[dropcap]E[/dropcap]l clima de una época donde el miedo quiere regresar e imponerse, quedó resumido en las imágenes que siguen recorriendo redacciones y espacios en las redes sociales.
Sucedió en la tarde del 25 de Mayo, en la ronda de cada Jueves, donde las Madres de la Plaza rosarina giran, contra reloj, dando cuerda al universo.
El hombre oscuro, de improvisado uniforme y cabeza rapada, fue directamente a provocar, a meter miedo e insultar.
“No fueron 30.000 ni fueron inocentes” gritaba, entre otras cosas, con la actitud amenazante que pudo verse en las fotos y filmaciones.
Las imágenes fueron registradas a muy pocos días de un hecho inédito, vivido en el Museo de la Memoria de nuestra ciudad, con la irrupción de fuerzas policiales en el mismo momento en que se desarrollaba una jornada contra la violencia institucional.
Sabemos que estos hechos no suceden de pura casualidad.
El clima de la cancha, embarrada por el discurso del propio Gobierno Nacional, cuyos máximos referentes expresan el negacionismo del terror planificado, y cuyas políticas concretas tienden a vaciar los espacios de Memoria, hacen que estos personajes macabros se sientan hoy habilitados.
Quedó más que claro que la provocación en la Plaza de las Madres fue pensada y premeditada, por alguien que fue a buscar nuestra reacción, con la bandera argentina, sus insultos, su saludo nazi, y el perro que dejó atado en un banco de la Plaza y volvió a buscar cuando aparentaba irse.
Quizá difundiendo las imágenes pueda ser identificado y denunciado.
Pero sobre todo es preciso que no se demoren los pronunciamientos políticos que condenen el hecho.
Creemos necesario estar preparados para este tipo de episodios que se repiten, cuidarnos para no entrar en el juego que proponen, y sobre todo acompañar a nuestras Madres más que nunca.
Después de 40 años de lucha, y con 90 años a cuestas, no merecen este tipo de afrentas.