A un año de su muerte, la plaza de las Madres homenajeó a Juan Emilio Basso Feresin. El amor, el dolor, la memoria, las palabras para recordarlo siempre vivo, siempre presente.
Foto: Flor Carrera de Rapto
La plaza de las Madres, la 25 de mayo, la que guarda tanta memoria y tantos abrazos, volvió a rondar para homenajear a Juan Emilio Basso Feresin, militante social, trabajador de prensa, sobreviviente del Terrorismo de Estado, integrante de la Cooperativa La Masa y la agrupación Hijos Rosario.
Se cumplió un año de su muerte y la plaza fue del Juane. Porque fue y será siempre su presencia la que se haga memoria en cada ronda y en cada movilización, en cada palabra y en cada acción. Amigos, militantes de derechos humanos, su familia: el recuerdo vivo de un Juane solidario, comprometido con las causas sociales, peronista, compañero, amigo y hermano, se fundió en abrazos y lágrimas, en gargantas anudadas por la emoción y también por la tristeza.
Es que si al Juane hay que recordarlo con alegría, la realidad es que su repentina muerte el 3 de marzo de 2021 significó un dolor irreparable. Entonces abruma su ausencia: Juane es un referente no solo para tantos sobrevivientes del genocidio argentino, si no además para les nietes que ahora siguen esas huellas que comenzaron a dejar los hijos. Y en esas marcas está la presencia -porque siempre estará allí- de Juan Emilio Basso que desde hace un tiempo también lleva el apellido de su padre desaparecido: Emilio Osvaldo Feresin. “Esto lo escribimos como pudimos”, dijeron dos de las integrantes de Nietes en la plaza. “Cuando pasó lo del Juane nos pusimos muy tristes. Seguimos así y no lo entendemos, aunque donde hay dolor habrá canciones, y ahora nosotros le sumamos que donde habrá dolor habrá lucha, organización y mucho amor. Es justamente de ese dolor que nació Nietes, de lo que nos generó la falta del Juane. Creemos que Juane siempre festejaba la vida y por eso festejamos su cumpleaños el año pasado. Nos decía que esperaba que nunca bajemos los brazos y se nos vaya la alegría. Con esa alegría vamos al frente Juane, con las banderas del ayer que siguen presente y las de hoy. Con esa alegría te agradecemos por todo. Vos sos parte de esta construcción”.
El micrófono abierto en la plaza habilitó la memoria: ¿cómo recordar a Juane?
Quienes pudieron tomar la palabra lo hicieron con el corazón partido: una de ellas fue Mónica Garbuglia del Colectivo de ex presos políticos de Rosario. “Juane no solo era un buen tipo. Lo que organizaba, lo que proyectaba, lo que hacia, lo hacia desde un lugar que hoy es una consigna: la patria es el otro. El miraba y veía al otro. Para mi Juane era un dirigente, no solo un militante. Juane está en estas baldosas, en todas las calles donde hicimos escraches, esta en San Nicolas, San Lorenzo, Buenos Aires, en Tribunales, está en cada uno de ustedes, en mí, en todos. Está entre los peronistas”.
Romina Marucco, Florencia Garat, Nora Pastorini -sus hermanxs de Hijxs- también expresaron -como pudieron- todo lo que Juane significa: “¿cómo decir todo lo que te extrañamos? probablemente aun no se inventaron las letras en el abecedario para armar esta emoción. Perón tendría que tirarnos un abecedario, vos que siempre nos decías, “lo inventó Perón”. ¿Cómo no extrañarte si sos nuestro hermano? Estabas ahí acompañándonos en cada paso, militando, enseñándonos a conciliar con todes, a tejer redes colectivas, y claro, a saber donde estaba el enemigo. Intentamos seguir organizándonos, festejamos estar en familia, la que construimos en todos estos años”, dijo Nora. Y en ese texto profundamente conmovedor comenzó a enumerar todas las formas en que Juane se convirtió en semilla: todas las muchas maneras en que Juane está presente en lo cotidiano, en las luchas diarias, en los espacios que él supo transitar y consolidar: el estudio de la radio UNR, el quincho del Sindicato de Prensa y el salón principal del Centro Cultural La Toma llevan su nombre. Les nietes se organizaron para continuar la lucha. El Espacio Juicio y Castigo sigue activo, la hinchada de Newells le confeccionó una bandera y hay un mural pintado con su figura. “Que todos estos espacios se llenen de tu compromiso, de tu sonrisa, de tu rebeldía, ojalá interrumpan los silencios, discutan hasta el cansancio, y recojan la memoria de nuestra patria, esa que tanto honraste con tu hermosa vida”.
Su compañera de vida Nadia Shujman, con enorme entereza, fue quien cerró el acto homenaje: el amor, la resistencia, la convicción, el compromiso, el ideal. Nadia dimensionó en pocas palabras toda la inmensidad de Juane Basso Feresin. “Era peronista hasta los huesos. Era un ser sensible, tierno, inteligente, solidario, con una tranquilidad enorme. Era un trabajador de prensa porque no le gustaba decir que era periodista, y en ese camino construyó el Eslabón y la cooperativa y el periodismo autogestivo. Era un tipo que siempre estaba pensando proyectos, pensando cosas. Era una persona que encontró su lugar en Rufino, pese haber nacido en Paraná. Ahí encontró sus amigxs, y también Juane era un sobreviviente de la dictadura. Fue secuestrado con su mamá al nacer y siempre se hizo cargo de su legado, siempre estuvo orgulloso de su papá Emilio y de su papá Hugo, de su vieja a quien tanto amó. Era un tipo que levantaba las banderas de la generación de nuestros viejos como hemos hecho en Hijos, creía en la política y en la construcción con otros para transformar la realidad. Amaba profundamente a nuestros hijos. Yo estoy orgullosa de haber pasado gran parte de mi vida con el, de haber crecido con él, y de todo lo que construimos”.
Sobre el final, su familia esparció las cenizas de Juane en la plaza. No había otro lugar posible, dijo Nadia. Y así es: esa plaza es Juane, son las Madres, es todo lo que el amor construye y puede en tiempos difíciles, es todo lo que la vida de un militante como Juan Emilio Basso Feresin nos enseña: hasta la memoria siempre.