La Garganta Poderosa va a inaugurar en Rosario lo que será la segunda redacción que la revista tiene en todo el país, un espacio que viene funcionando en el Centro Cultural La Toma. Por otro lado, desde el Bachillerato Popular Tablada está naciendo un nuevo medio: Una mirada del barrio. ¿Cómo hacer comunicación desde los territorios?
En el barrio Los Pumitas, en la zona noroeste de Rosario, está ubicada la base de La Poderosa, organización que en nuestro país viene tejiendo la resistencia villera desde hace quince años. Transformar los barrios desde los propios barrios, plantean en su carta de presentación. “Buscamos la transformación social, de todas las capas, para que no haya más capas y para que no puedan seguir vendiéndonos superhéroes. Hacía ahí vamos”. En la Casita que tienen en Rosario y que es la sede de la organización, hay talleres de Rap, Encuadernación, Serigrafía, Educación Sexual Integral y Comunicación. Fátima Barrera tiene veinticinco años y hace dieciocho que es vecina de Los Pumitas. Sin embargo, dice que empezó a conocer el barrio cuando arrancó a participar en La Poderosa el año pasado.
Cuando empezó a ir al taller de zumba que se da en la Casa de las Mujeres y Disidencias, ubicada en Génova y Pasaje San José, no sabía que ese taller pertenecía a la organización. Así empezó su vínculo y desde entonces milita en La Poderosa. “Con una amiga íbamos al taller y ahí nos empezaron a comentar sobre el proyecto y la organización. Fuimos cuando hacían una venta de fideos para juntar plata para viajar al Encuentro Nacional de Mujeres que se hizo en Chubut el año pasado. Nos empezamos a sumar y después fuimos al Encuentro”.
En la Casa de las Mujeres y Disidencias, además de zumba, hay talleres de manicura, fútbol popular, costura, manualidades y aerobox. Fátima dice que se sumó porque le gusta mucho la movida. Desde que empezó a militar fue buscando su lugar en la organización. De esa manera llegó al eje de Comunicación, que hoy conjuga para ella un espacio de militancia y de trabajo.
La Garganta Poderosa nació hace diez años en Zavaleta, – ¿Conocés la historia?- pregunta Fátima, y cuenta: Un grupo de vecinos se empezó a juntar para jugar al fútbol y para charlar las problemáticas del barrio. Eso fue hasta que en 2009 sale una nota el canal América, diciendo que Zavaleta era la antesala de la muerte. Entonces todos los vecinos se empezaron a reunir, a tratar de mostrar su enojo y poder decir que no era así. Ahí nace la primera sede de La Garganta y desde ahí se fue expandiendo-.
“Tal como cuando abrimos La Garganta en Zavaleta, desobedeciendo a los que cagaron al periodismo en todo el planeta, ahora pateamos los manuales de la necedad ante la santidad de sus ahorros, esa ´realidad´ que nos prefiere pibes chorros”.
El grito de La Garganta llegó a Rosario en 2015. El trabajo de base se fue construyendo en Los Pumitas y a esa asamblea se están sumando desde hace poco otras dos asambleas emergentes: en el barrio La Cariñosa, de Rosario, y en Camino Muerto, en Granadero Baigorria.
El Taller de Comunicación es la base de La Garganta, una organización donde los talleres son los pilares que hacen a la construcción territorial. Dentro del eje de la comunicación, actualmente están dando talleres de redacción, foto y encuadernación. El espacio de Comunicación es el encargado de garantizar la producción periodística de lo que sucede en Rosario. Ese espacio está siendo transitado por vecinos y vecinas. – Acá vamos formulando todas las notas- cuenta Fátima. Acá es la nueva redacción de La Garganta Poderosa, un espacio dentro del Centro Cultural La Toma. –Centralizamos la información y vamos viendo qué sale para mandar a Buenos Aires. Después allá publican las notas-.
La redacción es un proyecto regional que comparten con otros lugares, como la ciudad de Santa Fe. Trabajan de manera articulada con las demás seccionales que tiene la organización en los distintos puntos del país. El espacio en el que vienen trabajando hace unos meses y que prontamente será inaugurado es la segunda redacción de La Garganta Poderosa a nivel nacional.
Para Fátima la militancia se convirtió en una fuente de trabajo. – Desde que se empezó a armar este espacio, yo trabajo de esto. También estamos pensando en hacer una cooperativa para que se puedan sumar más vecinos. Acá podemos pensar todos juntos, hacer reuniones, encontrarnos-. El trabajo periodístico es colectivo. Las decisiones se toman en asamblea. Cuando surge algún tema, alguien se encarga de cubrir las fotos y otra persona de la redacción.
