El poeta Armando Tejada Gómez supo definir la situación doliente del desocupado hablando de «la semana sin lunes». Suspensiones y despidos van de la mano de cierres y reestructuraciones de plantas fabriles, que no distinguen entre firmas emblemáticas o pequeños talleres familiares. Las políticas desatadas por los gobiernos nacional y provincial, que ofrecen el país a las desbocadas fauces del capital financiero o al blanqueo de capitales, mientras abandonan a su suerte a los sectores productivos, golpean la mesa de los sectores populares. Postales de una región que fue será, donde la violenta tristeza del trabajo escaso planta nuevamente su angustia sin esquinas.
Por Jorge Cadús
Foto principal: Cooperativa de Comunicación La Brújula
Menú del día
En 1974, el poeta Armando Tejada Gómez publicó su libro, Canto Popular de las Comidas.
El poemario obtuvo ese año el Premio Casa de las Américas, además de convertirse en un profundo símbolo de sabores, condimentos y platos cotidianos: el hombre y su comida de cada día. El pan y la lucha en sistemático combate contra las carencias; ante la miseria cotidiana, el rechazo a toda forma de sumisión. En ese libro, el poeta mendocino trazaba una geografía posible del Menú del día. Escribe Tejada Gómez: «el lunes se despierta labrador, metalúrgico, / ferroviario, bracero, pintor, oficinista; / avanza tumultuoso con todos los oficios / y simple, como un silbo, va a buscarse la vida».
En la mesa de los lunes populares, advertía el poeta, es necesario el puchero: » Yo suelo ver al lunes a eso del mediodía / en la fonda, en los bares, en las grises cantinas, / celebrando un puchero de rabo sustancioso / donde un coro de choclos sinfoniza la risa».
Sin embargo, en mitad de esas postales del metal y el fuego en la forja del trabajo y de la hornalla, Tejada Gómez advertía también: «el lunes se conduele del que no tiene lunes, / del lunes sin semana de los desocupados». Y señalaba que ese lunes doliente y silencioso, «pasa frente a sus casas como una estrella errante / donde hace cola el odio con los puños cerrados».
Detrás de los números
Las cifras se muestran, una vez más, de manera feroz: 1.686 empresas registradas ante la AFIP cerradas en cinco meses -el número más alto que se tenga registro en los últimos 50 años-; 139.874 despidos y 14.912 suspensiones en el periodo que va del 10 de diciembre de 2015 al 30 de abril de este año.
El informe elaborado por Darío Gannio es contundente, y muestra que en solo cinco meses, cerraron por lo menos 1.686 empresas registradas ante la AFIP. En base a los datos oficiales de ese organismo estatal, los sectores más afectados son la construcción, donde se registraron 700 bajas; comercio y reparaciones, con 367 cierres; hoteles y restaurantes, donde oficialmente hay 165 bajas; y la industria manufacturera, que sufrió 171 cierres. Además, hubo otros 283 cierres en el resto de los sectores productivos y de servicios. Y está claro que la situación termina golpeando en forma precisa la situación de los trabajadores, y se extiende a sectores relacionados que generan empleo indirecto.
En forma paralela, de acuerdo a un relevamiento realizado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), en el periodo que va del 10 de diciembre de 2015 al 30 de abril de este año, los despidos totalizaron 139.874 y las suspensiones afectaron a 14.912 personas.
Del total de personas alcanzadas por despidos y suspensiones, 60.024 (38,78%) corresponden al Sector Público y 94.762 (61,22%) al Sector Privado.
«Luego del impacto inicial que tuvieron los despidos en los distintos ministerios nacionales, carteras provinciales y municipales, los despidos y suspensiones del sector privado superaron ampliamente a los del sector público», señala el CEPA, que advierte también que los despidos y suspensiones se aceleraron en el mes de abril.
En el ámbito privado, la construcción es el sector que lidera el triste ránking de despidos y suspensiones, con 58.155 casos, seguida por la industria con 31.414 (12.000 de ellos en el área metalúrgica) y los servicios con 5.193 personas afectadas. Sin embargo, «los despidos del mes de abril estuvieron traccionados por el sector industrial en tanto éstos crecieron 66,87%, muy por encima de la variación del total de los despidos y suspensiones», señala el CEPA.
