En el mes de marzo hay preguntas urgentes. ¿De qué hablamos cuando decimos derechos humanos de ayer y de hoy? ¿De qué manera se actualiza la memoria? ¿Cómo ejercitarla? ¿Qué decidimos olvidar y qué elegimos recordar siempre? ¿Cuáles son los nuncamás de hoy?
Por Tomás Viú
Hambre. Pobreza. Desocupación. Precarización. Gatillo fácil. Violencia institucional, de género, obstétrica. Femicidios. Travesticidios. Falta de vivienda, educación, salud, información, derechos laborales. Abortos clandestinos. Criminalización de la protesta.
Persecución. Hostigamiento. Saña.
Las listas de derechos vulnerados pueden multiplicarse. En casi todas quedarían algunos elementos sin nombrar. Estos son algunos de los puntos a los que se hace referencia cuando se habla de los derechos humanos de hoy. Todos aquellos que se suman a la lista de los derechos humanos de ayer, que al actualizarse cotidianamente también forman parte de los derechos actuales.
Memoria. Verdad. Justicia.
La memoria, como todo músculo, debe ejercitarse. Seguramente eso es lo que pensaron desde ATE Rosario cuando organizaron las actividades de marzo. Por eso “Ronda la memoria”, un encuentro donde cruzar los derechos humanos de ayer y de hoy. Por eso invitaron a un referente de la lucha sindical como Rody Aguiar, a una referenta de la lucha feminista como Romina Marucco, y a un militante de derechos humanos como Matías Ayastuy. ¿Cómo hacer dialogar a luchas históricas en tiempo presente? ¿Qué puede aportar cada una de las perspectivas? ¿Cuáles son los puntos de unión entre ellas?
Cuando Lorena Almirón, Secretaria Adjunta de ATE Rosario, explica los motivos de la actividad, recorre algunos mojones del camino transitado en los últimos años. Fruto del trabajo que vienen haciendo con el Grupo de Mujeres de ATE, desde el sindicato organizaron una visita a la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) en 2015. Lorena recuerda que fue muy impactante. En 2016, en el marco de un fallo judicial que reconocía a ATE como sindicato que nuclea a lxs trabajadorxs municipales, hicieron un encuentro en el Concejo donde charlaron sobre libertad y democracia sindical. Después fueron organizando otras actividades de Rondas. Una en el marco del 19 y 20 de diciembre. Y por último, este año pensaron y armaron la “Ronda la memoria”. La actividad fue declarada de interés municipal por iniciativa de la concejala Celeste Lepratti. “Nos interesaba que se vea el ayer y el hoy”, dice Lorena, cuando piensa en la dictadura que llegó por las botas y en el gobierno actual que lo hizo por los votos. “Hoy tenemos la misma criminalización de la protesta”.
Para Lorena, la importancia de charlar estos temas en un sindicato tiene que ver con que la dictadura aplicó un embate muy fuerte contra el movimiento obrero. Recuerda que en la previa del Golpe el movimiento obrero ya venía realizando asambleas y tomas de fábricas y que la dictadura vino a frenar esa fuerte organización gremial de las bases. “Las primeras medidas fueron contra el movimiento obrero. Lo primero fue la intervención de la CGT y de los sindicatos, la prohibición de asambleas, congresos y plenarios, el ataque a los convenios colectivos y la separación de los sindicatos y las obras sociales”.
El plan sistemático de la dictadura se propuso arrancar de raíz todo aquello que se venía gestando en el movimiento obrero. Lorena dice que a estos embates la clase trabajadora los siguió sintiendo en democracia con la privatización de empresas estatales y la flexibilización laboral de los años noventa. La situación actual viene en relación de continuidad con esas políticas económicas. El Estado se retira con el discurso del buen emprendedor y el ´hazlo tú mismo´. Debajo de esa gran alfombra no puede disimularse el verdadero quid de la cuestión: sálvese quien pueda. “En este contexto vemos que el Gobierno avanza en la criminalización de la protesta. Cuando avanzan los gobiernos neoliberales surgen estas formas de disciplinamiento que implican ajustes, despidos y fuertes represiones”, dice Lorena.
