Un nuevo colectivo nació para contar historias de derechos vulnerados. A través de cuadernos que pretenden ser herramientas educativas para jóvenes, relatan luchas y experiencias concretas de vidas atravesadas por distintas problemáticas sociales. “Entendemos que los derechos humanos son conquistas que el pueblo ha adquirido en base a históricas luchas colectivas y que debemos trabajar en forma permanente para garantizarlos y poder ejercerlos”, afirmaron.
–Celebramos el arte como herramienta de resistencia y emancipación–dice en su última línea el Manifiesto del Aguará.
–El aguará es el lobo de crin que, al igual que nuestros cuadernos, deambula por el litoral argentino y tal como cuenta la leyenda, una vez que se ha oído su aullido no se lo puede olvidar jamás–dice en sus primeras líneas este manifiesto.
–Cómo decía Héctor Germán Oesterheld, no es posible dar ninguna lucha en forma individual–dice a mitad del texto.
Estas palabras encierran la síntesis de un proyecto que un grupo de amigxs llamó Editorial Aguará. Se embarcaron en la publicación de cuadernos y eligieron el lenguaje de la historieta para contar historias reales de derechos vulnerados en las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. Tomaron de la mano a los protagonistas y llevaron su imagen, sus palabras, su dolor al papel. Así nació Historietas en Lucha, una herramienta pedagógica para derribar moldes y conquistar derechos.
El nombre de la editorial se pensó también para marcar el territorio: el litoral argentino. Son historias ocurridas en esta zona del país. Como ellxs mismos lo definen, es una alternativa a la información que llega desde Buenos Aires y los grandes medios hegemónicos, es una trinchera en la que pretenden dar una disputa por los sentidos de la historia y poder construir contenidos que tengan que ver con denunciar lo que sucede en estas tierras.
–Desde nuestras distintas disciplinas y militancias decidimos trazar un camino para responder a esta urgencia de denunciar y poder encontrar una herramienta creativa para contar estas historias. Quizás el puente más importante que hay entre esa emancipación del arte y del arte como herramienta de emancipación es ese otro aspecto de los Aguará que es tener una función pedagógica. El desafío era ser creativos para poder llegar a les jóvenes, poder transmitirles esa herencia de lucha, que docentes y estudiantes puedan reflexionar y acercarse a estas historias–relató Sabrina Gullino, militante de HIJOS y docente de la carrera de Comunicación Social de la UNR.
Uno de los grandes objetivos es llegar a las escuelas con los Aguará como material educativo. Así se lo planteó este equipo editorial que está compuesto por, además de Sabrina, Jimena Esborraz que es comunicadora social e ilustradora, Beatriz Schiffino es politóloga, docente y militante feminista, Alfredo Hoffman es periodista y la pata entrerriana del grupo, y Matías Gómez que es abogado de HIJOS. Junto a ellos trabajó además Judith Gociol, coordinadora del Archivo Gráfico y de Historietas de la Biblioteca Nacional, cuyo aporte fue ayudar a pensar el trabajo como una colección.
–Yo llegué al grupo con mi mirada docente. Sabri empezó un poco individualmente a producir Génesis y cuando lo veo me pareció un proyecto buenísimo para la escuela porque cuando querés trabajar toda esta problemática los materiales suelen ser siempre los mismos o bajo la misma estructura. Esto me pareció un aporte novedoso, el hecho de que a chicos y chicas les lleguen experiencias concretas de personas de Rosario, de Vera o Paraná. Verlo como una herramienta pedagógica es lo que más me convocó. Los profesores piensan a veces que para que los chicos comprendan el presente tienen que conocer el pasado pero hay un autor que dice que para comprender el pasado es necesario conocer qué pasa en el presente. A los chicos hay que partir por preguntarles qué saben sobre derechos humanos hoy–dijo Beatriz.
