El femicidio de María Medina ocurrió en el año 2012, en San Miguel de Tucumán. Cuatro años después, la editorial autogestiva Tropa Circa – a pedido de su mamá, Ruth Tomatis – publica su poemario. El libro de María contiene sus poemas, sus sueños, sus escritos que fueron encontrados en varios cuadernos, a dos meses de que María fuera asesinada por quien en ese entonces, era su pareja.
Por María Cruz Ciarniello
[dropcap]E[/dropcap]l femicidio de María Medina ocurrió un 11 de abril de 2012, en San Miguel de Tucumán. Para ese entonces, la figura legal todavía no había sido tipificada en el Código Penal.
María era una artista, poeta, escritora y traductora de inglés. Su crimen se sumó a una larga lista de asesinatos de mujeres por el solo hecho de serlo. Cifras que fueron incrementándose desde el 2012 en adelante. En ese año, según el relevamiento que realizó La Casa del Encuentro, se registraron 255 femicidios. En el 2013, fueron 295. 2014, 277 y 2015, 286.
La curva es ascendente así como también lo es el dolor y el grito organizado que explotó en el 2015 bajo el “Ni Una Menos”. Este año, los femicidios recurrentes estremecen en provincias como Entre Ríos y Mendoza. El primer paro de mujeres que se llevó a cabo en todo el país nació de la indignación y la impotencia que provocó el crimen de la joven Lucía Perez. Pero no fue el único. El lesbicidio de Marcela, el travesticidio de Erika, el femicidio de Jésica. Visibilizar también la violencia institucional, machista, patriarcal que sufren trans, travestis, transexuales, trabajadoras sexuales y lesbianas resulta imprescindible. Sus nombres se replican en muchos otros que no siempre ocupan las páginas de los diarios ni conllevan el repudio masivo de la sociedad.
De allí el paro, las movilizaciones masivas, el Gritazo. Las marchas vestidas de negro y el contundente Encuentro Nacional de Mujeres que tuvo lugar en Rosario, con más de 70 mil mujeres haciendo la revolución en las calles.
Pero volvamos a María. A su historia, a sus letras. Es que si su femicidio ocurrió hace 4 años atrás, su poesía nos encuentra en este 2016 hablando de ella. Porque María vive a través de sus poemas que fueron publicados hace apenas unos meses por la Editorial Autogestiva Tropa Circa de Tucumán.
La mujer como víctima, objeto de un femicidio que siempre es aberrante, es lo que suele ser tapa de los medios de comunicación. Ahondar en su subjetividad, en quién era, qué hacía, cuáles eran sus sueños, rescata a la mujer viva, luchadora. Su historia guarda siempre un largo historial de violencias sistemáticas. Y no siempre trascienden sus palabras.
La historia de María es la de muchas otras que no lograron sobrevivir a la violencia machista. Y es también, la palabra fresca que a través del acto poético, se ofrece como herramienta de lucha y visibilización de lo que María vivía en su cotidianeidad. Su resistencia también, buscando otros modos de vida, otros mundos posibles. ¿Podrá ser la llave para que otras Marías puedan encontrar en su poesía, el aliento para denunciar lo indecible?
“Aquí dentro hay mucho más que poemas y pinturas. Están las claves sutiles de una historia que es la de miles. Los recovecos en que posan las alas de una mujer, arrancadas por el femicidio, pero intactas de poesías que alzan vuelos para siempre”, dice el colectivo autogestivo Tropa Circa, encargado de la edición del poemario de María Medina.
Ruth Tomatis, su mamá, fue la que dos meses después del asesinato de María, encontró entre sus elementos personales un puñado de manuscritos, cuadernos y papeles llenos de poemas. Ahí estaba la voz de María, sus sueños, sus ganas de volar, como ella misma decía. “Ella amaba con frescura e intensidad y escribía para quienes amaba, también para ella misma. Se cargaba de energía, limpiaba su mirada interna y buscaba espejos que la reconozcan”, escribe Ruth en el epílogo del poemario. “Para poder seguir hay que encontrar la forma de transformar el dolor. María me dejó la llave en sus mágicos cuadernos. Me abrió la puerta a una nueva forma de vivir.”
