La comunicación popular suma una nueva trinchera en Rosario. La primera radio qom de la ciudad se planta y crece desde el corazón del barrio Los Pumitas. Con los pies en la tierra, la comunidad Qadhuoqte está en el aire.
Por Tomás Viú. Fotos: Oscar Talero
[dropcap]A[/dropcap]fuera, en la calle, dos pibes juegan con una gomera y otro pasa en bici mientras dos perros cachorros juegan a morderse. Mientras pasan las horas de otro sábado nublado en el barrio Los Pumitas, en el primer piso del Centro Comunitario Qadhuoqte se ultiman los detalles para que la primera radio qom de Rosario empiece a transmitir en el 94.5 de la frecuencia modulada.
Oscar se deja caer en una silla del estudio de radio, suspira y dice. “Uff, estamos a full con todo acá”. Acá es el Centro Comunitario Qadhuoqte (que significa base o cimiento), una organización que funciona en la calle Mariano Cabal 1400 bis, en el barrio Los Pumitas desde 2004. La organización lleva el nombre de la comunidad toba que vive en esta zona del noroeste rosarino y que agrupa a 395 familias.
Oscar Talero nació en Paraje El Colchón, Chaco, y llegó a Rosario en 1988 con poco más de veinte años. Vino con el hermano y vivió en distintos lugares de Rosario y también en Buenos Aires, siempre trabajando en la construcción. En 1996 se instaló en el barrio Los Pumitas y siguió trabajando de albañil hasta 2010. Pero unos años antes, en 2004, cuando estaba esperando que le avisaran para ir a trabajar a Córdoba, la política indígena irrumpió en su vida y cambió sus planes. “Me entró de lleno en el corazón”, diría más tarde.
Oscar fue a la primera reunión sin saber bien adónde estaba yendo. En ese momento se juntaban en las casas de los vecinos. Cuando llegó todos se pararon y le dieron la bienvenida. Lo abrazaron y lo hicieron sentar. Cuando tuvo que hablar no supo qué decir.
– ¿Qué puedo hacer yo?- preguntó.
– Arrimáte, juntáte con nosotros, colaborá- le respondieron.
Nunca se olvidará de ese día. Oscar nunca había pensado en la política indígena y mucho menos en ser referente. Cuando le avisaron para ir a trabajar a Córdoba dijo que no, que prefería quedarse en Rosario. Entonces lo mandaron a una obra en Puerto San Martín. De esa manera pudo seguir yendo a las reuniones de la comunidad. Recuerda que había una interna entre dos dirigentes y que él quedó en el medio. Finalmente se armó una comisión que terminó encabezando Oscar. Empezó a leer las leyes indígenas, las memorizaba y las escribía. Empezó a conocer sus derechos en educación y en salud. Tiempo después Oscar escribió con su puño la Constitución de la comunidad y desde entonces es el principal referente. Llegó a ser dirigente a nivel nacional. Hoy tiene cincuenta años y es Concejero del IPAS (Instituto Provincial Aborigen Santafesino).
“Nunca pensamos que podíamos tener una radio en Rosario”, dice Oscar, mientras problematiza el tema de la ciudad. “Rosario es un ciudad que se trata de inmigrantes. Se trata de que no existan los pueblos originarios. Y nosotros estamos, simplemente que no hay visibilización. Y eso es un desafío de los pueblos indígenas”. En Rosario hay quince comunidades pero sólo cuatro están inscriptas en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas. En la provincia de Santa Fe hay veintidós escuelas bilingües interculturales y en Rosario son cinco. Oscar dice que poca gente conoce esos números. “Hay muy poca difusión. Tenemos que fortalecer la identidad como pueblos indígenas”.
Saber lo que pasa
Después de que se sancionara la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, conocida como Ley de Medios- una de las primeras leyes derogadas por el gobierno de Cambiemos-, a Oscar le propusieron armar una radio comunitaria, aprovechando la personería jurídica que tenía la organización desde 2004 y apuntando al tercio de las frecuencias del espectro radioeléctrico que le correspondía a los medios sin fines de lucro. En ese espectro entraban los pueblos originarios.
“Yo estoy agradecido con muchos compañeros que han sido estudiantes y siguen colaborando. Esa es la mirada que tenemos en la comunidad, que todos los estudiantes, de todos los temas, empiecen a conocer la lucha indígena y hagan su aporte”, dice Oscar. Uno de los que hizo su aporte es Félix García Colombi, periodista y militante peronista que llegó a Los Pumitas en 2006 por un curso de fotografía. La parte práctica del taller tenía que ver con el territorio y con poder pensar ese territorio desde la fotografía. Félix cuenta que en su momento en el bario una nena tuvo un episodio de salud que no se pudo resolver, y que esa situación le generó la necesidad de plantear mayor compromiso en el grupo de fotógrafos amateurs. Sintió que tenía que militar activamente en la comunidad porque quería generar un vínculo con la gente. Después dejó el curso de foto pero siguió yendo al barrio, organizando charlas, ayudando con un botiquín y participando de las discusiones de las problemáticas relacionadas con la tierra.