– Me gusta la información- responde Fátima a la pregunta sobre por qué hacer periodismo. También responde al porqué del periodismo popular – Es otra forma de llevar las voces de los que no se escuchan. En el periodismo no están los relatos de la vecina que esté contando que se le está hundiendo la casa o que no tiene agua en el verano. Esas problemáticas no salen en los diarios normalmente. Las voces de los vecinos del barrio no están-. Fátima es diseñadora gráfica y ahora está estudiando fotografía. Dice que le gusta el fotoperiodismo. – Éste es el medio para que se puedan expresar los vecinos y vecinas-.
La urbanización. Las luces de la canchita. El asfalto. El agua. La luz. Algunas cuestiones que salieron en las últimas asambleas poderosas. Problemáticas urgentes y comunes. Viejos gritos que se repiten ante las respuestas estatales que siempre tardan un poco más.
La última cobertura fotográfica que organizaron fue sobre las personas en situación de calle. A veces la propuesta surge en Buenos Aires y se va replicando en las distintas geografías. De esa manera van investigando la situación de los distintos barrios.
Los sábados a las once de la mañana se hacen las asambleas poderosas. – Ahí vamos viendo cuáles son las problemáticas más recientes y qué se hace, cómo podemos hacerlas más visibles para llegar a distintos públicos. Ahí empieza toda la cadena-, dice Fátima.
Previamente a tener el espacio de la redacción, desde La Garganta hacían reuniones en La Toma. Por eso, cuando se abrió la posibilidad de ofrecer el espacio para compartir con otras organizaciones, desde el Centro Cultural se comunicaron con La Garganta. Desde ese momento, hace siete meses, comenzaron a habitar el espacio que comparten con otras organizaciones. Hacia fines de agosto planean la inauguración oficial.
Desde La Garganta hacen un aporte mensual a La Toma, que está en una situación compleja con las distintas órdenes de desalojo que viene resistiendo. Hasta ahora La Garganta viene sosteniéndose con los recursos de la asamblea. Hacen venta de empanadas, pizzas y rifas. Lo que se puede hacer y vender para recaudar fondos que permitan pagar los talleres que para los y las vecinas son gratuitos. Otro de los ingresos es a partir de la venta de las revistas. Además, hace dos semanas lanzaron una campaña de socios: ´Día a día, de sol a sol, avivamos el fuego de nuestra autogestión para seguir haciendo altos guisos con el compromiso, el trabajo barrial y la organización popular como motor. Pero la mano sigue muy fulera: desde diciembre abrimos el doble de comedores y merenderos en todo el país, pero ninguno fue reconocido por el Estado; duplicamos las raciones diarias, aumentaron las listas de espera y multiplicamos las ollas populares para personas en situación de calle. Por eso, arrancamos esta campaña para quienes puedan bancar la parada mes a mes, contrarrestando esta crisis tan dolorosa´.
Una mirada en el barrio
Este año, desde el Taller de Comunicación y Medios del Bachillerato Popular Tablada, una Escuela de Gestión Social para jóvenes y adultos ubicada en Villa Manuelita, empezaron a pensar la creación de un medio popular. El motor fue la necesidad de construir un espacio desde el cual tejer relatos y discursos propios. La votación del nombre arrojó un resultado: Una mirada en el barrio. Ese es el nombre que eligieron para nombrarse.
Georgina coordina junto a dos compañeros, Manuel y Daniela, el Taller de Comunicación y Medios, que se desarrolla en los tres cursos del Bachillerato. “La propuesta surgió este año pensando en cómo laburar la comunicación. Siempre lo hacemos desde un perfil comunitario y popular, pero la idea era poder darle cauce a la voz de todos los que formamos parte de la escuela, que pueda salir afuera del barrio y que otros puedan leer lo que las y los estudiantes piensan sobre sus propias problemáticas y sus vivencias cotidianas”. Georgina cuenta que cuando plantearon la idea hubo mucho entusiasmo, que hicieron hincapié sobre el tema de las fuentes y que al principio no se asociaba la tarea de investigación con la de publicar.
– A veces los medios masivos tapan un montón de cosas- dice Eugenia, una de las alumnas en un encuentro organizado en el Bachi para discutir acerca de la comunicación popular. – El diario te da una noticia y ahí se terminó. Después no se sabe qué pasó. Si es violencia policial o violencia familiar, va a salir una sola vez. Ojalá que nosotros lo hagamos de otra manera-. El deseo tiene que ver con el medio que está naciendo, desde el cual ya han hecho varias publicaciones. Primero pensaron en armar una página web pero después decidieron que lo mejor era publicar en una página de facebook donde todos tenían cuenta.
– A veces cuando leo el diario me doy cuenta de que no está diciendo la verdad en un montón de cosas- insiste Eugenia. – Como cuando dicen que por acá no se puede caminar, que es zona roja. No es así-.
Entre los tres cursos son cerca de cincuenta personas que se dividieron en tres grupos de trabajo: Cultural, Ambiente y salud y Violencia de Género.
