Hace un año -en pandemia- dos amigas/hermanas lesbianas tejieron una red de afecto a través del intercambio de libros y lecturas. Así construyeron esta biblioteca virtual en Instragram, la Tortiteca, un espacio dedicado a la visibilización de biografías, libros, historias y lecturas tortilleras. La reconstrucción del archivo y la genealogía lésbica. El deseo reparador y los encuentros en vivo. Leerse y reconocerse en la escritura. Un proyecto que potencia otros modos de existencia frente a la ferocidad del mundo.
Dos amigas. Dos tortas visibles. Dos hermanas.
La cuarentena en sus diferentes fases, un proyecto y un deseo.
La virtualidad que aísla y también conecta.
La vida que queremos vivir más allá de la ferocidad del mundo.
Así nace la Tortiteca: de la pasión y el delirio o de la necesidad de visibilizar las muchas maneras de ser lesbiana, o de las simples ganas de leer y ser leída. En una sola palabra: nace de todo lo que significa el orgullo.
Franca y Gabriela -una médica y la otra abogada- amasaron una amistad hermana. El activismo feminista por la legalización del aborto en Argentina las encontró hace años en las calles y desde ese entonces comparten todo lo que una vida implica. Desde el año pasado también habitan un proyecto colectivo que decidieron emprender motivadas por algo que las une, además de la hermandad: el amor por la literatura. “Así empezamos, veníamos intercambiando libros, lecturas, y en un momento dijimos de hacer una biblioteca virtual”, cuenta Fran.
Pensar en los imaginarios, en los amores lesbianos, qué historias podemos encontrar. Ese es el corazón de la Torti: encontrarnos y vernos
Ese intercambio – dice Gaby Santinelli- fue una constante entre ellas “incluso antes de sabernos tortas”. Después, todo fue tomando forma a partir de la intensidad de reconocerse, de nombrarse, en aquellas primeras lecturas lesbianas. “Sentíamos que nos hacía muy bien encontrarnos, para visibilizar, para extender los imaginarios de lo que era ser torta, era todo un mundo nuevo para nosotras. Pensamos también que había muchas personas que podían compartirnos sus textos y que había alguien que le podía venir muy bien. Pensar en los imaginarios, en los amores lesbianos, qué historias podemos encontrar. Ese es el corazón de la Torti: encontrarnos y vernos”.
La Tortiteca podría decirse que tiene su “sede” en Instagram, la plataforma que eligieron para visibilizar las lecturas en vivo, los eventos, las biografías, las poesías y hasta los memes porque el humor es parte de sus vidas. El primer posteo tiene fecha del 24 de julio de 2021. Cuatro días después, y ya con un aluvión de likes, escribieron a modo de presentación: “La Tortiteca es un lugar a hacer, imaginado para hacer confluir el deseo de transformar este mundo, y la convicción de que la lectura es un derecho fundamental para poder imaginar -y saber- que hay una cantidad zarpada de otrxs seres como unx.. Por eso pensamos en algo inspirado en una biblioteca popular, cosa que por ahora la situación no nos permite (vengan esas ideas para hacerlo posible). Pero más allá de las formas soñamos un lugar que nos recuerde que de nada sirve una gran #biblioteca, aún una gran tortiteca, si es solo para mirar y no para agitar el fuego. Nos hicimos toritecarias porque sabemos que nos necesitamos para contar, escuchar y replicar todas las historias lesbianas que andan girando.”.
Genealogía tortillera
La Tortiteca también se proponer reconstruir archivos y biografías y en esa tarea, el camino trazado por otras/es activistas lesbianas, travestis y trans, resulta tan necesario como inspirador. Reencontrarse con el trabajo de Potencia Tortillera, con los Cuadernos de Existencia Lésbica, con la biblioteca lésbica Ilse Fulskova que existió en Rosario en el 2009, es la posibilidad de reconocerse en el hacer colectivo y, también, de valorizar el lesbianismo como un modo de vida. “Susy Shock siempre dice que nos conocen por las noticias amarillistas. Entonces, esto es un motor para encontrar un sentido político diferente que podamos visibilizar. Esto que hacemos no es en soledad, se construye colectivamente porque la Tortiteca se hace entre todes”, dice Fran, y Gaby aporta: “Es la sensación de estar tejida en un lugar muy conmovedor, poder vincularnos con quienes admiramos tanto, conocer a las personas que escriben esas obras maravillosas que nos han identificado tanto y que nos llevan a los lugares del deseo que queremos habitar ahora”.
