Bajo la excusa del ajuste y el «sinceramiento» de la economía, el combo de medidas implementadas por el gobierno de Mauricio Macri impactó directamente en el corazón de las economías regionales y de los circuitos productivos santafesinos. En estos días, suspensiones y despidos van de la mano de cierres y reestructuraciones de plantas fabriles, mientras se van diezmando las pequeñas explotaciones lácteas, porcinas, de apicultores o agrarias. Un repaso sobre la situación del sur santafesino confirma que se trata de un brutal y acelerado proceso de concentración económica, en beneficio del capital concentrado.
Por Jorge Cadús
[dropcap]C[/dropcap]on una concentración que reunió a más de 250 personas en la Plazoleta del Centenario el último miércoles 5 de octubre, los trabajadores de la firma Wyler’s recibieron el apoyo de gran parte de la comunidad en la defensa de los puestos laborales que vienen sosteniendo. La situación en esa planta -que ocupa 150 trabajadores y es uno de los motores productivos de Alcorta- continúa agravándose: sobre fines de septiembre, la empresa realizó la apertura de retiros voluntarios para 45 de sus empleados. En mitad de un clima que se fue tensando con las propuestas de indemnizaciones recortadas por parte del empresario -y las versiones sobre el reemplazo de mano de obra por tecnificación o la decisión de planchar costos laborales- la realidad de los operarios ganó las calles de la localidad.
La resistencia de los propios operarios ante esos despidos encubiertos, y la solidaridad convocante lograron prorrogar la medida, en tanto se buscan soluciones alternativas ante la brutal caída de la demanda que sufre la empresa, y el impacto de la apertura indiscriminada de importaciones decretada por el gobierno nacional.
La situación obligó al ministro de Trabajo santafesino, Julio Genesini, a visitar la localidad. Fue el último viernes 7 de octubre, cuando mantuvo una reunión con las delegadas de Wyler’s y el propietario de la empresa, Gerardo Cucco; de la que participaron la presidenta comunal María Eugenia de la Fuente y el senador provincial Germán Giacomino.
Poco antes de la reunión, y sobre la situación de la firma, el propio Genesini relató que «hay una apertura de retiros voluntarios, se va a convocar a la empresa y al Sindicato, donde ya hubo contactos por parte del Ministerio de Trabajo. Nosotros estuvimos con el titular de esta firma, donde nos planteó la situación de las importaciones y de la caída de la demanda, así que veremos si podemos contribuir a evitar despidos. Esto es central, pero hay que ver qué más podemos hacer para potenciar el funcionamiento de la empresa».
El funcionario provincial detalló también que «se vienen dando situaciones puntuales en la provincia a lo largo del año donde se han tramitado algunos conflictos, y se han incrementado los procedimientos preventivos de crisis, donde en lo que va del año se han iniciado alrededor de 85 procedimientos, cuando en todo el 2015 lo iniciaron 51 empresas. Esta vez se incorporaron empresas chicas, donde se buscaron alternativas y se permitió contener puestos de trabajo».
De todas formas, expresa Genesini, «se trata de medidas coyunturales; lo que consolida el empleo es que se fortalezca el mercado interno y la economía funcione sobre bases de mayor estabilidad».
El ingreso a un procedimiento de crisis y la implementación de los RePro (Programa de Recuperación Productiva), que aliviarían el escenario de manera transitoria, son algunas de las herramientas evaluadas desde el gobierno provincial; que también estudia la posibilidad de incluir a la firma como proveedora del Estado en materia de calzado escolar, una propuesta surgida desde la propia empresa. Por el momento, el proceso de «retiros voluntarios» continúa frenado, con varios empleados en situación de licencia sin goce de sueldo y con el trabajo «a media máquina».
Made in desocupados
El Observatorio de las Importaciones, que integran equipos técnicos del Ministerio de la Producción provincial y la Federación de Industriales de Santa Fe (Fisfe), presentó el pasado 30 de septiembre su cuarto informe, bajo el título «Impacto de las Importaciones en las Producciones Regionales». El registro es implacable, y marca que no hay muchos rubros de la economía que queden afuera de la ola de importaciones: alimentos, productos industriales y textiles, vehículos, calzado, muebles, electrodomésticos y hasta golosinas.
