Un chico de 16 años fue agredido por dos agentes dentro del edificio que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia. Le pegaron con una esposa utilizada como manopla, lo que le ocasionó un corte en la cabeza.
Por Martín Stoianovich
Quince policías. A pie, en dos móviles y cinco motos. Así llegaron las fuerzas de seguridad a la sede rosarina de la Dirección Provincial de Niñez, Adolescencia y Familia en la mañana de este martes. El hecho que desencadenó el operativo se enmarcó en un nuevo episodio de violencia en la tensa situación que vive esta área del gobierno provincial. Un adolescente de 16 años quiso ingresar a un sector del edificio, que desde el viernes pasado tiene el acceso restringido para menores sin autorización, y como respuesta fue agredido por uno de los policías que permanecen como custodia en la recepción. El chico terminó con una herida en la cabeza y resguardado en una oficina del edificio, a la espera de que la policía abandonara el lugar. Por orden de la jueza de Menores María Dolores Aguirre Guarrochena, el joven no fue detenido pero asimismo se le abrirá una causa por resistencia a la autoridad.
El chico en cuestión está siendo acompañado por la Dirección de Niñez desde hace aproximadamente dos años en el marco de una medida excepcional por la complejidad de su situación. Lo que puede considerarse su hogar, es decir donde el chico come y duerme, es una pensión del centro. Ahí lo mandó la Dirección de Niñez, como sucede con otros cientos de pibes en otros sitios similares, por no contar con espacios de alojamiento adecuados a las necesidades de restitución de derechos como lo demanda la ley provincial 12.967 de Promoción y Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes. Desde hace unos meses, el pibe practica rugby, pero también está a la deriva muchas horas al día. Es en ese andar en el que suele circular por el edificio de la Dirección de Niñez de cortada Ricardone 1345.
Según relató, esta mañana quiso subir hacia el segundo piso, donde se encuentra la oficina de la directora de la institución, pero fue agredido por un policía. El agente lo tomó de la pierna mientras subía la escalera y lo hizo caer. El chico forcejeó, pudo soltarse y ponerse de pie. Pero para entonces ya eran dos policías, un hombre y una mujer, los que lo rodeaban. Así fue que lo golpearon varias veces y uno de los policías le pegó en la cabeza usando las esposas como manopla, ocasionándole un corte en el cuero cabelludo. El chico forcejeó nuevamente y, según la versión policial, lastimó a la mujer policía que intervino. Por eso, en el interior de la ambulancia que permanecía en la puerta del edificio se encontraba la agente siendo asistida. El chico, por su parte, se resguardaba en una oficina.
Como respuesta a este episodio, los trabajadores de la Dirección analizaban la posibilidad retomar el paro que habían iniciado en las últimas semanas en el marco de reclamos por mejoras en las condiciones de trabajo y por políticas públicas que garanticen los derechos de la niñez y la juventud. Esta mañana los trabajadores manifestaron su disgusto porque momentos antes de desatarse este violento episodio, la comisión de Presupuesto y Hacienda del Concejo Municipal se negaba a darle despacho a la Declaración de Emergencia que reúne las principales demandas de trabajadores estatales y organizaciones sociales que trabajan en el área.
El contexto actual de la Dirección de Niñez se refleja como el resultado de una serie de irregularidades que se vienen denunciando hace más de dos años pero que en las últimas semanas se volvió a poner en agenda tras otro episodio violento. Fue el pasado 31 de octubre, cuando la policía agredió físicamente y detuvo a dos menores en la misma Dirección. A raíz de ese hecho los trabajadores realizaron un acampe que continuó con un paro, que en términos institucionales derivó en las renuncias de quienes entonces estaban a cargo de la Dirección Provincial de Niñez en Rosario y de la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de la provincia, Alicia Giménez y Horacio Coutaz, respectivamente. A partir de entonces se aumentó la presencia policial en el edificio e incluso el último viernes instalaron una puerta de hierro que limita el acceso de los jóvenes al lugar.
“No estamos unidos para quejarnos, sino porque estamos dispuestos a laburar, pero si nos dan herramientas. Necesitamos soluciones para los pibes, la comida, el lugar donde puedan estar, buen cuidado, una escucha, y eso no lo podemos garantizar. No necesitamos una puerta de hierro afuera ni trabajar con la persiana baja”, dijo esta mañana uno de los trabajadores. “La solución no es el cambio de gestión”, dijo otra trabajadora, quien también remarcó que en la Dirección no hay ausencia de políticas públicas. “Las hay y son claras: de exclusión, y de represión. Esas son las políticas públicas para la infancia. No hay decisión para otra cosa”.