La escritura en clave feminista potencia los verbos y actúa como un arma cargada de presente para transformar el mundo. Tres producciones locales en Rosario construyen lecturas posibles, mágicas, dolorosas y reparadoras: No me verás volver de Laura Rossi, Un hechizo pluripotente de Virginia Giacosa y Virginia Luco y Descosidas de Romina Marucco.
[dropcap]L[/dropcap]a literatura dialoga en estos relatos con los feminismos. Las autoras logran visibilizar experiencias, representan voces que disputan discursos establecidos, nos hacen preguntas y hackean sentidos.
Dibujan los cruces, los diálogos y tramas que atraviesan la agenda feminista actual. Abordan la violencia machista, las estigmatizaciones, los mandatos, las brechas –reales y simbólicas– y también hablan de las mujeres olvidadas por la historia.
Amplifican las voces y las experiencias. Pero no lo hacen desde una visión mercantilista. Encarnan sus propias búsquedas estéticas e inquietudes, así como la voluntad de abrir el abanico a otras lecturas necesarias y posibles.
Un mapa de la violencia machista en Santa Fe
No me verás volver es el primer libro de relatos de la escritora Laura Rossi. Rosarina por adopción, nació en San Miguel, Buenos Aires. Su primera novela, Suturas resultó finalista del Premio Clarín de Novela en 2011. También lo fueron Baldías, al año siguiente, Los bordes del silencio, en 2017, y Sombras chinas, en 2018.
En 2014, editó Llegaría el silencio después de ganar el primer premio del Concurso de Narrativa de Río Ancho Ediciones. Es autora del libro para las infancias Los tunos, los tarkos y los tercos, con ilustraciones de Malen Lecuona y editado por Libros Silvestres. Además, participó en 19, una cartografía narrativa de Santa Fe.
Laura Rossi se inició en la novela negra “sin darse cuenta”, cuando comenzó a escribir sobre los femicidios. No me verás volver parte de lo real: cinco femicidios que ocurrieron en diferentes lugares de la provincia de Santa Fe. Contó con la financiación del Fondo Nacional de las Artes y fue publicado este verano en formato digital a través de Brumana Libre. Se puede descargar desde el portal de la editorial que dirige junto a su colega y amiga, la poeta y editora Carolina Musa.
Dos femicidios que se produjeron con diferencia de pocos días en la provincia de Santa Fe fueron el disparador del libro, en enero de 2019. Con el discurso de lo real como punto de partida, Laura Rossi encontró que la ficción podía ofrecer otra mirada. “Te permite ponerte en la cabeza del asesino, y también habilita otra perspectiva”. Otro recurso para intentar comprender algo imposible de digerir.
Investigó, se documentó y reunió numeroso material para construir los relatos aunque en el momento de la edición, descubrió que “no hacía falta dar cuenta de los casos reales”, explica la narradora. “Entendí que no importaba cuál era el caso. Hay una suerte de patrón, de arco narrativo que se repite y me pareció que era bueno no identificar. En la mayoría de las situaciones se sabía que algo podía pasar y eso era que la víctima podía terminar muerta”, analiza.
La autora reconoce que la indiferencia, el silencio y el rol de los medios conectan o atraviesan Suturas, Baldías y No me verás volver. La frase del vecino “esto se venía venir”, es para la autora una evidencia de eso. Los relatos muestran también cómo se mediatiza esa realidad. “En Baldías, por ejemplo, sabés lo que pasa y también aquello que se dice que pasa. Te genera un conflicto”.
Escribir sobre femicidios es complejo. “Cuando te vas a dormir tenés unos sueños horribles” –confiesa Rossi–, “hay un costo fijo y con los casos reales es aún peor; te angustia y te da miedo”.
Las historias de mujeres que fueron prendidas fuego actuaron como disparador en Suturas. Después del caso de Wanda Taddei, Laura observó cómo se había generalizado la amenaza “te voy a prender fuego”. “El fuego borra las huellas. Lo hacen y quedan libres”, destaca la autora.
