El Colectivo de Mujeres Músicas de Rosario lleva la potencia del movimiento feminista. En Rosario, su trabajo por la equidad de género ya fue reconocido por el Concejo Municipal. A su vez, ingresaron su propio proyecto para la equidad en los escenarios, el primero en el país con esta impronta y perspectiva de un cambio cultural de raíz: “Vamos hacia la cultura de la igualdad. No queremos ser coristas de relleno ni objetos de decoración”, aseguran, al ritmo de la marea verde.
Fotos: Colectivo Mujeres Músicas Rosario
[dropcap]I[/dropcap]rrefrenable. Amplio y horizontal, el movimiento feminista avanza para cambiarlo todo. No hay vuelta atrás, pese a las resistencias de un sistema patriarcal, capitalista y colonial, cuyos pilares oxidados se van pudriendo, como los privilegios y asimetrías, sostenidos sobre los cuerpos de las mujeres y las identidades disidentes. A costa de las vidas de las mujeres y las disidencias sexuales.
El Colectivo de Mujeres Músicas de Rosario (CMM), conformado hace poco más de un año a partir de los “martes verdes” convocados por la Campaña Nacional por el aborto legal, seguro y gratuito, ya fue reconocido por el Concejo Municipal “por su compromiso con la lucha por el trato equitativo de los géneros en todos los ámbitos”, a instancias de la Concejala Celeste Lepratti. Y cuenta con su propio proyecto de ordenanza para la equidad en los eventos musicales públicos y privados.
Integran el CMM 580 mujeres. Las desigualdades sobre los escenarios, como en toda la actividad musical, las vienen experimentando desde el día que cada una eligió este camino de vida. Su proyecto de ordenanza nació luego de un proceso de construcción participativa, incluidas discusiones, intercambios y consultas a colegas de otros colectivos del país, abogadas, especialistas en cuestiones de género, activistas históricas del feminismo, entre otras.
“Empezamos a trabajarlo como una réplica del proyecto de nacional de Cupo Femenino en Festivales, presentado el año pasado (acaba de lograr media sanción en el Senado). Entendemos que a nivel país también son otras problemáticas, aparece muy fuerte la puja de las grandes productoras nacionales e internacionales, a las cuales no les conviene que salga una ley de cupo. Pensemos por ejemplo que el productor del festival Lollapalooza tenga que cumplir con esta ley, o en el Cosquín Rock donde está a la cabeza un machirulo como Palazzo. Hay productoras con mucho poder e intereses, a discutir y transformar”, nos dicen Gisele Ribeiro y María José Clutet, referentes del Colectivo.
“Rosario es vanguardia en el feminismo, lo vemos participando de los foros, de las redes, de la colectiva de artistas y músicas de todo el país. Escuchando realidades de otras provincias se ven diferencias, no es que acá la tengamos regalada, el patriarcado está en todos lados, hay que resistir, pero notamos un camino hecho con el feminismo. Asimismo, Santa Fe es muy heterogenea, con sus particularidades de norte a sur, también la vamos a recorrer con la ley provincial”, dicen, con la perspectiva puesta también en la provincia. En este sentido, ya conversaron con la Diputada Silvia Ausburguer sobre la propuesta.
El proyecto de ordenanza hoy está en tratamiento en la Comisión de Cultura, donde los productores ya mostraron los dientes. En el texto son contundentes los argumentos sobre la históricas asimetrías. Citan el informe “Mujeres en la música, silenciadas por la desigualdad de género” (ONU Mujeres, feb. 19) el cual demuestra que el sector de la música refleja de manera casi extrema los problemas sistémicos que tienen las mujeres en la sociedad en general con respecto a la representatividad, liderazgo, diferencias de sueldos y oportunidades.
A nivel país hacen referencia a un relevamiento del Instituto Nacional de Música (INAMU) respecto de los eventos realizados durante 2018; sobre 46 festivales de todos los géneros musicales de todo el país, pasaron 1.605 agrupaciones musicales, sólo 160 eran integradas por mujeres.
A escala local el relevamiento lo hicieron las mismas integrantes del CMM: durante 2016, 2017 y 2018, contabilizaron 23 festivales públicos y privados del que participaron un total de 353 propuestas musicales: 281 estaban lideradas por varones y sólo 72 propuestas eran integradas por alguna mujer. “Sólo el 16% corresponde a proyectos liderados por mujeres y el 3.9% a proyectos mixtos. La cifra es aún más alarmante si consideramos la cantidad de hombres y mujeres arriba del escenario: 1.327 varones y 278 mujeres, es decir, sólo el 17,3% son mujeres”, exponen a fuerza de números la naturalizada discriminación.
“Actualmente el feminismo está en la agenda política gracias a la lucha de miles de mujeres, buscamos capitalizarlo a nuestro favor, sin ser funcionales a lxs feministas de turno. Luchamos por nuestros derechos como artistas y como trabajadoras, que se nos de el lugar que corresponde para la actividad”, sostiene Majo Clutet, entusiasmda con la potencia de lo colectivo.
