La Red – Espacios de Radio en Salud se conformó hace más de un año y está integrada por comunicadorxs, estudiantes, usuarixs en servicios de salud mental y profesionales de la salud. Programas de radio y dispositivos de comunicación que funcionan al interior de hospitales y centros de salud son parte de una Red que tiene como objetivo restituir el valor y el derecho a la palabra. Con la Ley de Salud Mental como horizonte, sistematizan la experiencia a través de una materia electiva en la Facultad de Ciencia Política y articulan en conjunto con el Área de Extensión y Territorio de la UNR.
¿Cómo restituir el derecho a la palabra? ¿Qué sentidos pueden producir los espacios de comunicación dentro y fuera de las instituciones de salud? ¿Por qué hacer radio con usuarixs de servicios de salud mental es tan importante?
En el patio que tiene la bella Casa del Paraná, un grupo de docentes y profesionales cuentan la experiencia de una red que nació hace poco más de un año. Una red que, como toda red, tiene su complejidad: desentrarmarla permite visualizar la intensidad de un trabajo colectivo. De diferentes dispositivos de comunicación que tienen como principal objetivo revalorizar la palabra de quienes, tantas veces, tienen negado ese derecho. Los y las usuarias de servicios de salud mental cuentan en Rosario con espacios de comunicación que a través diferentes dinámicas, posibilitan el ejercicio de ese derecho tan humano como es la comunicación.
Un punto de partida de esta Red de Espacios de Radio en Salud es la experiencia del programa radial Caramelos Surtidos, un magazine/revista que desde el año 2011 lleva adelante un grupo de usuarixs con diferentes padecimientos psíquicos que ven como “la radio les cambió la vida”. Es un programa radial y es mucho más que eso: Caramelos Surtidos articula el trabajo de la Universidad Nacional de Rosario, a través de su área de Extensión y Territorio, con organizaciones sociales, docentes y estudiantes de la carrera de Comunicación Social. El programa se transmite todos los viernes por FM Radio La Hormiga, la radio comunitaria de la Biblioteca Popular Pocho Lepratti y ya es un clásico en la emisora de barrio Tablada. Allí, las voces de sus protagonistas dan cuenta de diferentes realidades, leyendas, opiniones, canciones, historias, relatos.
Esa primera experiencia en radio, en la que participa El Puente Arte Salud y la Casa del Paraná, fue el disparador para que otros proyectos pudieran ver la luz. Es el caso, por ejemplo, de Los Paseantes, un espacio de comunicación que se desarrolla en el Centro de Salud Martín y que articula junto a estudiantes y docentes del Iset 18. “En los Paseantes lo que intentamos desarmar son las conceptualizaciones de la salud mental. El Centro de Salud Martin tiene una población muy heterogénea, y en este espacio donde hay trabajadoras sociales, la psicóloga y la psiquiatra, tratamos de preguntarnos qué es la salud mental para que después, esas reflexiones vuelvan al Centro de Salud en forma de radio abierta, en reuniones de trabajo que tienen los profesionales con sus pacientes, en el mismo Iset 18 donde la salud mental no estaba suficientemente tratada, también vamos al Laboratorio Sonoro de la facultad y lo que hacemos es intentar hacer salud colectiva con el mismo equipo del Centro de Salud”, cuenta Florencia, una de las coordinadoras del espacio junto a Tomás Castellani. Como estudiante de comunicación social, Florencia revalorizará la importancia del diálogo: “para los usuarios es importante saber cómo sus profesionales conceptualizan sus padecimientos. Acá se constituyen como sujetos activos porque lo que tiene que ver con la pasividad se suele reproducir en el ámbito del consultorio, pero en estos espacios la idea es que ellxs se transformen en protagonistas y así, van rediscutiendo saberes arraigados”.
