Casi al mismo tiempo que un par de funcionarios de la Alianza Cambiemos define el futuro del país en las mesas financieras de Nueva York, un trabajador de 90 años es rescatado de la servidumbre laboral, un centenar de productores y productoras hortícolas pierden todo bajo el granizo, y una trabajadora muere bajo las ruedas de un camión en un vertedero a cielo abierto. Las políticas económicas desatadas por el gobierno de Mauricio Macri siguen arrojando a trabajadores y trabajadoras a la geografía de la precarización y la intemperie.
Fotos: Es Fotografía
[dropcap]E[/dropcap]s difícil imaginar que las historias como las de José Amado Cabrera, Guillermo Chiquetti y Nancy Núñez; sus manos gastadas o sus ojos profundos y extrañados, formen parte de la agenda de temas que los funcionarios del gobierno de Mauricio Macri negocian en las mesas servidas de los capitales transnacionales.
El último lunes 24 de junio, en una reunión cerrada con inversores de Goldman Sachs en Nueva York -que los medios «especializados» en economía definieron como «secreta», al tiempo que se encargaron de amplificar- el ministro de Haciendo, Nicolás Dujovne, y el vicepresidente del Banco Central, Gustavo Cañonero, anticiparon a esos inversores que después de las elecciones de octubre el Gobierno de la Alianza Cambiemos «avanzará con la reforma laboral», ya con el apoyo de Miguel Pichetto; y buscará debatir «modificaciones al sistema previsional «.
Dujovne trazó una proyección de las medidas del gobierno para un hipotético «segundo mandato», en las que se comprometió a avanzar con las reformas –recordó que en 2017, con minoría en el Congreso, lograron imponer «pequeñas reformas en lo laboral, previsional e impositivo»- y adelantó también que Macri cerrará el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. «Los cambios deben ser muy agresivos en la apertura de la economía y la reducción de aranceles», señaló.
Las reuniones de Dujovne y compañía se conocieron en forma paralela a la difusión de varios informes que certifican la destrucción vertiginosa del trabajo en los tres años y medio de gobierno cambiemita.
Y ocuparon mucho más espacio en los medios de difusión regionales que las historias gastadas que hablan de nosotros mismos, de los nadies, esos que -al decir de Eduardo Galeano- soñamos «con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba».
Los nadies, condenados a la intemperie en un país que les resulta –nos resulta- cada día más ajeno.
José Amado Cabrera
José Amado Cabrera tiene manos grandes, y ojos achinados que se estiran más bajo la visera deshilachada de la gorra, extrañados ante una realidad tan ajena que rara vez lo recuerda. Su nombre impactó de lleno en la agenda de noticias de la región: tiene 92 años, y una inspección laboral lo encontró trabajando en condiciones sumamente precarias en un campo cercano a la ciudad de Venado Tuerto.
El 20 de febrero de este año, la Dirección Provincial de Trabajo Decente y Seguridad Social del Gobierno de Santa Fe (Delegación Rosario) convocó a personal de la Agencia de Investigación sobre Trata de Personas y Violencia de Género, para comunicar la situación detectada por procedimientos de fiscalización laboral del Ministerio de Trabajo junto a la Unión Argentina de Trabajadores Rurales (Uatre) Regional Venado Tuerto. A partir de ese trabajo, se denunció que José Amado «podría ser víctima de una situación irregular en su lugar de trabajo», dentro de un campo ubicado sobre la Ruta Nacional Nº 8, a escasos 20 kilómetros de la localidad de Venado Tuerto, cuyo titular sería Pedro Roselló.
De acuerdo a la información surgida del operativo de fiscalización, «este trabajador prestaría servicios en una totalidad de 12 horas diarias, realizando tareas ligadas a la cría ovina y avícola, teniendo residencia en ese mismo campo, en condiciones de precariedad, trabajo por el que recibiría una paga final de $200 mensuales». Al mismo tiempo, en base a lo relatado por Cabrera, «sería beneficiario del cobro de una jubilación, la que sería retirada por su empleador -en compañía suya- y de la cual el señor Roselló sólo le haría entrega de una parte, y no de forma efectiva, sino en mercadería».
A su turno, la Agencia elevó la denuncia al Ministerio Público de la Acusación de Venado Tuerto. El último viernes 10 de mayo, personal de la Agencia de Investigaciones sobre Trata de Personas Región II concurren a Venado Tuerto, «a los fines de dar cumplimiento al Oficio Judicial N°45/2019, ‘Orden de allanamiento’, librada por el Juzgado Federal de Venado Tuerto, en el marco de la causa ‘Roselló Pedro Juan S/Infracción Ley 26364’; a cargo del Fiscal Javier Arzubi Calvo. En la tarde de ese mismo viernes, los agentes de la Agencia se dirigen a la finca denominada La Escondida, donde «se encuentra una vivienda de paredes de mamposteria de color blanca, en estado de deterioro, con techo de chapa».
