Araceli Fulles, 22 años, desapareció el 1° de abril y su familia la busca desesperadamente desde el primer día. Sin embargo, la policía recién comenzó a investigar 10 días después, los medios comerciales desfiguraron la información y la familia recibe barbaridades y pistas confusas en el celular que difundieron para recibir datos. Este sábado organizan una volanteada en José Léon Suárez y el lunes, otra marcha a los tribunales de San Martín. Se repite, una vez más, una realidad que duele y desnuda la maquinaria de violencia contra las mujeres: las víctimas buscando a una víctima.
Por lavaca.org
“La policía recién se empezó a mover 10 días después de la desaparición de Araceli, cuando apareció el cuerpo de Micaela: recién ahí”, dice a lavaca Marcelo Fulles, 39, hermano mayor de Araceli Fulles, la chica de 22 años desaparecida el 1º de abril en San Martín. “Y los medios tampoco nos escucharon, mientras decían cualquier barbaridad sobre Araceli” completa Marcelo. Araceli sigue desaparecida, y su familia cree que puede estar secuestrada, de acuerdo a algunos de los llamados que reciben.
Marcelo: “Mucha información no tenemos. No hay novedades. Nadie más la vio, ni tuvo noticias. Ni las amigas: nadie sabe nada. Recibimos llamados, algunos te dan para pensar eso de que la tienen encerrada en alguna parte, pero muchos son puras mentiras. No se entiende para qué lo hacen con una familia que está buscando desesperadamente a una hija”.
La familia organizó movilizaciones durante todos estos días, reclamando a la Municipalidad de San Martín y a la policía cosas como las que planteó Mónica, la madre de Araceli: “Que hagan algo, que por lo menos nos escuchen”.
Marcelo reconoce que tampoco los medios de comunicación convencionales se dedicaron a escuchar: “Salieron a decir cualquier cosa, que era adicta, chorra, borracha. Que estaba en una fiesta. No sé por qué los medios tardaron tanto en escucharnos, pero encima iban diciendo cualquiera. Te juro que no entiendo”. El último dato sobre Araceli es un whatsapp a su madre: “Poné la pava que voy a tomar unos mates”.
Otra aclaración del hermano de Araceli: “El accidente que tuvo en el muslo lo difundieron como que era un ajuste de cuentas entre grupos, y es otra mentira total. Lo que le pasó es que hubo una pelea en un cumpleaños, y la lastimaron con un cuchillo en el muslo cuando se metió a separar. Una puñalada es otra cosa: un agujero. Ahí ves que buscan difundir algo para llamar la atención, pero no para encontrar a Araceli” dice sobre lo que su hermana publicó en Facebook, mostrando esa herida. Marcelo traza la diferencia entre un barrio y una realidad a veces así de hostil, y el automatismo mediático de considerar todo eso bajo el paradigma de lo delictivo.
Otra definición que asombró a Marcelo Fulles: “Como hubo una marcha pidiendo que aparezca Araceli, salieron en Crónica a decir que somos pìqueteros. Después lo arreglaron, pero ya estaba hecho”.
En esa marcha justamente, el 12 de abril, Mónica dijo: “Por el amor de Dios, devuélvanme a mi hija, que la Justicia la busque”. Relató que la serie de allanamientos y rastrillajes policiales en San Martín se inició por los llamados que la familia estaba recibiendo: “La gente que me llama al celular tiene miedo, no quieren decir quiénes son, pero me dicen que mi hija está en la Villa 9 de Julio, yo les dije que le sacaran una foto”. Se buscó en unas 300 viviendas de 9 de Julio, Billinghurst y La Carcova de José León Suárez, sin éxito.
El intendente de San Martín Gabriel Katopodis sugirió que se necesitan más fuerzas federales para realizar la búsqueda. La familia planteó en un comunicado: “En San Martín hay cámaras de seguridad. ¿Funcionan? Hay lugares en los barrios de la periferia que la policía no se anima a entrar, estamos en tierra de nadie, hay guerras narcos y personas de malas costumbres que hacen lo que quieren con nuestros hijos”.
Marcelo sabe que se organizan distintas acciones (una volanteada en José León Suárez el sábado, una marcha frente a Tribunales el lunes) pero su fuente mayor de atención es el celular en el que recibe llamados, informaciones y mentiras. Allí radica la apuesta a que aparezca algún dato que permita destrabar la angustia: alguna pista que lleve hacia Araceli Fulles, 22 años, desaparecida desde el 1º de abril.
Informa Marcelo: “Lo único que tenemos nosotros es una cosa: la expectativa”.
Por eso el comunicado de la familia incluyó la siguiente frase, que debería ser un motor de búsqueda de cada hora y de cada minuto en el que una chica de 22 años continúa desaparecida: “No puede ser que a Araceli se la haya tragado la tierra”.