Después del Encuentro Nacional de Mujeres que se realizó en Rosario, un grupo de lesbianas, bisexuales y trans decidieron que era necesario seguir trabajando por sus derechos y visibilidad. Así formaron la Mesa de las Tortas. Pusieron manos a la obra y como colectivo realizaron festivales, marchas y talleres de género con docentes. “Somos todas feministas, todas creemos en la visibilidad y todas pensamos que hay que dar un salto cualitativo en lo social”, aseguró Fabiana, una de sus integrantes. En esta nota charlamos con ellas sobre los rastros de discriminación que quedan hoy en la sociedad, cuáles son sus objetivos como Mesa y sobre el caso de Higui, que está presa por defenderse del ataque de uno de los diez hombre que intentó violarla “por ser lesbiana”.
Por Carina Toso / Foto: Mesa de las Tortas
[dropcap]A[/dropcap]lbert Einstein dijo una vez: «Triste época la nuestra. Es mas fácil desintegrar un átomo que superar un prejuicio». Las cosas no cambiaron demasiado en el presente. A pesar de que el científico dijo esto en relación a la gran brecha entre ciencia y religión, no solo mantiene su actualidad sino que se puede aplicar a otras escisiones sociales como por ejemplo heterosexualidad y homosexualidad o bisexualidad o transexualidad. Hay un extenso recorrido en este sentido que logró adquirir derechos para la Comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGBT), pero todavía se dan situaciones en donde la discriminación o la falta de conocimiento desandan ese camino. Pero los espacios para lograr visibilidad y para hermanarse entre quienes atraviesan las mismas realidades siguen surgiendo: así nació la Mesa de las Tortas en Rosario, un grupo de más de 20 mujeres lesbianas, bisexuales y transexuales que decidieron unirse para compartir, educar, visibilizar, protestar, para hacer valer sus derechos y los de todxs. Para seguir construyendo a partir de sus necesidades y sus códigos.
En octubre del año pasado tortas de todo el país se preparaban para arribar a Rosario para participar del 31° Encuentro Nacional de Mujeres. Desde el grupo de Facebook Tortazo comenzaron a agitar para que además de las actividades y los talleres, se organice una fiesta solo para tortas. Algunas también propusieron hacer una marcha. Se juntaron en La Toma para empezar a pensar en la fiesta, pero enseguida decidieron que había que ir por más y decidieron conformar la Mesa. Se sumó un festival y una marcha en paralelo al Encuentro. El grupo comenzó a recibir lesbianas independientes pero también se sumaron agrupaciones como el Movimiento Evita, Mala Junta y Las Safinas, entre otras.
“Después del Encuentro Nacional de Mujeres supimos que nos íbamos a seguir encontrando. Vimos que era muy interesante seguir sosteniendo el espacio y comenzamos a pensar actividades para el 7 de marzo que es el Día de la Visibilidad Lésbica. Decidimos volver a abrir el juego, hicimos la invitación a algunas compañeras para que se sumen y hoy ya somos unas 23 con participaciones diversas”, relató Fabiana Fernández, docente y antropóloga. Así fue como organizaron tres grandes actividades: el 5 de marzo hicieron un festival en el Parque España, con música, poesía y un “living lésbico-trans”. El 7 de marzo realizaron un encuentro entre las integrantes de la Mesa de las Tortas y por último diseñaron una serie de talleres para docentes, no docentes y personal auxiliar de escuelas que dictaron con en Amsafé, Coad y ATE.
Fabiana también explicó que lo que las une como Mesa de las Tortas son las siguientes premisas: “Somos todas feministas, todas creemos en la visibilidad y todas pensamos que hay que dar un salto cualitativo en lo social. Algunas creemos que se da a través de la educación, otras a través del arte, o de cada tarea cotidiana que llevamos adelante. Pero entre todo eso nos vamos encontrando”.
Las convocatorias y gran parte de la comunicación del grupo pasa por Facebook, hacia afuera, y por WhatsApp, hacia adentro. “Mucha gente nos escribe para sumarse o para felicitarnos por las iniciativas. Hicimos unos spots para difundir el Día de la Visibilidad Lésbica contando como nos dimos cuenta que nos gustaban las mujeres y funcionaron bien, intentamos con eso generar empatía. La idea era mostrar también que las tortas podemos ser diferentes entre nosotras. Porque también está este prejuicio de que hay un estereotipo torta”, explica Juliana Morán, miembro de la Mesa y actriz.
