En procedimientos realizados por Gendarmería en la madrugada de este lunes, comenzaron las detenciones de los policías que fueron llamados a indagatorias por los delitos de desaparición forzada y encubrimiento en torno al asesinato del joven de 20 años ocurrido en 2014. También se sospecha por encubrimiento de parte de empleados del Instituto Médico Legal y un vecino de la Comisaría 7ma, lugar donde el joven fue detenido y visto con vida por última vez.
Foto: Raíz Comunicación
Los procedimientos de este lunes, encabezados por la Gendarmería, fueron ordenados por el Juzgado Federal Nº 3, que encabeza el juez Carlos Vera Barros. La noticia coincide con el último día del secreto de sumario dictado por la gravedad de las acusaciones de las querellas que en total comprende a 31 policías entre personal de la Comisaría 7ma, la División Asuntos Internos, a una médica policial, a tres empleados del Instituto Médico Legal y a un vecino de la comisaría. Desde Gendarmería solo informaron que entre los detenidos se encuentra el comisario Diego José Álvarez, quien ocupaba el cargo de jefe en la seccional 7ma y fue partícipe de la detención de Franco.
Los 26 policías de la comisaría 7ma para los cuales la querella que representa al hijo de la víctima pidió el llamado a indagatorias y la detención por el delito de desaparición forzada, son los que trabajaron el 6 y el 7 de octubre de 2014, días en que se cree que el chico fue detenido y asesinado. Por el mismo delito se pidió también la indagatoria a la médica policial y tres agentes de la división Asuntos Internos de la policía provincial. Otros dos policías de la misma división son sospechosos por el encubrimiento de la muerte y la desaparición. La investigación determinará qué grado de responsabilidad tiene cada uno y de qué forma actuaron, o no, para que durante 24 días no se conociera el paradero de Franco, y para que desde entonces haya más preguntas que respuestas en torno a cómo lo asesinaron. Además, hay un pedido de imputación por encubrimiento para tres médicos del Instituto Médico Legal: dos odontólogos y Raúl Félix Rodríguez, un ex empleado de la policía que, se supo, participaron de irregularidades en las pericias hechas al cadáver de Franco. Además, deberá declarar un vecino también acusado por encubrir, al sostener en reiteradas ocasiones, incluso ante la justicia provincial, la versión de la policía que ya resulta inverosímil.
Hay detalles que quedan grabados en la retina y en la memoria. Esos detalles son los que aparecen como denominadores comunes en los relatos de los detenidos que ahora sirven para reconstruir lo sucedido. No será difícil distinguir al policía Esteban Silva, a quien varios detenidos describieron físicamente como un “morochito petiso de rulos”, que tiene domicilio en el barrio Empalme Graneros y a quien señalan como “un adicto a pegar” que le gustaba ocuparse del castigo a los detenidos por averiguación de antecedentes. El testimonio que dice que este policía solía tomar vino en la guardia nocturna, es un detalle que apenas alcanza a decorar el resto de certezas que lo apuntan como el más violento de la 7ma. Este agente estuvo la noche en la que mataron a Franco y los detenidos lo mencionan como “uno de los que más pegaba”.
Leer la nota de enREDando publicada luego del llamado a indagatorias en este enlace: “Matapibes, matapresos”.