La colección Antiprincesas y Antihéroes acerca a los más chicos historias de mujeres y hombres reales que no se quedaron esperando que un príncipe las rescate o que sus superpoderes los salven. Nadia Fink, autora de los libros, charló con enREDando y contó cómo fue pensar estas historias para el público infantil y competir con los productos de las grandes industrias del rubro. También presentó su último libro para adultos “Ni una menos desde los primeros años”, que intenta dar pautas de cómo lograr infancias libres en los tiempos que corren.
Por Carina Toso
“La canción es un pájaro sin plan de vuelo, odia las matemáticas y ama los remolinos”, dijo Violeta Parra. “Sólo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito”, aseguró Julio Cortázar. “Rompo las cadenas de mi corazón y empiezo a sentir tu amor”, cantó Gilda. “Los chicos no están dispuestos a aceptar la humillación y el castigo, saben elegir mejor que nosotros y van generando otro mundo”, escribió Eduardo Galeano. Ellos son algunos de los antihéroes y antiprincesas de la exitosa colección de la editorial autogestiva Chirimbote. Estas son las frases que se van rescatando de los protagonistas elegidos para cada uno de los libros escritos por la periodista Nadia Fink e ilustrados por Pitu Saá.
La colección, que se completa por ahora con las historias de Juana Azurduy, Frida Kahlo y Clarice Lispector, tuvo una gran repercusión en el país y en el exterior. Es que surgió una oferta de cuentos para la búsqueda de una alternativa al momento de pensar las infancias e innovar en su abordaje. Estos libros hablan sobre mujeres y hombres latinoamericanos reales, que vivieron lejos de la fantasía o de la ficción. Son cercanos, no son ni estáticos ni perfectos y lucharon por objetivos colectivos.
“Con algunas de las historias, estamos oponiendo a estas mujeres a las princesas, a estas mujeres quietas a la espera, estas mujeres que siguen legados familiares, que si revisamos nuestras propias historias quien no ha tenido en la cabeza tener que seguir un legado familiar. A ellas les toca el destino de realeza, los nuestros en general son más modestos. Por otro lado, desde lo físico, estas princesas son siempre adolescentes y siempre con medidas que emulan a las barbies en las jugueterías, mujeres que existen poquito y nada. Y además tienen que estar combatiendo todo el tiempo con su propio cuerpo para seguir siendo esto”, afirmó la autora.
Nadia Fink pasó por Rosario, para presentar esta colección y un nuevo libro, en este caso para adultos: “Ni Una Menos desde los primeros años”, que intenta acercar contenidos sobre la educación en géneros para infancias más libres. Según sus propios autores “busca respuestas y plantea propuestas para avanzar en una sociedad más igualitaria”.
La autora explicó que se trata de una reedición de un libro anterior llamado X y que fue lanzado desde la editorial Madres de Plaza de Mayo. “Siempre quisimos reeditarlo porque veíamos que las discusiones seguían tan actuales. Con editorial propia, decidimos reeditarlo con una consigna mucho más fuerte para estos tiempos donde a veces los pedidos son más limitados y es ‘no nos violenten’. Retomamos algunos capítulos del anterior libro y sumamos nuevos para dar cuenta de lo que hoy pasa. También retomando las infancias trans en primera persona, hay tres capítulos donde hay chicos y chicas hoy adultos y adolescentes, donde cuentan cómo es sentirse tan raros desde chicos”, explicó.
– ¿Cómo se lucha con este tipo de contenidos, como la colección Antiprincesas y Antihéroes, contra las grandes industrias culturales del capitalismo?
– Nadia Fink: No habíamos pensado desde el principio que esto fuera una lucha tan abierta, pero sí teníamos esa idea en la cabeza. Pero como somos una editorial autogestiva, nunca creímos que podíamos competir contra eso. Lo que más nos importaba era generar una alternativa. En la infancia prohibir cosas hace que se genere un efecto contrario, además las princesas y todo eso nos encantan igual. Yo miro ese tipo de películas. Tratamos de ser propositivos en lo que hacemos, sumamos esta otra mirada que es otra forma de abordar la realidad. También tiene que ver con hablarles a muchas chicas y chicos que no se sienten completamente identificadas con las princesas o los héroes. Evidentemente tuvo recepción, porque no solo llegamos a los padres y madres progre que era lo que pensamos que iba a pasar, sino que incluso gente menos comprometida ideológicamente que nos cuentan que estaban cansados de las princesas y que en una juguetería no les ofrecían otra cosa que disfraces de princesas o Barbies.
– ¿Y esa repercusión los sorprendió o la esperaban?
– N.F.: Las historias se recibieron de una manera que no esperábamos porque acostumbrados a todos estos años de autogestión, de independencia, de ser un medio contrahegemónico nos descubrimos jugando en primera pero con el mismo DT que teníamos cuando estábamos en el ascenso. Para nosotros fue un desafío, también no ceder ante esta tentación de que sería todo más fácil si viene una gran editorial con un montón de plata para que vos sólo te sientes a pensar todo el día. Pero para nosotros es necesario seguir siendo honestos con lo que tratamos de generar, si estamos hablando de antiprincesas y de autogestión no podemos pasar a ser este tipo de intelectuales que se encierran en sus casas a escribir lo que alguna vez vivieron, sino que el ida y vuelta cotidiano, seguir en las calles, en los territorios, seguir interactuando todo el tiempo con la gente, va haciendo que esto siga siendo lo que es cuando nació.