Visibilizate, no estás sola
Amalia tiene 55 años y dijo que lo que más la enamoró de todas las lesbianas fue el día que escuchó la frase “soy lesbiana porque se me da la gana”. Daniella es periodista y contó que mientras estaba en la secundaria, en un picnic de la primavera le dijo a una chica que le cambiaba un pancho por un beso. Pensó que la respuesta iba a ser no, pero para su sorpresa esa idea le dio la oportunidad de su primer beso con una mujer. “¿Cuándo me nombré torta? Me parece que torta, lesbiana, tortón patrio, que son las maneras que a mi me gustan nombrarme, fueron categorías políticas que fui adquiriendo a lo largo de mi vida y sobre todo en la construcción de mi identidad como lesbiana. Me gusta decirme torta, me gusta que mis amigos, la gente que me quiere, la que me referencia, me diga ‘hola torta’”, afirmó Fabiana y Juliana sumó: “Traté de visibilizarme desde el primer momento. Con el tiempo empecé a hacer el proceso de que si me preguntaban ‘¿Tenés novio?”, porque dan por sentado de que si sos mujer tenés que tener novio, poder decir ‘No, tengo novia’ o ‘No, me gustan las mujeres’. También a darme cuenta lo importante que era ir tras nuestros deseos y poder mostrarnos como lo que somos”.
Todos estos testimonios formaron parte de la campaña “Visibilizate, no estás sola”, que se realizó en el marco del Día de la Visibilidad (Cis–Trans) Lésbica que se celebra cada 7 de marzo.
– ¿Que implica para cada una de ustedes formar parte de la Mesa de las Tortas?
– Juliana Morán: Para mi es súper importante la visibilidad. Como lesbiana me interesa el activismo lésbico. Lo que no se nombra no existe, es una lucha por nuestros derechos pero también es una forma de resistencia, de decir acá estamos.
– Fabiana Fernández: Para mi, que soy una torta vieja (se ríe), la percepción con respecto a este espacio es que es histórico. Realmente histórico. No solo como tortas, sino como tortas del interior. Tuvimos un día de la visibilidad lésbica que superó las expectativas de todas las que organizamos las actividades, donde nos encontramos con artistas, escritoras y también alguien que pasaba por el parque se sumaba. Y otra cosa a destacar es que podemos trabajar desde la diferencia, porque tenemos enormes diferencias, no sé si tanto ideológicas pero políticas seguro, en la manera de construir, en las edades. En ese sentido es alentador. Terminamos a veces cansadas, y nos odiamos, pero cada vez que terminamos una extenuante reunión, decimos bueno está buenísimo, sigamos. Está bueno encontrarnos.
– Judith Ceguetti: A mi me cuesta mucho encontrar un espacio de militancia porque me cuesta sentir pertenencia cuando hay muchas diferencias, pero en el Encuentro de Mujeres fue diferente porque pude acercarme y participar mucho más. Y cuando me encontré con las chicas, poder formar parte de un espacio de articulación de forma independiente con quienes tengo cosas en común es importante por la potencia que tiene, porque se suman esas diferencias.
– Juliana Morán: Esto de la potencia tiene que ver con aunar fuerzas, porque sino los 7 de marzo se hacían cinco actividades separadas de diferentes grupos y la idea era hacer algo más grande entre todas. Y eso es importante para seguir resistiendo y visibilizándonos.
– Daniella Ledesma Argüerllo: Yo lo tomé primero como una responsabilidad y después me gustó mucho. Lo empecé a mirar desde otro punto de vista. Activé esto en mi agrupación que es el Movimiento Evita. Yo soy bisexual. Dentro de todo nos llevamos bien, están buenas las actividades. Todas tenemos otras cosas que hacer pero le ponemos el empuje y las ganas que necesita, aunque muchas veces llegamos sin nafta.
Talleres con docentes
“Toda educación es sexual”, dice Graciela Morgade, decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y una de las mentoras de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI). Y en el libro que lleva justamente ese nombre Morgade explica: “En la Historia de la Sexualidad, Michel Foucault sostenía que la represión sexual propia de la era victoriana no había hecho otra cosa que hacer de la sexualidad un discurso omnipresente. De la sexualidad no se hablaba, pero estaba –y está– en todas partes. Como herencia de la época, la escuela (un espacio en el que quienes “sabían” –maestras y maestros, profesoras y profesores– debían enseñar a quienes “no sabían”) no hablaría de la sexualidad. La escuela solo abordaba las cuestiones públicas y la sexualidad integraba el orden de “lo privado”. Pero en la escuela, la sexualidad estaba –y está– en todas partes… Parecería que aún se desconfiara del rol de la escuela y de los profesores/as como referentes válidos al momento de hablar sobre sexualidad. Aún el dispositivo escolar no llega a ser un espacio apropiado y cuidado para abordar la sexualidad, siendo las familias en cierto modo y los amigos (pares) los elegidos en su mayoría para tratar esta temática en profundidad y con una importante implicancia personal. Vivimos en una sociedad que es hoy más diversa en culturas y estilos de vida, de manera que las familias y la institución escolar necesitan coordinarse, complementarse en estos saberes que traen ambas instituciones sociales”.
