de elaboración.
La idea del proyecto es que cada fotógrafa pueda realizar una serie de imágenes con hinchas de su club, en donde se ponga en juego la pasión por el fútbol y se visibilice el rol que las mujeres y disidencias sexuales ocupan desde hace años en estos espacios. No obstante, este trabajo conlleva tiempo y dedicación ya que no sólo se debe definir qué se mostrará en el retrato sino que también es necesario dar cuenta de las historias de las fotografiadas.
“Cuerpas reales. Hinchas reales” se compone de dos muestras: una individual, donde cada fotógrafa exhibe la serie de imágenes que logró capturar; y una colectiva, en donde las artistas que integran el proyecto participan con una foto de su serie.
El 8 de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajo y el Paro Internacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No Binaries, se exhibió por primera vez la selección de fotos que compone la muestra colectiva, en el Centro Cultural Islas Malvinas de La Plata. Si bien la idea del grupo es que este trabajo autogestivo gire por todo el país –ya que las fotos aquí presentadas no están en otras plataformas- algunos adelantos de estas series pueden disfrutarse por Instagram.
De La Plata a Iberoamérica
Sobre el nacimiento de este proyecto, su impulsora, Erica Voget, cuenta: “La idea surgió a partir de una serie que realicé con hinchas de Gimnasia, pensado en algo más bien local, pero como venía trabajando con la fotografía documental me dieron ganas de ampliar ese trabajo. Busqué plantearlo desde el lado de las hinchas y no tanto desde los jugadores y jugadoras, pensado un poco en la pasión como en algo cotidiano o una forma de vida”.
Así fue que durante la pandemia, y con el objetivo de que la producción de contenidos fotográficos-documentales no se interrumpa, Voget lanzó una convocatoria a través de redes sociales invitando a que otras artistas realicen una serie de imágenes con las hinchas de su club.
Busqué plantearlo desde el lado de las hinchas y no tanto desde los jugadores y jugadoras, pensado un poco en la pasión como en algo cotidiano o una forma de vida.
La primera edición de “Cuerpas reales. Hinchas reales” constó de 34 fotógrafas de tres países. El año pasado se amplió la invitación a nivel Iberoamericano, abarcando ahora a 77 artistas de diez países. Así, el proyecto se da el gusto de producir en diferentes territorios y mostrar la diversidad cultural del continente.
Además de visibilizar el lugar que las mujeres y las disidencias ocupan dentro los clubes desde hace décadas, esta iniciativa también cuestiona los estándares de belleza que pesan sobre estas identidades. “El proyecto no es ingenuo, buscamos meternos en un espacio donde hay un alto porcentaje de hombres y donde el patriarcado y el machismo están presente de manera notoria”, observa la fotógrafa.
Y añade: “Desde el lado artístico y profesional, tuvimos la intención de visibilizar a mujeres para mostrar que siempre estuvimos en el ambiente futbolístico, que está lleno de estereotipos como las porristas de Boca o las botineras; mientras que la mayoría de las hinchas está en su casa y de manera natural, con los cuerpos que realmente portan. El patrón que nos quisieron mostrar durante mucho tiempo se está rompiendo y nosotras alzamos la bandera para mostrarlo a través del fútbol, que es un espacio que ocupamos desde siempre”.
El proyecto no es ingenuo, buscamos meternos en un espacio donde hay un alto porcentaje de hombres y donde el patriarcado y el machismo están presente de manera notoria”
Fotos con tintes auri-azules
La encargada de retratar a las hinchas “canallas” fue Julia Oubiña, quien se sumó a este proyecto en 2021. A la par, también integra la comisión de Género de Rosario Central donde presentó esta propuesta con el objetivo de que sea apoyada por el club.
“Este proyecto nos representa a todas como hinchas del club que elegimos, y al mismo tiempo pone en juego los lugares que ocupamos como mujeres y disidencias. Es una forma de visibilizarnos y dar cuenta de que hay rupturas de todos esos estereotipos de mujer que se buscan: hay otras corporalidades y generaciones que siguen a su club desde hace muchísimos años. No hay modelo para ser hincha, lo que nos atraviesa es la pasión, algo que va mucho más allá de lo que se espera de nosotras. Lo femenino y lo masculino son construcciones sociales y nos sentimos con la responsabilidad de dar cuenta de que hay identidades que les gusta el fútbol y no necesariamente son como quiere la norma, eso es lo que se apunta a romper y por eso el nombre del proyecto y las elecciones de las imágenes”, dice la fotógrafa.
En relación a los parámetros que tiene en cuenta a la hora de fotografiar, considera: “Cuando me encuentro con las hinchas no busco una pose, sino que apunto a fotografiarlas de una forma que se sientan cómodas, identificadas, que representen su identidad canalla mostrando qué les gusta, cómo se hicieron hinchas o qué cosas eligen para el día a día”.
No hay modelo para ser hincha, lo que nos atraviesa es la pasión, algo que va mucho más allá de lo que se espera de nosotras. Lo femenino y lo masculino son construcciones sociales y nos sentimos con la responsabilidad de dar cuenta de que hay identidades que les gusta el fútbol y no necesariamente son como quiere la norma
“En las fotos siempre se busca la intimidad, cuando hablo con las hinchas les propongo juntarnos a charlar, que circule la palabra porque así conocés a la otra persona y se va construyendo la imagen. Para Cuerpas buscamos que sea significativa la imagen, y por ahí en la casa es donde más cosas representativas de una persona hay”, completa Julia.
