Como mini antesala de lo que será el 31º Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) 2016 en la ciudad, el Colectivo Mala Junta organizó un espacio de reflexión feminista con referentes en la temática: Mabel Gabarra, Sonia Tessa, María Paula García y Marta Dillon. El nombre de la actividad contenía un aviso de lo que se viene del 8 al 10 de octubre: El pogo feminista más grande de la historia llega a Rosario.
Por Laura Charro
Los ejes temáticos rondaron en la historia de los dos ENM que se hicieron en Rosario, lo que se espera para el próximo, la situación del movimiento feminista en la actualidad y las expectativas y desafíos por delante a la luz de las masivas movilizaciones denominadas #NiUnaMenos.
Majo Gerez, Secretaria de Género de CTA y parte del movimiento en el espacio de género Mala Junta, dio comienzo a la actividad como moderadora y haciendo referencia al actual momento político nacional “nefasto” y su impacto en el movimiento feminista, que contiene luchas diversas, nuevos colectivos y deudas pendientes. La consigna, de la mano de ésta actividad y otras previas al Encuentro, es que éste vuelva a revitalizarse con planteamientos históricos de las mujeres aún vigentes, pero también con otros nuevos y renovados.
“Mujer, si te han crecido las ideas…”
Hace 31 años que las mujeres se encuentran, cada año en un lugar distinto del país. Esta vez toca en Rosario y por tercera vez en la historia. Como todo, los ENM tienen una génesis y quedó escaso el tiempo para escucharlo en la voz de Mabel Gabarra, quien lo sintetizó de forma contundente y desde la experiencia de haberles puesto el cuerpo a cada uno de ellos.
Ha sido organizadora de los dos Encuentros Nacionales ocurridos en la ciudad – en 1989 y 2003- y es, además, parte de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito.
Mabel cuenta cómo empezó todo: “el primer ENM fue el resultado del viaje de 45 mujeres a la Conferencia Mundial de la Mujer en Nairobi, Kenia en el año 85. De este encuentro con más de diez mil mujeres de todo el mundo se gestan las Estrategias de Nairobi con recomendaciones a los gobiernos que quisieran hacer cambios para mejorar la situación de la mujer. Esas 45 mujeres al regreso de esto pensaron en hacer un encuentro. No eran todas feministas, era un espacio plural”.
Así, en 1986 se realizó el primer Encuentro Nacional de Mujeres con principios fundamentales que se mantienen hasta hoy: “el conceso en los talleres, no votar; la horizontalidad, no hay jerarquías, no hay representaciones, cada mujer participa por sí misma, porque ella quiere y aporta desde lo vivencial; la autonomía, la independencia de todos los partidos; la pluralidad, toda mujer puede participar”.
En aquel momento muchas de las mujeres que participaron habían vuelto del exilio, tenían experiencias de verticalismos muy fuertes y “creíamos que debíamos organizarnos de otra manera. Quienes participamos de ese primer encuentro en Buenos Aires volvimos distintas y con la idea de que teníamos que continuar”.
En ese momento se definió la continuidad y la necesidad de federalismo. Cada año, desde hace más de treinta, los ENM se realizan en un lugar distinto del país que se define al cierre del propio encuentro. Esto posibilitó un desarrollo a nivel nacional y la posibilidad de que sean “el germen del movimiento de mujeres en la argentina”
En 1989 se realiza por primera vez en Rosario. “Fue un encuentro feminista”, recuerda Mabel. “Si bien participaron en la organización mujeres no feministas, la independencia de toda injerencia partidaria en la organización no la tuvo ningún otro encuentro. Fue emocionante. Éramos 3 mil mujeres; hoy parece poco pero para ese momento éramos muchísimas.”
Con la canción “Mujer” de Amparo Ochoa como grito de batalla, ese encuentro rosarino posibilitó que en pleno año de asunción del entonces Presidente Menem que implementó leyes de indulto Punto Final y Obediencia Debida, Nora Cortiñas cofundadora de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, realizara un taller sobre DDHH. Además, se realizó un taller de sexualidad “por primera vez las mujeres pudieron hablar en público del placer, de la sexualidad, del clítoris, de la orientación sexual”.