Cuando Matías Ayastuy habla de condiciones laborales se refiere a un derecho humano que ha costado vidas y vidas a lo largo de la historia. Dice que las conquistas que se han volcado en tratados internacionales de derechos humanos y en legislaciones nacionales, “han sido producto de luchas sociales y conflictividades”. Matías es Licenciado en Comunicación Social y está a cargo del Área de Derechos Humanos de la Municipalidad de Gualeguaychú. La noche del 6 de diciembre de 1977 la dictadura secuestró al padre y a la madre de Matías, y hoy continúan desaparecidos. Él también estuvo desaparecido durante quince días hasta que sus abuelos lograron recuperarlo. En 2008 recibió una llamada de la CONADI (Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad). A raíz de algunas investigaciones tenían la información de que su madre había estado embarazada al momento del secuestro y desaparición. Matías se puso en contacto con Abuelas de Plaza de Mayo para llevar adelante la búsqueda de su hermano o hermana, quien es parte de los quinientos nietos y nietas robadas durante el plan sistemático de robo y apropiación de bebés. Esa búsqueda también continúa.
El mundo que queremos
Matías cuenta que desde que asumió el Gobierno Nacional hay una política de desmantelamiento y desarticulación de todos los dispositivos que tenían que ver con las políticas de memoria, verdad y justicia. Como ejemplo cita el caso de la Unidad de Información Financiera encargada de investigar los crímenes económicos de la dictadura. También fue desmantelada la Secretaría de Derechos Humanos pero Matías dice que además de estas políticas, hay teorías que buscan la reconciliación, teorías negacionistas, apología de delitos aberrantes como la doctrina Chocobar o la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado.
A los derechos humanos históricos se suman los derechos del presente. Para Matías, el avance sobre el poder adquisitivo de los trabajadores y la concentración de riqueza junto a la expulsión de un sector cada vez más grande de la sociedad hacia los márgenes, son violaciones aberrantes a los derechos humanos. “Se las presenta como políticas macroeconómicas pero las consecuencias tienen que ver con retrocesos en materia de vigencia de derechos humanos, económicos, sociales y culturales”.
El repudio del campo popular frente al intento de la Justicia de implementar el cómputo del dos por uno en las penas de los genocidas fue contundente, al punto que hizo retrotraer el fallo judicial. Para Matías más que un techo fue un piso, y dice que hoy uno de los elementos centrales es pensar en la unidad. “Si no pensamos en la unificación de las luchas, tenemos muchos años de retrocesos y sufrimiento cuyas consecuencias las terminará pagando el pueblo trabajador”. Para él, la potencia que cobra el feminismo se constituye como un faro “casi de igual manera que lo constituyó hace cuarenta años la lucha de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo”.
Romina Marucco pertenece al movimiento feminista y es trabajadora de diversidad sexual en la Municipalidad de Rosario. Una pregunta que la moviliza tiene que ver con saber qué pasó con la comunidad disidente en la época de la dictadura. Como es un tema invisibilizado del que nunca se habla lo suficiente, a ella le parece necesario hacer foco en las experiencias de la comunidad disidente en los años sesenta y setenta porque significó un movimiento revolucionario que aportó marco teórico y fue perseguido. “En una sociedad donde el cuerpo se estructura desde una cultura heteronormativa, tuvo una doble tensión hacia afuera y hacia adentro”, dice, para referirse a aquellos cuerpos que desafiaron las fronteras del género, las identidades y las orientaciones sexuales. “Creían en la redistribución de la riqueza y en que estas transformaciones políticas y sociales llevarían a una sociedad de iguales”.
La posibilidad de que el Estado pida perdón permite reconstruir una trama de la historia que fue desgarrada. Romina menciona la reparación histórica de las compañeras trans como una posibilidad de pararse en otro lugar. “Ellas explican lo que sintieron cuando el Estado les pidió perdón por los delitos que cometió hacia ellas, lo que significa ejercitar la memoria y contar aquello que les pasó, la persecución y la opresión”. Romina se refiere a la tensión que existe hoy cuando siguen sufriendo discriminación, pidiendo por el cupo laboral trans, por viviendas dignas. Y sobre todo cuando tienen una esperanza de vida en Argentina de 35 años.