Hasta el momento, Oubiña fotografió a unas diez hinchas de Rosario Central, aunque esta serie se encuentra en plena etapa de elaboración.
Poner el cuerpo y la pasión
Entre las hinchas de Central que dejaron sentada su pasión por el club en las fotografías se encuentra la ex concejala Alejandra Gómez Sáenz, quien supo encontrar en “el canalla” una familia que la acobijó en una ciudad desconocida.
“Fue mi hija de ocho años quien me pidió que Julia (Oubiña) nos haga fotos de Central. En el proceso de buscar todas las cosas que teníamos aparecieron un montón de recuerdos, sobre todo de mi hija. Yo no me acordaba que le hice el carnet de socia antes de hacerle el documento. Me gustó mucho porque fue una cosa de ella empezar a buscar sus recuerdos, su babero, su primer conjuntito de Central o su primer foto en la cancha”, dice Gómez Sáenz.
“Central es muy familiar, son muchas las compañeras que son jefas de hogar y que participan de la vida social del club. En la cancha, particularmente, son muchísimas las mujeres que van con sus hijes, incluso te diría que son más que los padres, entonces es importante visibilizarlo
Además, la simpatizante “canalla” destaca que su historia está “profundamente anclada” con la de Central y observa que “muy pocas veces se visibiliza lo que las mujeres han construido dentro del club”.
Si bien menciona que el rol de las mujeres en el fútbol está “totalmente cosificado”, considera: “Central es muy familiar, son muchas las compañeras que son jefas de hogar y que participan de la vida social del club. En la cancha, particularmente, son muchísimas las mujeres que van con sus hijes, incluso te diría que son más que los padres, entonces es importante visibilizarlo desde un lugar que tiene que ver con la mística, y no solamente en la promoción de determinados cuerpos”.
Consultada sobre cómo se inició en ella esta pasión canalla, Gómez Sáenz cuenta: “Yo me vine a estudiar a Rosario de muy chica, y una vez un compañero que era muy cercano al “Negro” Fontonarrosa había conseguido, a través de él, entradas protocolares. Me regaló una y fuimos. Ahí me enamoré de Central, así de sencillo. Después de ese partido me hice socia y empecé a ir al club y encontré mi lugar de pertenencia. Central para mí fue muy importante en algunos momentos de mi vida. Siendo yo más joven y estando lejos de mi familia, por ahí no me hallaba en esta ciudad, y Central jugó un papel muy importante, casi protagónico, a la hora de poder alojarme en un espacio más familiar”.
Por último, la ex concejala asegura que es “emocionante” compartir esta pasión con su hija. “En muchos momentos de mi historia donde me he sentido desganada, el club fue para mí un lugar de pertenencia. Y mi hija Julia creció en el club, tiene una pertenencia mucho mayor que yo. Compartir esta pasión y la mística de Central con ella es muy grato, ella se encuentra en ese relato”.
Imágenes de pasión, encuentro y ausencias
Entre las historias con las que se encontraron Julia Oubiña y Erica Voget a la hora de retratar a hinchas de Central y de Gimnasia hubo relatos que dan cuenta de la fuerza de la pasión futbolera, transmitida de generación en generación; y del rol del fútbol como calmante de dolores.
“Buscamos que haya diversidad de historias y que cada hincha tenga la posibilidad de mostrar sensiblemente su vida. Hay muchas historias, como la de Irene (más conocida como Lola Ramone) y Keila. Lola era voluntaria en un albergue, donde conoció a Keila, una bebé que fue maltratada por sus padres biológicos y quedó con secuelas de retraso madurativo, y la adoptó. Después hay historias de dolor, como la mamá de Johana Ramallo (una joven que desapareció en 2017 y cuyos restos se encontraron un año más tarde), que fue un desafío retratarla porque el vacío y el dolor que hay no solamente en ella, sino en su casa, es realmente conmovedor”, cuenta Voget.
Y agrega: “Ante estas situaciones el fútbol es el escape, la fe, el sentir y el amor más puro. Como responsables de la comunicación visual tratamos de transmitir estos sentimientos de una manera sensible y genuina. El fútbol es la vida para muchas personas, y nos damos cuenta que esto pasa en todos los clubes y en cualquier lugar del mundo”.
Por su parte, Oubiña retrató a Juana, una hincha de Rosario Central de 89 años que, por su entrega y pasión, se convirtió en un ícono del club. Además, la historia de esta “canalla” da cuenta del rol que las mujeres ocupan dentro del fútbol desde hace años, y expone aún más su invisibilización.
“Juana se hizo hincha de Central por su hermano Carlos, que era trabajador ferroviario, lo cual es significativo porque Central es un club construido por obreros. Ella siempre encanalló a todo el mundo, nos contaba anécdotas de cómo invitaba a entrar a la gente que se quedaba asombrada mirando el Gigante desde afuera, y eso también es Central, es contagiar la pasión”, cierra Oubiña.