“Salud Feminista” es el libro que compila textos de autoras y autores provenientes de diversas disciplinas y militancias que piensan, reflexionan y se preguntan cómo construir una nueva salud con perspectiva feminista y soberanía sobre nuestros cuerpos. Las Ronderas de la Fundación Soberanía Sanitaria lo presentaron en Rosario, invitadas por el Área de Género y Sexualidades de la UNR.
Foto: Lorena Viceconte
[dropcap]C[/dropcap]arla Giuliano, Andrea Paz y Agostina Finielli, viajaron desde Buenos Aires para presentar el libro, editado por Tinta Limón, que compila textos sobre los ejes y discusiones que se desprenden de la experiencia de las rondas; espacios de reflexión sobre la salud pública con mirada feminista.
En el año 2017, junto con otras trabajadoras y trabajadores del ex Ministerio de Salud de la Nación, a la luz del difícil contexto social y económico impuesto por el modelo neoliberal macrista, decidieron construir colectivamente un espacio para repensar el campo de la salud desde la resistencia al mapa político que se estaba presentando. Comenzó así a funcionar la Fundación Soberanía Sanitaria.
Pensar políticas públicas en salud con perspectiva de géneros y construidas colectivamente requirió de un dispositivo concreto de acción para dar lugar a las voces que, si bien no están directamente identificadas con el campo de la salud, abren discusiones imprescindibles. Comenzaron a suceder las rondas, que se mantienen hasta hoy, donde la palabra circula, las experiencias y saberes se ponen de manifiesto; y se rompe con la naturalización de jerarquías y voces autorizadas.
“No nacimos como ronderas, nos hicimos ronderas. Siempre surge la demanda de armar seminarios, taller o cursos y a nosotras nos parecía interesante empezar a pensar qué es la intersección entre salud y género. Nos parecía que había un montón de personas que no venían del campo de la salud y queríamos invitarlas a pensar ya que sus discusiones, sus praxis, sus experiencias vienen a enriquecer el campo de la salud. Empezó a emerger la discusión sobre quién sabe de salud y en las rondas surgió que todes sabemos de salud”, nos cuenta Andrea Paz, una de las integrantes de Ronderas que presentó Salud Feminista, Soberanía de los cuerpos, poder y organización.
El auditorio del emblemático Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias (CEMAR) fue el espacio que cobijó la gran ronda donde no hizo falta micrófono para hacer escuchar la potencia de las voces que contaron cómo surge la necesidad de un libro que invita a pensar qué salud queremos; y de organizaciones sociales de Rosario que se hicieron presente para contar sus experiencias y puntos de vista.
Salud Feminista surge de las prácticas de las rondas y compila textos de Dora Barrancos, Sabrina Balaña, Agostina Finielli, Carla Giuliano, Andrea Paz, Carlota Ramírez, Marta Dillon, Moira Pérez, Laura Contrera, Débora Tajer, Luciano Fabbri, Blas Radi, Karina Felitti, Valeria Salech, Violeta Osorio, Julieta Saulo y Ruth Zurbriggen. Está dividido en tres ejes temáticos: Salud, género y soberanía de los cuerpos; Poder y disputas en el ámbito de la salud; y Organización y prácticas feministas en el ámbito de la salud. Andrea remarca que “el libro no intenta ser explicativo, ni de recetas, ni por dónde ir, sino que es un libro que abre a pensar, intenta abrir interrogantes y líneas de fuga para empezar a pensar qué es esto de la salud feminista que nos proponemos. Cada capítulo tiene el espíritu de las rondas porque son capítulos que dialogan entre sí de algún modo. No hay una única forma de leerlo, no hay un principio y un fin.”
Hay un intercambio permanente entre los y las autoras donde conceptos como soberanía, cuerpos, salud, organización, poder y feminismos dialogan. El primer capítulo abre a la reflexión sobre el cuerpo. “Siempre nos pareció, continúa Andrea, la soberanía del cuerpo como un hilo del cual tirar para empezar a pensar la micropolítica en el campo de la salud. El cuerpo ocupa un lugar en el feminismo pero en salud es el espacio de territorio de intervención, es un espacio primario o central”.
“Cuando hablamos de cuerpos que se normalizan – se suma Carla Giuliano, otra de las Ronderas Feministas de la Fundación Soberanía Sanitaria – hay una distribución desigual de poder. Intentar problematizarlo no es sin conflicto y no le tenemos miedo a eso. Como decimos en la ronda: si no pensamos todes igual, mejor. No estamos siempre de acuerdo y no tenemos que estarlo. La mirada es poder disputar ese poder hegemónico para que la salud sea libertaria y no opresiva. Es abrir la pregunta sobre qué cuerpo. En el primer capítulo, Marta Dillon habla de un cuerpo contemporáneo, con una historia y con un presente. Un cuerpo desde el que nos animamos a pensar entre todes.”