El desconcierto actúa en ella como motor para estos relatos. “Sabemos que el patrón de violencia se repite, que hay psicópatas integrados dentro de la sociedad y que vivimos en una sociedad que puede integrar a los psicópatas. Eso lo podés entender, pero siento que hay algo más nuclear en mí que no lo entiende”, comenta Rossi.
La magia como transformación
Con textos de Virginia Giacosa y Virginia Luco e ilustraciones de Flopa, Un hechizo pluripotente es el primer lanzamiento de Libros Silvestres en 2021. Este cuento ilustrado para lectoras y lectores de todas las edades tiene como protagonistas a Isolda y Luna.
“Una nube negra cubre la ciudad de Rosario apenas amanece”. Tras recuperar un antiguo libro de sus abuelas y un mazo de cartas, las dos amigas intentan resolver este enigma por las calles de la ciudad. En ese trayecto, siguen las huellas de mujeres como la tenista Mary Terán, la periodista Nora Lagos, la anarquista y feminista Virginia Bolten, la artista Emilia Bertolé y la escritora Rosa Wernicke. Isolda y Luna recorren Rosario en clave feminista para recuperar el legado que estas mujeres nos dejaron.
El proyecto del libro nació hace dos años en conversaciones entre las dos autoras. “Aunque decimos que Un hechizo pluripotente no tiene un público de edad determinado, busca llegar a las infancias y las adolescencias con determinados contenidos”, comenta Giacosa.
La intención estuvo clara desde el comienzo: poner en agenda nombres de mujeres importantes de la historia de la ciudad. “Nos parecía necesario visibilizar a aquellas mujeres, que si bien eran más cercanas no eran conocidas en la ciudad. Ahora se está instalando un poco más este reconocimiento. De hecho, se está proyectando un paseo con el nombre Virginia Bolten, por ejemplo”, explica la autora.
Barrer los estereotipos
Isolda y Luna son dos niñas muy inquietas, curiosas y exploradoras, que ante una situación inesperada en la ciudad de Rosario apelan al legado de sus abuelas brujas para encontrar la solución.
“Decidimos corrernos del estereotipo de la bruja del cuento infantil, con verruga en la nariz, sombrero puntiagudo, vestida de negro o asociada a lo más oscuro y pusimos consideración una figura que es la que intentamos explorar, compartida con el feminismo: la mujer vinculada a los saberes, conocimientos y la intuición”, expresa Virginia Giacosa.
El cuento aborda la magia como una herramienta de transformación. «Alejarse de los mandatos asignados y desarrollar lo propio y hacer la magia propia, es ser un poco bruja”. Por eso, Un hechizo pluripotente apela a “no quedarse quietas, esperando que un príncipe las venga a salvar o resuelva el problema”, comenta Giacosa.
“Me gusta rescatar que las protagonistas son Isolda y Luna. Son niñas que sin querer ser heroínas se plantean hacer de Rosario una ciudad más vivible. Se unen con otras mujeres, toman lo aprendido, los legados, los conocimientos y recuperan la historia de sus abuelas”, destaca Virginia.
Algo nuclear de la historia se juega en la construcción de las competencias, habilidades y características de estas dos niñas. “No está sólo el rescate de las mujeres históricas. Demuestran que la salida es entre todes, que es de a muches, con las herramientas que tenemos ahora y también con lo que podemos haber traído de nuestro pasado y de las que vivieron antes que nosotras”.
Son niñas que sin querer ser heroínas se plantean hacer de Rosario una ciudad más vivible. Se unen con otras mujeres, toman lo aprendido, los legados, los conocimientos y recuperan la historia de sus abuelas
Para una práctica como la escritura, que es un trabajo en solitario, escribir a cuatro manos fue un desafío. “Quizás estamos desacostumbradas a escribir en colectivo, pero fue una experiencia de aprendizaje que disfrutamos mucho”, dice Virginia Giacosa.