Los tres primeros cuadernos ya están en las calles. Una de las historietas es sobre el caso de Ana María Acevedo -quien falleció de cáncer después de que los médicos se negaran a practicarle un aborto para poder comenzar un tratamiento de quimioterapia- contada por Beatriz e ilustrada por Sabrina. Otra es Pelea de Fondo, escrita por Alfredo y con dibujos de Jimena, que habla de las vidas de Esteban Amatti y Nora Aracil, él boxeador y ella bailarina trans, quienes decidieron luchar contra los estereotipos binarios. La tercera es Génesis, realizada por Sabrina y que relata la historia de Karen y Alexis, pareja transexual que enfrentó a toda una sociedad pacata para poder abrirse camino hacia la felicidad. Seguirán otros con temáticas como noviazgo violento, violencia institucional y pueblos fumigados.
–Al principio decíamos que eran fanzines pero el término nos quedó chico y ahora les decimos cuadernos o Aguarás, que van a ser 17 en total. Es un proyecto que pudo trascender lo individual para poder encontrarnos con un otro y organizarnos como colectivo aportando desde nuestros saberes, prácticas y militancias. Queremos interpelar a les jóvenes para poder ejercitar la memoria, la lucha hay darla hoy para que se no vuelvan a vulnerar los mismos derechos. La síntesis de estos Aguarás es qué podemos hacer todes para acompañar la lucha, que es tremenda, que es colectiva, que es contra poderes inmensos, visibles, invisibles. Y que tiene que ver con la identidad, de cómo queremos ser como pueblo. Por eso todos los cuadernos se estructuran al final con un marco legal en relación a cada caso y cómo sigue la historia. Porque siempre hay una construcción política con un otro, una organización que los acompaña–explicó Sabrina.
–Quiero destacar esta iniciativa, por el contexto en que tiene lugar, que no sólo es económicamente muy difícil para imprimir, sacarlo a la calle, difundir y demás, sino un contexto político muy adverso para todo lo que tiene que ver con derechos humanos. Esto es una posibilidad de que la promoción de los derechos humanos, de la enseñanza y la difusión tenga un lugar en momentos donde no abundan estas cosas–aclaró Alfredo durante la presentación de la colección en la Facultad Libre de Rosario.
Historias reveladas
Las historias de los protagonistas atravesaron e interpelaron a los autores y autoras de los cuadernos, les dejaron marcas, enseñanzas, les cambiaron la mirada.
–A las historias nosotros las tomamos pero después somos tomados por esas historias, te modifican tu identidad. Te involucrás y es una responsabilidad llevar adelante ese proyecto, desde elegir una viñeta, cómo lo contás, que lenguaje usas. Con todo el respeto que implica tener el aval de esa familia que está sufriendo, que se empodera pero sigue sufriendo–afirmó Sabrina.
–Totalmente, sabíamos que teníamos que buscar la mejor forma de contar cada historia y los sentimientos, la empatía que te producen. Con Pelea de Fondo nos pasó que era una historia complicada de relatar. Teníamos que hablar de una mujer que se autopercibe travesti. Aprendés mucho, sobre todo a ponerte en el lugar de esa persona, a romper estereotipos, la lógica binaria hombre-mujer.
Karen y Alexis se sumaron a la presentación en Rosario de los Aguará. También estuvo Génesis, su hija. El relato de la pareja pasó de lo familiar a lo colectivo, reivindicando la lucha de la comunidad trans, el reclamo del cupo laboral y la certeza de que se merecen transitar el camino de la felicidad.
–Nuestra lucha nos llevó a conocernos, fue ese 9 de mayo en que se promulgó la ley. Después nos fuimos a vivir juntes en Victoria y decidimos ser papás. Fue un momento difícil para mí, porque decidir llevar yo a mi hija. Mientras tanto, Karen seguía trabajando en la ruta, prostituyéndose, porque yo no tenía trabajo. Con la plata que juntaba hacíamos comida para vender, estábamos desesperados porque nadie nos compraba. Era doloroso para mí, porque la persona que amo estaba poniendo el cuerpo en la calle. Karen no era incluida dentro de la sociedad. Era la travesti del pueblo. Cuando nació Génesis, nos quedamos encerrados mucho tiempo porque no sabíamos que iba a pasar con nosotros, con la sociedad que nos estaba esperando del otro lado de la puerta. Hoy por suerte tengo trabajo en la Municipalidad de Victoria–contó Alexis.
Karen continuó el relato contando como, años atrás, no podían ni sentarse a comer una pizza en un bar porque le decían que, por orden del dueño, se tenían que retirar. Así corrió hacia Rosario buscando un abrazo sororo de la Comunidad Trans.