Félix primero se sumó individualmente y después invitó a otro compañero periodista. Los dos tenían una formación teórica-ideológica pero querían aprender de los sectores populares. Dice que la idea era militar sin interponer sus identidades políticas. Fue Félix junto con Mauro Pistrili quienes le presentaron a Oscar la idea de hacer una radio. “La problemática principal de la comunidad tenía que ver con la tierra y con las viviendas. La radio no era una prioridad”, relata Félix. Sin embargo, estaban las condiciones legales, jurídicas y políticas para soñar con los ojos abiertos. Y así lo hicieron.
Se pusieron en contacto con las áreas del AFSCA y del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas con el que Oscar estaba en relación por ser representante del Concejo Nacional Indígena (CNI). Félix dice que pensaron a la radio como una posibilidad de empoderamiento desde la palabra. “Que fuera la misma gente de la comunidad la que usara el micrófono. Es un ejercicio. La comunicación tiene que ver con el encuentro y con la participación popular, como en su momento el piquete fue una forma de expresar la necesidad de la tierra”.
El proyecto de la radio incluía una descripción de la comunidad, su población y sus problemáticas. Félix cuenta que la comunidad siempre tuvo buenas relaciones con distintos organismos estatales. En los últimos años se han articulado talleres de huerta, de fotografía, talleres para aprender a manejar la computadora, se han hecho documentos de identidad para las personas que no tenían, se realizaron cursos de capacitación en agentes sanitarios. En el proyecto reflejaron “que era una comunidad activa en materia de salud, trabajo y educación”. En el último tiempo firmaron un convenio con el Ministerio de Educación provincial para armar en el Centro Comunitario una sede educativa radial para adultos mayores. El objetivo es que aquellas personas que no terminaron la escuela primaria puedan estudiar en el barrio. “Eso nos fortalece como comunidad y como organización”, explica Talero.
Entre 2012 y 2013 compraron los equipos de la radio y la antena a través de un proyecto que presentaron en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Oscar dice que en su vida pasó mucha luz roja y mucha luz negra. El 2014 fue un año duro a nivel personal y eso retrasó un poco la concreción del proyecto. Pero también dice que se dieron cuenta de que no estaban solos. “Va a ser un paso importante. Es un gran desafío. En Rosario es muy complicada la comunicación. Somos una comunidad originaria y llevamos la conducción por ser referentes de la organización”, dice Oscar.
La construcción física de la radio se realizó con el aporte de Dominó, una agrupación de la Facultad de Arquitectura de la UNR que colaboró con el diseño, la mano de obra y los materiales. Para albergar al estudio de la radio en el centro comunitario se hizo una escalera y un primer piso que no existía. Desde la comunidad, fueron gestionando con distintos actores para conseguir todo lo necesario para el estudio: desde las chapas y los vidrios hasta las mesas y las sillas.
“El objetivo es que esta radio le sirva a la comunidad”, explica Oscar, mientras destaca la participación en todo el proceso de la radio comunitaria Aire Libre. “El Pollo Fosarolli nos ayudó mucho con los pasos que teníamos que seguir”. Aire Libre, como miembro de Farco, asesoró a la radio con las cuestiones técnicas y capacitó a los jóvenes de la comunidad en el trabajo de operador. “Hay una gran colaboración de Bernardo Saravia, quien integra Aire Libre. Es un compañero, un hermano”, lo describe Oscar.
Bernardo nació en Presidencia Roque Saenz Peña, Chaco, y en 1991 vino a Rosario, al barrio Toba Municipal. “Mi nombre es Bernardo Saravia, soy de la comunidad qom de Roullion. Por cuestiones sociales tuve que venir acá, pero siempre acompañando a las comunidades”. Es comunicador indígena y desde que se inició ha trabajado en Aire Libre. Hoy es el coordinador técnico de la radio Qadhuoqte. “Para mí es un privilegio y un honor trabajar con mis comunidades. Sabemos el camino de la lucha para tener una radio en la comunidad, no es fácil. Para mí es un halago”. Bernardo también trabajó un año en la coordinación de la Red de Comunicación Indígena del nordeste argentino, integrada por Santa Fe, Chaco, Formosa y Salta. Dice que después de esa experiencia volvió a su casa, a Aire Libre, y la define como su escuela primaria, secundaria y su universidad.
En la capacitación técnica participaron tres jóvenes de la comunidad y Bernardo cuenta que también se sumará una mujer. “Agradecemos a Aire Libre que nos dio el espacio para capacitar a estos chicos en la operación técnica. Para ser técnicos en radio o en electrónica hay que pagar. Pero nosotros estamos acá y los jóvenes son operadores de su propia radio. Por eso es un honor y un orgullo capacitar a mis hermanos. Aquí estamos, trabajando”, dice Bernardo mientras se levanta para continuar con los retoques finales del estudio.