– La colección es infantil pero muestra mujeres y hombres reales, no de ficción…
– N.F.: Si, pero también es real que una persona que vivió hace más de cien años es tan irreal como una princesa para un chico, creo que a ellos les cuesta pensar que son personas de carne y huesos. Puede pasar que vean fotos y eso va arrimando. Pero si la identificación se da con personas que les pasan cosas comunes y corrientes, no tanto, pero que son parte de la vida. Nosotros destacamos algo que es importante: en vez de hablar del final feliz, decimos que hay pequeñas alegrías cotidianas que van sumando una vida con buenas y malas como cualquier vida. El mientras tanto tiene más importancia que ese final porque no se aspira a la felicidad completa sino a todo esto que nos sucede en la vida.
– Las grandes industrias del cine hace tiempo que intentaron jugar con la figura del antihéroe o con princesas que hacen cosas diferentes, pero siguen haciéndolo desde los mismos estereotipos…
– N.F.: Si desde el momento en que hay una princesa la historia es la misma, puede ser una princesa distinta pero con el vestido, el cuerpo, esa imagen de la adolescente perfecta y eterna. Creemos que el tema de los estereotipos físicos es muy importante y poder jugar con Frida que fue renga desde que era chica además del accidente que tuvo, con Violeta que era una campesina, con Juana Azurduy que era una guerrera o con Clarice Lispector que si bien tenía un aspecto perfecto se quemó la mitad de su cuerpo. Hay muchas cosas que ponen a jugar cuerpos no perfectos, más comunes y corrientes.
– ¿Cómo elegiste la forma de contar estas historias?
– N.F.: No sé si hubo un trabajo de elegir tanto las palabras y cómo contarlo. Sabiendo que estamos trabajando para infancia el lenguaje se adapta desde un principio. Por el lado de las historias complejas, hay dos cosas: por un lado no subestimar la infancia y contar las cosas como son con un lenguaje adaptado y sabiendo que no hay que contar todo porque puede ser muy crudo. Pero por otro lado, cuando revisamos los cuentos que se les vienen contando a los chicos desde hace muchos años, nos encontramos con cosas terribles, que una madrastra mande a matar a Blancanieves al bosque y que le traigan el corazón porque es linda, que un lobo se coma viva a una abuela, mucha competencia entre mujeres. Hoy veo que la sociedad está menos dispuesta a hablar de amor libre y prefiere hablar de madrastras que prefieren matar a sus hijas, sin olvidarnos de todas las familias ensambladas que existen hoy, la madrastra es una figura permanente que en general suelen ser buenas mujeres que ayudan en la crianza de un hijo ajeno. A veces es más un preconcepto de que son temas difíciles de contar pero no.
– Teniendo en cuenta estos preconceptos, más el sistema educativo, ¿Crees que hay modelos obsoletos en este sentido? ¿Cuáles serían tus propuestas para modificar los estereotipos que están instituidos?
– N. F.: Es contra eso tratamos de generar cambio u otra mirada. De hecho el libro Ni una Menos desde los primeros años, apunta a pensar esos estereotipos y de cómo una nena no pueda ser tranquila y un nene más activo, porque también está esa contramirada de que todos tienen que ser de determinada manera. Tratamos de dejar que las infancias sean más libres porque la mayoría de las cosas que se construyen en torno a la infancia tienen que ver con informaciones del mundo adulto. Los chicos no hacen bulling porque nacen malos o discriminativos, los varones no juegan a la pelota porque nacen con esa habilidad y las mujeres no, tiene que ver con lo que se le va proporcionando desde pequeño y pequeña. Dejarlos ser ayuda a todos aquellos que no se sienten dentro de ciertas reglas sociales lo puedan mostrar de más chicos y no atravesar después un montón de momentos para ser libres.
– ¿El libro de Gilda fue una propuesta de los lectores o una decisión de ustedes?
– N.F.: Que Gilda sea la primera argentina fue una decisión. Yo la sigo desde que era adolescente. Siempre quise que sea la primera argentina de la colección pero me tocó discutirlo hacia adentro porque me generaba esta sospecha de que si era políticamente correcto que la primera sea una bailantera, una cumbiera, maestra jardinera. Y es súper importante correr los límites y los prejuicios propios para dar cuenta que no tiene que ver sólo con los límites que nos planteamos sino que trabajar santos populares, cumbia, en un libro para chicas y chicos siendo temas que se tocan para adultos desde lo antropológico, lo académico, la observación lejana, me parece que está buenísimo. Además les estamos dando la posibilidad a bastantes pibes de hablar de su propia vida.
– Hoy con la sobreinformación a la que están expuestos los chicos a través de los distintos dispositivos y los distintos contenidos a los que accede que no siempre son infantiles, ¿Cómo ves los procesos de crianza en ese contexto?
– N.F.: Es cierto que están muy expuestos a las máquinas de picar cerebros que son los medios hegemónicos que son bravos porque tenemos canales que dan noticias todo el día. Es muy llamativo cómo no sorprende que se pueda ver un linchamiento en televisión pero sí que se diga que Frida estaba con mujeres para muchos sea un espanto, esto da cuenta de cuáles son los temas que se están poniendo sobre la mesa para chicos y chicas. Hay una realidad que va cambiando todo el tiempo, tenemos estadísticas que antes los menores iban presos por robos y ahora van presos por homicidios, violaciones, hay una violencia avalada por el Estado sobre todo en Rosario, una realidad que conozco de cerca porque vengo hace cinco años que vengo todos los meses. Saber que la realidad que viven los pibes en Rosario y avalada o reprimida por el Estado, se dan situaciones muy represivas y muy violentas con esos menores. Sabemos que un libro no puede cambiar el mundo pero sí puede generar disparadores para empezar a trabajar otras cosas.