–Ahí empecé a transitar la militancia y la resistencia. Tenemos un promedio de vida de 35 años y dentro de dos meses cumplo 34. Aún hoy espero tener un trabajo, como las demás compañeras que luchan por un cupo o la inclusión laboral trans-travesti. Quiero superar esa expectativa de vida porque tengo una hija y quiero vivir. Quiero que dejen de matar a mis hermanas y compañeras–dijo emocionada Karen, y remarcó:
–Sin las travas y sin las trans no hay feminismo.
Cuando los creadores y creadoras de la Colección Aguará piensan a futuro y tratan de ver a este proyecto hacía adelante, coinciden en cómo les gustaría que fuera esa imagen: un gran libro con todos los Aguará recopilados, el material circulando dentro de las escuelas y chicos y chicas creando sus propias historietas, empoderados, construyendo y luchando por sus derechos.
Las historietas en lucha:
En el Nombre de Ana. La historia de Ana María Acevedo. La lucha por la legalización del aborto.
En el nombre es Ana, es la historia de Ana María Acevedo. Una joven de la localidad de Vera, provincia de Santa Fe, que falleció en el año 2007 porque los médicos que la atendían se negaron a realizarle un aborto legal para que pudiera continuar con su tratamiento contra el cáncer al enterarse que estaba embarazada de unas semanas. Este caso visibiliza la historia de una lucha colectiva y de una reivindicación histórica del movimiento de mujeres: el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo.
Pelea de Fondo. El caso de Nora Aracil y Esteban Amatti y la lucha por los derechos de les trans y el colectivo LGTBIQ+.
Hay muchas maneras de luchar por la igualdad, de militar para que los derechos sean los mismos para todes más allá de nuestro género y de cómo nos autopercibimos. Una de esas maneras es la de Esteban Amatti, que vivió desde muy chico en uno de los mundos más marcados por las prácticas que nuestra cultura impone a los varones: el boxeo. Fue un pugilista destacado de Entre Ríos y el país, un campeón; pero entre piña y piña, ganchos al hígado y 25 kilómetros de trote por día, se recreó como un auténtico anti macho.
Otra forma es la de Nora Aracil, una bailarina que supo crear un universo trans, a pesar de los prejuicios y de los daños provocados por una sociedad incapaz de comprender lo diferente. Nora se reconoce travesti, aunque su cuerpo no lo sea para nuestros ojos tan acostumbrados a la lógica binaria. Una tercera manera de dar batalla es lo que Nora y Esteban hacen juntos: la militancia por los derechos de les trans desde el corazón del barrio El Sol de Paraná, para que reinen el amor y la igualdad, hasta que los varones desfilen entre round y round.
Génesis. La historia de Karen y AlexisLa lucha por la identidad de género.
Hubo un tiempo en que Karen no era Karen ni Alexis, Alexis. Cuando eran pequeñes no se sentían cómodos con sus cuerpos. Todo era bastante confuso. Alexis tenía vagina pero la visión que tenía de sí mismo era la de un varón. Le gustaban las chicas. Karen tenía pene pero su autopercepción era la de una mujer. Sentía atracción por los varones. Se sentían infelices por no poder ser elles mismes. Y decidieron luchar para transformar el mundo y el futuro.
Isabel, siempre de pie. La vida de Isabel Vergara. La lucha contra la violencia institucional.
El 16 de junio de 1994 la vida de Isabel Vergara cambió para siempre. Desde ese momento dedicó sus días a la búsqueda de su hijo Martín Basualdo y su amigo Héctor Gómez, detenidos por la Policía para ya no volver a aparecer. Entonces colgó el delantal de ama de casa y salió de su casita humilde del barrio La Floresta de Paraná (Entre Ríos) para reclamar justicia por Martín y Héctor y por todes les jóvenes desaparecides en democracia, para rescatar a les gurises torturadoes en las comisarías de la ciudad y para enfrentar el hostigamiento de quienes ejercen la violencia institucional vestidos con uniformes azules. Igual que las Madres de Plaza de Mayo, Isabel mantiene en pie su lucha, que promete no abandonar porque esa sería la única forma de caer derrotada.