– Las compañeras estuvieron investigando el tema de ambiente y salud- cuenta Pepe, otro estudiante del Bachi. – A mí me impactó la investigación que hicieron. El trabajo estuvo muy bueno porque aprendimos lo que es el ambiente, algo que por ahí nos parece natural-.
Dentro del grupo Ambiente y Salud se dividieron en tres temáticas: el puerto, las cloacas y la basura. – A nosotras nos tocó la basura, buscamos y trajimos fotos. Hicimos un informe con una propuesta sobre lo que se podría hacer con la basura- cuenta una de las compañeras.
Laura eligió investigar sobre el Puerto, que está a tres cuadras de su casa. –Cada uno elegía en qué sección quería estar. A mí me gusta lo que es Ambiente y salud así que fui para ese lado-. Laura dice que primero identificaron los problemas más importantes del barrio. Uno de esos problemas que surgió fue el puerto. Toda su vida vio cómo en el patio de la casa se amontonaban cascaritas, las mismas que se quedaban pegadas en la ropa. Ella pensaba en la mugre, sacudía la ropa y barría el patio. No pensaba en el origen de esas cascaritas. A partir de investigar sobre el Puerto se enteró de que las cascaritas venían de ahí y que tenían que ver con la causa de la enfermedad de sus hijos. – Tengo seis chicos y los seis tienen asma. Cuando llega marzo o esta época del año siempre están atacados-. Como parte de la investigación, buscaron información sobre la organización de Vecinos Autoconvocados contra la Contaminación Agrotóxica (VACCA) y sobre los pedidos que vienen haciendo contra los contaminantes que traen los cereales. Controles que no se están haciendo, aclara Laura. Dice que los vecinos están preocupados por los casos de asma y de cáncer.
“La gente a veces ve en sus casas algo como aserrín y en realidad es como una llovizna de polvillo, cascarillas de cereales (en general de color rojizo), que afecta el sistema respiratorio, la piel y los ojos de miles de rosarinos”, dice la publicación. “Dichos residuos están altamente contaminados por veneno de los agrotóxicos como glifosato y otros utilizados en la producción del cereal. Exigimos la atención del estado y que se active el programa de monitoreo de calidad del aire. Además, pedimos que no se fumiguen más los cultivos con glifosato”.
Isaías, otro compañero, cuenta sobre las repercusiones del trabajo que hicieron. Él escribió sobre la plaza del barrio y en la nota denunciaban la falta de un tejido que separara la canchita de los bancos de la plaza. -Nosotros trabajamos sobre la plaza del barrio. Ahora están poniendo el tejido y quiero creer que es por lo que nosotros hicimos-.
– Nosotras elegimos el eje de Violencia de Género- dice Mari. Cuenta que algunas compañeras hicieron una encuesta a alumnxs y profesorxs del Bachi con preguntas acerca de sus relaciones y prácticas poco saludables. Eso lo pusieron en una urna y después calcularon los porcentajes. Los resultados arrojaron que a un 71, 2% de lxs encuestadxs les revisaron en algún momento el celular o las redes sociales; y que un 59,4% consideran que han sido parte de una relación no saludable.
Como parte de la investigación, Mari fue a un dispensario del barrio y habló con el médico que se encarga de recibir a las personas que llegan con casos de violencia de género. Cuenta que otra compañera, que es ama de casa, escribió en una crónica todo lo que hace durante el día: La ´Crónica de una vaga´, en palabras de la autora, es el “testimonio real de un día en la vida de una estudiante del Bachi como ama de casa”. El escrito se conforma a partir de acciones: despertar a lxs niños/ ver qué ropa se ponen/ hacer el desayuno/ controlar que no se olviden de nada/ llevar a los varones a la escuela/ volver a casa caminando/ sacar la ropa del lavarropas/desayunar/ poner nuevamente el lavarropas/ arreglar los cuartos/ hacer los mandados/ cocinar e ir lavando lo que vamos usando para cocinar/ tender la ropa/ levantar a la hija/controlar qué se pone, que se higienice, que se abrigue, darle de comer/ ir al colegio a buscar a uno de los hijos/ llegar a casa/ llevar a la hija a la escuela/ comprar la merienda/ conversar con las mamás de las actualizaciones del grado/ hacer la tarea para el Bachi/ preparar la merienda. Y así sigue el día de la vaga, con una gran cantidad de tareas que debe cumplir. La crónica pone de manifiesto en primera persona todo el trabajo que no es reconocido como tal.
Las publicaciones ofrecen distintas opciones de construir un relato propio, ya sea escrito en primera o en tercera persona. Las experiencias de la Garganta Poderosa y del Bachi de Tablada, cada una con sus particularidades, orígenes, identidades y recorridos, sirven acaso como botones de muestra: la comunicación comunitaria y el periodismo popular tienen mucha tela para cortar y muchas páginas por escribir.