Se trata de una campaña federal en la que se llevará la búsqueda de nietos apropiados a cada rincón del país. La iniciativa nació de la Filial de Abuelas de Rosario y consiste en realizar diferentes actividades deportivas, culturales y educativas juntos a miembros de H.I.J.O.S, organismos de derechos humanos, sobrevivientes y familiares de desaparecidos. Así, se reforzará la búsqueda de los más de 400 nietos que aún faltan encontrar. En esta nota, también compartimos la historia de cómo surgen las Abuelas cómo organización y cómo se funda la Filial Rosario.
[dropcap]L[/dropcap]as Abuelas de Plaza de Mayo cumplen 40 años de lucha y una de las propuestas para homenajearlas es la que organizada por la Filial de Rosario: la «Pueblada x la Identidad» que tiene como objetivo llevar el mensaje que las Abuelas vienen sosteniendo durante estas cuatros décadas a todo el territorio nacional a través de diversas actividades culturales, educativas y deportivas, que se realizarán entre los meses de septiembre y noviembre.
“La Pueblada es una campaña federal, que se va a desarrollar en todo el país pero que desde la filial Rosario la vamos a llevar a cada uno de los pueblos de la provincia de Santa Fe. Por eso invitamos a todos a que se acerquen a las Abuelas porque sabemos que los hermanos que estamos buscando pueden estar ahí, en tu pueblo, en tu ciudad. Vamos a celebrar con las Abuelas estos 40 años de lucha, los esperamos a todos”, explicó Sabrina Gullino, nieta restituida y que busca a su hermano mellizo.
Esta campaña federal viene a reforzar la búsqueda de los casi 400 nietos y nietas que aún faltan encontrar, con acciones de difusión en cada rincón del país.
“La mejor forma de homenajear a las Abuelas es no bajar los brazos y continuar trabajando en la búsqueda que iniciaron. En Santa Fe esperamos que vos desde el lugar que estés, te sumes para ayudarnos en esta búsqueda. Todavía son alrededor de 400 los chicos que estamos buscando, y uno de ellos puede estar cerca de tuyo, en tu barrio, en tu ciudad, en tu pueblo”, afirmó Ivan Fina, miembro de Abuelas de Plaza de Mayo Filial Rosario.
Y Carolina Guallane, otra nieta restituida de la provincia de Santa Fe, también se sumó a esta campaña: “Acá estoy, sumándome a este hermoso proyecto que es la Pueblada x la Identidad. Nunca es tarde para que nos conozcamos, para que nos encontremos, para todos aquellos que aún necesitan recuperar su verdadera identidad”.
La iniciativa partió de la filial de Abuelas Rosario y se realizará bajo el lema “Encendiendo verdades en los pueblos argentinos”. De esta forma, miembros de H.I.J.O.S, Abuelas y otros organismos de derechos humanos, llevarán el mensaje de búsqueda a todo el territorio nacional, realizando actividades culturales, educativas y deportivas, a partir de las propuestas que acerquen y articulen las instituciones involucradas, e invitando a otras a sumarse (clubes, escuelas, vecinales).
La idea, además, es que esas actividades sean acompañadas por el testimonio de sobrevivientes, familiares de desaparecidos y personas conocedoras de la problemática, a los fines de charlar y profundizar sobre las causas y consecuencias del terrorismo de Estado que sufrió el país entre 1976 y 1983.
Para sumarse a la “Pueblada por la Identidad” escribir a puebladaxlaidentidad@abuelas.org.ar o a difusion@abuelas.org.ar
La historia de las Abuelas de Plaza de Mayo
Por Carina Toso
Las locas de la Plaza
“Cuando terminaron de hablar las dos mujeres ya casi anochecía. Y por entonces eran tremendas las noches en La Plata. Los Falcon transitaban lentamente por el medio de las calles: abrigadas como ancianas, envueltas en mantas, las itakas viajaban en los asientos traseros, prontas para ser usadas. Policía, ejército, marina, aeronáutica, parapoliciales y fascistas se disputaban los militantes y el botín. Desde el lado del parque Pereyra Iraola, llegaban los tableteos de las ráfagas, cortas y lacerantes. Era, sin duda alguna, la hora del terror. De todas maneras, a pesar de esos riesgos, resultaba imprescindible hacer algo, por encima del miedo. María, esa tarde, había aprendido muchas cosas.
