Las y los hacedores de cultura, feriantes, artesanxs independientes y artistas callejerxs están contra las cuerdas. El sector tuvo suspendido su lugar de trabajo con las primeras fases de la cuarentena y la reactivación y reapertura les pasó por el costado. El pedido de algún subsidio, tarjeta alimentaria y la organización para visibilizar su trabajo. La olla popular, la GUM y el accionar represivo.
[dropcap]E[/dropcap]l trabajo con la cultura en Rosario registra diferentes situaciones de informalidad, situaciones precarias y frágiles que con una pandemia como la actual quedan expuestas en su verdadera magnitud. De la misma manera en que es innegable que el coronavirus puso en jaque al mundo entero, lo es el hecho de que la crisis golpea con diversa fuerza de acuerdo a las situaciones previas. Tal vez si no fuera por la situación crítica que atraviesan artesanxs y artistas callejerxs, el tema no se pondría sobre la mesa o no tendría la misma repercusión mediática. Pero en realidad lo que hizo estallar la invisibilización no fue la situación crítica sino la represión que se hizo explícita y pública el 18 de julio pasado cuando tres efectivos de la Guardia Urbana Municipal junto con un efectivo de la Policía de la Unidad Regional II golpearon, arrestaron y detuvieron a un artesano. Es entonces, una vez más, la violencia institucional la que hace emerger un cuadro de situación: la desprotección de un sector de la cultura local que estaba al aire libre y que ahora quedó a la intemperie.
Héctor tiene cincuenta y ocho años y trabaja como artesano desde los veinte. Si bien ha ido a todas las ferias, actualmente trabaja en el parque España porque los horarios que tienen las ferias oficiales son más acotados y según Héctor esa franja horaria no le permite vender lo necesario para vivir. En la feria de Oroño iba a ser pasible de una sanción por abrir mayor cantidad de horas de las permitidas. “Los días que llovía yo seguía vendiendo porque necesito la venta diaria”, dice.
La feria de Italia y el río es una feria no oficial que funciona de hecho desde hace diez años. Héctor trabaja en alpaca objetos para gastronomía como aceiteras marroquíes, teteras árabes y cucharas. Además de él en esta feria trabajan otras trecientas personas. Se pregunta dónde van quienes aprendieron a hacer artesanías en los talleres que da la Municipalidad. La pregunta es retórica, conoce la respuesta. Muchas de esas personas van a vender al parque. Héctor nota que cada vez son más, que aquellas personas que actualmente no están haciendo las changas que solían hacer salen a vender lo que tienen.
Uno de los puntos por los cuales se están manifestando tiene que ver con la apertura de los lugares de trabajo de artesanxs y feriantes. Últimamente las ferias oficiales están habilitadas solamente los domingos pero Héctor aclara que también necesitan trabajar los sábados porque “las personas que viven de la artesanía no pueden sobrevivir con un solo día de venta y más con esta crisis donde no se vende casi nada”. Se pregunta por qué los bares pueden abrir todo el fin de semana pero las ferias no. Nuevamente la pregunta es retórica.
La desprotección de un sector de la cultura local que estaba al aire libre y que ahora quedó a la intemperie
El 20 de junio, tres meses después de que se decretara el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio en el país, el municipio anunció la reapertura de las ferias en la ciudad. Las que fueron habilitadas para abrir únicamente los domingos son las ferias oficiales. Aquellas como la de Italia y el río donde trabajan lxs artesanxs independientes al día de hoy no fueron habilitadas. Por eso, dice Héctor, las veces que pudieron trabajar fue porque cortaron calles e hicieron movilizaciones. Ya tuvieron siete audiencias con la Secretaría de Cultura de Rosario, con el Ministerio de Desarrollo Social y con el Ministerio de Trabajo de la Provincia. “En ningún momento se firmó un acta. Después de las promesas lo que recibíamos era policía y GUM. Ese fue el único resultado”, resume Héctor.
Al igual que muchos otros casos, la vitalidad de este rubro depende exclusivamente de la recaudación diaria. Quien no trabaja no vende, quien no vende no come. La fuerza de la metáfora queda opacada por la literalidad. A diferencia de otros casos, este sector no recibió al día de la fecha –después de cuatro meses/ diecinueve semanas/ ciento treinta y tres días- ninguna ayuda estatal. ´Subsidio o trabajo´ decía uno de los carteles de una de las siete movilizaciones que realizaron hasta ahora desde Artesanos Autoconvocados y la Asamblea de Artistas Callejeres de Rosario, en conjunto con Técnicos de Eventos Rosario y otras organizaciones como Cultura en Movimiento, Asamblea Muralistas, Musicxs Unidos Rosario y la Asociación Civil de Músicos Independientes.