En el Hospital Carrasco, el espacio de comunicación que aspira a futuro convertirse en una radio online se llama Saludadores y es coordinado por Alberto Geliberti. Dentro del hospital Carrasco funciona hace tiempo el Laboratorio Cultural donde hay diferentes actividades para los y las usuarios. “Este espacio de comunicación era demandado por ellxs”, cuenta Andrés Monti, el coordinador general del Area de Extensión y Territorio de la UNR, docente de la carrera de Comunicación Social y uno de los referentes de la Red.
Vicky Durand Mansilla es comunicadora e integra el equipo de Caramelos Surtidos y hace pocos meses presentó su Tesina de Grado de una manera peculiar: transformó el aula de la Facultad de Ciencia Política en un estudio de radio donde todo el equipo del programa participó activamente de su defensa de tesis. Para Vicky es fundamental “que la Universidad trabaje en el territorio, poder socializar el conocimiento. Es un compromiso de quienes accedemos a la educación superior estar al servicio del pueblo, la universidad es un actor indiscutible a la hora de pensar un proyecto de país, qué conocimiento producimos, para quiénes”.
Mailén Martinez Garat es estudiante de Trabajo Social y otra de las integrantes de la Red. Su intervención se desarrolla en el dispositivo de comunicación que funciona al interior de la Residencia Interdisciplinaria en Salud Mental del Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, y en la que participan profesionales de distintas disciplinas. En la Risam los y las estudiantes deben realizar su residencia en dispositivos sustitutivos a las lógicas manicomiales y allí “se generó este espacio donde realizan sus prácticas de tercer año y donde también participan los y las usuarias”, cuenta Mailén quien, después de hacer su residencia, decidió quedarse a participar activamente de la Red. “En la Risam hay médicos, psicólogos, y luego de la implementación de la Ley Nacional de Salud Mental, se incorporan trabajadorxs sociales, y es un espacio que está disputando poder muy fuertemente. Yo realicé mis prácticas ahí y así conocí el trabajo de la Red de Espacios de Radio en Salud y decidí seguir participando. Creo que lo más importante es el valor que se le dá a la palabra de un usuarix que en general es muy vapuleada”. Dice Mailén que en Trabajo Social tienen muchas prácticas en territorio. Por eso, lo que más valora de esta red no es solo que la Universidad “salga” hacia el afuera para desarrollar prácticas y generar vínculos, sino que la comunidad “también pueda ir a la Universidad, entrar en ella”. Destaca los ciclos Radiologando que impulsa la Red junto con el área de Extensión, instancias de formación para estudiantes y profesionales donde se capacitan y socializan herramientas de cara al trabajo en cada dispositivo.
El rol de la comunicación
“La vida no cabe en un diagnóstico”, dice Mailén cuando se refiere a la importancia de estos espacios de comunicación. Es que la vida misma transita por cada dispositivo, donde los vínculos potencian otros modos de encuentro, donde la palabra circula de igual a igual, donde no hay saberes impuestos sino aprendizajes constantes. Personas con distintos padecimientos mentales encuentran en la radio un lugar donde su voz se escucha, se amplifica y se valora. “En la Red pensamos el para qué y hablamos del derecho a la comunicación que posibilita una ciudadanía plena, que las personas hagan uso de su voz, que a partir de ese uso puedan reclamar otros derechos, a lo largo de estos años hemos ido viendo las transformaciones que han hecho todas las personas que pasan por los espacios. Y también pensamos que otras cosas queremos y cuál es el aporte que como profesionales de la comunicación podemos hacer desde lo institucional”, señala Vicky.
