Unidas y organizadas. Feministas. Músicas. El Colectivo de Mujeres Músicas ya cuenta con más de 400 integrantes vinculadas a la industria y la profesión musical local. Las empuja un deseo: “crecer (…) unidas y organizadas para que por fin nos vean, nos escuchen y valoren en igualdad de condiciones el contenido de nuestros discursos, nuestro arte, nuestros cuerpos».
Por Laura Charro / Foto: Colectivo Mujeres Músicas
[dropcap]D[/dropcap]esde abril a junio los días martes fueron color verde en la Plaza San Martín y en aquellas primeras tardes, que todavía eran calurosas, la campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito instaló una pantalla para ver y escuchar en vivo el debate que se estaba llevando a cabo en la Cámara de Diputados por el tratamiento de la ley de aborto. Ahí, las mujeres se encontraron. Pañuelo verde en el cuello, en las mochilas o las muñecas como contraseña obligada para compartir una mirada, un mate, un aplauso por algún buen discurso a favor de la ley. De esos encuentros surgieron otros. Las mujeres músicas, cantantes, compositoras, instrumentistas, productoras, sonidistas, se reconocieron en la misma lucha y se organizaron para formar el Colectivo de Mujeres Músicas de Rosario. Siguieron el empuje de otros colectivos que también se unieron para ponerle grupalidad al feminismo y a la legalización del aborto, como las mujeres cineastas y de medios audiovisuales, las escritoras, las actrices, las comunicadoras y periodistas, las profesionales de la salud.
El colectivo de Mujeres Músicas, con pocos meses de vida desde aquel abril, ya cuenta con más de 400 integrantes relacionadas a la industria y la profesión musical local. “Nos empezamos a juntar y a partir de eso empezaron a aparecer otras temáticas, la igualdad, la equidad, mismo trato” , nos cuenta Valei Rodriguez Cisaruk, parte del Colectivo, compositora, profesora de canto y terapeuta del sonido. En la página de Facebook Colectivo de Mujeres Músicas Rosario se presentan como un espacio feminista. Las empuja un deseo: “crecer (…) unidas y organizadas para que por fin nos vean, nos escuchen y valoren en igualdad de condiciones el contenido de nuestros discursos, nuestro arte, nuestros cuerpos” y un grito de hartazgo: “estamos cansadas de ser calladas, abusadas, violentadas, discriminadas.”
La música, como todos los ámbitos de acción pública y privada de las mujeres, está teñida de machismos, abusos de poder, liderazgos masculinos, la falta de oportunidades laborales, visibilidad, crecimiento profesional y el prejuicio sobre un trabajo que algunxs todavía menosprecian como “música de minitas”.
El Colectivo de Mujeres Músicas ya está activo y una de sus primeras acciones políticas fue la presentación de una carta a la Municipalidad de Rosario para pedir igualdad de géneros en presentaciones y espectáculos públicos, “los jurados siempre son hombres, los que tocan siempre son los mismos” dice Valei. También cuentan con un nuevo sello llamado Neptunia, de la mano de la cantante y compositora Evelina Sanzo quien integra el espacio, desde donde se harán realidad proyectos musicales. Además, como no podía faltar el escenario, se viene un festival a modo de lanzamiento oficial del Colectivo, el 10 de agosto en el Galpón de la Música.
Valei cuenta más sobre la organización: “en el colectivo muchas son músicas y también tienen otra profesión. Hay una comisión de legales formado por abogadas músicas, que trabajan sobre qué pasa con las denuncias de acoso, músicos escrachados, cómo manejarse ante pares donde se ha recibido maltrato, lugares donde no ir, músicos con los cuales no compartir escenario por razones de violencia. También, hay una comisión de contención, de solidaridad, donde se trabajan cuestiones de chicas que han recibido abuso, historias de machismos, un lugar donde poder expresarse. Estamos en contacto con compañeras de Santiago del Estero, de Buenos Aires , de Tucumán. Nos estamos juntando y armando, de alguna manera, un poco diferente al formato varón. Nosotras lo hacemos desde una recepción feminista, en la sororidad, la contención, el cuidarnos. La intención es poder armar una alianza desde la horizontalidad.”