Primeros pasos en Rosario
Los reclamos por la igualdad se vienen haciendo en forma individual previo a la conformación del Colectivo. Entre los antecedentes se encuentra la edición 2015 del ciclo “Rosario bajo las estrellas” organizado por la Secretaría de Cultura; el 20 y 21 de febrero de ese año se llevó adelante “Rosario: 50 años de rock en castellano”, en ambas jornadas se contabilizaron 130 músicxs, entre ellxs sólo 8 mujeres. “A la semana de denunciada esta situación, una de las compañeras se reunió con funcionarias municipales de Cultura y de Género, quienes se mostraron abiertas a reconsiderar la discriminación”, recuerdan.
Posteriormente, ya conformadas como CMM, en junio de 2018 a través de una carta al Secretario de Cultura, adviertieron sobre la desigualdad existente en los jurados del concurso municipal “Pre-primavera”, que en sus 6 ediciones contabilizó 50 varones y sólo 4 mujeres. “Como respuesta el Secretario Guillermo Ríos resolvió la paridad en el jurado de dicho concurso y de todos los concursos de la Secretaría a su cargo. Además, sumó al Colectivo de Mujeres Músicas en uno de los escenarios principales de los festejos por el día de la Primavera”, destacan entre los considerandos de la ordenanza.
Otra de las construcciones de este imparable grupo de mujeres es la creación del “Banco de datos mujeres músicas y profesionales de la actividad musical”, un registro online que comprende a todas las profesionales que aportan a la actividad musical, desde las periodistas, fotógrafas, operadoras de sonido, productoras, todo profesional que entiende que su trabajo aporta a la industria musical local.
Hacia la equidad y el cambio cultural
Mediante la ordenanza proponen la creación de un “programa de equidad de género” a fin de garantizar el acceso real de artistas mujeres a eventos musicales (públicos y privados) que cuenten como mínimo con la participación de tres (3) artistas y/o grupos musicales.
En este punto Majo explica: “Nosotras no hablamos de cupo sino de equidad, la cual no se computa sobre la cantidad de artistas en el escenario, sino sobre los proyectos. La equidad se entiende cumplida si hay una mujer en el escenario liderando un proyecto, independientemente que su banda tenga varones. Pensamos una equidad, que estemos representadas como líderes de proyectos, sino te van a decir que la cumplen con dos coristas. Está todo bien, pero acá cuestionamos cómo se ha construido la imagen, las mujeres como objetos de decoración, sino de liderzago de sus proyectos”.
Giselle agrega: “En el relevamiento en Rosario nos dio un 17,3 % de participación de mujeres en los escenarios. ¿Cuál sería la diferencia con tener 30%? Eso no es igualdad, luchamos por la igualdad, no podemos poner nosotras mismas un techo. Sería contraproducente a la propia lucha feminista”.
La autoridad de aplicación será la Secretaría de Cultura y Educación junto al Instituto Municipal de la Mujer, desde donde se ejercerán los controles previo a la realización de los eventos y su posterior inspección. A través del sello de “equidad de género” -otorgado a eventos que en su grilla cumplan con la equidad- se concederán beneficios impositivos al productor/a, responsable comercial del evento.
Sobre la discutida decisión de no proponer una norma punitivista, las compañeras explican: “Queremos cambiar la manera de hacer las cosas, de hacer leyes, de hacer política, quienes han hecho las guerras en la historia han sido los varones, el patriarcado. Nosotras planteamos el consenso, hacer las cosas desde otro lugar. La adhesión al programa serás voluntaria, no vamos a obligarlos a que programen equidad, pero quien quiera el auspicio oficial y beneficios impositivos, tendrá que cumplir con la equidad. Creemos que lo más importante es lo pedagógico, generar la conciencia, no lo obligatorio, no queremos generar obligaciones ni punir al que no lo haga”, dicen convencidas de esta construcción horizontal, asamblearia y diversa.
La impresionante lucha por el aborto legal, seguro y gratuito atravesó buena parte de la charla con Majo y Giselle, a días del reingreso en el Congreso de la Nación -por octava vez consecutiva- del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), de la mano de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito.
Tampoco soslayamos el protagonismo de las trabajadoras colectiveras rosarinas, quienes tomaron visibilidad pública a partir de un amparo judicial a su favor, por el incumplimiento de la incorporación de choferes mujeres al Transporte Urbano de Pasajeros. Hoy la empresa estatal MOVI (ex Mixta y Semtur) emplea a 542 hombres y ninguna mujer, vulnerando derechos adquiridos y la ordenanza vigente desde hace 13 años. Y qué decir de los misóginos dichos del titular de la UTA Manuel Cornejo, quien no merece mayor interés por lo retrógrado y desubicado de sus dichos. Ya el Colectivo de mujeres se encargó de responderle: “Cornejo, las mujeres manejamos el colectivo más grande del mundo: el feminismo”.
Vamos a cambiarlo todo.
Se va a caer.