De gira por Argentina, la activista mexicana Amaranta Gómez Regalado visitó Rosario y expuso los aspectos más importantes de su tesis sobre las relaciones erótico-afectivas de su propia comunidad.
Por Martín Paoltroni
Llegar tarde tiene su encanto, y Amaranta lo sabe. Pasadas las 18.00 y con el auditorio de la Facultad Libre repleto llegó Amaranta Gómez Regalado, antropóloga y miembro de la comunidad Muxe de Juchitán de la Flores, de la etnia Zapoteca en México. Hace 48 horas que arribó a Rosario, y desde entonces no paró de asistir a reuniones políticas y conferencias. Luce algo cansada pero se muestra radiante, dispuesta. Un abultada multitud compuesta por activistas de la diversidad, estudiantes y antropólogos la esperan ansiosos para el workshop titulado: “Diversidad Sexual y Antropología: los caminos trans-académicos”, organizado por la Asociación de Antropología de Rosario y el Instituto Diana Sacayán.
Hay muchas expectativas, claro. Y es que la figura de Amaranta se acrecentó en los últimos años por su intensa labor como activista social en la prevención del VIH, además de ser una embajadora de la identidad Muxe en todo el mundo. En Argentina, supo tender lazos políticos y de amistad con la histórica militante Lohana Berkins – fallecida en febrero de este año – y con Diana Sacayán, asesinada en octubre del 2015. Por eso, en el inicio del conversatorio le dedicó un párrafo especial a Diana, a quien definió como su comadre: “venir a Argentina por cuarta vez y en esta ocasión no encontrar a mi amiga, a mi colega, es muy dolorosa. Pero saber al mismo tiempo que hay un espacio que lleva su nombre es justamente saber que la herencia que ella junto a Lohana nos han dejado sigue vigente y que la lucha debe continuar”.
La tristeza es inocultable; Amaranta deja entrever en su rostro la congoja de la ausencia, pero un aire de suma responsabilidad la devuelve serena a la tarea que la ha convocado. Con el rigor que la caracteriza, comienza a desandar los principales aspectos de la tesis que la llevó a obtener el título de Antropóloga en la Universidad de Veracruz, siendo además la primera Muxe en ingresar a una casa de altos estudios en su país. “Mucho se había estudiado desde la antropología, al sociología y los medios de comunicación, la tradición, la lengua, la identidad misma de la comunidad Muxe, sus festividades, la vestimenta, la comida, el folclor. Pero poco se había abordado la esfera de lo íntimo, y en eso coincidíamos con Lohana Berkins cuando decíamos que nunca se abordaba a la comunidad trans desde su intimidad”, expresó.
En este sentido, Amaranta expuso algunas de las preguntas que aparecieron en el inicio de su investigación como disparadores del trabajo: “¿cómo es amar en el contexto trans? ¿Cómo es erotizar? ¿Cómo se construyen las relaciones afectivas?”. Por otra parte, reparó en un aspecto que resultó decisivo a la hora de planificar la tarea puesto que se trataba de una integrante de la comunidad Muxe la que quería investigar a su propia población: “esto en la antropología ha tenido muchas tensiones, ya que se debate cuan objetivo y cuan subjetivo puede ser el hecho de que se investigue a uno mismo”. Además agregó que para un sector de la academia hablar de sexualidad o de erotismo en las comunidades indígenas no resulta un tema de investigación pues solo aparece la reproducción en el campo de la tradición.
En tanto, señaló que durante el “proceso metodológico” llegó a comprobar que no conocía todos los aspectos de la “esfera íntima” de las Muxes, aun siendo parte de ellas, y esto la llevó también a revisar algunas situaciones vinculadas a la relación con su propia familia en cuanto a la construcción de sus relaciones afectivas. Otro aspecto destacado tiene que ver con la aparición de reivindicaciones civiles como el matrimonio igualitario, o la ley de identidad de género, en relación a saber si aquellas banderas tenían anclaje con las aspiraciones de la comunidad Muxe: “fue importante saber qué tenía para ofrecer la agenda lgtb a nuestra comunidad, y como nosotros miramos todo ese proceso”.
Finalmente, Amaranta explica que se utilizaron las categorías analíticas de género, erotismo, sistema sexo-género para intentar desentrañar las características más relevantes de las relaciones erótico-afectivas en las Muxes, dentro de una sociedad que se considera matrilineal. Preguntas como ¿qué implica amar para una persona Muxe en el contexto cultural zapoteco? ¿cuáles son las posibilidades reales de construir imaginarios deseados? ¿cómo entender que en los medios de comunicación se dice que Juchitán es el paraíso Muxe y si eso incluye en verdad la afectividad y el erotismo? fueron algunos de los interrogantes que sirvieron para las entrevistas que realizó en tres municipios donde se concentra la mayoría de la población.
La conversación termina entre risas, con algunos de los títulos que eligió para las entrevistas que integran el corpus de investigación: “Mi madre es la que salta, grita y le pone el precio a mi padre”, “Creo que no soy una mujer de un solo hombre”, “Por ese amor estoy dispuesta hasta la vida”, “Después de 42 años en las buenas y en las malas, soy la viuda”, entre los destacados. El público aplaude, y algunas preguntas de rigor aparecen entre los asistentes deseosos de leer el material que promete ser facilitado por los organizadores del evento. Ya anocheció, y Amaranta se levanta presurosa por salir hacia la estación de ómnibus para arribar el micro que la llevará hasta Mendoza. Su gira por Argentina terminará en los próximos días cuando visite Laferrere para homenajear a su amiga Diana, en este primer viaje marcado por la ausencia.