Allí se encontraba José Amado Cabrera, de 92 años de edad, jubilado. Hacia el año 2007, el hombre llegó desde el norte del país. Desde entonces, doce años atrás, comenzó con sus trabajos en La Escondida.
«El patrón», le ofreció el precario trabajo, la vivienda y la modalidad de pago.
Una realidad documentada
Un trabajo de Proyecto Económico, relevado por BAE Negocios, consignó que «el 57,7% de los asalariados formales percibe ingresos que no le permiten mantener a una familia tipo por encima de la línea de pobreza». Para ese documento, «la fuerte caída de los salarios reales generó que estos trabajadores, a pesar de seguir empleados, no logren cubrir una Canasta Básica Total (CBT)».
«El hecho de que no lo logre, no garantiza que el hogar sea pobre, pero sí obliga a que los otros miembros del hogar deban salir al mercado laboral para complementar los ingresos del jefe de hogar, causando, en muchas ocasiones, la deserción escolar de los adolescentes», afirma el equipo de analistas que coordina la diputada Fernanda Vallejos.
Al mismo tiempo, un estudio de la Universidad de Avellaneda certifica –una vez más- que la destrucción del trabajo es programada, y sistemática: en los últimos 12 meses en la Argentina se perdió un empleo registrado cada dos minutos. A partir de los datos oficiales del Sistema Integrado Previsional Argentino, el trabajo indica que entre marzo de 2018 y marzo de este año se dieron de baja 268.000 puestos de trabajo de la economía formal. Implica unos 22.360 por mes, 735 por día o 30 por hora.
El reporte aseveró que las reducciones más significativas se encuentran en el sector industrial (-67.000), comercio (-45.000), transporte y comunicaciones (-18.000) y actividades inmobiliarias y empresarias (-14.000). Al analizar la evolución del empleo por provincia, se detectaron caídas en 21 de las 24 jurisdicciones, a excepción de Neuquén, Catamarca y Santa Cruz.
Para el Observatorio de Políticas Públicas de la UndAv, «de un modelo que priorizaba el consumo interno como tractor del crecimiento económico, apuntalando los ingresos reales de las clases media y baja, se buscó mutar a un perfil productivo traccionado por las exportaciones». Ante un contexto internacional desfavorable, donde los países defienden su producción, «se priorizó la especialización en productos primarios y la Argentina empeoró en términos laborales», destaca la Universidad.
Esa destrucción de puestos laborales formales disparó los índices de desocupación a lo largo de todo el país: según el INDEC, en el primer trimestre de 2019 la desocupación alcanzó los dos dígitos y trepó al 10,1% por primera vez desde 2006, lo que revela un crecimiento de 4,2% en relación a 2015 y 1% en relación al mismo periodo de 2018.
Huerteros
El último domingo 16 de junio, una fuerte tormenta de granizo se desató sobre las localidades de Alvear, Villa Gobernador Gálvez, General Lagos y Pueblo Esther. La granizada provocó pérdidas mayores al 60% de la producción que llevan adelante más de 100 productoras y productores hortícolas, y puso en crisis su economía de subsistencia. En ese marco, productores y productoras realizaron una asamblea abierta el último lunes 8 de julio, donde el diputado provincial Carlos del Frade tomó la iniciativa para que el tema sea tratado en la legislatura el día 25 de julio.
Guillermo Chiquetti, del MTE Rural, aseguró que «la emergencia de esta crisis es de vital importancia que la conozca la ciudadanía en general porque afecta la alimentación segura de la ciudad de Rosario y porque las condiciones de producción de las familias es cada vez más crítica».
Por su parte, Carlos del Frade relató que fue un «crepúsculo maravilloso en Alvear fue el escenario de la asamblea de familias huerteras que reunió a gente de esa localidad, Pueblo Esther, Soldini y otros lugares del departamento Rosario».
«La mayoría vino de Bolivia y trabaja desde la salida del sol hasta la irrupción de la luna. No conocen feriados, ni obra social, ni aguinaldo como tampoco gozan de vacaciones. Decenas y decenas de explotados a las que el granizo del 16 de junio les tragó gran parte de sus verduras. Pagan la semilla y el combustible en dólares pero cobran 800 pesos por una docena de paquetes de acelga, mientras les venden un kilogramo de semillas de acelga a 3.000 pesos. Es decir que tienen que vender cuatro docenas de paquetes de acelga para comprar un kilo de semillas», describió el periodista y legislador provincial.
Y sintetizó: «Había un hombre que tiene el hombro fracturado desde hace un año y no hay forma de atenderlo sin obra social. Su compañera dice que muchas veces no puede aguantar los gritos de dolor de su pareja. El primer 25 de mayo fue en 1809, en La Paz, allí en el Alto Perú donde estudiaron nuestros revolucionarios. ¿Qué querrá decir la palabra independencia para estas familias?».