Los aumentos más fuertes registrados entre septiembre de 2015 y septiembre de 2016 se dieron en la importación de zanahorias y naranjas; el rubro que sigue al tope es la carne de cerdo, con una importación total –al 20 de septiembre– de más de 15 millones de kilos; y se sumaron ahora los productos textiles. «El trabajo muestra que siguen aumentando las importaciones, centralmente en bienes de consumo, agregándose los textiles a las cadenas que veníamos observando, como línea blanca», señaló el ministro de la Producción santafesino, Luis Contigiani.
En el extremo de una situación devastadora, nuestro país importa hoy mandarinas de Uruguay; pasas de uva de India, yerba mate empaquetada desde Brasil (118 mil kilos en lo que va del año); y hasta el dulce de leche, que cruza la cordillera proveniente de Chile.
En este marco, Contigiani planteó que se trata de «algo normal del mismo proceso económico, economía recesiva, enfriamiento, se caen las exportaciones, hay fuerte caída de las importaciones pesadas. Mientras en la otra punta, abaratamiento interno de los productos y un aumento importante de las importaciones de bienes de consumo».
Según el ministro, «si la Argentina no entiende que tiene que desarrollarse a partir de la expansión del mercado interno, de salarios que puedan recuperar poder adquisitivo, de una movilización del capital que nos permita desarrollarnos en las ciudades intermedias y no en las grandes metrópolis, la situación será complicada en términos sociales».
Sobre los muebles
«Este es un problema que no se puede negar ni esconder, y es bueno que lo discutamos. Es parte de la coyuntura de un proceso económico, y en todo caso es la incertidumbre que tiene el mercado interno y el sector industrial», agregó Contigiani, quien esta semana visitó la sede de la Cámara de la Industria Maderera y Afines (Cima) en Cañada de Gómez, un sector afectado por el ingreso de muebles de Brasil, Vietnam, China, Tailandia e Indonesia.
En muebles, la caída de las ventas, cercana al 30 %, se siente en todas las localidades. Pero el impacto fue más fuerte en Cañada, que trabaja la línea de muebles con placas de MDF, de menor costo, donde la importación subió un 38%: «esa industria emplea a 1500 trabajadores, y solamente por el ajuste de horas extras en estos nueve meses, dejaron de percibir 45 millones de pesos», precisó Contigiani.
«Es un dato significativo, porque esto significa caída en consumo de servicios, menos restaurantes, menos arreglos y compras; cuestiones que muchas veces no se tienen en cuenta y que nos obligan a reflexionar porque tienen que ver con los números que han salido en estos días del 32% de pobreza y el problema estructural del desempleo», argumentó el ministro.
Osvaldo Orlandi es el propietario de Muebles Orlandi, una firma radicada en la localidad de Elortondo, que emplea alrededor de 120 trabajadores, y sostiene que «es difícil la situación, vos te encontrás en todos lados con la gente que trabajás, es un pueblo chico. No es fácil tomar medidas como despidos. Antes de eso, vamos a agotar un montón de instancias. Esto ya pasó en el año 2001 y 2002. El área sufre «una caída muy importante en los últimos tres meses», dice Orlandi, que gambetea la crisis retrayendo horas extras: «lo que gana la gente no le alcanza y tuvimos que recategorizar. Las circunstancias obligan a tomar medidas, somos cerca de 120 en la fábrica», resume el empresario, que hacia el futuro no es demasiado optimista: «si la tendencia es bajar el poder adquisitivo para ser competitivo con los países vecinos, a mí me corre un frío por la espalda. A mí me parece que las empresas están mejor organizadas y posicionadas políticamente que en otras épocas que se hicieron políticas como estas, como en el ’90. Les va a ser más difícil, pero el camino es ese. El mes clave, para mí, es marzo del año que viene. Cuando se quiere parar la inflación con medidas monetarias hay un solo beneficiario, la patria financiera, hay una concentración de riqueza para un solo lado», apunta Orlandi.