Federico es artesano de la Feria del Boulevard y trabaja con metal. Dice que la situación es desesperante porque hace más de cuatro meses que la actividad está cerrada y que siguen sin recibir ningún tipo de subsidio por parte del gobierno municipal. “Estamos reclamando, en primer lugar, que no se reprima a los trabajadores que salen a luchar porque no tienen otra fuente de ingresos ni otra forma de darle de comer a su familia”. Federico dice que la Provincia tiene un presupuesto destinado a cultura que está sub-ejecutado y que lo que piden es que les asignen una pequeña parte de las partidas que llegan desde Provincia y Nación hasta que se restablezca su actividad.
Diego Soria es integrante de Artesanos Autoconvocados de la Bajada Italia. Dice que ni subsidio ni tarjeta alimentaria. Y que lo único que consiguieron es una caja con ocho productos que reciben cada quince días pero que sólo alcanza para que una familia de cuatro personas coma durante tres días. Que dentro de esos productos no hay cosas frescas ni naturales, y que hay gente que no puede comerlos por ser celíaca. “Nos dicen que la plata de cultura se fue para los hospitales pero tampoco nos pueden dejar trabajar. Si no me dejás trabajar ayudame a pagar las cuentas”. La pandemia implica un alto grado de incerteza en relación con la curva de contagios y el curso de la cuarentena. Nada ni nadie puede asegurar que de un momento a otro se retroceda con las fases. En este sentido Héctor refuerza el pedido del subsidio. “Si subsidian a Clarín, a la General Motors y al transporte público, por qué no podemos recibirlo nosotros que venimos con ciento treinta días sin poder trabajar”.
Rascando la olla
Clavas, pelotas, diábolos, guitarra, ula ula, narices y zapatos de payaso. Estos son algunos de los elementos de trabajo de músicxs y artistas callejerxs que están desparramados en el espacio central de la Plaza San Martín. También hay banderas y muchas bicicletas. A pesar del paro de colectivos se concentraron en la plaza para marchar hasta la Municipalidad. La modalidad es el callejerazo: poner su trabajo sobre la calle, hacerlo visible. Intervenir el espacio público que es al mismo tiempo su lugar de trabajo. Diego Soria se presenta como un compañero de lucha de los Autoconvocados. Dice que la idea de la feria autogestiva es que quien quiera pueda sumarse. Se refiere a aquellas personas que quedaron desempleadas y que invierten lo que tienen para comprar mercadería y salir a vender. “La idea es pelear ese lugar para ellos, para los artesanos, para toda aquella persona que haga su arte y también para la gente de sonido que la necesitamos para que nuestros show se escuchen correctamente”.
Diego vende artesanías, collares, pulseras, aros. Aclara que todos son fabricados con sus manos y su imaginación. Trabaja con alpaca, hilo encerado, piedras preciosas y semi-preciosas. Su pareja trabaja con macramé (una palabra de origen francés que significa nudo) y chaquira (una técnica usada en Colombia y México). Otras cosas que vende Diego son sahumerios y palo santo. Dice que es un ingreso extra. Pero ese día Diego no tenía encima ni sahumerios, ni palo santo, ni pulseras, ni collares, ni aros. No tenía mercadería que pudieran confiscar. No estaba trabajando porque desde el Estado municipal habían suspendido durante el fin de semana la actividad de las ferias y mercados.