Este libro junto a otros como Ética Tortillera de Virginia Cano y Clítoris, revista de historietas y exploraciones varias, son parte de la bibliografía seleccionada por las integrantes de La Mesa de las Tortas para los talleres que dictaron en los gremios docentes y ATE. “Nos propusimos pensar dos dinámicas, una corporal y otra más teórica y de reflexión con algunos textos que nos parecían importantes. Y sobre todo lo que hicimos fue poner el acento en reflexionar sobre lo heteronormativo del sistema escolar y pensar como abrir esos espacios para que tanto las maestras y las docentes que son lesbianas, para quienes es muy difícil visibilizarse, puedan hacer una reflexión a partir de eso. Es decir por qué estaría bueno que se visibilicen, y por otro lado, que recursos tienen las compañeras que están trabajando con niños o jóvenes que pertenecen a la comunidad LGTB”, afirmó Fabiana, quien es docente universitaria, también y en su momento pudo abrir el juego en sus clases y decir abiertamente que es lesbiana.
De los talleres ya participaron más de 40 docentes y no docentes, y las tortas quedaron más que satisfechas con los resultados y el feedback.
Dos casos emblemáticos: Higui y Pepa
La Mesa de las Tortas decidió para este último 8 de marzo levantar la bandera de “Libertad para Higui” y convocaron a una columna bajo esta consigna para la marcha por el Día de la Mujer. Esta ya había sido también uno de los lemas bajo el cual se realizó el festival del 5 de marzo. “Este tema siempre lo laburamos en contacto con la Asamblea Lésbica Permanente de Buenos Aires que es la que viene trabajando el tema de Higui, un caso similar al de Peta Gaitán. Nosotras tratamos de replicar en Rosario lo que las compañeras van proponiendo, sabemos que si la Asamblea no lo hubiese tomado es un caso que se invisibiliza”, explicó Juliana.
¿Quién es Higui? Higui, Eva Analía de Jesús, está presa desde octubre de 2016. Si no fuera por las redes sociales (los medios ignoraron este caso) no se sabría nada de ella. Terminó en la cárcel después de que una patota de diez hombres la intentara violar por ser lesbiana. Ella se defendió con una navaja y mató a uno de sus agresores. Cuando la trasladaron a la cárcel estaba desfigurada por los golpes y con signos de haber sido abusada. Pero nadie le creyó que fue en su propia defensa, que esa navaja hacía tiempo la llevaba con ella porque sabía que era posible que estas personas la ataquen. Hace años que se fue de su barrio Lomas de Mariló (partido de San Miguel, Buenos Aires) por las agresiones que sufría. Allí las lesbianas no son bien vistas.
El día que la atacaron había ido a una amiga por el Día de la Madre. Dicen que uno de sus atacantes le dijo “ Te voy a hacer sentir mujer, forra lesbiana”. Después de eso quedó inconsciente y se despertó cuando un policía le alumbró la cara con una linterna. La llevaron al hospital y quedó detenida. Está imputada por homicidio simple y con prisión preventiva. Su causa está repleta de irregularidades: en el expediente no figura todo lo que Higui declaró, la ropa desapareció, el primer acta que se labró no dice nada de los golpes y lesiones que tenía al momento de llevarla al hospital y los testigos son los mismos que la atacaron, entre otras.
Otro caso que resonó hace unos años fue el Natalia Pepa Gaitán. Fue asesinada en marzo de 2010 por ser lesbiana. La mató el padre de su novia, Daniel Torres, de un escopetazo. Quedó abandonada en la vereda de su casa, en el barrio Parque Liceo 2º de la ciudad de Córdoba porque la policía se negó a trasladarla a un hospital. En el juicio, a pesar del pedido de la abogada de la familia de que se considere un crimen “por orientación sexual”, los jueces ordenaron una nueva autopsia para determinar “la verdadera causa de la muerte”. La excusa fue buscar droga o alcohol en el cuerpo de Pepa para encontrar otro motivo para su muerte, más allá del disparo de Torres. Como siempre la policía y la justicia se quedan del lado opresor e hicieron relucir al heteropatriarcado. Finalmente el asesino fue condenado a 14 años de prisión por el delito de “homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego”.
Si hay algo que opera hoy a nivel nacional es que hay un gobierno neoliberal, de derecha que propicia, avala, legitima con diversos actos este tipo de violencia. En muchos casos son violencias institucionales y terminan siendo apañadas. Por ejemplo no se aplica la ESI, se recortan los programas que trabajan sobre género, se cierran otros. No es casual que tal cantidad de casos de femicidios se produzca en ese contexto.