De esta manera, el IG va nutriéndose de muchas lecturas, algunos videos en vivo, fragmentos de libros narrativos, de poesía e instancias de encuentro como son los “domingos de cachondeo” donde comparten lectura erótica, e incluso de un Drive colaborativo. Se trata de socializar, del acto político de compartir lecturas y autorxs y libros que por cuestiones económicas no siempre son de fácil acceso. La Tortiteca también es un espacio colectivo que permite mostrar y encontrarse con muchas personas que escriben poesía o narrativa lésbica desde el anonimato y que no encuentran lugares amorosos o amigables para la lectura y/o difusión. Como dice Gabriela, “hay muchas personas que se animan a compartir su escritura en este mundo tan hostil”. Esas personas llegan a la Tortiteca a través del Instagram y la red se activa enseguida: un poema, un cuento, palabras. “Todo se expande y amplifica”. Por eso sus eventos -ya realizaron dos en forma presencial- llevan como nombre una frase que hacen cuerpo: “Orgullo es que te pueda leer”.
El sentido de construir archivo
¿Por qué un archivo de lectura lesbiana? “Es la necesidad de sentir que la experiencia actual no se la va a llevar el viento, como dice María Luisa Peralta. El sentido de un archivo también tiene que ver con el afecto que contiene. La historia de ese libro, o ese cuadernillo cosido a mano. El primer libro que leí, todo el significado que tiene. Venimos de toda una genealogía y es la potencia de la existencia, y del modo de existir en el mundo que pretendemos las/les lesbianas. La Tortiteca no quiere representar a nadie ni viene a reemplazar nada. Son solo modos de existencia que venimos a proponer”, dicen Gaby y Fran cuando dan cuenta del significado que tiene la escritura de esas muchas biografías que van compartiendo en IG.
Comenzaron escribiendo una lista de 15 imprescindibles: eran las que no podían faltar en los estantes virtuales de la Tortiteca. El primer posteo estuvo dedicado a María Elena Walsh y abunda toda una territorialidad latinoamericana en sus lecturas donde aparecen autorxs como Tatiana de la Tierra, Val Flores, Gabby de Cicco, Susana Thenón, Paula Maffía, Macky Corvalán, Gabriela Cabezón Cámara, entre muchxs otrxs. “Somos muy obsesivas del trabajo y hay ciertos estándares que queremos sostener como la federalidad, la interseccionalidad, las identidades no binarias dentro del lesbianismo. Ellxs son nuestras lecturas lesbianas, pueden haber muchísimas otras”, aclaran las gestoras del proyecto. “Hay algo del ritmo, del calor, del sudor, de lo que significa ser lesbiana tortillera latinoamericana que puede leerse en muchas autoras, pero que también tienen sus diferencias porque no es lo mismo la escritura de Macki como patagónica que de una torta del Paraná. Pero sin duda hay algo de la experiencia latinoamericana en la que una se encuentra. También valoramos las traducciones que nos permiten democratizar las lecturas”. Y destacan la primera novela de Sylvia Molloy que se edita por primera vez en España en 1981, después de que la editorial Sudamericana rechace el texto por la amenaza de censura. “Recién en 1998 es publicado en Argentina por Simurg en una pequeña tirada. Tal es así que Molloy recorría las librerías preguntando ¿Tienen “En breve cárcel”? a lo que respondían “No, de quien es?”. Treinta años tuvieron que pasar para que – al ser incluida por Piglia en la colección «Serie del Recienvenido» del Fondo de Cultura Económica, en 2011- la primera #novelalésbica argentina, escrita por una lesbiana, empieza a circular por aquellas librerías del “No, ¿De quién es?”, escriben en el posteo.
Venimos de toda una genealogía y es la potencia de la existencia, y del modo de existir en el mundo que pretendemos las/les lesbianas. La Tortiteca no quiere representar a nadie ni viene a reemplazar nada. Son solo modos de existencia que venimos a proponer
El delirio como impulso
La Tortiteca crece y se proyecta. Pero también es en el ahora, en el estar siendo con toda la intensidad de lo que implica, por ejemplo, un abrazo en una lectura en vivo. Escucharse, leerse, acompañarse. El último evento que organizaron en el marco del día de la visibilidad lésbica fue un sueño cumplido. Gabby de Cicco y Marta Dillon, dos de sus referentxs, presentaron “Intensidad”, el último libro de poesía de la autora de “Convivir con Virus” “Aparecida” y editora del Suplemento Las 12. “Está pasando algo que hace unos meses no podíamos imaginar”, dice Fran emocionada. Y pasó nomás: la noche fue mágica cuando las luces y la música y las palabras y lecturas se fundieron en una fiesta detrás de la Casita LGBTQ. La convocatoria era clara: “bienvenides todes les que sepan que no se puede ser feliz en soledad”.
