En Rosario el último 8 de marzo fue multitudinario y los números hablan de más de 60 mil en las calles. Pero ¿cómo fueron las marchas en aquellas ciudades y pueblos de la región?. ¿Por qué es tan importante militar los transfeminismos en las localidades que rodean a las grandes ciudades? ¿Cómo se construyen las redes en esos territorios?
La marcha del 8M fue multitudinaria en Rosario. Las crónicas de esa jornada de lucha contra las violencias machistas y por la reivindicación de derechos hablan de más de 60 mil personas que cruzaron el centro e hicieron temblar el parque nacional a la Bandera, sobre el río Paraná. Decenas de imágenes mostraron esa masividad y colorido. En simultáneo, los carteles y consignas también se levantaban en localidades cercanas: a 25 kilómetros por la Ruta 9, en Roldán, la movilización unió los puntos más emblemáticos de esa ciudad. En Pueblo Esther, fueron cerca de 50 quienes sacaron a la calle los reclamos. Y en el Cordón Industrial se reunieron compañeras y compañeres de Granadero Baigorria, Capitán Bermúdez, Fray Luis Beltrán, San Lorenzo, Puerto General San Martín y pueblos aledaños, con caravana y marcha. ¿Cómo fueron esas movilizaciones y su organización? ¿Por qué es tan importante militar los transfeminismos en las localidades que rodean a las grandes ciudades? ¿Cómo se tejen redes en esos territorios; y de qué manera se visibilizan los reclamos?
Una plaza, un parque, termos, mates y mantas sobre el césped fueron parte de las jornadas previas a una de las fechas más importantes de la agenda transfeminista, cuando se convoca al Paro internacional y plurinacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans, originarias, bisexuales, identidades no binarias, indígenas y afros. Durante la organización, la palabra circula y las ganas de compartir llevan a reencontrarse en las calles.
San Lorenzo fue el punto de encuentro para la marcha del 8M en las ciudades del Cordón Industrial. Este año, la Multisectorial de Mujeres del Cordón y las organizaciones nucleadas en el Paro Internacional de Mujeres (PIM) unificaron la fuerza y los reclamos. “Pudimos lograr esto después de 6 años y hacer una gran marcha, reivindicando el Día de la Mujer Trabajadora y la jornada del paro internacional. Eso generó una masividad que hace muchos años no se veía en el Cordón”, celebra Melina Alzugaray, de la Multisectorial.
En esa zona, la figura de Paula Perassi, la sanlorencina desaparecida desde 2011, es emblemática. “El punto máximo de unificación de la marcha tiene que ver con lo que nos atraviesa y es la desaparición de Paula, que se comete todos los días mientras su cuerpo no aparezca. Seguimos exigiendo tanto eso como la condena a los responsables”, dice Alzugaray sobre el caso que tiene sentenciados a Gabriel Strumia y su esposa Roxana Michl.
Belén Mordini, presidenta de la Asociación Civil Estación Cultural de Capitán Bermúdez, dentro del PIM, también destaca la importancia de la marcha conjunta ante lo que significa el caso Perassi, y la reciente libertad condicional a Michl, pareja del principal acusado. Para Belén, la unión fue clave: “Sentamos una base para que se pueda seguir construyendo de esta manera y sostener la unidad porque es importante y necesario que las organizaciones estemos juntas en la búsqueda de cambios verdaderos, más allá de las diferencias políticas que pueda haber”.
En la previa a la movilización, caravanas de vehículos partieron desde las localidades de Puerto Gaboto, Beltrán, Bermúdez, Baigorria, Puerto San Martín, Timbúes y Maciel. La marcha fue en San Lorenzo, desde la Rotonda de los Trabajadores -en avenida San Martín- pasando por los Tribunales de la ciudad y la municipalidad. “Fuimos dejando los carteles de pedido de justicia por Paula Perassi, por la esquina de los bancos, la comisaría y finalizó en la plaza San Martín” con un festival y feria, donde se leyó un documento unificado.
Para Belén, sostener las marchas en esa zona es crucial. “Pertenecemos a ciudades donde también nos matan, nos violan y nos desaparecen; por eso entendemos que el hecho de que generemos un movimiento acá hace que las vecinas y vecinos de estas ciudades también tomen conciencia, que no quede invisibilizado lo que sucede. Sostener estas marchas, hace cinco años, hace que esto vaya en crecimiento constante, por eso es tan importante”, dice y agrega: “Estamos hablando del Cordón Industrial, lleno de fábricas donde las oportunidades no son las mismas para mujeres que para varones, acá está más marcada la brecha laboral”.
Pertenecemos a ciudades donde también nos matan, nos violan y nos desaparecen; por eso entendemos que el hecho de que generemos un movimiento acá hace que las vecinas y vecinos de estas ciudades también tomen conciencia, que no quede invisibilizado lo que sucede.
Parte del documento que se leyó sobre el final de la convocatoria expresa: “Somos las que mayormente sostenemos sobre nuestras espaldas el peso de los problemas económicos de nuestros hogares. Así fue con el agravamiento de la situación económica tras los 4 años de macrismo, los dos años de pandemia y ahora el aumento creciente de la inflación. Somos las que estuvimos y seguimos estando en la primera línea no sólo de la lucha por la salud y la educación, sino del sostenimiento de los comedores y dispositivos que garantizaron un plato de comida en muchos de nuestros barrios. Somos quienes nos amoldamos a un nuevo estilo de vida con nuestros hijes porque la pobreza se agudizó en el aislamiento”. Además se manifestaron en contra del acuerdo con el FMI y los femicidios y a favor de una reforma judicial feminista y trabajo digno e igualitario, entre otras consignas.