Otras mujeres -ahora lo sabía- estaban en la misma búsqueda de ella. Alicia las conocía, había asistido a sus reuniones en el parque –en la parada El Palenque, exactamente- cuando fingían celebrar algún picnic o un festejo y con ese pretexto se sentaban en el césped húmedo todavía, extendían manteles pero no se divertían demasiado: al contrario, se transmitían de unas a otras sus respectivas experiencias e intentaban las primeras movilizaciones en conjunto. Había viento en esas mañanitas de invierno, las madres se abrigaban con antiguos tapados de paño a cuadros y se rodeaban los cuellos con bufandones tejidos a mano. Sus ojos se humedecían a menudo; quizás fuera el frío, pero quizás fueran los recuerdos y el dolor cotidiano. Concurrían a Buenos Aires semanalmente y se juntaban en la Plaza de Mayo: en un primer momento, sólo eran 14, que se distribuían por los bancos y se conocían entre sí por un clavito que se colocaban en las solapas. Recién al tiempo lo cambiaron por un pañal en la cabeza colocado en forma de pañuelo. La gente apenas notaba al principio cuando firmaban rápidamente cartas y petitorios, ahí nomás, junto a la Pirámide. O cuando se sentaban ante amargos cafés en la Richmond, la London, Las Violetas o el Tortoni. El 14 de octubre de ese mismo año 1977, sin ir más lejos, había arrasado con una concentración de madres y familiares, que había entregado un petitorio ante la CAL: a las seis de la tarde los uniformados encerraron a los manifestantes contra calle Rodríguez Peña y los gasearon. Después, detuvieron varios colectivos de la línea 60, bajaron el pasaje y los cargaron con 400 detenidos: curas, monjas, corresponsales extranjeros y mujeres azoradas –pero ya empezaban a endurecerse y a concientizarse- se entremezclaban sobre los asientos y en los pasillos de esos ómnibus. Es jugarse la vida, pero es imprescindible, pensó esa noche María Isabel de Mariani, mientras penetraba a su casa y a su soledad”. (Documentos Página 12: 14)
El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas tomaron el gobierno constitucional en Argentina por medio de un Golpe de Estado. Desde ese momento se instaló en todo el país una política de terror. La desaparición de personas fue la forma predominante a través de la cual se ejerció la represión política y afectó a 30.000 personas de todas las edades y condiciones sociales que fueron privadas de su libertad, sometidas a torturas y en muchos casos asesinadas. Entre las víctimas hubo centenares de bebés y niños secuestrados con sus padres o nacidos en los centros clandestinos de detención a donde fueron conducidas las jóvenes embarazadas.
Gracias a los juicios por delitos de lesa humanidad llevados adelante en los últimos años, quedó demostrado que no sólo existió un plan preconcebido de secuestros de adultos sino también un plan sistemático de apropiación de niños secuestrados o nacidos en cautiverio. Los menores fueron inscriptos como hijos propios por miembros de las fuerzas represivas, vendidos o abandonados en distintas instituciones del país como N.N, anulando de esa forma su verdadera identidad.
La Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo tiene como finalidad localizar y restituir a sus legítimas familias todos los niños secuestrados desaparecidos por la represión política.
Apenas entrada la dictadura, madres de desaparecidos comenzaron a mover cielo y tierra para dar con sus hijos y nietos. No le temían a nada porque lo peor ya les había pasado. Así, el 30 de abril de 1977 comenzaron a marchar cada jueves alrededor de la Pirámide de la Plaza de Mayo, situada frente a la Casa de Gobierno. Inicialmente se reconocían entre sí llevando un pequeño clavo, más adelante las mujeres decidieron cubrirse el cabello con un pañal de tela blanco. El grupo recibió rápidamente el nombre de Madres de Plaza de Mayo y por su sola presencia comenzó a ejercer presión nacional e internacional sobre el destino de las personas que desaparecían en la Argentina.