La Tortiteca también se pronuncia porque uno de sus principales reclamos tiene que ver con la absolución de Higui cuyo juicio, absolutamente patriarcal, comenzó el 15 de marzo. “La construcción social del estereotipo de la lesbiana perversa que importa un peligro social por apartarse de los roles de género y que se convierte en una amenaza para la feminidad heterosexual, produce un estigma social que se asocia de forma directa con la delincuencia y facilita la criminalización. ¿De Higui solamente? Mmm… no, en realidad es un mensaje disciplinador para todxs lxs lesbianxs, “te desviás de la norma heterosexual entonces tenés más chance de caer en cana”, aún siendo vos víctima de delitos aberrantes”, sostienen. También hablan de la construcción del estereotipo, de cómo opera la justicia patriarcal: “El proceso penal admite un único tipo de víctima posible. Debe ser un sujeto débil, pasivo y dañado, “la víctima adecuada”; que debe contar con altos valores morales (de la moral hegemónica cis, heterosexual, cristiana) para que pueda generar empatía social. Una víctima que se defiende y sigue viviendo no es víctima. Por eso se la muestra como extremadamente violenta, identificada con una imagen monstruosa, asignándole el potencial de ejercer mayores daños físicos que 3 o 4 varones violentos, cuando Higui se encontraba sola, mide 1.50, y en el medio del ataque, se defiende con un cuchillo de jardinería”.
Es urgente que dejemos de jerarquizarnos como lo hace el sistema que nos genera daño y dolor. La heterosexualidad obligatoria y el patriarcado son inseparables. Decimos #yotambienmedefenderiacomohigui porque no se saca lo lesbianx, porque entre que nos agredan o estar en el closet, quienes podemos, elegimos ser lesbianxs visibles
¿Qué estupor causa el intento de violación correctiva que sufrió Higui? Dicen Gabriela y Fran: “A Higui la violaron para sacarle lo lesbiana.” Esta oración debería causar el mismo espanto y difusión que nos causó la violación en grupo a plena luz del día en Palermo. Es urgente que dejemos de jerarquizarnos como lo hace el sistema que nos genera daño y dolor. La heterosexualidad obligatoria y el patriarcado son inseparables. Decimos #yotambienmedefenderiacomohigui porque no se saca lo lesbianx, porque entre que nos agredan o estar en el closet, quienes podemos, elegimos ser lesbianxs visibles. Y esperamos que si intentan sacarnos lo tortillerxs, se encuentren con un movimiento que nos defienda a nosotrxs como nos defendimos de los machos violentos”.
La escritura como trinchera
La poesía salva, la escritura salva. Muchas veces es refugio, es el espacio amoroso que habitamos para sentirnos menos solxs. Es la trinchera que durante la pandemia nos encontró vivxs frente a la repetición de la muerte. La escritura puede ser un modo de vida, de resistencia. Una red: algo de esa existencia política y disidente tiene que ver con la propuesta de la Tortiteca: escritura y lectura y todo lo que luego deviene. Entonces, ¿qué es la Tortiteca?
Fran dice que es la posibilidad de conjugar amores. “El amor por los libros, el amor por la Gaby, y el amor por la militancia y la tortez”. Es la felicidad de todo lo que le implicó a su vida, reconocerse lesbiana. “Es la posibilidad de reinventarme”. Gabriela elige una palabra para definirla. Para ella, la Tortiteca es complicidad. “Abrir caminos, correr velos. No quedar visibilizada solamente desde el lugar del horror y las violencias que existen, si no desde la vida que queremos”. Animarse, dice Gaby, a vivir la vida que deseamos. “Un lugar de lucha”, agrega Fran. Y vuelve a Higui por que lo que urge, hoy, es nombrar toda la injusticia que pesa sobre ella. “Higui contaba que estaba muy abatida. Y leer todos los mensajes que le hacían llegar de quienes luchaban por ella fue lo que la sostuvo. Eso es también la escritura”.