Los sectores alimenticio y automotriz presentan asimismo una porción significativa de despedidos, con 4.655 en el primer caso (con empresas como Cresta Roja, Havanna y Cervecería Quilmes, entre otras) y 3.755 en el segundo (con suspensiones en Fiat y Ford y despidos en Volkswagen y Renault); mientras que el sector Autopartes contabiliza 758 trabajadores despedidos y suspendidos, en firmas como Paraná Metal, Carraro Argentina, Argentoil y Gestamp, entre otras.
Detrás de cada uno de esos números, claro, late una historia concreta, cotidiana.
Una crónica con nombre, apellido y urgencias. En ese repaso cotidiano entre la incertidumbre y la resistencia, se suma la situación de un puñado de empresas referentes en la región, que atraviesan procesos de reestructuración o venta, donde siempre los últimos a tener en cuenta son los trabajadores.
Un pool para Vasalli
La versión transitó en voz baja por los alrededores de las noticias desde principios de mayo, y se confirmó el miércoles 1 de junio, cuando el diario cordobés La Voz del Interior publicó en su edición papel y digital que un grupo de concesionarias se harán cargo de la empresa de cosechadoras Vassalli Fabril, de Firmat.
«Cinco concesionarios de maquinaria agrícola –entre los que están tres de la provincia de Córdoba– están a punto de quedarse con la fábrica de cosechadoras Vassalli, la única de capitales nacionales», comienza diciendo el artículo del periódico mediterráneo, apoyado en la palabra de Hugo Nicola, titular de una de las empresas: «el acuerdo para hacernos cargo de la empresa está listo en un 95%», sostiene el titular de Nicola Hermanos, firma asentada en Berrotarán, Córdoba.
De los cinco concesionarios que conforman el grupo, tres corresponden a la provincia de Córdoba: Nicola Hermanos; Girolami SA, de Isla Verde; y Aníbal Barbero, de Río Cuarto. Los otros dos distribuidores, son de la provincia de Buenos Aires: Mandrile y Aguirre, de Arrecifes; y Agrícola Noroeste SRL, de Colón.
Para La Voz, se trata de «los principales comercializadores a nivel nacional que tienen las cosechadoras de las marcas Vassalli y Don Roque, fabricadas en la ciudad santafesina de Firmat. El resto de la red nacional de distribuidores, unas 30 empresas, apoya la iniciativa».
El periodista Alejandro Rollán, que firma la crónica, puntualiza también que «los futuros dueños de la empresa, ya adelantaron dinero a los empleados»; y advierte: «entre los detalles que faltan está la respuesta del Nación a la propuesta de pago. La empresa le debe al banco alrededor de 198 millones de pesos».
La negociación «incluye la transferencia accionaria al grupo de concesionarios», indica la noticia, y aclara que «el compromiso asumido por los actuales dueños –descendientes de Roque Vassalli– y los futuros propietarios es no despedir personal». En ese sentido, la nueva administración «prevé que la empresa diversifique su producción sumando nuevos productos como equipos viales y ferroviarios entre otros. ‘Si tenemos en cuenta la cantidad de trabajadores que tiene la empresa, es posible incorporar nuevos productos a la oferta comercial’, aseguró Nicola a La Voz».
Ese mismo día, el mismo Hugo Nicola confirmaba la noticia al portal Firmat24: «la fábrica atraviesa una situación muy difícil que se complica más sin un salvataje. No hay muchos interesados en agarrar un combo con más de 500 empleados y muchas deudas» dijo y aseguró que el compromiso es mantener la planta de operarios y, en un futuro, diversificar la producción de la firma que, sólo para abrir sus puertas, requiere entre 12 y 15 millones de pesos por mes. Además, el grupo de concesionarios aportó dinero para comenzar a saldar los sueldos atrasados y se encuentra negociando la refinanciación de los casi 200 millones de pesos que la empresa adeuda al Banco Nación. No venimos a echar culpas sino a evitar que la fábrica cierre», sintetizó el empresario cordobés.