El 15 de mayo de ese mismo año, María Eugenia Casinelli (consuegra del poeta Juan Gelman) y otras once abuelas firmaron un hábeas corpus colectivo en forma de carta, dirigida a la justicia de Morón, en el que hacían saber la existencia de bebés desaparecidos y solicitaban que se suspendiesen todas las adopciones. Esta carta fue histórica y el antecedente inmediato de la constitución de Abuelas de Plaza de Mayo a fines de ese año. Desde ese momento y en adelante, las Abuelas no descansaron y abrieron un camino de búsqueda que todavía hoy recorren.
El 5 de agosto de 1978 fue otro día histórico: apareció publicada la primera solicitada en los medios por el Día del Niño y que costó un buen dinero. En esa época, la prensa no era un respaldo para los directos afectados por las desapariciones. En general sólo los diarios La Prensa y el Buenos Aires Herald abrían sus páginas a esas expresiones. Parte de la solicitada decía: “Apelamos a las conciencias y a los corazones de las personas que tengan a su cargo, hayan adoptado o tengan conocimiento de dónde se encuentran nuestros nietitos desaparecidos, para que en un gesto de profunda humanidad y caridad cristiana restituyan esos bebés al seno de las familias que viven la desesperación de ignorar su paradero […]Nosotras, madres-abuelas, hacemos hoy público nuestro diario temor, recordando que la ley de Dios ampara lo más inocente y puro de la Creación. También la ley de los hombres otorga a esas criaturas desvalidas el más elemental derecho: el de la vida, junto al amor de sus abuelas que las buscan día por día, sin descanso, y seguirán buscándolas mientras tengan un hálito de vida.” (Documentos Página 12: 28)
A partir de ese momento todos sabían en el país que existían las Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos. La solicitada dio la vuelta al mundo y en muchos países esa apelación a las conciencias comenzó a conocerse como “El Himno de las Abuelas”.
A fines de 1979 las Abuelas cambiaron su nombre. Cuando aparecían por alguna repartición pública, en las casas cunas, en los juzgados federales, escuchaban los comentarios: “Ahí vienen las Abuelas de Mayo… seguro andan detrás de algún nieto…”. Ellas explicaban: “No somos las Abuelas de Mayo. Somos las Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos”. Solían responderles: “Bueno, pero…¿no son abuelas ustedes? ¿No concurren a la Plaza de Mayo? Entonces son las Abuelas de la Plaza de Mayo”. De ahí en adelante serían la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo. (Documentos Página 12: 35)
En el año 1980 sus esfuerzos comenzaron a dar sus primeros frutos con la recuperación de los primeros nietos. A esta altura, ya habían abandonado la búsqueda a nivel individual y se habían volcado a la búsqueda colectiva.
La filial de Abuelas de Plaza de Mayo en Rosario
La filial de Abuelas de Plaza de Mayo en la ciudad de Rosario fue fundada por Darwinia Gallicchio, quien recuperó a su nieta Ximena, en un lento proceso que comenzó en el año 1984. Su formación fue casi paralela a la delegación de Madres de Plaza de Mayo también en esta ciudad y, al mismo tiempo, ambas organizaciones tuvieron su origen en Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas y Gremiales de Rosario.
Darwinia fue integrante de los tres organismos. Darwinia Rosa Mónaco de Gallicchio nació el 31 de mayo de 1925. Era la única hija de un militante anarquista, que la llamó Darwinia por Darwin y Rosa por Rosa Luxemburgo. Se casó con Carlos Gallicchio y tuvo tres hijas: Graciela, Stella Maris y Silvina.
Allá por los ’70, Stella Maris estaba casada con Juan Carlos Vicario y ambos militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores–Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). El 12 de mayo de 1976 tuvieron una hija, Ximena. El 5 de febrero de 1977, Stella Maris y su hijita fueron secuestradas en la ciudad de Buenos Aires mientras la joven realizaba un trámite en la sección documentación de la Policía Federal.
Ese mismo día fue secuestrado Juan Carlos en su domicilio de la ciudad de Rosario. A partir de entonces, Darwinia y sus familiares buscaron a Ximena incansablemente. La niña había sido adoptada en forma irregular por una empleada de la Casa Cuna, Susana Siciliano, quien había falseado su identidad. Las Abuelas pudieron demostrar que se trataba de una apropiación encubierta. En enero de 1986 se realizaron los análisis inmunogenéticos que confirmaron que la niña era Ximena Vicario. El 3 de enero de 1989, la Justicia le restituyó su verdadera identidad. Este caso se constituye como el primero en el que la Justicia argentina anula una adopción plena.