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En Roldán también se marchó. Soledad, docente y parte de la Colectiva Mujeres Libres y Diversas, conformada hace cuatro años, sostiene que se reúnen para visibilizar “las fechas más conmemorativas de los feminismos“. La organización para cada encuentro es en comisiones, incluso, como algo distintivo suelen plantear dinámicas relacionadas con lo lúdico. “Apuntamos a conocernos y encontrarnos, que circule la palabra. La idea es establecer vínculos. En esta oportunidad hubo juegos antes de la marcha, y se continuó con el tejido colectivo del telar”, cuenta cuando se refiere a los preparativos y el inicio de lo que fue el 8M.
Una bandera verde en la cabecera marca el comienzo del recorrido que pasa frente a la comisaría, la Municipalidad, el hospital. “Fuimos haciendo intervenciones en el camino, donde los bombos y los redoblantes no faltaron”. Soledad relata que incluso este año encontraron grupos religiosos al pasar por la iglesia céntrica, donde también llegaron los reclamos.
“Bailamos, nos abrazamos, cantamos, bordamos, pintamos, gritamos, nos miramos, nos reconocimos hermanadas. Por todas las que no están y por las que nos queremos Vivas, Fuertes y Libres. Por infancias libres. Por nuestros derechos conquistados y por los que vendrán”, postearon en su perfil de Facebook.
A principios de año, el movimiento feminista de la ciudad hizo una presentación con un “un pliego de reivindicaciones, cuando asumió el nuevo gobierno municipal” de Juntos por el Cambio. Entre otros reclamos, solicitan que se convoque a las organizaciones a una reunión que todavía están esperando.
Soledad dice que la lucha transfeminista en Roldán apunta también a la atención para víctimas, que se puedan radicar denuncias en la localidad y que no haya que viajar a Rosario porque “muchas no pueden ir a buscar una orden de restricción. Es muy complicado y no hay instituciones del estado que acompañen a estas mujeres. La única oficina que hay no tiene privacidad, en un pueblo donde todo el mundo se conoce”. El pliego de reivindicaciones va más allá y también incluye la atención a disidencias sexuales y la implementación de la Educación Sexual Integral, entre otras demandas.
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En Pueblo Esther unas 30 compañeras se vienen juntando “por diferentes cuestiones y porque lo personal es político”, resume Adriana Frigerio sobre la colectiva que hace mella en esa ciudad ubicada a unos 26 kilómetros al sur de Rosario, donde ella vive desde 2001. Allí, la marcha partió desde el playón de barrio Cozzoni y recorrió la ruta 21.
Si bien nos habíamos juntado, este 8M marca una diferencia y fue maravilloso lo que pasó en una comunidad muy estructurada
“Fuimos caminando, en bicicleta, motos, autos, y en mi caso disfrazada, hasta llegar a la plaza de la ciudad, donde hay un anfiteatro. No estuvimos solamente nosotras, sino que hubo más gente denunciando (en relación a las demandas) y también bailando”, cuenta Adriana sobre la jornada que no se vio en otras ocasiones. “Si bien nos habíamos juntado, este 8M marca una diferencia y fue maravilloso lo que pasó en una comunidad muy estructurada”. Asegura que es “una continuidad y muestra de crecimiento” de lo que comenzó tiempo atrás con algunas compañeras que solían colocar carteles para la fecha.
Adriana fue una de las Locas Margaritas -de Rosario- y hace más de 35 años que es feminista. “Siempre estuve en Rosario, en los encuentros, en actividades, luego me mudé y creo que tenemos que estar en nuestros lugares, hacer redes con los pueblos y comunas vecinas y eso es lo que tenemos como objetivo de ahora en más”.
Para Adriana, el que conformaron “es un grupo que se está consolidando. Hay muchas jóvenes de 20, 30, 40”, celebra. “Hay todo un proceso histórico en los pueblos. Hoy, lo importante es que nos estemos juntando. Hace unos años, en las primeras reuniones éramos ocho, diez compañeras. Hoy hacemos redes violeta en los barrios, para acompañar y contener. También buscamos estar en contacto con las compañeras de General Lagos, Alvear y Arroyo Seco para activar en los reclamos al Estado”, señala.
Siempre estuve en Rosario, en los encuentros, en actividades, luego me mudé y creo que tenemos que estar en nuestros lugares, hacer redes con los pueblos y comunas
Otro de los temas que las ocupan por estos días tiene que ver con las tareas de cuidado. “En micrófono abierto se propuso trabajar el tema del cuidado entre nosotras y hay una presentación a la Municipalidad sobre un protocolo para trabajadoras de la intendencia, con espacio de lactancia y otras cuestiones para espacios que trabajan temas de género”, señala.
En estas localidades, donde no siempre las violencias machistas son tan visibles, el #8M concentró demandas y reclamos puntuales. Pero también el deseo por el reencuentro en las calles y en las plazas, por los abrazos y el baile; por la potencia de una marea feminista que crece desde el pie, en cada territorio.