La deuda de Vassalli Fabril con sus trabajadores no es menor: para principios de junio, trepa a tres quincenas y un aguinaldo entero; que se suma a una situación límite con el Banco de la Nación Argentina, donde los compromisos de la firma rondan los 200 millones de pesos. Quizás por eso, es el propio director del Banco Nación y empresario ligado al sector, Carlos Castellani (titular de la firma Apache, de Las Parejas), quien motorizó varias de las negociaciones para «conformar un pool inversor con algunos concesionarios de la firma fabril».
La guardia en Paraná Metal
En diciembre del 2015, la empresa Paraná Metal, perteneciente al Grupo Indalo, cerró sus puertas, golpeando profundamente el corazón y la vida cotidiana de más de un centenar de operarios oriundos de Villa Constitución, San Nicolás y otras localidades de la zona.
Desde el mismo momento del cierre, se multiplicaron las promesas de reconversión por parte del Grupo Indalo; así como las versiones sobre capitales interesados en invertir o cambio de manos.
En estos días, la promesa tomó forma de capitales radicados en Las Parejas, a partir de una serie de conversaciones abiertas con los hermanos Edgardo y Carlos Capisano, gerentes de la firma Acerías 4C SA.
La empresa, radicada en esa localidad santafesina, se especializa en la fabricación de componentes para distintos rubros de agromáquinas y otras actividades productivas. Fue fundada en diciembre de 1976 por las familias Capisano, Castellani, Coria y Ciani; y según reza su página web, «de la conjunción de estos cuatro apellidos surgió el nombre. Con el tiempo se retiraron de la sociedad las familias Coria y Ciani». El grupo gerencia también la fundición Acerías Sauce Viejo SA, que adquirió en el año 2004. Entre las dos plantas, forman un plantel de 150 operarios.
En forma paralela a las negociaciones y los rumores, los trabajadores despedidos -que temen que la planta se vaya vaciando- instalaron una casilla de vigilancia en el ingreso de la autopartista. Allí funciona una guardia de ocho ex empleados, con turnos rotativos para custodiar el lugar ante posibles saqueos o vaciamientos. La consigna es «cuidar nuestro lugar de trabajo», en palabras de los propios trabajadores; que hacen pie en una iniciativa surgida «a partir de que comenzaron a faltar algunas herramientas dentro de la planta que tiene sus puertas cerradas desde noviembre del año pasado».
Mujeres en la intemperie
El informe «Apuntes sobre la situación laboral de la mujeres», elaborado por el Instituto de Estudios y Formación (IEF) del CTA, aporta una mirada con perspectiva de género alrededor de la situación laboral en estos tiempos.
«Partiendo de una devaluación que alcanzó un pico del 62% en marzo y que ha disparado un proceso inflacionario que acumula alrededor de un 20% desde diciembre a hoy pero se proyecta por encima del 40% para fin de año, pasando por la política de despidos y cesantías en el ámbito público y privado que ya se cargó con más de 150.000 puestos de trabajo, hasta los aumentos de tarifas aprobados en estos últimos tiempos y que destruyen los salarios -ya insuficientes, de antemano-; son todas políticas que favorecen la concentración económica y repercuten negativamente en la clase trabajadora. Lamentablemente, el INDEC no ha publicado hasta la fecha los datos actualizados sobre indicadores sociodemográficos ni de mercado laboral para todo el ámbito urbano, lo cual nos sería de gran utilidad para poder realizar análisis contemporáneos con los hechos que están ocurriendo», sostiene en sus conclusiones ese documento; aunque puntualiza que «sin embargo, es fácil deducir que la crisis económica que vivimos hoy en Argentina repercute con particular violencia sobre las mujeres, por diversas razones».