La experiencia de la Red de Espacios de Radio en Salud se encuentra sistematizada desde hace un año y medio en una cátedra optativa que se dicta en la Facultad de Ciencias Políticas. “Prácticas sociocomunitarias en dispositivos en salud” es una materia optativa en las cuatro carreras de la facultad aunque inicialmente la propuesta surgió desde Comunicación Social. “Si bien la Red es autónoma trabajamos mucho con el área de Extensión de la UNR. Por un lado tenemos objetivos académicos, que los estudiantes y docentes puedan hacer práctica en relación a la salud y la comunicación, que un comunicador también pueda pensarse como un trabajador de la salud. Ese es un objetivo; de formación”, explica Andrés Monti. En relación a cada dispositivo comunicacional, “los objetivos tienen que ver con poder trabajar sobre la palabra, la restitución de los derechos, acompañando también a profesionales y los procesos que se van generando en estos espacios. La palabra es colectiva y se van resolviendo conflictos a partir de la escucha”. Vicky Durand Mansilla acota: “es un diálogo entre lo personal y lo comunitario”. Para Florencia es fundamental la necesidad de repensar la disciplina. “Poder salir al territorio, ver qué problemáticas hay y pensar qué puede aportar nuestra disciplina en las transformaciones. Es lo que intentamos, nuestro trabajo también nos permite volver a la Universidad y decir que la comunicación social es necesaria en el proceso de desmanicomialización que esta planteado en una Ley de Salud Mental pero que no es efectivo en su totalidad, entonces desde ahí queremos que la comunicación intervenga y queremos que los comunicadores esten formados en esto”.
Victoria dice que muchas veces el “tránsito universitario en comunicación social va hacia los caminos conocidos”, es decir, una formación más orientada hacia las nuevas tecnologías. “Estas experiencias nos permitieron a todes salir de esas preguntas comunes de la Universidad, salir a territorio y conocer otros actores. Generar una mirada crítica para que el mismo territorio sea el que genera respuestas a sus problemáticas. El comunicador o comunicadora puede acompañar esos procesos. La idea no es venir a “traer soluciones”.
Producciones
La Red de Espacios de Radio en Salud está creciendo. Además de los dispositivos que funcionan en el Centro de Salud Martin, en el Carrasco, en el Eva Perón y el programa Caramelos Surtidos, también se encuentra la experiencia “De Lunes a Lunes” que coordina el payaso David Delena y que funciona en la Colonia de Oliveros, Buenos Tiempos en el Hospital Centenario y Tardes Nuestras, un espacio pionero en el Centro Cultural Gomecito. La idea es poder conocer qué otras experiencias existen en radio y comunicación en instituciones de salud, hospitales, centros de día.
Encontrarse, conocerse, compartir. El año pasado la Red realizó su primer encuentro nacional. “Hicimos un sondeo local y regional, buscando otras experiencias y claramente descubrimos muchas cosas. Queremos que las producciones sean de calidad, entendemos que acá hay un potencial y herramientas para lograr otro tipo de intervenciones y construir una salud colectiva”, dicen.
La Ley Nacional de Salud Mental fue un avance clave para el reconocimiento de las personas con padecimiento mental como sujetas de derecho y para la sustitución del manicomio por tratamientos dignos. La Ley vino a poner fin a la concepción de los usuarios de salud mental como objetos de tutela para considerarlos desde lo legal como sujetos de derechos. En su artículo primero establece que ´la presente ley tiene por objeto asegurar el derecho a la protección de la salud mental de todas las personas y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental que se encuentran en el territorio nacional, reconocidos en los instrumentos internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional, sin perjuicio de las regulaciones más beneficiosas que para la protección de estos derechos puedan establecer las provincias´.
Falta mucho, muchísimo para que la ley sea realmente instrumentada y aplicada. Aún existen instituciones manicomiales sujetas a la lógica del encierro donde hay una constante vulneración de derechos. Un caso paradigmático es la Fundación San Camilo, clausurada tras la muerte de un joven de 23 años que permanecía internado en dicha institución. La investigación del periodista Pablo Galfré condensada en el libro “La Comunidad” dá cuenta de los abusos, tormentos y torturas que se cometían al interior de esta “comunidad terapéutica”.
Generar otros espacios, otros modos de transitar la vida, fortaleciendo la autonomía de las personas con padecimientos subjetivos, es un camino necesario para hacer realidad lo que ya establece la Ley Nacional de Salud Mental. En la Red, donde todo se dialoga y se debate colectivamente, el horizonte es claro: sintonizar derechos para construir una palabra pública, inclusiva y plural.