Ese proceso colectivo les permitió soltar una narración que las fue sorprendiendo. En un comienzo, no habían pensado en escribir ficción, aunque tenían claro que no querían “ir por la línea histórica o biográfica” –aclara la autora–, “buscábamos que estas mujeres pudieran estar incluidas en una trama”.
“La escritura se vuelve un instrumento eficaz para, precisamente, socavar todo: la historia familiar, la autobiografía, las historias de otrxs. Socavar para dejar al descubierto lo que hay en el fondo, para hacer tambalear las estructuras, para (re) construir sobre terreno limpio”,
Reterritorializar los feminismos
Descosidas (Neide Abay, 2021) es el resultado de un proyecto que Romina Marucco tenía en la cabeza desde hace tiempo: reunir las historias de mujeres que conoció a lo largo de su vida, que la movilizaron y dejaron huella.
La autora es trabajadora social, feminista y vivió en Barcelona donde trabajó con casos de violencia de género. Fue impulsora de la publicación Los caminos trans. Desde una vivencia singular a una colectiva y, actualmente, es Directora de Diversidad Sexual de la Municipalidad de Rosario.
Los relatos de Descosidas fueron construidos desde una perspectiva feminista y muy “deleuziana”. El título no es casual. Descoser está vinculado al hecho de deconstruir categorías, de abrirlas y dar espacio para nuevos sentidos. También implica descoser “la categoría de mujer, en singular, y poder pensar a las mujeres en plural”, dice Marucco.
“La escritura se vuelve un instrumento eficaz para, precisamente, socavar todo: la historia familiar, la autobiografía, las historias de otrxs. Socavar para dejar al descubierto lo que hay en el fondo, para hacer tambalear las estructuras, para (re) construir sobre terreno limpio”, expone Laura Rossi en el prólogo de Descosidas.
Los relatos de Descosidas anidan diferentes intenciones. Por un lado, está presente la propia biografía de la autora, su experiencia como migrante y la de haber elegido determinados espacios de trabajo. Es allí donde “está puesto el deseo”–explica Romina–, “y pienso que hay algo reparatorio. El libro viene a ser este espacio para reparar”.
“Me interesan mucho las biografías singulares y colectivas; registrar cómo una persona va transformándose”. Al escribir estos relatos y construir los personajes, la autora pensaba en cómo abordar “ese pasaje de un cuerpo al otro”. En tanto otro, hay algo que te transforma y se produce un movimiento; nada queda igual”, explica.
En su práctica profesional, se reconoce como “una obsesiva de los registros”. Ante todo, porque es un hábito que permite no revictimizar o que las personas se expongan a tener que narrar el sufrimiento una y otra vez. Pero, además, facilita la reflexión posterior “sobre la oralidad y la letra escrita”, destaca.
Contra la cosmética
“A María Luisa la conocí cuando limpiaba en la casa de Matilde, que también es profesora universitaria. Estuve varios años ahí, hasta la primera inflación macrista en la que no pudo continuar pagándome. A las semanas, me consiguió una prueba en un edificio de esos chatos con pocos vecinos, repetía que la angustiaba dejarme sin laburo. Así que se puso a buscarme uno”, escribe Romina en el relato Una verdad sin retorno.
La situación de las trabajadoras domésticas tiene cabida en estos textos para interpelar “la manera de pensar los feminismos y cómo sostener lo que se dice en actos”. “En esta pandemia fueron las más afectadas. Desnudó aquello que ya sabíamos que existía”, explica Marucco.
Por eso, dice la autora que “Descosidas visibiliza las intersecciones que dan cuenta de las tensiones en el movimiento feminista”. De esa manera, da lugar a la disputa que vienen dando las organizaciones políticas feministas, algo que conoce de cerca como militante de Hijos Rosario y de Hijas. Esto conecta con un concepto central en el libro. “Ser mujer no te hace sorora ni feminista. Hay un uso instrumental del feminismo, cosmético o políticamente correcto. Descosidas quiere discutir mucho con la cosmética”, destaca.
“Descosidas visibiliza las intersecciones que dan cuenta de las tensiones en el movimiento feminista”
1 comentario
Comentarios no permitidos.