«El aumento de la pobreza y los tarifazos las afecta directamente ya que -producto de la lógica patriarcal que impera en nuestra sociedad-, son ellas quienes se hacen cargo de la administración del hogar y la alimentación y cuidado de los hijos, teniendo que ‘hacer malabares’ para estirar los recursos y llegar a fin de mes. La violencia doméstica también aumenta cuando la plata no alcanza y los hombres descargan sobre los cuerpos de ellas las frustraciones e impotencias que la crisis del sistema capitalista genera. Así también repercuten con más fuerza la desocupación, los despidos y la flexibilización laboral ya que uno de los factores que influyen en la violencia doméstica es la imposibilidad de muchas mujeres de ser independientes en materia económica. Entonces, la reducción del acceso al trabajo -o la pérdida del trabajo en sí- favorece el establecimiento de relaciones de dependencia de la mujer hacia el hombre, con todas las limitaciones para ellas que esto significa en términos materiales como simbólicos», puntualiza, entre otras cuestiones, el informe del IEF.
Incertidumbres
«Si esto no mejora, ¿qué va a pasar después de los tres meses?», se pregunta Antonio Donello, secretario General de la UOM, remarcando que el sector carrocero ve peligrar su producción por la apertura de las importaciones, haciendo tambalear entre 1.500 y 2.000 trabajadores.
En forma paralela, el titular de SMATA, Marcelo Barros, referencia la situación de los pequeños y medianos talleres que emplean en su conjunto a 8.000 trabajadores: «Son 500 empresas que están con problemas, con retiros voluntarios y suspensiones», advierte el dirigente gremial.
El propio gobernador Miguel Lifschitz admitió -por primera vez en seis meses- su preocupación sobre la «fragilidad laboral que atraviesa el país», y señaló que «es probable que en el sector precario del trabajador eventual, del cuentapropista que no está registrado, que no aparece registrado, haya un mayor nivel de desempleo en estos últimos meses o semanas. Hay preocupación, porque también hay señales de la economía y empresas que son preocupantes».
El mapa de las historias cotidianas de trabajadores que sufren la incertidumbre de la suspensión laboral o la venta y restructuración de la empresa que los contrata se extiende: en Firmat, sólo dos empresas (Cortes y Plegados Martincich y Marcibur) lograron acceder hasta el momento al tan publicitado «Fondo Rotatorio de Emergencia para el Fortalecimiento de Pymes», mientras los empleados de Alcal SA ven fracasar todas y cada una de las reuniones en el ámbito de la cartera laboral santafesina, y todavía no saben a ciencia cierta quién se hará cargo de la empresa después del 30 de junio; Bambi suspende 500 trabajadores y Gafa hace lo propio con 360 operarios; en Granadero Baigorria, Tractores Agrimar -nada más y nada menos que perteneciente al Grupo Taselli, con toda la carga de la historia del cierre de Electroclor, en Capitán Bermúdez- peligran 100 puestos de trabajo, con personal suspendido sin goce de sueldo por los próximos tres meses; y en Villa Gobernador Gálvez, los delegados del frigorífico Swift denunciaron a fines de mayo el despido de nueve operarios, del área mantenimiento y líneas de producción.
En el sector cooperativo, los trabajadores de la Cooperativa Textil Carreras (ex Plenit), tratan de gambetear los tarifazos y la apertura de importaciones; mientras que la cooperativa lechera SanCor -que conmueve directamente las fuentes laborales de 20.000 personas- siente los cimbronazos de su mala administración y la indiferencia del gobierno nacional, aunque su vicepresidente, Walter Martino, asegura que «no va a haber despidos» pero «seguirá la política de retiros voluntarios que la empresa tiene desde el año 1999».
Certeramente se denunció en el plenario del Movimiento Sindical Rosarino, «enfriamiento de la economía, baja del consumo interno, inflación descontrolada, tarifazo, devaluación y desocupación son factores desencadenantes de mayor pobreza y de disciplinamiento laboral».
En el menú del día se escribe, urgente y necesaria, la receta de don Armando Tejada Gómez:
«Pienso que si los lunes se pusieran de acuerdo, / como ya sucedió y sigue sucediendo, / todo amanecería violentamente hermoso / y en todas las cantinas cantaría el puchero».