El 30 de septiembre de 1983 se realizó en la ciudad de Rosario una de las primeras marchas de la resistencia organizada por Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas y Gremiales y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. En esa oportunidad Darwinia tuvo una importante participación, donde hizo pública su búsqueda, y fue una de las primeras veces que el tema de los desparecidos aparecía en los medios rosarinos.
Gallicchio en su recorrido por encontrar a su nieta fue tomando contacto con la filial de Abuelas en Buenos Aires y también con otras familias de la ciudad y la zona que buscaban a sus hijos y nietos secuestrados o por nacer. Entonces se decidió fundar la filial de Abuelas de Plaza de Mayo en Rosario en 1984. “En la edición vespertina del diario rosarino Democracia del día 12 de abril de 1984, se informa sobre una conferencia de prensa convocada por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de nuestra ciudad, Familiares de Detenidos y Desaparecidos y Abuelas de Plaza de Mayo, filial Rosario. Allí se explicita textualmente que Darwinia Gallicchio habla sobre la creación de Abuelas de Plaza de Mayo, filial Rosario, que funcionará en el local de APDH, que por entonces se encontraba en la esquina de las calles Córdoba y Corrientes. Aparentemente, dicha fundación fue incluso anterior a la propia constitución de la filial de Madres de Plaza de Mayo en Rosario, que data de enero de 1985” (Scocco, 2012).
Pero Darwinia no sólo luchó por su nieta sino por muchas otras familias. “Se encargó de armar todos los legajos como los de la familia Ovando, la familia Carlucci-Fina, la familia Barra-Klotzman y tantos otros que estaban buscando a sus nietos o nietas, que así lo habían denunciado pero no militaban ni estaban en Abuelas. Inclusive, ella iba a sus casas, les tocaba el timbre y les hablaba de la necesidad de organizarse, de juntarse porque eso facilitaba la tarea. Esto último puede evidenciarse en toda la correspondencia y solicitudes que llevaron adelante en unión donde firmaban ambas entidades con sus sellos correspondientes: Madres de Plaza de Mayo Delegación Rosario y Darwinia R. M. de Gallicchio Abuelas de Plaza de Mayo Filial Rosario, quien por ser la única Abuela integrante de la organización confeccionó el sello con su nombre personal” (Scocco, 2012).
Sus años de lucha siguieron adelante hasta el 28 de noviembre de 2008, cuando falleció en el Hospital Italiano de Rosario víctima de una afección cardíaca. Sus rondas de cada jueves en la Plaza 25 de Mayo, sus recorridos por escuelas y facultades contando su historia dejaron su legado en cada uno que la tuvo enfrente y pudo ver su valor y persistencia por la justicia y la memoria. Nunca bajó sus brazos y todos sus esfuerzos fueron dando sus frutos. Antes de su muerte, en 2003, con una ayuda económica de la Unión Europea la filial de Abuelas en Rosario pudo tener una oficina propia para recibir las consultas, ya que hasta ese entonces había funcionado en la casa de Darwinia. En 2004 la filial firmó un convenio con la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe mediante el cual el organismo provincial facilitó un espacio físico para que la entidad pueda desarrollar sus tareas. En 2009, ya sin Darwinia, la filial adquirió un local propio en Laprida 563 de la ciudad de Rosario. Es la primera filial que, después de la muerte de Darwinia, queda a cargo de un nieto, Iván Fina.
Fuentes:
DOCUMENTOS PAGINA 12. Historia de las Abuelas de Plaza de Mayo. Editorial La Página S.A.
SCOCCO, Marianela (2012) La historia de una búsqueda. Darwinia Gallicchio, Madre y Abuela de Plaza 25 de Mayo de Rosario. Revista Aletheia, Volumen 3, Número 5, diciembre 2012. (http://www.aletheia.fahce.unlp.edu.ar/numeros/numero-5/articulos/la-historia-deuna-busqueda.-darwinia-gallicchio-madre-y-abuela-de-plaza-25-de-mayo-de-rosario-1)