En forma paralela, Del Frade recordó que «el senado de la provincia le dio media sanción a la ley del macrismo que subordina la salud de las y los trabajadores al interés económico de las ART. En Santa Fe hay 123 accidentes laborales diarios y una persona se muere cada cuatro días cuando busca ganarse la existencia. Y hay miles de pibas y pibes menores de treinta años y miles mayores de cuarenta años que no tienen ningún derecho social garantizado. La adhesión a la ley nacional de las ART confirma la precarización laboral y pone en cuestión el sentido de la palabra independencia en estos atribulados arrabales del mundo».
El deterioro constante
La destrucción del trabajo en tiempos de la Alianza Cambiemos no contempla tamaños ni proporciones.
A comienzos de mayo la Unión Industrial de Santa Fe presentó su «Informe de Actividad Industrial Regional. Primer Trimestre de 2019. Año 7 – Número 25».El trabajo señala que la producción industrial en la región centro y norte de la Provincia de Santa Fe «manifestó en los primeros tres meses de 2019 una contracción de -8,3% interanual, extendiendo a cuatro trimestres consecutivos la actual etapa de aguda crisis fabril».
«Los menores niveles de consumo interno, la paralización de proyectos de inversión, los nuevos ajustes en las tarifas de los servicios y los persistentes altos costos financieros continúan configurando un escenario desfavorable para la industria manufacturera», sostiene el trabajo, que señala a la tarifa de la energía eléctrica como «el componente de la estructura de costos que mayor incremento presentó durante el primer trimestre de 2019. El precio mayorista de la ‘energía eléctrica’ exhibió en el primer trimestre de 2019 un incremento de 32% interanual», resume el trabajo.
En un contexto de ajuste continuo, «el número total de micro, pequeñas y medianas empresas industriales en Santa Fe presenta un constante deterioro incluso a partir del año 2017», comunica el Informe de la UISFe; y pone números concretos a la caída: en diciembre de 2018 se registraron 280 empresas menos en relación con diciembre de 2017; mientras que el sector (micro, pequeñas y medianas empresas industriales) muestran en conjunto «y al menos desde inicios de 2018, un franco retroceso en materia de puestos de trabajo registrados, situación que se acelera desde mediados de ese año». Entre diciembre de 2017 y el mismo del 2018 se constató la pérdida de 3.211 puestos de trabajo registrados.
«Las expectativas empresariales para los próximos meses son mayormente desfavorables», concluye el Informe de la Unión Industrial santafesina.
Pero la tormenta desatada por las políticas públicas del gobierno nacional sobre el aparato productivo impacta en todos los sectores, pero deja en la más brutal intemperie a los trabajadores informales. Un universo negado por las políticas públicas, y muchas veces olvidado por los programas políticos.
La última encuesta del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) revela que el 49,3% de la población económicamente activa en nuestro país se encuentra ocupada en tareas informales. Es decir: la mitad de quienes laburan lo hacen en condiciones precarias.
Dentro de ese universo, dice el trabajo, el 51,3% no posee cobertura de salud, mientras hay un 75,9% que carece de aportes del sistema de seguridad social, y recibe -en promedio- salarios de $10.283 mensuales.
Nancy Nuñez
Nancy Nuñez era morocha, flaca y de mirada profunda. Había llegado hace tiempo a Venado Tuerto desde San Gregorio, buscando el mango que sostenga la crianza de sus hijos. En los últimos años, participó activamente en el resurgimiento de la cooperativa de recicladores, pensada para trabajar apenas se ponga en marcha la planta de Reciclado de Residuos Sólidos Urbanos de la ciudad.
Junto con sus hijos, Nancy trabajaba en el vertedero a cielo abierto de Venado Tuerto, en lo que habitualmente se conoce como «cirujeo»: buscaba lo que pudiera reciclar para vender, o alimentos. Eran parte de un grupo de casi cincuenta hombres y mujeres que encuentran allí, a diario, parte de su subsistencia, en una geografía de alrededor de 10 hectáreas largas donde los camiones -dependientes de la Municipalidad o privados- descargan toneladas de residuos diarios.
Ante la extensión del predio, muchos laburantes «se cuelgan» de los camiones en el ingreso para ahorrar recorrido y energía. El último miércoles 3 de julio, Nancy «se colgó» del camión de los tachos -como se llama al camión que transporta los residuos de rotiserías, bares y restaurantes- resbaló en el intento y fue arrollada. Nancy murió en el acto.
José Amado, con sus largos 90 años de desventuras a cuestas, los huerteros -esa otra «tierra que anda» por Latinoamérica toda-, Nancy y su muerte absurda, nosotros mismos… Un mapa de heridas abiertas y dolorosas que la Alianza Cambiemos multiplica en las mesas del Golden Sachs. Los nadies. Que no entramos en agendas ni en los planes financieros. «Los hijos de nadie, los dueños de nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos.».
Aunque sepamos ya -a ciencia cierta- que la historia no tiene necesariamente que cerrar así. Y que este país, ajeno en oleadas de librecambismos, nos pertenece.