Según el análisis de Romina, el movimiento feminista, que plantea asambleas rizomáticas y es intergeneracional, es aquel movimiento que puede reconstruir el tejido social. “Nos unimos a pesar de las diferencias porque queremos transformarlo todo. Queremos la redistribución de la riqueza, la soberanía de nuestros territorios y nuestros cuerpos también como territorios. Nos queremos libres y desendeudadas”. Son posibilitadores aquellos planteos que van más allá de las orientaciones del género y que nuclean diferentes miradas y posiciones. “Sabemos que sin todo eso no vamos a poder construir el mundo que queremos”, dice Romina.
Nunca más
Rody Aguiar, Secretario General de ATE y CTA-A de Río Negro, traza un paralelo entre el modelo económico de la dictadura y el actual y establece que aquellos lineamientos de Chicago que impuso Martínez de Hoz son similares a los que impulsa el neoliberalismo que se recrudece con el gobierno de Cambiemos. En esta línea dice que el gobierno nacional es el más represivo de los últimos treinta y cinco años de democracia, y cita un informe de la CORREPI (Coordinadora de la Represión Policial e Institucional), que indica que en nuestro país hay una muerte cada veintiún horas producida por alguna fuerza de seguridad. “Uno de cada cinco femicidios es producido por un integrante de una fuerza de seguridad utilizando su arma reglamentaria”, agrega.
Por otro lado, hace referencia a las personas asesinadas por el Estado en democracia como Santiago Maldonado o Rafael Nahuel, en un momento en el cual la Cámara de Apelaciones de General Roca acaba de reconocer a la Asamblea Permanente de Derechos Humanos como querellante en la causa de Rafael Nahuel, lo cual abre la posibilidad de que sea tratado como un crimen de Estado. En sintonía con los derechos humanos de hoy, Rody no quiere dejar de mencionar a los siete policías que fueron condenados por la muerte de Daniel Solano, aquel trabajador salteño que comenzó a demandar derechos para sus compañeros y que luego de hacer algunas asambleas fue asesinado por la policía. “Seguimos exigiendo la condena a los autores intelectuales de la multinacional Expofrut”. Frente a este panorama, el dirigente de Río Negro plantea que lo que queda es dar la pelea en la calle y en las urnas. Para los trabajadores, dice, el camino con Macri no es el diálogo sino la profundización de todos los planes de lucha.
En 1984 la CONADEP estableció un grito que pasaría a formar parte del cuerpo social: Nunca más. Hoy ese grito se reactualiza, se diversifica y se multiplica. Lorena grita Nunca más a la falta de alimentación de pibes y pibas –hoy hay un 48% de pobreza-, y nunca más a la precarización laboral –en la provincia de Santa Fe hay 4.200 trabajadores en la más absoluta precarización y a nivel nacional 80.000 que no están en planta-, y nunca más muertes en el trabajo, y nunca más que una mujer gane menos que un varón sólo por ser mujer, y nunca más desunión del movimiento obrero.
Romina entiende que el clima de época abre la posibilidad para que emerjan discursos o planteos fascistas que estaban solapados y que hoy tienen legitimidad. En ese sentido visualiza un retroceso, por un lado en materia de procesos de memoria, verdad y justicia en donde los jueces entregan domiciliarias “como si fueran caramelos”, y por otro lado, en relación con los demás derechos conquistados que actualmente están en jaque. Por eso hoy más que nunca propone salir a la calle para reconstruir la memoria, para tejer el cuerpo social desgarrado, para generar el movimiento instituyente. Sugiere trabajar la memoria desde lo cotidiano como una forma de transformación real. “El feminismo pudo dar una muestra de qué es posible. Que se feminice la política y los espacios”.
Matías también grita: Nunca más violencia institucional, nunca más femicidios, nunca más discriminaciones por razones de género o por orientación sexual, nunca más a los ajustes sobre los y las trabajadoras, nunca más olvido.
El grito de Rody engloba muchos otros gritos: Nunca más opresión.