El segundo encuentro que tuvo a Rosario como sede fue en el año 2003 y significó otra inflexión en la historia de los Encuentros. “Se hizo el taller de trabajadoras sexuales que llevó muchas discusiones y peleas como lo hace en la actualidad. En ese taller participó una compañera de AMMAR Rosario (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina), Sandra Cabrera y la mataron al año siguiente. La mataron porque estaba denunciando la connivencia policial.”
Ese año Rosario es también recordada por la primer Asamblea por el Derecho al Aborto y la marcha multitudinaria de cabezas con pañuelos verdes. Católicas por el Derecho a Decidir de Córdoba trajeron la consigna que recién al año siguiente se convirtió en Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito.
El feminismo es un terreno sembrado
Quien empieza a participar de los Encuentros Nacionales sabe que el primero nunca se olvida. Sonia Tessa, periodista de Rosario/12 y del suplemento nacional Las/12, integrante de la Red Par (Periodistas de Argentina en Red por una Comunicación No Sexista), cuenta que su primer Encuentro Nacional fue el de Rosario en el año 2003. “Una descubre que está yendo a un lugar que hay mucho sembrado. No es una tierra nueva. Es una construcción colectiva e histórica. Nuestra historia es la de esas mujeres” rescata Sonia, emocionada después de las palabras de Mabel y al ver tantas mujeres reunidas, de diferentes edades y recorridos.
Sonia rescata una frase feminista histórica pero que se actualiza a cada momento: lo personal es político. “Nuestra experiencia no habla solo de nosotras, habla de un entramado de historias, las vidas de cada una de nosotras cuentan algo más que nuestras propias vidas”. Por eso confiesa y pide perdón por un viejo pecado, cuando en un encuentro con periodistas dijo la frase “soy femenina, no feminista”. Hoy, entre risas y arrepentimientos, consciente del camino recorrido, sabe que en ese momento “al feminismo le tenía miedo”. Ahora sabe, en cambio, que al feminismo no se entra sino que te entra, como dice un spot chileno del que Sonia recuerda su frase final: “lo único que perdí con el feminismo fue el miedo”.
Haciendo un recorrido local por el trabajo y logros de los movimientos de mujeres, Sonia rescata el trabajo de la agrupación por entonces llamada Mujeres Autoconvocadas Rosario que intervenía en casos concretos de abortos no punibles intentando hacer valer el derecho de las mujeres a decidir sobre el propio cuerpo. Recuerda casos concretos y emblemáticos en la región como el de Ana María Acevedo, en el año 2007– joven embarazada y diagnosticada con un cáncer de mandíbula a quien le negaron la interrupción del embarazo, a pesar de haberlo pedido y también el tratamiento que su diagnóstico requería. Tanto ella como la beba mueren con pocos días de diferencia- en donde el movimiento de mujeres de la provincia dio una lucha legal y social por el caso.
En materia de violencia de género, Sonia también hace hincapié en la denuncia de los movimientos de mujeres por el “desborde de las políticas públicas” La pelea por la Emergencia Nacional por violencia de género “dejó en evidencia una nueva configuración del feminismo en la ciudad.” Además, mencionó el trabajo de las Socorristas en Red con sus “estrategias por la legalización del aborto desde una acción sorora” posibilitando el “hacerlo posible”.
María Paula García, militante de Mala Junta y autora del libro “Libertadoras de la Patria Grande” rescata el trabajo de los movimientos de mujeres y su “capacidad de articulación para organizar los ENM”, en donde se han dado históricos debates fundamentales que luego fueron conquistas legales logradas, tales como la ley de divorcio, la patria potestad compartida, la ley nacional de adopción, el fin del servicio militar obligatorio, etc.
#NiUnaMenos: cuerpos que hablan
El feminismo ha establecido una nueva agenda en donde el 3 de junio se marca en el calendario y se pone el cuerpo en las calles. María Paula cita una frase de la periodista María Florencia Alcaraz quien dice que al #NiUnaMenos no lo parieron las redes sociales, sino el movimiento de mujeres de todo el país. Sabemos que eso es verdad y no podemos más que responder con aplausos.
El “pogo feminista” tuvo una presencia esperada, la visita de Marta Dillon, periodista y editora del suplemento Las/12, integrante de la Colectiva Lohana Berkins, e impulsora del movimiento Ni Una Menos. Rescató el grito poderoso puesto en la calle el 3 de junio del año pasado, a pesar de algunas “apropiaciones no deseadas de las consignas y de la Emergencia Nacional” como lo hizo la derecha con el aumento de penas en el marco represivo actual donde se justificó un caso de gatillo fácil con el argumento de protección a una mujer por violencia de género.