Esa es la lucha que asumió Ruth Tomatis, una madre que como muchas otras, no bajó los brazos. Peleó en un largo proceso judicial, buscando justicia para su hija. Ruth se apoyó en Luis Palacios quien colaboró en la edición de los poemas. “Estas poesías son valiosas, son cientos de intentos de exorcizar lo que duele del mundo, son un intento desesperado de construir un relato mágico y crudo de una búsqueda”, dice Luis.
Estefi integra Tropa Circa. Estuvo en Rosario, siendo parte del 31 Encuentro Nacional de Mujeres. Este año, Ruth se acercó a la editorial con la intención de publicar los poemas de María. “Son 32 poemas, 32 eran los años que tenía Maria cuando fue asesinada”, nos dice Estefi. “Hay que leerla a Maria porque ahí se encuentran muchas claves de la realidad que ella estaba viviendo y que la expresaba a través de los poemas. En uno de los cuadernos dejó escrito que uno de sus sueños era publicar el libro. Ella escribió que algún dia sus poemas iban a volar y que ella iba a enseñar a mostrar sus sueños que estan contenidos en esos poemas.”
Para la editorial, el libro de María no es uno más que engrosa el catálogo de Tropa Circa. “Creemos que este libro es una forma de mantener vivo su arte, replicar su voz, que cada persona que tenga el libro en sus manos, sienta que tiene un libro con un montón de oportunidades para contar la historia que le pasa a muchas mujeres. De esta manera, el libro se transforma en una herramienta de militancia.” La presentación del libro fue masiva. Apenas lograron publicar 150 ejemplares pero el objetivo, con lo recaudado, es invertir en la impresión de más libros.
De un momento a otro / Tomás la fuerza / La haces vibrar / Al punto que estalla
Tiembla la tierra / Palabras que se ahogan / Que se hacen llanto / Y luego risa
Miré tu interior / y ví brillar / luz a tu alrededor
Nada es gris / Un corazón late rápido / Un cuerpo se ata / Y se desata
Se entrelaza / Todo se acelera / Nada es igual / En el momento extremo
…
Ruth Tomatis escribe lo que percibía desde hacía un tiempo: “avisos del drama que se estaba gestando”, señala. Intentó infructuosamente hacer denuncias en la comisaría y en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán, pero nada hicieron para prevenir el fatal desenlace. Aquel 11 de abril de 2012 los vecinos vieron salir una humareda de la casa que María compartía con su novio. Ruth, alertada por un llamado, llegó corriendo en un taxi, gritando por su hija. Martín –la pareja de María- negó que ella estuviera allí. Minutos después, la policía la encontró carbonizada en su habitación, bajo una pila de ropa y libros.
Ruth encontró en los poemas de María un motivo para seguir viviendo. Transformar el dolor, como ella dice.
No escucha / no siente frío/ con los ojos cerrados / soñando mis propias palabras
Ojos vacíos / ojos de vidrio / abro mis ojos / miro lo que hay adentro
Hay mucho más / de lo que nuestros ojos / pueden ver
Escribe Ruth que debajo de la apariencia aniñada de María, habitaba una mirada aguda. “Ella amaba la vida, disfrutaba con situaciones simples, una charla, un paseo, una buena película, la música, un abrazo…y su mirada brillaba”.
Así la recuerda. Finalmente, y después de un extenso juicio oral y público, el femicida de María fue condenado a prisión perpetua.
Un frágil momento en silencio / los pliegues de un sueño / que va cayendo a mis pies /
Universo abierto a expandirse / todo el brillo se detiene en mis pupilas / que observan…
Los cambio de estaciones / los cielos que se arrastran
El mar invisible de mi universo / (tienen profundidad infinita) /
Sensualidad en la piel / tiempos de papel / corren sin más.