Se identifican con el feminismo y desde esa postura política se paran para debatir temáticas que las tocan de muy cerca y desde hace mucho tiempo. Se cuestionan en una postura “crítica-constructiva el machismo institucionalizado y naturalizado”, como manifiestan en las redes sociales.
Valei reflexiona y dice que “es un momento histórico interesante. Rompimos esa idea de que la mujer es enemiga de la mujer. Un mito que nos han instaurado para que la mujer compita, sea su peor enemiga y nos damos cuenta que agrupándonos podemos lograr un montón de cosas.”
Los estereotipos nunca fallan y en la música “el rol de la mujer era la cantante o la corista como sigue siendo en muchos lugares y se está corriendo ese rol. También el de la composición. Por lo general las mujeres no componían y ahora nos estamos dando cuenta que sí lo hacían pero no se animaban a mostrar.”
Con una anécdota basta, aunque siempre hay miles. Valei recuerda: “tuve un dúo de covers, teníamos treinta y pico de años y nos fuimos a tocar a los pueblos, a laburar después de la crisis del 2001. Imaginate dos mujeres en los pueblos del sur de Santa Fe, donde se preguntaban qué hacen estas dos minas solas, seguro son lesbianas. Mi hija tenía 4 años y la pregunta que me hacían era cómo dejaba a mi hija. Si hubiéramos sido dos hombres eso no pasaba.”
Los tiempos cambian, las mujeres se organizan, pero sobre todo se deconstruyen, se cuestionan y saben que tomar la palabra, esa que se vuelve poderosa cuando llega al público que la hace propia, no puede hacerse repitiendo discursos añejos y violentos. “Hemos naturalizado mucho. Hay ciertos temas que ya no se pueden cantar. Yo canto tangos y uno en una parte de la letra dice “por eso aunque me faje, purreta arrabalera, él sabe que lo quiero con todo el corazón”. Yo cantaba eso y no puedo cantarlo más; o el tango “34 puñaladas” que es una milonga de Edmundo Rivero que dice que la encontró en el bulín, en otros brazos y cuando se va le faja 34 puñaladas y se festejaba, ¿podemos cantar eso?. Ahora los tangos hablan de otras cosas. Hay otra camada de compositorxs que cuentan lo que pasa hoy. Hay mujeres componiendo. El tango estaba sacralizado como algo intocable que nadie se animaba a componer.”
“La mujer – continúa Valei – siempre estaba en un costadito. Ahora está empezando a tener protagonismo y era hora. Vamos a seguir apoyando la ley de aborto, apoyando todas las causas que nos parecen importante como los conflictos con el arte callejero, y donde sentimos que es necesario una presencia, que como artistas queremos estar y decir algo. Trabajar en visibilizarnos y conocernos entre nosotras. Laburar entre nosotras, darnos trabajo.”
Sin disimular emociones lo personal se nos hace político, siempre: “yo nunca milité en ningún lado, ésta es mi primera experiencia y me puse la bandera apasionadamente porque es lo que recibo. Nos juntamos y es hermoso.”
Las mujeres se organizan en todos los espacios y a la luz de un momento histórico de rupturas culturales y políticas. La ola feminista de estos tiempos habilita voces que ya no callan porque no están solas y las mujeres se reconocen pares y apuestan a la organización, a la grupalidad, a la manada. Las individualidades se desfiguran en nuevos espacios de encuentro colectivo, militancia, contención y reconocimiento de unas y otras en un camino, que aunque diferente, con los mismos tonos grises de opresión, prejuicios, discriminación por género, pero también los tonos verdes y violetas, de un pañuelo que las unió en un deseo de ley que recorre toda la Argentina, y del feminismo que nos hermana y nos salva.
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BRAVO!!
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