Se pregunta por qué los bares pueden abrir todo el fin de semana pero las ferias no. Nuevamente la pregunta es retórica
´Teniendo en consideración el incremento de casos de contagios de Covid-19 que se han registrado en los últimos días, y a los fines de evitar la propagación del virus, la Municipalidad de Rosario decidió suspender todas las Ferias y Mercados programados para este fin de semana´. Este comunicado oficial fue previo al fin de semana del 18 de julio. Por fuera de las ferias, ningún otro sector laboral o comercial habilitado en la ciudad sufrió cambios de horarios o de funcionamiento. A pesar de que desde las fuentes oficiales declararon que la decisión de cerrar las ferias y mercados populares había sido producto del consenso, desde las distintas organizaciones que nuclean a artesanxs y feriantes negaron que haya existido tal diálogo. “Dijeron que hubo un acuerdo pero en realidad fue unilateral. No hubo consenso ni diálogo. Nos avisaron que no se podía”. El que habla es Nicolino, payaso, malabarista, semaforista. Tiene treinta años y hace siete que se dedica al circo y teatro callejero. Es de La Plata y hace cuatro años que está en Rosario. “Estamos acompañando la lucha, exigiendo que se respete nuestro derecho a trabajar. La única respuesta del Estado es la represión”.
Nicolino integra la Asamblea de Artistas Callejeres de Rosario, que nuclea a músicos, teatreros, cirqueros, titiriteros. Cuando se formó la Asamblea hace dos años, la frase del cartel era ´El arte callejero no es delito´. Hoy esa consigna sigue vigente y se suman las demandas actuales. Nicolino dice que la Asamblea, que reúne alrededor de cincuenta personas, se reagrupa de acuerdo a las contingencias. Si bien el trabajo de lxs artistas callejerxs tiene sus particularidades, hoy se juntan bajo las demandas comunes: poder trabajar, subsidio por los meses de inactividad y tarjeta alimentaria. Nicolino volvió a trabajar en el semáforo en la fase cuatro de la cuarentena. Si bien lo que recauda le ayuda en el día a día, el fuerte es el fin de semana. La cuarentena suspendió el trabajo en jardines, escuelas y eventos. Por eso dice Nicolino que muchos compañeros que antes no iban a la calle ahora están viendo ahí una salida.
Quienes están viendo una salida en la calle son quienes aprovechan el permiso de las salidas recreativas para ir a los parques, caminar, hacer ejercicio o reunirse dentro de los círculos dibujados en el piso. Pero también están haciendo uso del parque quienes cuentan con las autorizaciones como los dueños de bares y restaurantes de la costa, los carritos de comida rápida y demás comerciantes habilitados. El motivo por el cual les dijeron que no podían armar las ferias era porque generan concentración de gente. Pero cuando dejaron de trabajar las concentraciones siguieron. Eso es lo que no entienden artesanxs y artistas callejerxs: por qué el resto sí pero ellos no. Nicolino aclara por las dudas que no son anticuarentena. “Que no nos confundan con los cabezas de tacho que andan por ahí diciendo cualquier gilada. No pasa por ahí, necesitamos laburar”. Por eso cada vez que trabajaron durante la pandemia lo hicieron respetando los protocolos de cuidado, higiene y distanciamiento. Dice que entienden que la situación de salud actual es delicada y que todo el mundo está aprendiendo a convivir con la pandemia. Pero dentro de la salud debe contemplarse la alimentación de quienes no están generando ningún tipo de ingresos, el sostenimiento de abrigo de esas familias y la integridad psíquica de quienes saben que los meses se terminan y las deudas sólo crecen.
Paños vacíos
El día que Diego no tenía su mercadería encima, lo que sí llevaba era el paño para tirar en el piso y dejarlo vacío. Era una forma de manifestar que no los dejaban trabajar. El paño vacío y la olla popular. Pero ese día tampoco los dejaron manifestarse. Diez días antes -miércoles 8 de julio- cientos de trabajadorxs de la cultura se habían movilizado hasta la Municipalidad y una delegación se había reunido con Rogelio Biazzi (Coordinador General de Gabinete) quien según cuentan se había comprometido a que lxs artesanxs y artistas no serían reprimidxs. “Nos dijeron que no podíamos trabajar. Declaramos que el sábado íbamos a hacer una olla popular y nos íbamos a manifestar en nuestro lugar de trabajo con las mantas vacías y algunas pancartas. La GUM, no sé a través de la orden de quién, nos reprimió”, cuenta Diego Soria.