Descalzados
De acuerdo a los datos del Observatorio, al 20 de septiembre ya habían entrado 19.326.118 pares de calzados. Sin embargo, en la última semana de septiembre ingresaron 1.107.678 más: en nueve meses, hacen un total de 20.433.796 pares.
La matemática del desprecio hacia la industria nacional cobra dimensión en un contexto cotidiano: de enero a septiembre se importaron 2.270.421 de pares de calzado por mes con origen en Brasil, Vietnam, China e Indonesia. Son 75.680 pares por día. Mientras tanto, la planta de Wyler’s, en Alcorta, que producía alrededor de 1.000 pares diarios, hoy ha visto reducida su producción a medio millar de unidades.
La Cámara Santafesina del Calzado estima que la caída en las ventas alcanzará este año un 20%; pasando de 140 millones de pares vendidos a 110 millones. A este ritmo -indican- se estaría superando el 20% del mercado nacional ocupado por producción del exterior.
El titular de la Cámara, Alberto Serra, indicó que la crisis planteada por el desplome en la venta se agrava «por la suba en el ingreso de mercadería del exterior: calzados con origen en Brasil, Vietnam, China e Indonesia»; al tiempo que señaló que «hasta fin de año hay un colchón para aguantar achicando turnos y horas y sin que se produzcan despidos, pero podría empeorar si no mejoran las variables».
En la provincia se manufactura más del 15 % del calzado de origen nacional, con Pymes que suman más de 4.000 trabajadores que hoy ven amenazada la continuidad de su fuente laboral. Las plantas más grandes son Grimoldi, en Arroyo Seco; Wyler’s, en Alcorta, y Funcional, en Pérez, que cuentan -en total- cerca de 700 empleados.
El año de las grandes
El informe «Esperando el derrame: el año de las grandes. Informe sobre las micro, pequeñas y medianas empresas», del CEPA, pinta la situación de crisis del sector.
El 84% redujo sus ventas este año y otro 13 % apenas logró mantenerlas, de modo que el 97% de las pequeñas y medianas empresas no experimentó mejoras. Del total de firmas pymes, el 43% disminuyó su plantilla de personal ya sea a través de despidos, retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas.
Los principales resultados de ese estudio marcan que:
– El 84% sufrió caída de ventas. Esta caída fue del 34% en promedio.
– El 42% de las empresas redujo su personal y en promedio la reducción fue del 10%. La mayor tasa de despidos ocurrió en las pequeñas.
– Los salarios evolucionaron entre junio 2015 y junio 2016 en un 26%, y la pérdida de poder adquisitivo de aquellos trabajadores/as en MiPyMes es del 20%.
– El costo energético subió 237% en promedio y un 308% para las medianas.
– No hay expectativas positivas: las MiPyMes no esperan recuperación en segundo semestre. El 74% cree que las ventas caerán en 2016, el 31% prevé una baja en ocupados y el 35% que caerán las exportaciones.
– El 69% realizó inversiones en 2015 y un importante porcentaje, 60%, no realizó ni piensa realizar inversiones en 2016 (por aumento de tasa de interés, caída de rentabilidad y caída de ventas en general).
Sin embargo, no todos los sectores se ven afectados por el combo de medidas económicas del macrismo.
Un informe de la Consultora Carlos Seggiaro y Asociados, basado en datos del Indec, señala que en la comparación junio 2015 / junio 2016 re registra una fuerte caída de la actividad industrial -principalmente en la industria automotriz (-21,6%) y metálicas básicas (-12,6%); un incremento en la tasa del desempleo (del 6,6% al 9,5%); y un deterioro fuerte en la evolución del salario real. Ese mismo informe señala que los índices de rendimientos financieros aumentaron considerablemente (Merval, Dólar Blue, Lebac, Plazo fijos, etcétera), en porcentuales que llegan al 7,9%.
Habrá que tener en claro, entonces, que no se trata de un proceso de ajuste.
Se trata de una fenomenal transferencia de recursos hacia el capital concentrado.
El salario perdido
El deterioro de las condiciones laborales se completa con la caída del salario real. Según el organismo oficial, el aumento salarial de los trabajadores registrados fue del 30,9% en junio en la comparación anual. Para el mismo período, el IPC-Congreso acumula un alza del 45,3%.