Durante el descanso, sucede el almuerzo previo a la prueba de los micrófonos y Bernardo come una empanada con la mirada puesta en un punto fijo. Mientras come, Bernardo está pensando. Al ratito interrumpe el almuerzo, se para y se dirige al punto estudiado. Les dice a los demás que por ese lugar puede pasar uno de los cables.
“Yo me llamó Gómez Leonardo y estoy estudiando para ser operador de radio”. Leonardo tiene 21 años y vive en la comunidad de Roullión. Fue todos los lunes durante tres meses a Aire Libre para capacitarse con Bernardo en el manejo de la consola y de los micrófonos. “Cómo poner las promos, la música”. Dice que todavía no le contó a nadie, ni a su familia ni a sus amigos. “Es una sorpresa”.
Enzo Gabriel Talero es hijo de Oscar y también está aprendiendo a ser operador. Dice que de lo que aprendió le gusta “casi todo”. Enzo vive en la comunidad Qadhuoqte y tampoco le contó a nadie sobre su capacitación. Los turnos de operación se dividirán en tres turnos, mañana, mediodía y tarde. Enzo estará a la tarde porque a la mañana trabaja en la cooperativa del barrio. Le parece muy bueno que haya una radio que sea de la comunidad. “Podemos saber lo que pasa”.
Vamos caminando
Con respecto a la situación del barrio Oscar dice que hay que ir mejorando todo el tiempo. “Hoy tenemos buena luz, buenas calles, lo que hay que mejorar es el tema del agua. Y la obtención real de la entrega de la tierra en la comunidad”. En 2005 presentaron un reclamo de expropiación de la tierra como pueblo indígena en la provincia de Santa Fe. En su momento les dijeron que como era una zona inundable no se podía conseguir la expropiación hasta que se terminasen las obras del Aliviador III. En caso de que terminaran las canalizaciones de la zona, la ley de inundabilidad que ampara al gobierno municipal pierde el valor porque dejaría de ser zona inundable.
En el gobierno de Obeid el valor de la tierra era de 90 mil pesos y el valor actual es de 3 millones de pesos. Hoy el reclamo está en la Corte Suprema de Justicia. Oscar dice que las obras ya están y que lo falta es la decisión política para declarar que la zona ya no es inundable. Félix aporta que “la obra del Aliviador III está concluida y ya hay tres generaciones de hermanos de la comunidad qom que viven en el barrio”. Por eso, para él “es surrealista plantear que es inhabitable cuando habitan muchas familias”. Dice que falta otorgar el derecho a la comunidad sobre ese terreno para luego hacer un plan integral con participación de la comunidad de un diseño de un espacio digno de habitar. “Luego queda por resolver la propiedad, si es comunitaria o no. Hay un ejemplo en la provincia de Neuquén donde una comunidad mapuche llegó a un arreglo para hacer un barrio intercultural donde las casas son de la comunidad”. Dice que a veces se excluye a los protagonistas de la participación y que de esa manera las soluciones siempre terminan siendo parciales. “No hay manera de abordar este tema conflictivo sin conflictividad”.
A Oscar hay temas que lo ponen tenso y uno es la continuidad de la lengua qom. Muchos jóvenes de entre quince y veinte años están perdiendo la lengua originaria. Él piensa que si encaminan el trabajo educativo pueden formalizar la interculturalidad. “Lo nuestro lo tengo arraigado y no quiero que se pierda. Eso muchas veces me da fuerza para seguir”.
Félix dice que la radio Qadhuoqte entrará en el marco de cooperación conjunta que hoy se da entre las radios Aire Libre, Poriajhu y La Hormiga. “Vamos a estar interconectadas potenciando la comunicación popular”. Uno de los programas que se pensaron tiene que ver con el derecho indígena. También la programación incluirá a todos los noticieros de FARCO que son nacionales. “La programación es un proceso y no hay que forzarlo. En el propio ejercicio de aprendizaje irán surgiendo contenidos”, entiende Félix, y explica que la radio puede constituirse como un servicio a la comunidad y también como un espacio político-pedagógico. “Los que somos profesionales porque estudiamos comunicación o periodismo podemos tener algún grado de incidencia pero si nos pusiéramos esa mochila estaríamos resolviendo algo desde nuestro punto de vista y no desde el de la comunidad. La radio es un proceso colectivo pero fundamentalmente es de la comunidad que se tiene que apropiar de la herramienta”.
Oscar aclara que la idea es trabajar siempre la interculturalidad como pueblos indígenas y que la programación es algo que irán discutiendo colectivamente. “Ya nos están llegando mensajes de vecinos, de hermanos mocoví, paraguayos, evangélicos y artesanos”. La radio es todo eso. Talero no quiere dejar de agradecer a todos los hermanos que han sido y que son parte del proceso. “Esperemos que los jóvenes que vienen detrás nuestro fortalezcan esta organización para que siga caminando”.