En el marco del día de la Visibilidad Lésbica, trans-cis, la Mesa de las Tortas Rosario convocó a participar de un festival artístico en Rosario. Visibles, empoderadas y orgullosxs es el lema de un encuentro que además de música y poesía, contuvo el grito de Justicia por la Pepa Gaitán, asesinada en Córdoba por ser lesbiana, y de Higui, presa por defenderse del brutal ataque de diez hombres que intentaron abusar de ella. «Basta de crímenes de odio; sobre nuestros cuerpos, vida y deseos, decidimos nosotras».
Por María Cruz Ciarniello
[dropcap]S[/dropcap]e trata de exigir justicia; de mostrarse; de ser visibles. Se trata de que el orgullo salga a las calles, de que las calles se llenen de orgullo lésbico y translésbico. Se trata también de no olvidar: de que esas banderas con sus nombres resuenen con fuerza. Un 7 de marzo de 2010 era asesinada, con un escopetazo que impactó en su cuerpo, Natalia Pepa Gaitán. Su nombre hoy es emblema en el movimiento LGBTQ. La mató el padrastro de su novia tan solo por ser lesbiana. “Justicia es que no vuelva a pasar”, sostienen las activistas y las organizaciones que desde el día en que ocurrió su crimen de odio, bregan, luchan y militan para exigir justicia, en las calles y en los Tribunales.
Aunque su agresor esté cumpliendo una condena; el asesinato de La Pepa se transformó en consigna. Cada 7 de marzo se conmemora el Día de la Visibilidad Lésbica en todo el país, y con orgullo, las calles se llenan de banderas, marchas y festivales.
“Cuando un varón piensa que puede ganar una discusión verbal usando la escopeta que usa para cazar, ese gesto tiene un fuerte simbolismo. Habla de un pensamiento que degradó a la otra persona: una mujer, una torta. En su cabeza se sintió con el derecho de poder utilizar un arma de fuego contra otra. Antes de llegar a este pensamiento descalificador, quien apretó el gatillo, sintió el resentimiento que sienten algunos varones en nuestra sociedad, y disparó. Por eso el crimen de La Pepa no sólo muestra la discriminación lesbofóbica de un varón, sino el sexismo de una sociedad machista que suele castigar a las mujeres autónomas que deciden sobre su vida, y su cuerpo”, escribió la poeta y activista lésbica Irene Ocampo. También sostiene que su muerte fue consecuencia de innumerables discriminaciones: por ser pobre, por ser mujer, por ser lesbiana masculina.
«La Pepa murió tras desangrarse en la vereda ante la negativa policial de trasladarla al hospital más cercano, la tardanza de horas de la ambulancia pública y el nefasto tratamiento que recibió una vez que llegó, agonizando, al centro de salud, era el escenario de una película de terror» . Su mamá denunció que a La Pepa «la mataron como un perro». En el juicio, la justicia no contempló el carácter de odio de su crimen. No hubo perspectiva de géneros en la sentencia.
Tampoco la hay en el proceso judicial que actualmente pesa sobre Analía de Jesús, Higui. Es lesbiana, torta, chonga y está presa desde el 16 de octubre de 2016. Su único delito: defenderse de la brutal agresión de diez hombres que intentaron abusar de ella. No fue solo una vez. Higui, ya había sido apredreada y amenazada en muchas otras oportunidades. En el último ataque que recibió, ella alcanzó a darle un puntazo certero a uno de esos 10 varones que además de violarla, querían matarla. Pero la justicia falló sin tener en cuenta el accionar en legítima defensa. Solo por ser pobre, lesbiana masculina del conurbano bonaerense. Ese es el punto, una vez más.
Higui está presa acusada de homicidio y numerosas organizaciones salen a las calles para exigir su liberación en una causa plagada de irregularidades.
“Sos una tortillera. Sos una puta. Te voy a hacer sentir mujer. Te vamos a empalar, tortillera”, le gritó E. y de una trompada la tiró al piso. Al segundo, cientos de patadas le molían el cuerpo y la cara. Hasta que sintió que le rompieron el pantalón y el bóxer. Tenía un tipo encima, dispuesto a violarla y no podía ver bien quién era. Sacó el cuchillo que llevaba escondido y le asestó un solo puntazo mortal en el tórax. Nadie iba a violarla.El que intentó abusarla, E., cayó muerto sobre Higui. Los otros le siguieron pegando y perdió el conocimiento. Minutos después, la despertó la linterna de la policía alumbrándole la cara. O lo que quedaba de su rostro.Ya la habían atacado muchas veces. Una vez intentaron apuñalarla, otra vez le prendieron fuego la casa. ¿Ahora tenía que dejar que la violaran y la asesinaran empalándola? ¿La legítima defensa no rige para mujeres y para lesbianas?”, escribe Adriana Carrasco en una nota que puede leerse en el Suplemento Las 12.
Diversas organizaciones, la abogada Carolina Abregú y la familia de Higui integran una Mesa de Trabajo para exigir su absolución donde sea necesario hacerlo: en las calles, en los Tribunales, en los barrios, en las asambleas de mujeres, en las marchas.
“Nosotras promovemos la autodefensa frente a la no respuesta de las instituciones. Analía se defendió, no estaba atacando. Era seguro que la iban a matar. Ya le habían prendido fuego la casa y tuvo que irse del barrio. Y cuando se defendió, quienes están para protegerla no le creyeron y la encerraron. ¿Cómo puede ser que la policía primero haya informado que estaba tendida en el piso junto al cadáver y después en otro informe digan que quiso escapar? ¿Era para justificar dejarla presa?”, pregunta Carolina Abregú, de Defensorías del Género.
Higui no recibió atención médica, fue directamente a un calabozo. Tenía la cara desfigurada por los golpes y las patadas. La fiscal del caso no recogió las pruebas suficientes y los principales testigos del hecho sobre los que se basa la acusación, son justamente cuatro de sus agresores.
El grito de Libertad Para Higui se oirá orgullosamente este 8 de marzo. Porque en Higui, porque en Pepa, se expresa una violencia machista y cis-heteropatriarcal que es contra todas las lesbianas, las trans, las travestis; contra todo cuerpo que se sienta y se viva disidente.
“A los closets no volvemos nunca más” sostiene todo un movimiento intenso, diverso, activo. En Rosario, La Mesa de las Tortas organizó para este domingo 5 de marzo un festival que congregó diversas expresiones artísticas. Desde las 17 horas en la explanada del Parque España, hubo lecturas de poemas por parte de reconocidas escritoras de la ciudad, música y stand- up. “Sobre nuestros cuerpos, vidas, deseos, decidimos nosotras”, sostiene esta Mesa de organizaciones y activistas que se conformó en Rosario a partir de lo que fue el festival “Orgullosamente Torta”, durante el ENM. Un orgullo político que sale a las calles a visibilizar los cuerpos y los deseos frente a una violencia machista que nos sigue matando por ser pobres, mujeres, lesbianas, travestis y trans.