La Huelga Nacional Magisterial busca dar un freno a la reforma educativa que azota los derechos de lxs educadorxs. Desde tierras mexicanas, el relato de la organización, que ya cuenta con el apoyo de movimientos sociales de todo el país.
Por Carolina Iocco
Foto portada: Milenio
La Huelga Nacional Magisterial se inicia hace un mes de manera indefinida contra la reforma educativa. A tan sólo unas horas de haber iniciado el paro indefinido el mal gobierno de Enrique Peña Nieto puso en marcha una serie de medidas para desmovilizar, reprimir y criminalizar la digna lucha del magisterio disidente que busca una reforma educativa que realmente tome en cuenta las voces de las y los docentes de todo el país. Además, movimientos sociales apoyan la resistencia y repudian al gobierno por la masacre de Oaxaca.
Ante el linchamiento mediático y la guerra declarada contra lxs maestrxs, ha crecido de forma exponencial a nivel nacional el respaldo al movimiento magisterial en su lucha contra la mal llamada “reforma educativa”. Todo esto, puso en aprietos al gobierno y las cúpulas de la burguesía mexicana que pensaron que impondrían sin mayor oposición otra más de sus reformas estructurales.
Qué pide el magisterio: la defensa de la educación pública y condiciones dignas de trabajo. Los objetivos son claros: demandar un diálogo abierto, honesto y sincero, que se encuentra ausente desde la aprobación de la “reforma educativa”.
Claro está que todo el pueblo -pueblo- mexicano se siente identificado con estas demandas.
El gobierno solo utiliza la política del miedo. Y existe otra grave situación que se desprende de una estrategia orquestada desde el régimen que atenta contra la digna lucha magisterial: la suspensión de pagos y la oleada masiva de despidos de docentes por participar en dichas huelgas o movimientos. Además, amenazas y continuos hostigamientos.
En estas últimas horas se suma la represión brutal del Estado mexicano asesinando a su propio pueblo en Nochixtlán, Oaxaca, en los estados de Chiapas.
Ante estos hechos el pueblo -el pueblo indígena que camina estas montañas del sureste mexicano- responde con organización. Desde abajo, con juntadas espontáneas, aprendiendo a tomar postura como pueblo. En este sentido, muchos movimientos sociales y otros sectores de la sociedad dan respaldo a la lucha del magisterio. Un reflejo de esta presión es el mensaje de apoyo, solidaridad y respaldo difundido a través del reciente comunicado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), donde critican a la “reforma educativa”. Aseguran que no es educativa, sino “laboral”.
Todxs quienes apoyamos al magisterio y todas las luchas por la justicia verdadera y dignidad en este país y el resto de Latinoamérica buscamos generar una resistencia juntxs y articuladxs. Ese gran llamado a globalizar la resistencia.
Queda en claro que su lucha no es para oponerse a una reforma educativa que realmente urge en el sistema educativo a nivel nacional sino para oponerse a una reforma no educativa que está diseñada para sancionar a maestro, antes que para velar por la calidad de la educación en este país.
La lucha de las maestras y los maestros es por mucho más. Pelean por una educación digna, pública y gratuita. Vale la pena insistir en que todxs tenemos una gran digna razón para junto con ellas y ellos luchar. En la geografía que nos encontremos.
Como dicen lxs compañerxs zapatistas: buscar un mapa nuevo donde haya espacio para todas las palabras.