Marta tiene una claridad inspiradora que se refleja cuando escribe y cuando habla. Analiza algunas respuestas de los dos #NiUnaMenos que “tienen que ver con caracterizar a las mujeres en tanto víctimas que no nos podemos defender, que clamamos para que no nos maten. No está puesto el acento en las estrategias de resistencia que ponemos en práctica a diario, no está puesto el acento en las diferentes, diversas, disidentes, múltiples maneras de ser y de estar en este mundo. Esas trayectorias vitales que hacen que cada mujer pueda resistir de distintos modos a la violencia de género. Todo esto queda obturado detrás de respuestas que se traducen en mas refugios, que pueden ser necesarios, por supuesto, pero no pueden ser la única respuesta a una realidad: desde muchos años las mujeres son asesinadas con el mismo ritmo”.
Resalta además que “este Ni Una Menos fue distinto, puso de manifiesto que la unidad es posible y tuvo acuerdos valiosos”. En Buenos Aires el colectivo organizador marchó junto a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, dos movimientos que aglutinan espacios políticos diversos y masivos. En la marcha “se dio visibilidad a las identidades disidentes como representación masiva y visible. Hay una manera de estar en la calle que caracterizó a estas dos movilizaciones. Una puesta del cuerpo en la calle, donde el cuerpo habla por sí mismo. Estamos reclamando por nuestra circulación en el espacio público, por la integridad de nuestros cuerpos, nuestras vidas y en ese acto de poner el cuerpo en la calle, como nunca, la consigna de lo personal es político se hace visible, se hizo multitud, se hizo masiva”.
La situación política y económica actual no es ajena ni independiente a los reclamos de los movimientos de mujeres. Las consecuencias de la feminización de la pobreza nos golpea y en esto Marta también pone el foco: “la pérdida de puestos de trabajo, la pérdida de poder adquisitivo por supuesto que nos deja más inerme frente a la violencia machista. No podemos decir “ni una menos” si no pensamos que las mujeres necesitamos autonomía económica, que travestis, lesbianas y trans necesitamos autonomía económica. Es ahí que podemos pensar en un feminismo popular.”
Queremos lo imposible
Marta Dillon profundiza sobre lo que significa haber puesto en agenda un día de lucha que se volvió poderoso y necesario: “haber instalado el 3 de junio como una fecha en el calendario de los Derechos Humanos quiere decir que hay un acuerdo general de que nuestras vidas y trayectorias vitales cuentan. Es una fecha donde hay un pacto fundacional para nuevos movimientos de deseo que deberían movilizarnos a pensarnos en un imaginario político nuevo. Pensar que la utopía es posible. (…) Tener la audacia de pensar que no queremos más lo posible, queremos lo imposible. Y en ese imposible, la utopía de generar un sistema de relaciones antipatriarcal, anticolonial y anticapitalista es posible”.
Y a esta mirada feminista y revolucionaria que a muchas nos hace respirar hondo pensando en todo lo que falta pero con el entusiasmo de sabernos en el camino correcto, Marta le suma una estrategia infalible: “hay que pensar soluciones complejas al tema de la violencia de género, desde el Estado y desde las propias prácticas y sobre todo en la generación de redes, que hace que cuando las mujeres se encuentran y pueden generar lazos entre sí, se sostienen.”
Por eso hablamos de pogo y de encuentros, de juntarnos y de enredarnos en todos los lugares. Después de cada ENM sabemos que quienes participan vuelven distintas a sus hogares. Después de cada #NiUnaMenos volvimos sabiendo que podemos hacernos oír si nos juntamos. Porque como dice Mabel Gabarra “el feminismo crece como rizoma, por abajo, enredándose”. En esta construcción que es personal y política, lanza también una advertencia como conocimiento adquirido, como voz sabia, llena experiencia para las nuevas generaciones que se suman al pogo: “no se dejen vencer, el patriarcado es muy fuerte, permea todo y son las instituciones patriarcales las que nos gobiernan. No se dejen conquistar, ni seducir. La cuestión es ir agrietando las columnas patriarcales, de a poquito pero sin pausa, a no detenerse porque en el momento que una afloja, por encima pasan”.