Así lo expresó Mariana Victoria Flores, una de las testigos que declaró esta semana en el juicio oral Guerrieri III. Hoy tiene 39 años y fue secuestrada junto a sus padres por el aparato represivo cuando tenía seis meses. También declararon su madre, Laura Ester Repetti. Su padre, Daniel Flores, permanece desaparecido. Por último, brindó su testimonio Carlos Novillo, sobreviviente de La Calamita y hermano de uno de los desaparecidos de la Quinta de Funes.
Fuente: Redacción Rosario
Foto: ADPH
[dropcap]U[/dropcap]na mujer de 39 años que fue secuestrada junto a sus padres durante la última dictadura, cuando apenas tenía seis meses, declaró este jueves en el juicio por delitos de lesa humanidad “Guerrieri III” y expresó que si bien el proceso oral no le devuelve a su padre desaparecido sí “tiene un nivel restitutivo”.“Por más que yo haya perdido y me hayan quitado la posibilidad de tener a mi papá, esto, si bien no me lo devuelve, tiene un nivel restitutivo”, dijo Mariana Victoria Flores ante el Tribunal Oral Federal 1 (TOF1) de Rosario. Y apuntó a la dimensión social de los juicios: “Porque por fin esto dejó de pasarme a mí y empezó a pasarle a la sociedad”.
Flores fue secuestrada cuando solo tenía seis meses junto a su madre Laura Ester Repetti –quien también declaró en la audiencia de este jueves– y su padre Daniel Flores, que permanece desaparecido. El matrimonio era de origen cristiano y su creencia religiosa los movió a la militancia política de los años 70, contó hoy Repetti.
El 7 de junio de 1977 los tres fueron secuestrados por una patota de civil a la salida de un cine y conducidos al centro clandestino de detenciones “La Calamita”, ubicado en Granadero Baigorria, según pudo reconstruir con el tiempo Laura Repetti.
Su hija Mariana declaró que lo que conoce de su cautiverio “es por el relato de mi mamá”, puesto que no se posee memoria de lo ocurrido. “Hace poco yo pensé que una de las diferencias entre mi mamá y yo es que a mi mamá a los veintipico le sucedió algo”, le dijo al tribunal.
Y siguió: “A mí no me sucedió nada, a mí me constituye, yo no soy sólo eso, pero no soy sin eso”. “Para mi estar acá –dijo- es algo que desee toda la vida, yo lo único que deseaba es que los que eran responsables sean responsables”.
Flores contó que su infancia y adolescencia transcurrieron durante “muchos años de silencio” y que “la desaparición de mi papá acarreó la muerte de mi familia paterna”. Narró que hace poco tiempo una mujer que va al comercio que ella posee le contó que era prima de su papá, dato que había mantenido oculto a pesar de conocerla.
“Recién hace dos semanas que esa mujer me dijo llorando que era la prima de mi papá y me habló de él. Los juicios, las palabras dichas acá, traspasan y empieza a pasar algo”, consideró.
Luego declaró su madre, Laura Repetti, quien brindó detalles de su detención ilegal y del lugar en el que estuvo secuestrada, hasta que fue liberada junto a su hija.
Contó que antes de ser liberada pudo ver a su pareja golpeado y con las marcas de la tortura, a quien le dejó la alianza matrimonial.
En la audiencia de este jueves también declaró Carlos Novillo, sobreviviente de La Calamita y hermano de uno de los desaparecidos de la Quinta de Funes. Aunque no fue su primera vez ante un tribunal, Novillo volvió a dar un testimonio conmovedor. Recordó que durante su cautiverio “una o dos veces al día se sentía el tren y lejos se escuchaba el paso de un avión” y que “por las noches generalmente se escuchaban los gritos y los tiros de fusilamiento”.
El otro testigo que se escuchó en la jornada de este jueves –en rigor fue el primero–, fue José Animendi, otro de los sobrevivientes de La Calamita. El Chubi, como lo conocen sus compañeros, realizó otro relato desgarrador, en el que contó su secuestro y las características de los tomentos a los que eran sometidos los detenidos en ese centro clandestino de detención.
Los testimonios forman parte de la tercera parte del juicio por delitos de lesa humanidad conocido como “Guerrieri”, que juzga el accionar de militares retirados y ex Personal Civil de Inteligencia (PCI) del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario, que tuvo el control operacional de cinco centros clandestinos.
El debate oral tiene diez acusados y en él se ventilan los delitos de homicidio agravado, privación ilegal de la libertad y tormentos contra 47 víctimas del Terrorismo de Estado.