Con respecto al accionar de la justicia y de la policía, se sabe que son dos de las instituciones que a lo largo y ancho del país levantan la bandera del patriarcado. A pesar de los cambios que se han logrado en muchos espacios, estos son los más difíciles para sumar perspectivas de género o diversidad. “Ahí estamos frente a una gran corporación. Es muy escabroso el sistema judicial porque va más allá de la capacitación y de la sensibilización. Entendemos que es necesaria una reforma política profunda”, aseguró Fabiana y se animó a ir más allá en relación a la violencia que hoy sufren las mujeres y amplíó el contexto en el que se están dando en todo el país al menos un femicidio por día: “Si hay algo que opera hoy a nivel nacional es que hay un gobierno neoliberal, de derecha que propicia, avala, legitima con diversos actos este tipo de violencia. En muchos casos son violencias institucionales y terminan siendo apañadas. Por ejemplo no se aplica la ESI, se recortan los programas que trabajan sobre género, se cierran otros. No es casual que tal cantidad de casos de femicidios se produzca en ese contexto. A las marchas de mujeres se suman muchas otras protestas, como la de los docentes, trabajadores, se visibilizan como problemáticas. Y terminan manifestantes presos o presas. O el problema son las paredes y no las muertes. Este contexto legitima todo esto”.
Abrirse camino dentro del feminismo y de la sociedad
“Es una lucha de cada grupo para incluirse, por ejemplo las trabajadoras sexuales el año pasado tuvieron su taller en el Encuentro de Mujeres, se van reconociendo las diferencias entre todas y eso es positivo. Estamos hermanadas de alguna manera. Hoy sabemos que no estamos solas. Y esto es un logro del feminismo”
La comunidad lésbica fue ganando en los últimos años su espacio dentro del feminismo y logró diferenciarse del resto sumando a cada expresión que congrega a mujeres los términos lesbiana, trans y bisexuales. “Es una lucha de cada grupo para incluirse, por ejemplo las trabajadoras sexuales el año pasado tuvieron su taller en el Encuentro de Mujeres, se van reconociendo las diferencias entre todas y eso es positivo. Estamos hermanadas de alguna manera. Hoy sabemos que no estamos solas. Y esto es un logro del feminismo”, afirmó Juliana y Fabiana agregó: “No es gratuito que La Mesa de las Tortas como expresión haya surgido en este contexto y en este momento. Ese día algunas fuimos por la fiesta pero a los quince minutos hubo una decisión de hacer otras cosas. No es una casualidad tampoco que la Asamblea Lésbica surgiera el año pasado en Buenos Aires. Está claro que el movimiento de mujeres está creciendo. Mi percepción es que se va moviendo a la vanguardia y en ese moverse antes es donde está creciendo y donde nosotras podemos incluirnos perfectamente. Algo que sostenemos todas y tenemos en común es que somos feministas”.
Socialmente, en la calle, en los trabajos o cualquier espacio público las miradas de reojo también siguen presentes. Las leyes, difusión, educación y visibilidad sobre la diversidad sexual no alcanzan para que todos la acepten como tal y sin cuestionamientos. Las chicas remarcan que uno de los tipos de discriminación que prevalece hoy en día tiene que ver con el estereotipo de lesbiana. Para la sociedad, una lesbiana es una mujer de pelo corto, masculina, sin maquillaje, sin accesorios y vestida con ropas holgadas, por citar algunas características. “Con los hombres discuto mucho, cuando se acercan con esa cuestión machista a preguntarte algo o decirte cosas como ‘qué desperdicio’. O te invitan a hacer un trío, y dicen ‘vos porque no probaste conmigo’. Y si estás sola y no cumplis con el estereotipo de ser masculina, chonga, pelo corto, no te creen que sos lesbiana”, contó Juliana. “Es duro ver ese estereotipo. Me ha pasado de que me digan ‘pero no sos fea’, no sé de donde sacan que las tortas son todas feas”, se preguntó Judith.
Igualmente las integrantes de la mesa agarraron un término que generalmente se usa de manera peyorativa para referirse a las lesbianas, se los apropiaron: tortas. “Es una de las cosas más interesantes que tenemos como Mesa, la idea de que se llame así: de las Tortas. Nos apropiamos esa palabra para resignificarla en lo que somos realmente, una enorme diversidad y lo decimos con orgullo”, manifestó Fabiana quien está casada y que al momento de unirla en matrimonio con su pareja la jueza las declaró “marido y mujer”. “Sabemos que la sociedad es heteronormativa y muchos todavía tienen puesto ese chip”, concluyó Juliana. Y cambiar ese chip es el objetivo de La Mesa de las Tortas.