En el video que se viralizó en las redes sociales se puede ver cómo Diego Soria fue increpado, aprehendido y arrestado de manera violenta por parte de tres efectivos de la Guardia Urbana Municipal y un efectivo policial. “Yo no tenía mercadería. Vinieron directo y me empezaron a increpar y a insultar. Yo les dije que no podían cortarme el paso. Ahí me esposaron y me hicieron la llave que le hicieron a George Floyd”. El gobernador de Minnesota, Tim Walz, promulgó hace una semana una ley de responsabilidad policial que incluye la prohibición de someter a detenidos aplicando fuerza al cuello, como ocurrió con George Floyd antes de su muerte en Minneapolis a finales de mayo. En el video que registró la detención de Diego Soria se ve la rodilla del policía sobre el cuello de Diego. “Ya estaba esposado y tenía la llave arriba mío. Antes ya había recibido golpes. Yo estaba en un estado de nervios, pensando que lo que estaba pasando era injusto”, relata Diego.
El Servicio Público Provincial de Defensa Penal -SPPDP- realizó ante la Fiscalía Regional de Rosario una denuncia penal contra los agentes involucrados para que se investigue ´a los efectos de determinar la responsabilidad del personal municipal y policial´. Diego declaró en el Centro de Justicia Penal -CJP- donde fue entrevistado por el responsable designado en la Circunscripción 2da. para la aplicación del Protocolo, Dr. Marcelo Marasca. Según el comunicado del SPPDP, ´la víctima expresó que fue reducida de manera violenta, luego aprehendida y derivada a la Comisaría 2º en situaciones que no permiten vislumbrar el delito por el cual se la privó de su libertad´.
Lo primero que pensó Diego cuando lo subieron al móvil es que lo podían hacer desaparecer. Le dio mucho miedo. Se acordó de Santiago Maldonado, justo en la antesala de un nuevo aniversario de su desaparición y asesinato por parte de Gendarmería. El miedo no era infundado. “Arriba del móvil el policía me tenía con la llave en el cogote, me apretaba con la bufanda, me tapaba la cara y me hacían impactos de golpes en la cara. No sé si fue el guardia urbana porque tenía la cara tapada, pero me golpeaban en el rostro. Yo les pedía ´por favor dejame respirar, pégame pero dejame respirar´. Lo que me dijo es ´si te morís, tengo cómo justificar tu muerte´”.
El momento de la detención quedó documentado pero no hay registro de lo que sucedió en el traslado hasta la comisaría ni adentro de la seccional. Generalmente pareciera que los momentos que no quedan registrados habilitan una mayor impunidad. El relato de Diego indica que el hostigamiento continuó adentro de la Comisaría 2ª. “Dentro de la seccional el guardia urbana me dijo ´ahora ya sabemos quién sos, dónde encontrarte. Ojo con lo que hacés de acá hacia adelante´”. La secretaria de Control y Convivencia municipal, Carolina Labayru, declaró en los medios que fueron los artesanos quienes iniciaron las agresiones. Diego dice que la funcionaria lo calumnió públicamente como agresivo y violento. “Qué va a pensar mañana cuando me vea una señora por la calle. Carolina se tiene que retractar públicamente y tiene que ser sustituida de su cargo”.
El bloque de concejales de Unidad Ciudadana publicó un comunicado repudiando los hechos ocurridos. ´Nuestro bloque solicitó a los ejecutivos municipal y provincial, respetando los protocolos y medidas de seguridad en materia de salud pública, la posibilidad de que tengan la oportunidad de trabajar, de manera ordenada, ampliando las zonas de comercialización en favor del colectivo de feriantes y sin violencia ni maltratos para con lxs trabajadores. Creemos que en tiempos de pandemias, las reglas y políticas públicas deben ser dinámicas evitando el aglomeramiento de personas y re pensando una ciudad que nos incluya a todos y todas´.
Diego es uruguayo y hace siete años que vino a Argentina, donde formó una familia. Alrededor del año 2000, cuando tenía once años, conoció el país y le encantó. Desde ese momento tuvo el sueño de venir acá. Vive de la artesanía y de los malabares. Dice que actualmente siente el miedo de lo que pueda pasarle a él y a su familia. “Mis suegros están con ese pánico, cuidate, tené cuidado, no te alejés de tu señora”. Dice que ahora cuando ve a los móviles policiales se pregunta si lo volverán a subir arriba de un auto, y si esa vez será para volver. “¿Hasta cuándo las autoridades policiales que nos deben proteger y cuidar seguirán abusando?”. Héctor aclara que vienen pidiendo, hasta ahora sin éxito, que la Municipalidad regularice la situación de artesanxs y artistas callejerxs independientes. “Creo que recién ahora están tomando conciencia de lo que están generando, después de las denuncias que hicimos sobre el compañero que estuvo preso”.