Las tres líneas propuestas en el libro son atravesadas por una mirada que, desde sus experiencias de ronderas, denominan relacional. Hay una soberanía de los cuerpos que que sólo se construye teniendo en cuenta los vínculos y relaciones con otras personas. Somos seres vulnerables: todes necesitamos ser cuidados en algún momento de nuestras vidas, sin otres no podríamos sobrevivir, no hay soberanía posible en soledad. Tal como sucede en las rondas: se construyen desde los vínculos con otres, en conversaciones, diálogos y tensiones.
La salud feminista es disputa de poder
Agostina Finielli, Rondera Feminista que se autodefine como trabajadora de la salud pero que, aclara entre risas, alguna vez fue abogada; introduce la cuestión de las jerarquías y voces autorizadas en el sistema de salud, una de las complejidades con las que se trabaja en las rondas: “pensar en salud dentro de un sistema hegemónico único hace que sea más difícil todavía sostener esa pluralidad porque hay saberes que están jerarquizados. En las rondas podemos pensar en conversación y no cerrar una respuesta de algo, que creemos que además no existe como tal.”
“Habilitamos – suma Andrea- ese pensar en diálogo donde lo que adviene es una incomodidad: hay tensión cuando se visibilizan privilegios. La pregunta es quién sabe de salud, quién tiene la autoridad epistémica para definir cómo vivimos, cómo morimos, qué hacemos con nuestro cuerpo, cómo elegimos curarnos. Y si logramos esa disputa y logramos decir que de salud sabemos todes y que hay muchos saberes, empieza a pensarse otra posibilidad relacional. En la medida que todes tenemos algún saber distinto me parece que es una punta para pensar otra posibilidad relacional en el campo de la salud.”
Hablar de disputas de poder es también pensar en aquellas que suceden por fuera de los encuentros de reflexión. Las rondas comenzaron previamente a la discusión en el Congreso sobre la Ley de Aborto Legal, Seguro y Gratuito, pero fueron atravesadas por ese debate y la discusión sobre el concepto de soberanía. Hoy, frente a la avanzada de las organizaciones antiderechos, Andrea opina que “no tenemos que tener miedo, tenemos que estar atentas, pensarnos y repensarnos. En un contexto de proceso de cambio es inevitable. Forma parte de la disputa política que queremos abrir y va a suceder. El feminismo latinoamericano vino a traer otra potencia en la construcción política y en eso me siento esperanzada, siento que hay una potencia de este lado que no creo que esté en otro lado.”
El desafío de una salud feminista y libertaria
Frente al panorama nacional de ajustes y políticas neoliberales, el trabajo de la Fundación Soberanía Sanitaria se ve frente a un doble desafío: abrazar y defender los derechos conquistados, al hospital público, a los y las trabajadoras, a las políticas públicas de calidad que se lograron en Argentina y son ejemplo en la región; pero también desencadenar procesos de discusión y transformación que visibilicen y problematicen al sistema de salud que también es opresivo y violento, sobre todo, con el cuerpo de las mujeres e identidades de género disidentes. “Entendemos que es un desafío cuando el contexto macroeconómico no ayuda, pero tenemos que dar esa discusión, sino terminamos abrazando al Borda o abrazando al Moyano, sin pensar qué procesos se dan ahí adentro.”
Como respuesta a la pregunta compleja e inacabada sobre cómo construimos una salud feminista, Carla nos dice que “la idea es interpelar todo el campo de la salud desde la mirada feminista. No nos interesa construir un gueto dentro de la salud. Por eso cuando llamamos personas a escribir el libro quisimos que vengan de todos los ámbitos porque no hay una manera de interpelar esa salud.”
“Una salud feminista – cierra Andrea- es una salud libertaria, por eso el desafío es pensar cómo la construimos. Creo que hoy en el campo de la salud se despliegan un montón de opresiones y violencias. Entonces, cómo hacer para que sea libertaria y no opresiva. Ese es el desafío de una salud feminista y eso se da con discusión, se da con repensarnos, con la metodología de la ronda, de habilitar otras voces y disputar la autoridad epistémica y se da con dispita, con luchas, porque hay que tocar privilegios.”