Que esté limpio el Tribunal,
por afuera.
Que no importe si ahí adentro
desde su pulcro despacho,
un juez hace bollo la denuncia
número 40
de una mujer golpeada.
Que esté limpio el sanatorio,
por afuera.
Que no importe si ahí adentro
con sus guantes blancos,
un médico de renombre cobra caro
el silencioso trabajo
de retirarle la vergüenza
a una mujer que no se siente representada.
Que esté limpia la Catedral,
por afuera.
Que no importe si ahí adentro,
protegido por un amable vitró,
y en el nombre de Dios,
ese padre –de nadie-
se excita con la niña y el niño que todavía creen.
Que esté limpio el edificio del gran diario,
por afuera.
Que no importe si ahí adentro,
se trama y diseña la protección
de lxs que tiemblan con el ruido.
Que estén limpios los containers,
por afuera.
Que no importe si ahí adentro,
hay una madre acurrucada
buscando la comida
que su teta ya no da
La fachada limpia
es la esencia de esta maquinaria
que funciona con el gota a gota
de la sangre pobre
que ensucia más
pero importa menos.
Texto: Martín Stoianovich Boletin enREDando
Foto: Agencia Sin Cerco