Pasaron cinco años de la desaparición de la joven sanlorencina Paula Perassi, ocurrida un 18 de septiembre de 2011, el mismo día en que por segunda vez, desaparecía Jorge Julio Lopez, cinco años antes. El femicidio de Paula, la desaparición de su cuerpo y una búsqueda paciente y desesperada de su familia; protagonistas de una ejemplar lucha contra la impunidad en la región.
Por María Cruz Ciarniello
Foto: Cooperativa La Brújula – Fla Guzman
[dropcap]P[/dropcap]aula Perassi no está. Pasaron 5 años, 1825 días y Paula sigue sin aparecer . Su cuerpo es otra de las huellas que nos deja la ausencia; la ausente justicia que tatúa las marcas de impunidad.
En ese chaleco antibalas que porta cada día su papá, Alberto Perassi, está la inscripción de una injusticia que establece el mundo del revés. Sin embargo, Alberto es contundente: “no tengo miedo”, dice. Y señala hasta el cansancio que solo habrá justicia el día en que aparezcan los huesos de su hija.
Recuperar el cuerpo. Esa es la insistencia de una familia que incansablemente camina – desde hace cinco años- las calles de San Lorenzo y más allá también. Es que hoy, Alberto y Alicia son referentes para toda una región, para toda una ciudad.
Sus pasos marcan la tenacidad de una lucha que jamás pensó en buscar venganza porque solo se trata de hacer justicia. “No compren armas” señaló en la marcha convocada en la clásica esquina de los bancos. Y agregó: “la mejor arma que tenemos es esta: la movilización, estar en la calle reclamando por justicia. Puedo no seguir estando yo, pero si, seguramente, mis nietos, mis abogados. Les pido disculpas a los que circulan por estas calles pero necesitamos hacer esto…hace cinco años que venimos pidiendo justicia pero sigue funcionando los dólares y el teléfono político. Me trataron de viejo loco y a mi hija de puta…pero acá estamos y seguiremos estando.”
Amenazas, complicidades, engaños, fallos indignantes, la desidia, la inacción y la corrupción del poder judicial en sus diferentes instancias. Todo esto, sobrellevando el dolor por la desaparición de su hija, debió soportar Alberto Perassi y su esposa, Alicia Ostri. Se aferraron a sus nietos y a esa búsqueda que continuará hasta que Paula por fin aparezca. El Equipo Argentino de Antropología Forense es quien busca sus huesos, realizando el mismo trabajo paciente y minucioso que lleva adelante para encontrar los restos de los desaparecidos. La buscaron primero en una cava de Puerto General San Martín pero hasta ahora, ni un solo rastro de Paula pudieron encontrar. La búsqueda volverá a reanudarse porque lo último que se abandona es la esperanza. “Siempre está latente”, apuntó Alberto. Apuntó también a estos infinitos días sin Paula: “1825 días que no pude vivir pero sigo y seguiré hasta el final”.
En mayo de este año, la Cámara de Apelaciones a instancias del juez Carlos Carbone revocó el escandaloso fallo del juez Prunotto Laborde por el cual los ocho procesados en la causa, los civiles Gabriel Strumia, Roxana Michl, Mirta Rusñisky y los policías Daniel Puyol, Jorge Enrique Krez, Aldo Gomez, Ramón Godoy y María José Galtelli, habían quedado en libertad. En aquel entonces, la bronca y los dientes apretados de Alberto estallados en dolor, lo dijeron todo. “lo de hoy es un camino más de impunidad de las fuerzas del poder. Apareció la billetera con dólares y el teléfono político. Si no es así, que me lo demuestren”, remarcó, para agregar que “este es el mundo del revés: mientras ellos están en libertad, yo tengo que usar chaleco antibala y estar acompañado por cinco custodios”, había señalado. La misma desesperación tenía Alicia ese día tras escuchar los 3 minutos que duró la exposición en la que el juez Prunotto Laborde revocó la prisión preventiva a los 8 imputados: “nosotros somos unos pobres laburantes y ellos son poderosos. Lo único que les pido es saber en dónde está mi hija, y después no los molesto más”.
Complicidades del cordón industrial
El femicidio de Paula Perassi esconde una larga cadena de complicidades en la región. El periodista y hoy diputado provincial Carlos Del Frade dio cuenta hace dos años de una geografía del Cordón Industrial que refleja el accionar cómplice de las fuerzas de seguridad, las mismas que hoy están procesadas por encubrir el crimen y la desaparición de Paula tras ser obligada a practicarse un aborto y en el que habría muerto.
“Hace años que la Unidad Regional XVII, la jefatura de la policía provincial para el departamento San Lorenzo, parece ser el centro de refugio de distintos nidos de corrupción más cercano a la producción de inseguridad que de seguridad para el pueblo y los hijos del pueblo. Hace años que la unidad de acción entre los nichos oscuros de la política se mantiene inalterable con los delincuentes de guante blanco que manejan los hilos de la actividad económica. Por eso Alberto Perassi sostiene que cuando “el poder se junta con el dinero la verdad se calla”. Hace años que la ausencia de una política de transformación en la provincia, vigente tanto en el socialismo como en el peronismo, le hace decir a padres desesperados que, por lo menos, le devuelvan los huesos de sus hijas.” Ver nota
5 años después de aquel fatídico 18 de septiembre en que Paula salió de su casa luego de recibir un llamado telefónico, su papá Alberto confiesa tener el corazón repleto de puñaladas. Y esto escribió Del Frade quien acompañó a la familia en esta nueva movilización: “Pero sigue, insiste y su pelea es por todos nosotros. Alberto pide disculpas, él, que sufrió la desaparición y muerte de su hija. Pide disculpas a los automovilistas cuando, en realidad, está trabajando para que nunca más circule la impunidad en la vida cotidiana de los sanlorencinos, en particular, y los santafesinos en general. Cinco años sin Paula Perassi, ni un huesito de ella se ha encontrado, como viene pidiendo Alberto. Pero ahí está él, con su dolor a flor de piel, peleando por todos nosotros.”
Paula nos falta a todas y a todos. Su femicidio se suma a una larga lista de nombres de mujeres víctimas de la violencia machista. Paula no escapó a ese violento entramado patriarcal. Pero no solo eso: Paula es también la ausencia que hiere cada día. Y no es casual: un 18 de septiembre de 2006 desapareció por segunda vez Jorge Julio López.
Son los desaparecidos de esta frágil democracia que encuentra nichos de corrupción y de aparatos represivos vigentes. Y no es casual tampoco, que sea San Lorenzo la ciudad que tiene a Paula desaparecida: ciudad cuya ruta de la soja traslada millonarias cantidades de dinero hacia sus puertos; una ruta que habla también de la trata con fines de explotación sexual. Una ruta que las organizaciones de mujeres saben denunciar desde hace tiempo: “Basta con mirar los márgenes de los hegemónicos y famosos “caminos de la producción” para encontrar las postales de miseria y olvido apenas iluminadas con las luces de los casinos y wiskerías donde los cuerpos de las mujeres son sometidos, violados y explotados comercialmente no sólo por los varones, sino por todo un sistema ideológico y de negocios naturalizado y validado por nuestra sociedad.”
Faltan apenas 20 días para que Rosario sea sede del histórico Encuentro Nacional de Mujeres. El 31. Serán miles los gritos que hablen de estas ausencias. Porque son miles también, las mujeres y niñas asesinadas por la violencia machista. Y estará el grito por Paula, por todas, el grito que al nombrarlas las hace presentes.