La diferencia equivale al deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores. Al mismo tiempo, la política de reducción de la plantilla de personal y de la cantidad de horas trabajadas se desplegó a través de varias medidas, como la suspensión de personal, adelanto de vacaciones, recorte de horas extra, retiro voluntario, jubilación anticipada y despidos. En cuanto a las horas trabajadas, la reducción afectó sobre todo al sector de madera, automotor, y textiles.
Claudio Lozano, dirigente de Unidad Popular, sostiene que «con acuerdos paritarios que cerraron aumentos entre el 27% el 35%, una caída salarial que hasta junio acumulaba una pérdida del 12%, porcentajes similares de caída en la Asignación Universal por hijo y en las jubilaciones y una inflación proyectada para todo el 2016 que no baja del 45%, la recomendación elemental para cualquier política que privilegie el poder adquisitivo y el mercado interno sería la reapertura de paritarias y actualización de planes sociales y jubilaciones».
«La negativa de reabrir paritarias lleva implícita una definición de política económica más que evidente. La reducción de los salarios, la pauperización de la sociedad y la depresión del mercado interno, son ingredientes estratégicos de su política económica. Para el gobierno son los elevados costos laborales los responsables de la inflación y de los problemas de competitividad de la economía argentina. No existen en su diagnóstico los problemas derivados de la insuficiencia del proceso de inversión, la oligopolización de los mercados, los límites del patrón exportador extractivista y los déficits propios de la armaduría industrial en materia de divisas, investigación y productividad.
Para Lozano, «el planteo oficial de negociar salarios en base a la inflación futura busca convalidar la caída salarial del presente y establecer un piso salarial más bajo de aquí en más. Es por esta razón que cuando se habla de negociar en base a la evolución futura de los precios se plantea cerrar aumentos salariales que evolucionen de manera similar. De lo contrario, podría plantearse lo siguiente: negociemos en base a la inflación futura agregando una recomposición salarial que recupere lo perdido hasta momento. No es esto lo que se dice, porque el objetivo es que la inflación se reduce y la competitividad se construye con salarios más bajos y consecuentemente con un mayor número de pobres».
Volver a los 90
La situación de Wyler’s o de Muebles Orlandi son el símbolo de cómo la serie de medidas económicas implementadas por el gobierno de Mauricio Macri desde su asunción, en diciembre de 2015, han sacudido los aparatos productivos regionales. Devaluación, eliminación de retenciones, liberalización total de importaciones, quita de subsidios al consumo energético con el consiguiente tarifazo en luz y gas -refrendado por el gobierno santafesino por la propia EPE-, sumado a la multiplicación sostenida de despidos y suspensiones han golpeado profundamente las economías regionales.
Wyler´s en Alcorta; Muebles Orlandi en Elortondo; Cooperativa Textil (Ex Plenit) en Carreras; Vitrofín en Cañada de Gómez; el frigorífico Cotrasi en Santa Isabel; la avícola Bertone Hermanos en Colón, son -apenas- algunos nombre propios de la crisis laboral y productiva que jaquea a la región. A esos nombres hay que sumar la situación límite de las históricas empresas asentadas en el sur santafesino y norte bonaerense: en San Nicolás, desde el ajuste de horas y tercerizados en Siderar a la angustia de los empleados de lo que fuera el frigorífico Carsigóm; desde Alcal y Rega a Vassalli (que intenta convencer a sus trabajadores que ya no son obreros o empleados de la firma, sino «colaboradores») en Firmat; desde Acindar (que recorta horas y se saca de encima contratistas) y Tenaris (con turnos suspendidos) a casi noventa talleres familiares que en Villa Constitución dan forma al campo metalúrgico; y la serie de recortes, cesantías y suspensiones registradas en el cordón del Gran Rosario en los últimos nueve meses.
Un mapa desolador, donde se inscribe también -desesperadamente- el nombre de productores agropecuarios que dieron por terminada una vida de labor ante el «sinceramiento» de la economía propuesto por el gobierno de Cambiemos: chacareros de 30 o 40 hectáreas que se ven obligados a alquilar el campo; chancheros que liquidaron sus animales y desarmaron corrales ante los números que no cierran; tamberos que sostuvieron sus producciones a pérdida pero que no pueden oponer más resistencias a la acelerada concentración del sector; productores apícolas que malvendieron sus herramientas de trabajo en mitad de la desolación.
Los ejemplos se multiplican. Las angustias, las urgencias, también. Y es difícil abarcar todas esas historias en una crónica periodística. El oficio se convierte entonces en una cajita donde removemos cenizas. En una impotencia que -de tan simple- se hace contundente.
Y es que eso, simplemente, es lo que pasa: el despido. Pasa la desocupación. Ese lugar que ocupábamos, como nadie, con una identidad propia y única de cada trabajador, queda vacío.
La pérdida del futuro cercano, posible, en un violento empujón en el hoy y aquí concreto.
Carta abierta
«Hace unos meses le enviamos una carta, mostrándole la situación en que se encuentra la empresa en la cual trabajamos, donde le explicamos qué podía pasar. Hoy le queremos mostrar la cara de las 150 personas que trabajamos ahí. Éstos son los rostros. Gente que está sufriendo porque llegamos al límite», comienza diciendo la segunda carta abierta que los trabajadores de Wyler’s enviaron al presidente de la República Argentina, Mauricio Macri, que se leyó públicamente en el acto del 5 de octubre, en Alcorta.
La letra es clara, lúcida y precisa, y apunta el corazón de la situación que atraviesan los operarios de la firma: «hoy llegamos a lo peor: a los despidos por falta de trabajo, a la tristeza de ver compañeros tener que irse a casa. Acá somos personas comunes, con problemas, con tristezas y alegrías diarias, de carne y hueso, que cada mañana nos levantamos y venimos a trabajar con frío, con lluvia, porque somos responsables y cumplimos con nuestro trabajo. Acá es la vida como la de millones de argentinos, acá es la realidad que vive el país. Nosotros llegamos a trabajar pensando en los hijos que dejamos en casa, en los padres, en las cuentas que pagar, en comprar alimentos, en que el sueldo alcance este mes».
«Le preguntamos, señor presidente, ¿esta es la Argentina que decía soñar para nosotros? ¿Usted también se pregunta hoy qué debo hacer? Le preguntamos a usted y a cada ministro ¿qué hacer hoy con los 45 compañeros que se van a casa? ¿Qué les decimos? ¿Qué les dicen ellos a sus hijos cuando le pregunten ‘Papi, por qué hoy no vas a trabajar’?», interroga el escrito. Y puntualiza: «en la carta enviada le explicamos la situación y buscamos al menos una respuesta que nunca llegó. La ilusión de ser escuchados por un presidente que decía que nos iba a escuchar. Por eso, ante esta situación le hacemos este pedido desesperado para que nos escuche, para que usted se mueva como debe o le dé lugar a gente que pueda hacerlo. Acá hay radicales, hay socialistas, hay peronistas, hay gente de Boca y de River, de los clubes locales, de Blanco y Negro, de Los Andes, de Los Leones Norte; acá hay gente que pone el hombro, que paga sus cuentas, gente a quien usted le prometió un futuro mejor, gente que espera que usted cumpla».
«Queremos una respuesta, y hechos para que hoy estas 45 familias se queden trabajando. No le pedimos si subsidios ni promesas. No queremos una fotito en el diario con el presidente. Queremos que actúe como tal, porque si no nos vemos obligados a hacer lo que no queremos: parar el trabajo de otros argentinos con cortes y marchas, seguirlo en sus actos oficiales perdiendo la dignidad de reclamarle a usted la comida para nuestros hijos. Ante todo somos personas con dignidad y respeto a cada trabajador de este país, pero ¿cómo ser escuchados si usted, la cara de la Argentina, nos da la espalda? Por eso, le pedimos soluciones. Y recuerde que hubo gente que confió en usted y en sus ministros, pero peor aún recuerde que hay gente que está sufriendo», termina diciendo con total sinceridad y firmeza la carta abierta firmada por los trabajadores.